“De
joven recorrí todo este país, de este a oeste, y jamás vi otra gente que no
fuera la apache. Después de muchos veranos, emprendí de nuevo la marcha y
descubrí que otra raza se estaba posesionando de él. ¿Cómo era posible? ¿Por
qué los apaches parecen aguardar la muerte con resignación, como si la vida se
les escapara por la punta de los dedos? Vagan por las colinas y llanuras en
espera de que caiga el cielo sobre ellos. Los apaches fueron una gran nación,
pero son pocos los que ahora quedan; por esta razón desean morir y ofrecen su
vida con sus mismas manos”
(Cochise,
de los apaches chiricahua)
“No
quiero vagar más por las montañas, deseo cerrar un gran trato…Mantendré mi
palabra hasta que se derritan las piedras…Dios hizo al hombre blanco y Dios
hizo al Apache, y éste tiene tanto derecho al país como aquél. Quiero firmar un
tratado duradero; así, ambos podrán recorrer el país sin problemas”.
(Delshay, de los apaches tonto)
“Las
gentes de Tucson y de San Javier deben estar locas. Han actuado como si carecieran
de cabeza y de corazón…Deben estar sedientos de nuestra sangre… Estas gentes de
Tucson escriben para los papeles y cuentan su propia historia. Los apaches no
tienen a quien contarles la suya”
(Eskiminzin,
de los apaches aravaipa).
¡Lean
vds. sobre la “matanza de Tucson”!...¡Infórmense!...Les confieso
que sólo he podido aguantarlo con la ayuda de mi petaca de Terry.
No se confundan de matanza...porque en Tucson , como en casi todas las ciudades americanas, las matanzas condimentan la incomible cotidianidad.
No se confundan de matanza...porque en Tucson , como en casi todas las ciudades americanas, las matanzas condimentan la incomible cotidianidad.
La
misma primavera hacía florecer las estepas americanas y los geranios en los
balcones de París…Y tras la “primavera de
los pueblos” llegó “la primavera de
las naciones” (¿Estados?)…Los Estados a la búsqueda de “espacio vital”…“de seguridad estratégica”…“de territorios históricos”…“de fronteras naturales”…persiguiendo su
“misión civilizatoria” …se lanzaron a
la matanza generalizada… ¡La hora del reparto había comenzado!...¡Pobre de
quién se opusiera a tan nobles pretensiones!...¡sería masacrado y malquerido
por la historia!
Lo
que les digo a vds: ¡Odio de clase en
estado puro!...La burguesía sabe los que quiere y elimina los obstáculos de vez
en cuando…y mientras tanto continúa la guerra por otros medios.
Sobre
la “Gran epopeya americana”…¡Volveremos!...de
momento valga la referencia para contextualizar: Cuando el capital
acumula…¡empieza acumulando cadáveres!
La
cámara, en un travelling gigantesco, pasará de los apaches descuartizados de
Tucson a las calles de París, donde se libra una batalla decisiva: comunismo o
barbarie. ¡Ganó la barbarie!
Y
yo me pimplo dos fifti-fifti seguidos y un cuartillo de orujo. Consigo hacerme
un cigarrillo a lo Luky-Luke y sobre un viejo y antiguo mapa de París iré
reconstruyendo los hechos de la “Semana
Sangrienta”…el avance de la locura hacia, como un designio divino, el
interior de Père Lachaise (bastará con cavar un poco y ¡hala!...¡todos
adentro!) Así, sólo, no tengo vergüenza de llorar. Trazaré líneas, haré
círculos, proyectaré alternativas imprevistas, fabricaré escapatorias,
intentaré ataques por sorpresa…¡Como Blanqui desde el exilio!
El
Gobierno De Defensa Nacional no podía contener la marea de victorias prusianas
o romper el asedio de París sin armar a la clase obrera. Atrapada entre Prusia
y los “rojos”…prefirió rendirse a
Prusia. ¡El Orgullo Nacional!... ¡para otro día!..El temor al “enemigo interior” prevaleció.
Durante el sitio de París:
El gobierno no había tenido ni la
previsión de racionar el pan ni ningún producto de primera necesidad: Incluso
en esos momentos prevaleció el interés especulativo…etc…etc.
Mientras:
--el
populacho se zampaba los animales de compañía o los compraba (incluidas las
ratas “que tienen un sabor mezcla de
cerdo y perdiz”), según la calidad, entre 60 céntimos y 4 francos la pieza…
No sé el precio de la harina de huesos de muerto…
--la
pequeña burguesía, se zampó a “Pollux”
el simpático elefante del zoológico (¡como si nos hubiéramos comido a “Copito
de Nieve”!) a 40 francos la libra de
exquisita carne de trompa…El zoológico se convirtió en un terrario para
arañas y serpientes inaccesibles.
--los
ricos se rascaban el bolsillo pero seguían con sus costumbres inveteradas.
Sepan
vds. (para que no le den gato por liebre) que la liebre tiene las costillas
aplanadas y el gato, redondas… ¡igual de
sabrosos!
Al
sitio y a la ocupación simbólica se le unió, a partir de comienzos de abril,
los bombardeos de las fuerzas de Versalles…Y un acuerdo (los pagos por
indemnización de guerra, no empezarían hasta que no cayera París) para liberar
a los prisioneros con la única finalidad de lanzarlos contra el París
revolucionario…Los inflarían a aguardiente como a los patos (para el foie) y…
¡no vuelvas si no es con cinco cabelleras al cinto!...
