Esta
es la historia de cómo perdimos los paisajes de la infancia. Y, naturalmente,
de cómo el capitalismo depredador ha convertido en un infierno lo que era un Edén. De cómo arruinaron la higuera de
mi patio, arrancaron el palo santo,
desenraizaron los dos limoneros y mandaron a tomar polculo las flores de temporada. De la casa ya ni hablemos. Es una
historia conocida. Otros perdieron la vida “in
traslation”. En fin, de cómo se produjo un proceso de proletarización, de
expolio y gentrificación urbana.
El
Mediterráneo se convirtió en un estercolero y sus hermosas y laboriosas orillas
en acumulación de detritus. El siguiente paso será hacer llegar el océano a los
desiertos de Mongolia y que ruede la historia…
PREFACIO
1.
“Compra a su nombre terrenos sin
urbanizar y construye casas por medio de hombres de paja. Esta gente redacta
los contratos de construcción y pagan a los contratistas con letras a largo
plazo. Por una pequeña suma pasan la posesión de las casas a mi marido y se
escabullen de su deuda con los inocentes contratistas declarándose en quiebra”.
H. Balzac, “Papá Goriot”)
PREFACIO
2.
“Es cierto, la disposición inicial
de ese barrio era mala, no se podía sacar gran utilidad de ella; pero, ¿han
hecho algo los propietarios de casas y la administración para mejorarla cuando
se han puesto a construir allí? Al contrario; donde todavía había una parcela
libre se construyó una casa, donde quedaba una abertura superflua se la cercó;
el aumento en el valor de los bienes raíces ha corrido parejo con el desarrollo
industrial y, mientras más se elevaba, más frenéticamente se fabricaba, sin
consideración alguna por la higiene o la comodidad de los inquilinos, según el
principio: Por inconveniente que sea una casucha, siempre habrá un pobre que no
pueda pagar una mejor, siendo la única preocupación la de obtener la mayor
ganancia posible. Pero, ¿qué quiere usted?” (“La situación
de la clase obrera en Inglaterra”. Engels, 1845).
INTRODUCCIÓN.
“(…) atado a los lugares apenas por
un hilo de estímulo nostálgico, y por la desvalorización de un solar semiurbano
que ya no era panorámico, sólo obtenía reveses. Dictada por este estado de
ánimo, la frase: -Si todos construyen, ¿por qué no construimos también
nosotros?-(…) habían sido la semilla de una ya larga serie de discusiones,
proyectos, cálculos, indagaciones, trámites. Y ahora, precisamente, Quinto
regresaba a su ciudad natal para emprender una especulación inmobiliaria.”
(Italo Calvino. “La Especulación Inmobiliaria”. Editorial Bruguera. Barcelona,
1981).
DESARROLLO.
“Caisotti, sentado en una butaca
“Voltaire”, con las manos agarrados a los brazos, tenía una cara cerrada y
torva. La abogada hojeaba sus papeles…Así pues el día 18 de junio cuatro tubos
de riego de una longitud de…” (I. Calvino: “La
especulación inmobiliaria”)
Corría
el año 1954. De Gasperi moriría en Agosto y Coppi, aún en vena, estaba a malas
con la curia por su “mala vida”.
Gasperi, sin embargo está en proceso de beatificación… ¡lo que son las cosas!
A
Quinto, historicista y comunista
partidario del “progreso” (para más
inri) y a su hermano Ambelio, de la familia Anfosi, les da por meterse a
constructores (sumergirse en la vida) y destrozan el jardín de la casa
familiar. Lo que promete ser un negocio suculento se convierte en un enredo
típico. Pero, en fin, lean Vds. la novelita y verán cómo la cosa viene de
lejos…y de paso se enterarán de lo de los tubos de riego…y de cómo la democracia
cristiana se fue haciendo poco a poco con los resortes del poder. Comparen el
primer párrafo con el último… las páginas que los unen es la historia de esa
transformación.
Es
una especie de miniatura de lo que pasó en La Manga.
Para
mí que la novela es el contrapunto de “El
barón rampante” (escrita al año siguiente). Esta es un arrebato lírico
lleno de nostalgia por lo perdido y aquella una sórdida descripción del proceso
de pérdida.
Por
aquí se anunciaban profusamente productos contra la carcoma, la polilla e
insectos de toda índole y condición. En Madrid actuaba “Eduardín y sus enanitos”.
