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domingo, 17 de febrero de 2013

Propuesta para hoy, día 17 de febrero. 3ª SERIE. "La Maison Rose". Casagemas. Germaine. Picasso.


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Este bar-restaurant, a una de cuyas mesitas me encuentro, tan ricamente, bebiendo un cuartillo de calvados, tiene una historia penosa que no se aviene con el gracioso color de su fachada. "La Maison rose", junto con la "Casa Azul" y la "Casa Amarilla", forman la trinidad trágica de la edilicia poético-pictórica. Hombre, también está "La casa negra" esa secuela de S. King y "La casa verde", segunda novela de V.Llosa... Las otras casas coloreadas o son abominables o son albergues rurales, o ambas cosas.




No es frecuente que en pleno mes de febrero pueda uno tomar una copita al aire libre, aquí en lo más alto de la ciudad de la luz. Y creo que es el sitio adecuado para rememorar los acontecimientos desgraciados que paso, empezando por el final, tal como aconsejaba Poe, a relatar.

Picasso había roto con Dora y para rubricar el alejamiento le compró una casa en Menerbes, Vaucluse, que pagó, por si había aguna duda, con una naturaleza muerta. Había conocido a Françoise Gilot. 


Una mañana de un día de los años cuarenta, así de esta manera tan imprecisa lo recuerda Françoise (y, de forma aún más imprecisa, yo lo recreo), Pablo me llevó a Montmartre para que conociera los lugares donde su esperanza se fue transformando en gloria*. Cuando pasabámos por una casita rosa, situada justo en la confuencia de las calles Abreuvoir y Saules, enfrente de la casa de Arístide Bruant, soltó mi mano y se dirigió a la puerta. Llamó y, sin esperar respuesta, abrió y entró. Le seguí. De la penunbra inquietante surgió una señora que a mí me pareció una vieja a las puertas de la muerte, pero que, en realidad, como supe después, no pasaría de los 65, la edad de Picasso. Pablo y ella recordaron agunas escenas de la juventud; A Germaine Pixot, antes Florentain, pero nacida Laure Gargallo, de clara ascendencia española, se le saltaron las lágrimas. Picasso le dejó algún dinero encima de la mesa y salimos. Puede que Germaine se pagara una dentadura postiza. Pocos se enteraron de su muerte dos años después. Sífilis...¡como era de esperar!

Yo sitúo la escena en abril del 46. Otros en los cincuenta (¡!)

45 años antes ocurrió el acontecimiento fatal. Lean Vds. las siguientes "propuestas" y se pondrán en el disparadero:



Casagemas volvía exhausto y destruido y no precisamente por la descomunal exhibición internacional, sino por los excesos de "La Arcadia bruta" en que se convirtió el estudio de Nonell: Picasso y Odette; Pallarés y Antoinette; y Casagemas, que hacía lo que podía con Germaine... Modelos por necesidad y afición. Volvía exhausto y roto: Germaine había evidenciado lo que él sospechaba.Y a esa evidencia le había añadido una pizca de sarcasmo.



Lo que quiero decir es que volvía enamorado, amoratado de amor, de amor atado. Ya en el tren que los conduciría a Barcelona, se negó a hacer el suduku y le temblaba su frágil barbilla de niño. Pasaron las navidades juntos, y viendo, Picasso, que la cosa se tornaba grave, se lo llevó a su Málaga natal a pasar el fin de año. Casagemas no encontraba consuelo ni en las tortillas de chanquetes. Picasso se largó a Madrid y Carles desapareció...
...Y anunció su llegada a París para el 16 de febrero (1901). Vestía un extravagante traje de terciopelo verde-Munch con una rosa roja prendida en el ojal. En el andén le esperaban Manolo, Pallarés, Odette, Germaine... Cuando el desventurado vio a "dueña de sus pensamientos", se arrojó a sus pies y, ofreciéndole la rosa, se ofreció en matrimonio. Germaine miró a Manolo y una carcajada estremeció la estructura férrea de la recién inaugurada estación ¿d'Orsay? Tragó saliva, se recompuso y los citó a todos para el día siguiente en el Hippodrome del Bouevard de Clichy: Tomaremos algo, cenaremos juntos y nos despediremos. Yo Pago. Y se fue al estudio en la casa de Mañach, que había compartido con Picasso. Allí (h)ojeó La Vanguardia del día: Quedaban restos de la nevada del 15. Alguien comentaba la muerte del autor de la Dolores. Se entretuvo leyendo la reseña que se hacía de una importante conferencia que, en el Ateneo, había dictado Ernest Vendrell: "L'acció moral moderna: Tipus representatius": El conferenciante se había extendido en la potencia moral de la ciencia, la gestación de un hombre nuevo y la configuración de las ciudades del futuro; Zola fue el autor más citado. La huelga de cocheros seguía. En Madrid la cosa volvía a la normalidad. En la gran sala del Novedades (antigua academia de billar) se proyectaría la gran película (200 metros) sobre el entierro de la reina Victoria. En els Quatre Gats también había algo programado. En la primera página, en la de las esquelas, se anunciaba el Pectoral de cereza del doctor Ayer: en España todo va atrasado, se dijo. Antes de apagar el gas, recortó cuidadosamente el último cupón que le valdría pora un barómetro y lo guardó en el bolsillo de su estrafalaria chaqueta.

