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domingo, 8 de diciembre de 2013

Propuesta para hoy, 8 de diciembre. Inmaculada Concepción. Tercios de Flandes. Y demás (naturalmente, Lennon)...



Hoy tengo la ocasión de deshacer un grumo teológico de enjundia que crea en muchos de nosotros dudas y errores de graves consecuencias. Para empezar, una advertencia. Si tienen Vds. una amiga argentina que se llame Inmaculada, ya sabrán que no deben llamarle “Concha”. Recordarán Vds. la primera vez que lo hicieron y las risas que provocaron. Dicho esto, olvídenlo. ¡Ya está dicho!
 
Los ignorantes de la Teología y sus derivaciones suelen confundir el dogma de la “Inmaculada Concepción de María” (madre de dios) con la “Perpetua Virginidad de María” (madre de dios). Y no es cosa menuda. Es un grave error de concepto. Tal día como hoy, se celebra la “Inmaculada Concepción de María” (madre de dios): es decir, dios (¿) escogió a una muchacha del desierto y la destinó a ser “vientre de alquiler” de su hijo (Jesús). La misión era tan importante para el devenir de la humanidad en su conjunto, y para cerrar el círculo teológico en concreto, que la declaró libre del “pecado original”. El único ser humano con tal “don”. No le den muchas vueltas al asunto: siempre habrá alguien que les contradiga. Si las dudas e inquietudes les impiden conciliar el sueño consulten con cualquier bodeguero, que le sacará de dudas. 

Es el momento de enchufar el i-pod y devorar “Snake” y meditar sobre cómo  PJ Harey, reta al pecado original. Ese tipo de suciedad no está hecha para la Harvey. Harvey tiene la propia, que es nuestra pureza.



















Quizá la diatriba le interese al cantinero del “Día”. Imaginen Vds. a la clientela discutiendo sobre la naturaleza misteriosa de la culpa original y sobre la dudosa eficacia del bautismo. Derivaría hacia la “mala conciencia” y los “remordimientos” y acabaríamos discutiendo sobre los “Hermanos Karamazov” entre cañas y “morros” de cochino del país. Y, lo peor de todo, el encargado del “Condis” vendría amenazando con una conferencia sobre la eficacia de los sacramentos.
 
¡Qué fácilmente solucionó la religión la presencia del mal en la tierra!: ¡¡Pecado original!! La naturaleza humana está diseñada para la desgracia propia y ajena. Hubo que esperar a Rousseau y, naturalmente, a Marx para que apuntara hacia otra parte: La propiedad privada. Benjamín y otros en la línea de lo que podríamos llamar “mesianismo revolucionario”, sustituyeron la “Encarnación”, necesaria (¿) para la liberación del mal, por el momento revolucionario, el único capaz de contrarrestar el mal (político). Nosotros, dioses, sacrificamos nuestras vidas por la instauración de la justicia en la tierra (por mantenerme dentro de un lenguaje más o menos bíblico).

Discúlpenme los que de entre Vds. no hayan oído hablar en su puta vida de estos temas (¡eso que se han ganado!), pero para mí (nosotros) que he mamado la Teología disuelta con el Pelargón, es un asunto medular. De ahí que no pueda dejar pasar, como si no pasara nada, una confusión tan flagrante (¿fragante?). La Inmaculada Concepción, de una vez por todas, hace referencia a la naturaleza límpida de la Virgen María. Nada tiene que ver con que si concibió de forma humana o aviar, objeto éste, de otra discusión.

Una consecuencia, no la menor, de tal confusión, es la creencia en que la patrona de la artillería española (no sólo) es la Virgen, en su faceta de virgen y madre, lo cual estimularía sus ansias violadoras, como es normal en todas las infanterías habidas y por haber. La violación como arma de guerra ¡NO TIENE NADA QUE VER CON LA INMACULADA CONCEPCIÓN!, no es una consecuencia morbosa de aquella contradicción. Es un imperativo surgido de la lógica guerrera. No es que los “infantes”, atraídos por la naturaleza virginal, tiendan a destrozar tal estado, es, repito, un arma; como lo es el kalashnikov o un cuchillo de carnicero. ¡Lo otro sería muy fácil! 

Lo de la paloma etc…etc…es otro asunto. Y yo, acostumbrado como estoy a asociar la paloma con el “Espíritu Santo”, impido que “Hegel” las devore como palomitas. Picasso tampoco estuvo muy afortunado con lo de la Paloma. Vale que la cosa tenía antecedentes en Noé…pero podía haber escogido como símbolo de la paz (si de animales iba la cosa) un erizo, una lombriz, un caballito de mar… y si de vegetales una noble patata, una yuca venerable o un puñado de arroz fragante. 