Camomila INTEA: “El nene está muy guapo
con su pelito rubio”. España
entera había celebrado por todo lo alto el “Corpus
Cristhi”: procesiones y corridas de
toros. En Huelva un novillo había cogido a Rafael Carbonell: murió en la
enfermería. Joselito Romero acabó con la res de un pinchazo, media y descabello. Se oyeron algunos aplausos
entre una oleada de silbidos al toro que había tenido la ocurrencia de defenderse.
Seguían
en cartel: “Tarzán contra el Mau Mau”
y “Reportaje“ de Emilio Fernández. Se
ofertaban relojes Roskoff, y al mismo
tiempo se proclamaban las maldades sin cuento del comunismo. Llegaban las
primeras armas americanas y se dictaban normas estrictas sobre la moralidad en
las playas. Se anunciaban casas montables-desmontables.
El Barça de Suárez, César, Moreno y Manchón y el Valencia de Quincoces II,
Puchades, Pasieguito… se jugaban la copa del Generalísimo (por cierto, ganó el
Valencia por 3 a cero. Fuertes marcó dos goles y dio la asistencia a Badenes
para que hiciera el tercero, que fue el segundo. Fuertes tuvo unos años
fértiles y su declive fue paradigmático: Gandía, Sagunto, Buñol. Había nacido
en Benimamet). En el ABC se podía leer
un interesante reportaje sobre “San
Miguel en su Monte” (sic). El cronista viajero se refería a “Mont Saint Michel”. El Instituto Oficial
de la Vivienda quería construir a un ritmo de 10.000 viviendas al año.
Los
turistas se amontonaban al otro lado del Aneto con las cremas bronceadoras y
las vestimentas procaces preparadas. Vestían pantalón hasta la rodilla,
sandalias y calcetines. Portaban en bandolera una máquina de retratar y
esperaban a que dieran la señal para abalanzarse (Pirineos arriba, Pirineos abajo)
sobre las playas vírgenes del levante español. Aquí cocinábamos toneladas de
callos, miles de paellas y lo que sobraba se lo echábamos a los conejos. La
gente se movía a impulsos de la necesidad. Las cementeras calentaban motores.
Las multitudes compraban maletas de madera y esperaban el día de poder usarlas.
Otros mataban el tiempo en la trena. Algunos, los menos, zigzagueaban a lomos
de una Vespa… ¡Produciendo nosotros la Montessa,
la Ossa, la Lube…y tener que importar esa ridiculez….!
Así,
enumerando, podríamos pasar la mañana. Llegaría la noche y seguiríamos
enumerando: “Je me souviens…”.
Por
cierto, recuerden que tal día como hoy (1967) sobre el escenario de Monterrey Pop, Jimi Hendrix prendió
fuego a su guitarra, creando todo un género. Aquí el “Platanito” daba su histórica
estocada. Después de ridiculizar al novillete
hasta límites intolerables (besarle el hocico, “hacer el teléfono”,
tirarle del rabo…) llegó el momento de la verdad. Intentó cuadrar al toro: Le
arrojó al morro los restos de la muleta, nada. Lo intentó con “dos reales” que llevaba colgados como
amuleto, nada…el torete seguía mirando al tendido. Alguien, desde la cávea,
arrojó una hoja de lechuga. El novillo humilló para zampársela y en ese
momento, el “Platanito”, cuyo padre
había tenido un almacén de plátanos, se abalanzó sobre la bestia con el estoque
surgiéndole de la frente como un estrambótico unicornio. La espada recorrió el
lomo del cuadrúpedo y enganchado a ella, el torero se fue clavando las
vértebras del cornúpeta en su malnutrido pecho. El estoque se clavó en el rabo
y el diestro, haciendo pértiga del florete, dibujó una voltereta histórica que dio con él, de bruces
(naturalmente), en la arena del redondel. The
Who destrozaron el escenario. Entre unos y otros dejaron el escenario hecho
unos zorros.
“Je me souviens…”
Bueno,
voy (a contextualizar) al chiringuito. Como el paro no baja, la playa está a
parir. Las costumbres (mores) han
cambiado radicalmente. Sólo se mantienen las sardinas y los mejillones al
vapor… y los “grumos” familiares…
Creo
que por esta mañana ya está bien.
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