No es el momento de las causas y
desarrollo de la Comuna…Nos centramos en ¡La Semana Sangrienta!...La que
transcurrió entre el 21 y el 28 de mayo de 1871.
Cien
mil soldados inyectados de anfetamina (¿) hasta la gorra, se lanzaron a la
destrucción general (si puede ser vidas humanas… ¡mejor!) desde el momento en
que pusieron pie en zona comunal.
Durante
la noche del sábado 20 al domingo 21 de mayo se tramó la traición.
Ducatel…
(¡maldita sea tu sombra. ¡No!…aquella noche no había sombra…era como boca de
lobo. ¡Maldita sea tu memoria)!...encargado de Puentes y Diques, acuerda con
los de Versalles que al día siguiente (domingo 21) encontrarán abierto el
baluarte 64, cerca de la Port de Saint Cloud (que estaba sin vigilancia). Era
el segundo día de luna creciente…oscuridad casi total…Saint Cloud…un poco más
al sur de donde ahora se encuentra el estadio del París Saint Germaine.
A
las tres de la tarde del Domingo 21,,, los de Versalles, dirigidos por
Mac-Mahon (que alcanzará la presidencia del gobierno), entran en París sin
encontrar resistencia.
Dombrowski
(la Comuna da el honor a cualquier persona… ¡incluso polacos!.. de morir por la
causa más honorable…Los mejores generales de la Comuna, fueron, precisamente
polacos), que no sabe, aunque lo intuye, que su muerte está próxima, no se
entera hasta una hora después. Telegrafía al Consejo de la Comuna para pedir
refuerzos. El Consejo, bajo la presidencia de Vallés, celebra un juicio y
seguirá celebrándolo…
Dejo
la palabra al mismo Vallés (Vingtrás):
“Para sellar la reconciliación de
anteayer, acaban de nombrar presidente a Vingtras, cuyo periódico ha sido el
órgano de los disidentes desde el comienzo de la lucha (…) Ahora entrará
Clauseret (represor del 48, unionista en la guerra de secesión, opositor al
gobierno durante la Comuna, es nombrado por el Consejo para dirigir el
departamento de Guerra: es juzgado por incapacidad).
¡Ya está aquí! Va a decidirse su
suerte.
¿Qué se ha dicho?...
Los rencores se han apaciguado, se
han hecho a un lado las desconfianzas.
Se adivina que la libertad preside
el debate, pero su desarrollo es imponente. Los oradores reflexionan sus
palabras y el auditorio escucha enmudecido.
Súbitamente se abre una puerta,
aquella que sirve, de ordinario, para que entren los miembros del Comité de
Salud Pública, y aparece Billioray” (después, traidor…fue igualmente condenado
por Versalles: Así paga el diablo a quien bien le sirve)…
“Pide la palabra.
“¡Cuando haya terminado Vermorel!”,
le he respondido.
--Se trata de una comunicación para
la Asamblea… ¡Una comunicación de gran importancia!
--¡Hable!
Lee el papel que tiene en la
mano. Es un despacho de Dombrowski: “Los
Versalleses acaban de forzar la entrada…”
¡Cae un manto de silencio!
Esto ha durado el tiempo necesario
para que cada uno diera su adiós a la vida. Me ha parecido que toda mi sangre
descendía hacia el suelo, mientras los ojos se hacían más grandes y claros en
mi pálido rostro.
Me ha parecido entrever lejos, muy
lejos, una grotesca y desfigurada silueta. ¡Me he visto cubierto de lodo!
¡Oh!... ¡No hay en ello el más
mínimo temor a la tortura! Es mi orgullo el que sufre. ¡Vencido!... ¡Muerto sin
haber podido hacer nada!...En un segundo, estos pensamientos han atravesado mi
espíritu.
Presidente de la agonía de la
Comuna, ¿Cómo tocarás, por ella, a muerto?
Dejando reinar el silencio (el
tiempo suficiente para demostrar a la historia que la calma no había abandonado
nuestras almas, pese a la noticia del desastre y ante los primeros horrores del
suplicio), he dicho, con voz que había armado de serenidad, dirigiéndose a
Cluserer: “Acusado, tiene vd. la palabra para defenderse”.
Me parece que es bueno acabar con
palabras de justicia, aparentar que se olvida el peligro para no retrasar un
veredicto del que depende el honor y la existencia de un hombre.
Eso ha terminado. ¡Absuelto!... ¡Se
levanta la sesión!
Llego hasta mi banco para recoger
algunos papeles que he dejado allí, y sobre los que había trazado las primeras
líneas de un artículo para mañana”.
El
Consejo termina el juicio y confía en que el Comité de Salud Pública se haga
cargo del asunto. Cuando finalmente se deciden a reconocer Passy…se encuentran
con que Passy y Auteil ya están tomados y ¡han empezado los fusilamientos
sumarios…sobre el terreno!... ¡La oportunidad la pintan calva!
Tal
día como hoy, del año 1940, se pone en funcionamiento el campo de exterminio de
Auschwitz.
…¡Ven
vds. como todo empeora!
Nuestras
victorias son pírricas o, directamente, espejismos.
Mañana
seguiremos dando la palabra a Vingtras. Y trazando líneas donde en su día
brillaron las barricadas.
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