El domingo 17 se levantó tarde y subió hasta le Lapin que, desde que Aristide Bruant lo había salvado de la destrucción y se lo había confiado a Frédé, se había convertido en un verdadero hogar (y zoológico). Almorzó en compañía de todos los animales de la casa. Vagó por la Butte, y a eso de las 18:00 se dejó caer hacia Clichy. Quiso pasar por rue Gabrielle. Bajó por rue Drevet, quebró en Trois Frères, divisó a lo lejos el futuro "muro de los te amo" y creyó leer su nombre junto al de Germaine. Siguió por Ravignan y desembocó en Germaine Pilon. Robó una temprana flor mortal de rododentro. Se la engarzó en el ojal. Levantaba olas de pasmo. Parecía el diablo verde de la Closerie des Lilas. Cuando llegó a su destino, hoy Palace café, entró y preguntó por la mesa reservada. Tomó asiento y pidió un Amere Picon. Manolo, Germaine, Pallarés, Odette y Álex Riera llegaron juntos. Se sentaron. Germaine junto a Manolo, enfrente de Charles Casajemas. De los demás no tomó nota. Pidió Picon para todos y a Germaine, además, la mano. La mujer, guapa y desenvuelta, volvió a poner en evidencia, ahora en público, la ineptitud de Carlitos. Carlitos se levantó y con toda la "pompa y ceremonia"* que el momento exigía, sacó un revólver del bolsillo donde solía llevar la cartera y disparó contra la "novia": "¡Eso para tí!", en francés, naturalmente, para que todos los clientes se enteraran, y "¡Voilà, pour moi!". El primer disparo se desperdició. El segundo le hizo un hoyo en la sien derecha, como para plantar un hibisco o flor del beso. Los aperitivos acababan de despegar de la lustrosa barra de madera tropical. Trasladaron al moribundo al desaparecido Hospital Bichat, en el 81 de la misma calle. Murió a las once de la noche. Quizás no venga a cuento (o sí), pero fue una lástima que Landsteiner aún no hubiera tenido a punto su descubrimiento de los grupos sanguíneos*... quizás se hubiera podido intentar algo.
Sobre la mesa del restaurante quedaron unas cartas.



El muerto al hoyo y el vivo al bollo, se dijeron para aligerar la tremenda impresión, de la que no se repusieron, si es que pudieron, hasta muchos años más tarde. El 19 de febrero un tal Enric de Sorarrain (no fue Brossa) se encargó de enterrarlo en una parcelita que compró para tal efecto en el cementerio de Saint-Ouen, en las afueras de París (7ª División Av. Del Este esquina Av. Du Rond-Point). El tal Enric, de segundo apellido Milans del Bosch, era marido de su hermana Lluïsa y, amante del deporte como era (y hombre de orden), llegó a presidir la Asociación catalana de ciclismo.



-- Garçon! Tráigame un Amer Picon con una rodajita de naranja.

--¡Demasiada exigencia! ¿No le parece? Además no empecemos con las conmemoraciones que acabo de cambiar los mantelitos.

