Asteriscos* remiten a efemerísticas razones.
Cuando nació
Betty Page, Irma Vep* (¿Qué no les suena Irma Vep? Pero ¿con quién me las estoy
viendo?) abandonaba París por su África
particular, España, en pos de un señorito matarife que dará todo lo que tiene
dentro en la inminente contienda. Cañero se apellidaba, para más señas.
1
La belleza, como
he dicho muchas veces, abre puertas… y cierra mundos. Vean un ejemplo: La
hermosa Betty Page le cerró el mundo de la pedagogía: Los siniestros
adolescentes estaban más pendientes de la turgencia de sus carnes que de las
del encerado. Le abrió, sin embargo, las puertas de la publicidad y le
entreabrió las del cine sórdido.
Y le abrió,
sobre todo, las puertas de la locura.
Santa
Betty Page decoró cabinas de camiones TIR, habitaciones de apestosos
adolescentes, imaginaciones escuetas de productores de espectáculos. Y siempre
se mantuvo dentro de sus hermosísimos límites. No es fácil controlar un físico
extraordinario: te llueven piedras. Betty fue la modelo “pop” por excelencia (¿sus pin
up?). Playmate de enero del 55.
Tenía 22 años. Una verdadera vamp.
Y se retiró
cuando el “pop” hacía su presentación
pública.
Acababa el año
1957 y le dio por la religión… Su pasado no ayudaba. La Iglesia la rechazó,
pero ella, dicen, pudo ordenar sus deseos y viajar a Angola a servir a los
nuevos designios que la vida le tenía reservados. Sam Cooke, recorría el camino
inverso: abandonó la Iglesia y sus cantos por el canto profano dando origen al
aún no nominado “Soul”.
En París, tal
día como hoy, de aquel mismo año, fallecía Irma Vep*. Y en Córdoba se
entregaban las últimas llaves a los vecinos del Barrio Cañero.
Mientras, en
Londres, se mostraba “el mañana”
lleno de electrodomésticos y espíritu deportivo; en Cholame, James Dean
estropeaba definitivamente un Prosche
Spyder; Pollock, en Long Island, hacía lo propio con su Oldsmobile descapotable y Rosa Park, en
Alabama (¡hay que tener desfachatez…y negra la tez!) se negaba a ceder su
asiento a un blanco.
El K.K.K. intentaba renacer cual Ave Fénix
sembrando el terror en las oscuras tierras la Unión. Wonderful World…
Tal
día como hoy, del año 1964, Sam Cooke era acribillado de un tiro certero, calibre 22 que le rompió la columna vertebral. La encargada del hotel donde se había
registrado Sam y su chica (que
superaba por poco el límite establecido en Only
Sixteen) dijo haber vaciado su revólver calibre 32 sobre el cuerpo de su
hermano de raza. Eran las 3’30 cuando fue levantado el cadáver que, a más de
ese neto destrozo de las vértebras, presentaba signos, por decir algo, de una
monumental paliza que, sin ayuda de la artillería, también hubiera resultado
fatal. Se habló de la mafia del disco y del K.K.K.,
que intentaba renacer cual Ave Fénix. Ardía Missisipi… y California. Matar un ruiseñor.
Sam no fue nunca
un angelito negro de los que otrora popularizara
Machín. Por cierto, el poema convertido en canción fue escrito, con toda la
buena intención antirracista, por alguien apellidado Blanco.
Su música sonó
en el entierro, inmediato, de Malcolm X… y por delante de su cadáver pasó desde
Muhammad Alí, hasta Ray Charles… Aretha se vestía de gala cada vez que se disponía
a verlo en televisión y Obama hizo sonar A
Change Is Gonna Come el día de su
toma de posesión.
En aquellos años
se puso de modo la recolecta del “Domund”,
aquí en este país de dios (?). Los niños pedíamos para los negritos. Yo me
preguntaba de qué estarían faltos que no lo estuviera yo. A mí sólo me faltaba
una capa de pintura para pasar por abisinio. Y, para colmo, no tenía a una
Betty Page que me acariciara la mejilla. Cosas de niños.
Su esquizofrenia
fue, seguro, producida por su preciosa figura, por su sonrisa, por sus curvas… que
chocaban con la recta y árida realidad; por su aspiración a la pureza en lucha
contra las babas cotidianas de los reyes de la dentadura postiza; por haber
vivido en la época de la “caza de brujas”.
