1.
Aunque más se perdió en la guerra
de Cuba, no debemos relegar al olvido a aquellos, ya de por sí olvidados de la mano de dios, que intentaron
defender lo indefendible en Filipinas. El águila americana les devoró los
hígados, mientras ellos, guitarra en mano, legaban una hermosísima y
melancólica canción a la posteridad olvidadiza.
La misma recomendación hacia aquellos anarquistas (“ilegalistas”, “individualistas”…) que, bombas en mano, intentaron el apocalipsis antes de que sonaran las trompetas de los siete ángeles: Mateo Morral (*), Sirakova (*) y su amante compañero Cheitanov (*), los condenados en el llamado “complot de Zurich” (*)…a “L’Avant-Garde” (*) y a “L’Unique” (*) de Armand….¡Gloria eterna (y reflexión)! Y a los que atentaron, por segunda vez en dos meses, contra Guillermo I y fallaron (*).
Hoy es imperativo preparar unos
espaguetis a las tres salsas: Carbonara,
Genovesa y Arrabiata. Escojan Vds. El omnipresente Garibaldi (*), “el héroe de los dos mundos”, da para
todo.
Atatürk nació en Tesalonica (otomana, pero no turca) y al frente de los “jóvenes turcos” consiguió, convirtiendo el Imperio Otomano en Nación Turca, mantener lo mantenible. Garibaldi, nacido en Niza (Piamontesa, pero no propiamente italiana) al frente de la “Joven Italia”, fue capaz de (re) construir (volver a la idea napoleónica que el Congreso de Viena desbarató) la unidad italiana, además de fabricar velas en Nueva York. Y es que parece que la estrategia “de la periferia al centro” ha tenido éxito. También Jaume I nació en Montpellier…Por cierto, tal día como hoy, del año 1946, Italia votó en referéndum el final de la monarquía, a favor de una república.
2.
Edward Elgar, nació tal día como
hoy, del año 1857. Yo resaltaría de él su, casi póstuma, pasión por el fútbol,
que le llevó (como a Sabina) a escribir un himno para el equipo de sus dolores,
el Wolverhampton wanderers F.C.
Destacaría también su más antiguo gusto por el ciclismo y por las carreras de
caballos. Naturalmente era músico (ya lo saben Vds.) y en su “Pompa
y Ceremonia” se han “encevichado”
millones de cerebros y corazones. Dirigió la banda del asilo psiquiátrico de
Ponick y fue profesor de violín en un colegio para hijos de “hombres” ciegos. No es extraño, pues,
que su obra maestra fuera bautizada como “Variaciones
Enigma”.
Lo del fútbol, aunque les parezca
extraño, tiene su miga filosófica (dejemos a parte a Kafka, Camus, Sartre…) Ya
en los últimos días del “otoño de la edad
media” o primeros del Renacimiento, Nicolás de Cusa, se entretuvo en
analizar el incipiente “juego de pelota” en el que dos grupos enfrentados peleaban por
la posesión de una esfera e intentaban introducirla en la portería contraria:
La esfera sería una representación de la divinidad. Los saltos y corredizas de
los participantes: los esfuerzos por alcanzar el conocimiento de dios…aún a
sabiendas de que el esfuerzo será
inútil. El calcio es una combinación
desordenada de contrarios, de orden y caos, de violencia y mansedumbre, de
agitación y calma. Contradicciones (contrarios) que se resuelven
(transitoriamente) en el momento glorioso del gol, gracias al cual, el
afortunado, entra en contacto directo, intuitivo, con la naturaleza divina. Al
tal, le será imposible, si no es con mezquinas comparaciones, expresar la
grandeza y la inmensidad del acontecimiento inefable. Una “docta ignorancia” lo
invadirá y con ella tendrá que convivir el resto de sus días. “Sí. Yo estaba allí y rematé”. “Diblé a X y chuté”. “Fue muy importante para el equipo”.
“Me sentí muy feliz”…Meras palabras que no consiguen ni rozar lo numinoso del
asunto.
El caso de Heidegger abunda en el
asunto y convierte el fútbol en un
ejemplo del “Dasein” arrojado y
abierto al mundo. Y sus reglas y exigencias, modelos para una concepción “guerrera” de la vida. Ahí tenemos, pues,
al interior izquierda, un “ser-ahí”,
un “estar-en el-mundo” (terreno de juego), al que se le abren una multiplicidad
de decisiones…angustiado precisamente por eso. Estas derivaciones seguramente
ocuparían la mente del anciano filósofo cuando en 1961, tras las cinco (las
cinco primeras) copas conseguidas por el Real Madrid de Santiago Bernabeu (uno
de los promotores de la “Copa de Europa”),
se enfrentaron el Hamburgo y el Barça en un tercer partido (no existían las
prórrogas, ni los penaltis) que decidiría qué equipo pasaría a la final de
Berna (¡¡Benfica!!). El Barça había apeado al Madrid al comienzo de las rondas.