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¿Que qué unía a Carles y Pablo aparte de la acumulación hiperbóica de nombres de pila, además de que sólo tuvieron hermanas (Casagemas tenía tres, como el cuento de Chéjov que estaba a punto de salir a la luz), de que ambos fueron excluidos (por compra o influencia) del servicio de armas, de que fueran pintores y en un estilo similar, emparentado con lo que, en general, podríamos calificar de "jugendstil", de que tenían la misma edad? En tan sólo año y medio se hicieron inseparables. Ambos expusieron por las mismas fechas en Els Quatre Gats. El padre de Carles les pagó el billete a París. Compartieron estudio en Barcelona (Passeig de san Joan) y en París (Nonell y Mañach). Picasso no se refirió a la muerte de Cagemas y a las circunstancias hasta pasados muchos años. No me internaré en las interpretaciones de N. Mailer, ni en las sugerencias de Bataille, ni las de Susan S., ni en las hipótesis freudianas, quien, por cierto tenía, por entonces, en prensa su Psicopatología de la vida cotidiana. No lo haré: Pero está dicho.

                 



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Picasso se enteró en Madrid. Sólo cuando Arte Joven se reveló un fracaso, volvió a París. Era mayo. Se instaló en el estudio del bouevard de Clichy, cedido por Mañach. Manolo estaba liado con Germaine. Picasso se la disputó y no sólo se quedó con ella, sino que se lo comunicó, ufano, a Utrillo, que leyó la carta entre carcajadas, y algo melancólico, en la oscuridad dels Quatre Gats. Germaine, "novia" de Carles; el mismo estudio que había compartido con él; la misma cama... ¿Realmente era Germaine con quien se acostaba Pablo? Picasso, pura inercia, aún no se había parado a pensar.

En marzo se presenta en París la gran retrospectiva de Van Gogh.
En junio expone en la Parés junto con Casas. E inmediatamente en la galería-almacén de Vollard donde conoce a Max Jacob.
En septiembre muere Tououse -Lautrec y tiene lugar una magna exposición. Mañach le ha dado a conocer a Gauguin. Matisse está ocupado en El siervo, su respuesta escultórica al Hombre que camina de Rodin. Miró tiene 8 años; Nolde, 33; Kirchner, 21; Munch, 38; Holdler, 47; Monet, 61; los de la colla del safrà rondan los 30; Russiñol y Casas andan por los 40; Los nabis, rozan la "mitad de la vida" ; Apolinaire, 21; Jacob, 25; Klimt, de 39 años, acaba de presentar La Filosofía y tiene lista La Medicina. En 1903 acabará la trilogía con La Jurisprudencia. Por si fuera poco, ha tenido tiempo de iniciar a la futura señora de Mahler en las delicias del flirteo; Schiele, 11 años; Kokoshka, 15; Böcklin acaba de morir a los 74 años; Redon, tiene 61; W. Benjamin, es un niño de 9 años. Steilen, 42; Gris, 14; Kandinsky, 35; Mondrian, 29; Matisse, 32; Braque, 19; Picabia, 22; Duchamp, 14 y Breton aún no ha entrado en el uso de razón...

Los dioses antiguos han muerto, (o están graves) y los nuevos aún no han nacido.

Gauguin, morirá en 1903 y Cézanne se le reunirá en 1906...¡ya fuera de cuadro!

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Y fue entonces cuando a Picasso le entraron arcadas y se puso más azul que verde la chaqueta del difunto. Sobre los significados otorgados a azul ya he dicho algo en alguna otra propuesta.
Bien, los de la colla del safrà se habían especializado en gente pobre, así de una forma general, como si la pobreza fuera una pedregada inesperada e irresponsable. Nunca se interesaron por la clase que trabaja para ser pobre, pues, como es sabido, con el trabajo no se sale de pobre. Cultivaban la conmiseración (y el amarillo-ocre). Tampoco Picasso fue más allá. Sus figuras lastimosas lo son por conflictos o causas no enunciadas. Brotan como por generación espontánea...Sus personajes solitarios, reconcentrados, parecen purgar alguna culpa desconocida. Sobre ellos ha caído una maldición bíblica, El Greco, mediante.

