Tal día como ayer, 24 de mayo, del año
1871…Fue ocupada definitivamente la “rive
gauche”…El último intento corrió a
cargo del otro polaco: Wroblewski que, desde La Butte-aux-Cailles intentó un
ataque a la desesperada y consiguió pasar a la otra “rive”…hacia la Bastilla…la barricada de Austerlitz le daba
cobertura.
Montmartre ha caído. Se sospechan
traiciones…El círculo fatal se estrecha… Todos los que son se concentran en el
ayuntamiento del XI (plaza Voltaire). Allí
el desorden es total…Se ejecutan a dos sospechosos: uno que, chulo hasta el
final, murió insultando a la Comuna y el otro, un llorón: “¡Yo nunca me he
metido en política!”…¡¡Pues por eso!!...Esos son los peores…esos babosos
acomodaticios que no dudan en hacer lo que sea por mantenerse del bando
ganador…¡eso es no meterse en política!: ¡Apoyar siempre a quien tiene el
poder!
Se ejecutó a los rehenes: ¡la cohorte celestial!...murieron
como cochinos…gritando la injusticia de sus muertes…¡con eclesiásticas voces
chillonas!...y al caer, sus faldas negras entorpecieron la caída y cayeron de
la forma más indigna que uno pueda imaginarse…enrollándose en las sayas y,
dando un traspiés definitivo, fueron a parar al más allá de la forma más
ridícula. ¡¡Y porque tuvieron la deferencia de quitarle la mitra!!...
Los comuneros muertos se cuentan por
millares…como adoquines blandos y monstruosos formando barricadas informes…de
donde brotan ríos de turbios líquidos.
Hoy, día 25…la cosa, naturalmente,
empeora. Todo lo que queda de la Comuna y del Comité está concentrado en el
Ayuntamiento del XI. En las escaleras las mujeres, silenciosas, cosen sacos
para las barricadas…arriba (Vallès) el desorden continua.
La batalla se extiende por el Marais…Los
“gubernamentales” suben (y bajan)
hacia Châteu d’eau (República) y van concentrando fuerzas en la Bastilla.
Las barricadas de Magenta y Strasburgo
han caído…”Les pupilles de la Commune”
(10-17 años) aguantan varias horas en la de la calle Magnan…También caen.
LOUISE MICHEL
“Los de Versalles ocupan la barricada
Saint-Laurent en la unión del boulevard de Sebastopol, establecen baterías
contra Châteu d’eau y, por la calle de
los Recoletos, enlazan con el muelle de Valmy…En distrito III , se les detiene
en la calle Meslay, en la de Nazareth, en la de Vert-Bois, en Charlot y en
Saintogne. En el 2º, invadido por todos los lados, se disputa todavía la calle
Montorgueil”.
HAZAN
“En la confusión dramática en la que está
sumido el ayuntamiento del XI, Delescleuze toma la palabra. Para escucharlo se
hace un gran silencio…pues el menor cuchicheo habría impedido oír su voz casi
muerta.”
LISSAGARAY
(Dlescleuze) “dice que no está todo
perdido, que es necesario intentar un último y gran esfuerzo…que hay que
resistir hasta el último aliento. “propongo, dice, que los miembros de la
Comuna, ceñidos con sus fajines, pasen revista, en el Boulevard Voltaire, a
todos los batallones que se puedan reunir. Nosotros nos pondremos enseguida a
la cabeza…para reconquistar los puentes”. La idea arrebata a la asistencia…La
fusilería, el cañón de Père Lachaise, el murmullo confuso de los
batallones…entra a bocanadas en la sala. Ved a ese anciano, de pie sobre su
derrota, los ojos llenos de luz, la mano derecha desafiando la
desesperación…estos hombres armados , sudorosos por la lucha, suspendiendo el
aliento para oir esta adjuración que sube de la tumba; no es una escena más
trágica que las mil tragedia de este día.” (…)
“La plaza de Châteu d’Eau es asolada por un ciclón de obuses y de balas…
Alrededor de las siete menos cuarto…vemos a Delescluze, Joude y una cincuentena
de federados marchando en dirección de Château D’Eau. Delescluze, con su
vestimenta habitual, sombrero, levita y
pantalón negro, faja roja alrededor de la cintura (no muy evidente), sin armas,
apoyándose en un bastón. Temiendo algún pánico en Châteu D’Eau, seguimos al
delegado, al amigo. Algunos de nosotros se pararon en la Iglesia de San
Ambrosio para coger cartuchos…Más allá, Lisbonne herido es sostenido por
Vermorel, Theisz y Jaclard. Vermorel cae, a su vez, gravemente herido; Theisz y
Jaclard le relevan, lo llevan sobre una parihuela. Delescluze estrecha la mano
del herido y le dice algunas palabras de esperanza. A cincuenta metros de la
barricada, los pocos guardias que han seguido a Delescluze, se ocultan, pues
los proyectiles dificultan la entrada al boulevard.
(…) El sol se ponía detrás de la plaza.
Delescluze, sin mirar si era seguido, se adelantó… al mismo paso…el único ser
viviente sobre la calzada del Boulevard Voltaire. Llegado a la barricada, gira
a la izquierda y trepa por los adoquines. Por última vez, esta cara austera,
encuadrada en su corta barba blanca, nos apareció mirando a la muerte.