En semifinales el Barça había ganado,
como local, gracias a un gol del brasileño Evaristo (¡a pase de Kubala!). En
Hamburgo se puso de manifiesto la superioridad teutona…Pero, al estilo Iniesta,
en el último minuto, Kocsis, de cabeza (como le era connatural), permitió al
Barça pasar a la final….¡Tampoco valía el valor doble de los goles…etc…etc!
El desempate se jugó en el Heyssel
(¡¡) de Bruselas, el día 3 de mayo de 1961. De persistir el empate…la angustia…la ignorancia…se desharía con una moneda al aire.
Heidegger no tenía televisión
(pocos tenían), pero siguió el campeonato en la magnífica Telefunken del vecino. De igual manera (y con mucha más razón)
siguió este partido mítico y crucial. El Barça (¡quién lo iba a decir!)
demostró más entrega, rapidez, ingenio… ¡y obtuvo la recompensa!: Segarra pasa
a Kocsis, éste cede el balón a Czibor. Czibor chuta (chutar… ¡es poco! disparó un
verdadero obús que fracturó un pulgar del cancerbero alemán). El portero sólo
consigue repeler. Evaristo, desde segunda línea, remata…y ¡¡GOOOOL!!
Heidegger olvidó no sólo las
formas, si no también toda la reflexión metafísica. Pateó, vociferó, volcó la
tetera hirviendo sobre la mesa. Como consecuencia, arruinó el tapete, los
pantalones del anfitrión y la incipiente amistad vecinal… y se volvió a su
cabaña.
Por aquella misma época despuntaba,
en un equipo mediocre (Bayern de München),
Beckenbauer. Heidegger fue capaz de reconocer su (de Beckenbauer) futura
grandeza y su carácter imperial…En su interior lo nombró emperador del IV
Reich. En público se contentó con calificarlo de “genial”. El filósofo había sido un fino estilista y un regateador de primera (¡es sabido por
todos!). ¡Gracias Nicolás Alberto González!
Mientras, hemos estado oyendo las “Variaciones Enigma”… Y cuando terminen
Vds. busquen en “Yo tuve…” el
encuentro filosófico entre Gracia y Alemania (Monty Python) y
verán lo que es concentración y defensa de la posición.
3.
Desde tal día como hoy, del año
1537, sabemos que los “indios” americanos
son personas normales y tienen alma (¿). Paulo III así lo declaró en la bula: “Sublimis Deus”. Naturalmente que se excedió: o se pasan o no llegan.
Que los indígenas seamos humanos y
no hominídeos (o reptiles) pase… ¡pero
que tengamos, por obligación, alma…! Oiga… ¿Quién es Vd. para dotarme de ese
atributo pesado, aunque sutil? ¿Quién le otorga el derecho de destinarme a una
eternidad que no deseo? ¿Cómo y por qué me atribuye una estructura platónica,
cuando yo soy seguidor de Epicuro? ¿Acaso no se ha enterado Vd. que aquí, en
las Américas, ya vamos por la 123 edición de su “Carta a Meneceo”? ¿Acaso yo le he otorgado a Vuecencia la ligereza de la finitud? ¡Haga el favor de meterse en
sus cosas: cuidar de su concubina, alimentar a sus hijos y expoliar a la
cristiandad!
Si de verdad quiere Vd. nuestra salvación ¡pásenos un cargamento de arcabuces de palanca!
4.
Y sin embargo, tal día como hoy,
del año 1908, se elimina de un plumazo el “alma torera” de las mujeres. El Torín (la plaza de la Barcelontea)
que, como Vds. saben, tuvo, por la competencia, que especializarse en “bomberos
toreros” y en “mujeres toreras”, fue
decayendo hasta el cierre definitivo.
Físicamente no hay diferencia:
tanto da una mujer como un hombre. Lo del “paquete”
se hubiera arreglado colocando una bacinilla de barbero sobre el “monte de venus”. Ahora que,
psicológicamente, la ventaja femenina era abrumadora. Imaginen vds. a una
torera recibiendo de rodillas al cornudo. En cuanto asomara el morro por la
puerta le lanzaría un: “¿¡De dónde vendrás a estas horas!?” que
dejaría aturdido al cuadrúpedo. El pobre bicho indefenso y desorientado,
elevaría los omoplatos y frunciría el morro…pero se quedaría plantado,
humillado…o daría media vuelta y se iría a comprar tabaco.
O bien: “¡¡Tira por la izquierda, que acabo de fregar la parte derecha!!”…Y
el toro de puntillas iría mansamente hacia la ronda de naturales.
O directamente y sin
contemplaciones: “¡¡¡Que está fregao!!!”.
El rumiante entendería y pasearía cabizbajo por el pasillo, asomando el
morrillo por los burladeros a la espera de un buen aire que le permitiera un
momento de lucimiento.
La “corrida”
se convertiría en un hogar. Y, naturalmente, ante la expectativa de un
psicodrama, los espectadores se desanimaron. La prohibición estaba justificada
por el bien de la fiesta.
Por hoy…¡basta!
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