¿Intento de asesinato?... ¡Es lo mínimo! Su inocencia desamparada la hizo
culpable de los oscuros pensamientos que brotaban en los cráneos masculinos (y
femeninos, pues ya la moda unisex
daba sus primeros pasos). Y desde entonces todo fue según lo previsto.
Tal
día como hoy, del año 2008, desaparecía de la faz de
la tierra esa hermosura de mujer que fue Betty Page. También perteneció al club
de los “muertos dos veces”. Era el
año internacional de la patata y en
los cines triunfaba la segunda entrega de la nueva serie de Batman, ese Musidoro sin gracia.
2
En Córdoba, la
llana y caracolera, encajonado entre
la nacional IV, el parque Fidiana, la provincial 31, la autopista del sur, el
Carrefour, el Guadalquivir y la nada, se encuentra el Barrio Cañero. Y dentro del barrio, como es connatural a cualquier
amontonamiento humano, existen diferentes establecimientos hosteleros cuyo
aforo total supera con mucho el de los centros educativos y culturales en
general.
Allá donde hay
río, mis Custodios van encantadas. Y si es el Guadalquivir… ¡ya ni les cuento!
Udes. pueden
tomar el AVE desde Sants y en cinco horitas se plantan en la mismísima plaza
del barrio homónimo. Es un barrio tipo colonial, años cincuenta. Casas bajas;
calles de adoquines que no pueden ser disimulados por una miserable capa de
alquitrán; aceras salpicadas de naranjos bordes y una plaza desproporcionada
que más parece el Zócalo mejicano que
una humilde plazuela andaluza. Una iglesia con toques amarillos la cierra por
uno de los costados. Cuando lleguen acérquense a la bodeguilla de cañero. Desde la esquina de la plaza podrán
distinguir el barril de vino que, como emblema y reclamo, está plantado justo
en la puerta. Pídanle un taburete al tabernero, pues seguro que anterior se lo
ha llevado algún desaprensivo. Abríguense bien y líense un cigarrillo a lo Luky Luke.
Mi proverbial
facilidad para las relaciones me abre puertas (y me cierra mundos).
–¡Oiga! ¡Buen hombre!– a un transeúnte
que transita embutido en un tres cuartos forrado, por dentro, de piel de
borrego, y eso lo sé porque las solapas, tremendas, lo evidencian.
–¿Es
a mí?– mirando aterrado al cielo oscuro de tormenta.
–¡Aquí!
¡Sí es a Vd.! Tiene pinta de buen hombre ¿no?
–Si
Ud. lo dice…
–No
le apetecería acompañarme y tomar una copita de fino. Yo invito.
–Pero…
¿quién paga? Porque aquí hay mucha guasa: Se invita pero acaba pagando uno.
–Yo
soy forastero.
–Pues
una cañita… ¡por el barrio cañero!
–¡Por
el barrio cañero!
Se acerca con
cautela, mirando a ambos lados de la calle y se planta delante del barrilete.
El camarero sale, saca un cigarrillo, lo enciende y atiende nuestro pedido.
Después de cinco minutos, arroja la colilla junto al tonel y entra a cumplir
con su cometido.
Cuando están los
vasitos sobre la madera:
–Me
llamo Kino– digo tendiéndole la mano.
–Y
yo Antonio, aunque me conocen como “el del tabardo”–
contesta desviando la mano de la cerveza hacia la mano que le tiendo. Me ahorro
preguntar por la razón.
–¿Podría,
sr. Antonio, darme razón del nombre del Barrio?
–¿Y
eso?…¿A qué viene tanta ansia de conocimiento?
Pasaron los
minutos y las horas. Y mientras nos pimplamos una botella, seis cañas y,
dentro, dos botellas de vino acompañando una hermosa tortilla de patatas, (y
una fuente de caracoles congelados (recuerden que estamos fuera de temporada)),
el paseante, ahora comensal, me fue explicando el origen del barrio y, cosa
insospechada, todo lo que hizo relación con Musidora.
Lean Udes. y vislumbrarán la sabiduría que se encierra en las personas anónimas
(para nosotros, pues ellos, y los suyos, bien saben quiénes son) que circulan
extraviadas por nuestras calles.
Fue sobre todo
con las cazallas cuando entramos en harina.
Pues,
mire Ud. este barrio tan humilde y combativo…
… …
Pero, déjennos
seguir pimplando y estrechando nuestra amistosa relación y ya les haré un
resumen después.