Súbitamente desapareció. Acababa de ser tirotedo, en la plaza de Châteu d’Eau.
Para más seguridad, los de Versalles lo
condenaron a muerte por contumacia en 1874.
VALLÈS
…………………………………………………………………..Alcaldía de
Bellville
Alcanzo a Ranvier en la alcaldía de
Belleville. Acaba de recorrer las líneas de defensa y está agotado.
¡Llueven los obuses! El techo está
agujereado y el encalado cae sobre nosotros. A cada momento nos traen detenidos
que quieren fusilar.
Rumor en el patio.
Me asomo a la ventana. Un hombre de
aspecto burgués, sin sombrero, escoge una posición cómoda, de espaldas a la
pared. Va a morir.
--¿Estoy
bien aquí?
--Sí
--¡¡Fuego!!
Cae…se agita un poco.
Un pistoletazo en la oreja .Ahora ya no
se mueve.
Mis dientes castañetean.
--“No
vas a encontrarte mal porque se aplaste a una mosca”, me dice Trinquet que
regresa limpiando su revólver.
E. RÉCLUS (versión libre)
Siguen sonando los fusilamientos de de la
otra orilla. Sobre las 7 o las 8 de la mañana vemos el Panthéon sin la bandera
roja…sin ese penacuo que le daba sentido a todo…¡Qué nos importa ahora ese
edificio…ese pastiche…!
Los de Versalles, limpiada la orilla
izquierda, empujan y caen en tropel sobre la otra orilla. La Guardia Nacional
no cede fácilmente…defiende la posición palmo a palmo…Incluso muertos,
amontonados, entorpecen el avance de los “gubernamentales”.
Y Thiers…¡el enano Thiers!...¡el corrupto
Thiers! ¡el asesino impecable! ¡el
paradigma de la mezquindad!... les llama cobardes y facciosos.
La barricada donde podría estar yo
(Réclus) ahora…está en el extremo del puente de Austerlitz…los cañones de Père
Lachaise le dan cobertura…Pero no durará mucho. Las bombas y los obuses caen,
incesantes, sobre los muelles, sobre las inocentes aguas del Sena…sobre la
barricada…y hacen saltar por los aires trozos de calzada, olas desconocidas o
material humano de la mejor calidad.
La casa tiembla, peligra…nos vemos
obligados a bajar al sótano…y subir de vez en cuando…
En el patio los conejos enloquecen de
alegría(¿) por tantas hojas frescas como caen de los árboles…¡no dan
abasto!...empiezan una…la dejan…empiezan otra…¡un festín!.
Una gallina clueca, cobija a sus pollitos
bajo las alas.
Las golondrinas siguen con sus vuelos rasantes
y su trinar estridente. Un mayo recalentado les incita.
¡Estamos vivos!
Encuentro a mi mujer y a mis
hijos…ninguno de mis amigos ha sufrido daños físicos (puede que la cabeza, más
tarde, cuando todo haya pasado, se resienta un poco y le dé por reproducir,
incansable, estos momentos que ahora suceden de forma hipnótica).
Cuentan que un obús atravesó limpiamente
la habitación donde se encontraban y destrozó la habitación vecina…(en todas
las refriegas se cuenta algo parecido): libros, piano, muebles…¡Pero estamos
vivos!...¿y quién vive aún?.
Los barcos lanzan cañonazos…Los obuses
derriban una casa cerca de la nuestra…la heroica barricada (500 contra 1) cae y
la tricolor ondea sobre los adoquines.
“Somos
35 personas, hombres, mujeres y niños, a
cubierto de los obuses, refugiados en la misma casa hospitalaria. Somos de
orígenes diversos; los burgueses son mayoría…Pero evitamos las alusiones
políticas.
¿Qué
diríamos?: “Eres tú, burgués…estos son tus aparatos mortíferos…tu cobarde
ignorancia y tu cruel egoísmo nos han acarreado los horrores presentes, los
pasados y los que nos esperan”
Ellos
dirían: “Eres tú, revolucionario desgraciado que con tus compadres y cómplices,
con tu obstinación criminal, obliga a los amigos del Orden a fusilarte (no lo lamento)
y a derribar mi casa y mi almacén…” ¡Qué desconsuelo!”
La Propiedad, el Orden y la
Religión…irrumpen bajo la forma de tres
soldados de pantalón rojo y de rostro más que rojo…¡violáceo! (de vino,
violación, violencia…) Descienden las escaleras del sótano…la bayoneta
ensangrentada por delante…¿Dónde están esos canallas?...¿Dónde están esos
cobardes?...Siguen bajando…¡¡Vamos a completar el trabajo!!...y casi en la
oscuridad, mientras relatan a las tinieblas sus recientes hazañas en la
barricada de Austerlitz, hunden (pues actúan como una sola persona) la bayoneta
en el primer vientre que el azar ha situado en la estricta trayectoria de la
afilada hoja… Con la pierna derecha sobre el pecho del inmediatamente muerto,
sacan la cuchilla al tiempo que ordenan: ¡¡de aquí no sale nadie!!
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