Fue (¡aceptado!) la muerte de Casagemas lo que impuso ese giro tan formidable que supuso su pintura azul. Bien es cierto que Mujer en azul, pintada en Madrid a principios de 1901, lleva azul en el nombre y en la parte inferior derecha de cuadro, según se mira; sin embargo ni la tematica, ni la composición, ni la textura tienen nada que ver con lo que asociamos a la "época azul" y sí más con las derivaciones postimpresionistas. La obra fue presentada a Certamen Nacional de Bellas Artes de Madrid de la primavera de 1901... y allí se quedó. El primer premio fue para Sorolla que también estaba retratando tullidos en la playa de la Malvarrosa. Tampoco son azules las obras siguientes. El verde es el que se adueña de lienzo. Será poco a poco que azul se imponga, la pincelada se tranquilice, los planos se agranden y la melancolía impere. Y no olvidemos los procaces dibujos que sobre las correrías puteras de los hermanos Soto, Pallarés y él mismo, realizó en pleno ecuador de esa época que creemos de mortificación y penitencia.

Dicho lo dicho, aceptamos el componente expiatorio...

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... que se plasmó en tres pinturas significativamente complementarias, con sus correspondientes estudios previos, lo cual, en Picasso, era preceptivo.

  • La muerte de Casagemas.
  • El féretro de Casagemas.
  • El entierro de Casagemas.


Miren y comparen. La primera, influenciada por la reciente revisión de Van Gogh, muestra el hoyo violáceo del tiro. La luz-vagina de la vela pone las cosas en claro. 



En la segunda esos motivos han desaparecido y la pura tristeza se ha impuesto. En la última, un paraíso, casi musulmán, envuelve al desgraciado que, en el mundo, no pudo satisfacer sus deseos carnales. La eternidad te reserve, amigo mío, placeres sin cuento. Que Germaine suba a tu caballo blanco y os perdáis por las veredas de gozo.



Picasso nunca más volvió sobre el tema. Germaine, pasados cuatro años (cuando Picasso se internaba decidido en su época rosa, de la mano de Fernanda) se casó con Pixot (Pichot). Convirtieron lo que era una pensión familiar en La Maison Rose y se dedicaron a servir comidas y destilados de Espíritu Santo. El local tuvo un éxito razonable. Utrillo ("Litrilo") lo inmortalizó, con esa inmortalidad infantil que le era propia. Su "padre", preparaba los fastos de la Exposición de Barcelona. Germaine Pixot, quedó viuda en el 25. Y aguantó, conocida como tante Laure, como pudo, hasta el 48.



Me levanto, pido la cuenta: "¡Voilà, pour toi!" ... y me alejo Abreuvoir abajo.

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El cuadro resumen de la época y de sus sentimientos por Casagemas es La Vida, pintado sobre Los últimos momentos, cuadro pretexto para su primer viaje a París: había sido presentado y aceptado en el Pabellón Español de la magna exposición internacional. Hizo desaparecer el primer motor, que mueve sin tocar por la pura fuerza de afecto. Sólo los rayos incógnita ("X") revelaron el detalle. Röntgen recibió ese año el premio nobel de física. Y la radiografía de la mano de su esposa, anillo incluido, quedó como muestra de un nuevo y siniestro estilo artístico.



1903. Picasso está en Barcelona. Se ha librado de los alborotos de la huelga general del otoño anterior. El cuadro fue pintado en su estudio de la Riera de san Joan.

En cualquier manual encontrarán alguna atrevida interpretación. Yo sólo les recordaré que el personaje de Casagemas era, originalmente el propio Picasso. Sobre la composición habría mucho que decir y sobre la ambigüedad del espacio en que se desarrolla, si se puede permitir ese verbo aplicado a tan estática representación, también. Picasso es, sobre todo, pintor.

Cuando, en 1925, como queda dicho, murió Pixot, a Picasso se le revolvieron las tripas y los recuerdos, que vienen a ser lo mismo. La bailarina es Germaine, el bailarín desdoblado de la derecha (según se mira el cuadro) representa a Pixot, en cuerpo y alma. Y el que divide y une es, sin duda, Casagemas: 


Los tres bailarines. Infortunado Casagemas que sólo es conocido por su suicidio, él, e más talentoso de la colla.
Picasso era una figura mundial. Por entonces estaba con los ballets rusos y andaba a la greña con Olga, que había sucedido a la difunta Eva Guel ("ma jolie") que había sucedido a Fernanda y que sería sucedida por Marie Thérèse Walter. Sic transita gloria mundi.


7. Germaine

   


















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