 Si me lo permiten romperé una “pica” a favor de la figura de la Virgen (inexistente, por lo demás, en otras religiones diferentes a la hegemónica entre nosotros). La Virgen ha sido una ranura, la única, por donde los restos paganos han podido colarse hasta nuestros días. Así como los dioses antiguos tenían más facetas que un icosaedro y en esa su “multisignificación” lograban abarcar toda la naturaleza, convirtiéndola en reflejos de los divino, así la Virgen ha podido adoptar todos los nombres y aspectos: “Virgen de las vides”, “Virgen del espino” (patrona de Soria), “Virgen de la alegría”, “Virgen de los dolores”, “Virgen de las angustias”, “Virgen de la Peña”, “Virgen del río”, “Virgen de las fuentes”, “Virgen de los marineros”…”Virgen de los vientos” (“que le levanta a Paula ( o a Leticia) la pollera”)…














Les cuento: En el siglo XVI aún no existía el “litro”; en su lugar, infinitas medidas de capacidad que variaban de aldea en aldea, originando guerras de larga duración. Tengo para mí que la cuestión no fue ajena a la “guerra de los 80 años”. Dejo el tema para ulteriores investigaciones. El hecho es que las tropas españolas en Flandes, aficionadas (como en general todos los ejércitos del universo-mundo) al “espirituoso santo” transportaban su preciado líquido en calabazas retorcidas, cada vez más grandes, dado que el ansia tiende a acrecentarse. La medida “normalizada” era la arroba (12 ó 13 litros). Imaginen Vds. la impedimenta: Arcabuz, pica, espada, casco-calatrava, calabaza de una arroba… El avance se hacía realmente difícil. La pelea, imposible. Sólo era factible la huida sin fin, en busca de un lugar tranquilo donde pimplar. Añadan a lo dicho que, a esas alturas, se habían aficionado sobremanera a la estupenda cerveza del país. En recipientes tan impropios, se desbravaba y se convertía en algo parecido a orín de jamelgo. Y sumen a Bobadilla, uno de los jefes del pelotón, cuyo nombre, por sí solo, incitaba a pimplar sin miramientos. En su loca e incómoda huida dieron por tomar la inservible isla de Bommel, entre el río Mosa y el Waal (ramal del Rin). Estamos en Flandes, una de las 17 provincias que, con el tiempo, se convertirían en los “Países Bajos”. Todas aquellas tierras estaban (y están) por debajo del nivel del mar, protegidas por diques del ímpetu frío del mar del Norte. Los cinco mil valientes, rodeados por el enemigo, se dieron, como gesto heroico que pondría broche de oro a sus audaces y virtuosas vidas, a beber sin medida: “Antes morimos de cirrosis que entregar los estandartes al enemigo”. Y en esas estaban cuando, para amontonar desgracia sobre desaliento, abrieron los diques y las aguas ansiosas anegaron la inútil isla. Vuelvan Vds. a imaginar la situación: una isla cenagosa, a punto de ser cubierta por las aguas; barcos de todas las medidas que acudieron a ver el tragicómico final del fiero enemigo; multitudes que, desde las orillas, jaleaban a unos y otros; Los “isleños” con las ropas mojadas, o desnudos, se amorraban las incómodas calabazas de peregrino: pues, en efecto, de una peregrinación, al otro mundo, se trataba. 




Perseguidos por la riada, consiguieron alcanzar la cima de una loma (“loma de Empel”) y,
primer milagro: las aguas no pudieron y se quedaron abajo, esperando. Estaban al comienzo de la guerra de los 80 años… ¡Había tiempo de sobra!

Cayó la noche del día 7 de diciembre, como un sudario (sin embargo, hacía un frío que pelaba) negro. Bobadilla, borracho como nunca, mandó cavar una trinchera y se dispuso para una guerra de posiciones, cada cual adoptó la posición que pudo. Los más, de decúbito prono. El desdichado al que tocó en suerte (¿) cavar tuvo la fortuna de los que se arriesgan: encontró unas cajas de  botellas de vidrio grueso, de un trigueño subido y que se abrían y cerraban como las botellas de “La Casera”. El tamaño era el ideal para, colocadas como granadas (ya intuidas por su frenético discurrir) en torno a la cintura, transportar el contenido de las incómodas calabazas de geometrías no-euclidianas. El tamaño se popularizó y adoptó el nombre de “tercio”, pues el esforzado cavador, sumido en las ciénagas del delirio, había dado con una botella que sería el triple de las encontradas. Su contento no tuvo límite, que no fuera un certero disparo de arcabuz (“arma forjada en el infierno, inventada por el demonio”) que, procediendo de la orilla izquierda, le entró por la garganta de donde, jubiloso, salía un “¡Eureka!” que quedó completamente irreconocible. Este fue el segundo milagro. En honor del caído las tropas tomaron el nombre de “Tercios”.



 Así pues, los “Tercios” iban a ser liquidados en cuanto Aurora asomara sus rosáceos dedos. 
 
Otro “afortunado” continuó el trabajo y a la primera paletada, dio con un cuadro que, una vez limpio e iluminado con los fuegos de carburo, resultó ser una “Inmaculada Concepción”, una “Purísima”. Bobadilla que a estas alturas, ya no sabía dónde se encontraba: si en el desierto o en las regiones Andinas, se encomendó a la imagen y puso en sus manos el destino de esta tropa de beodos. La madrugada del día 8 de diciembre avanzaba. Sus pasos sonaban como cuando se anda sobre un terreno escarchado. Y un viento helador, proveniente del norte, congeló en un “plis-plas”, las aguas estancadas que rodeaban el “alto de Empel”. Sobre el hielo los “Tercios” rodaban de manera sobrenatural. Consiguieron romper el cerco y, algunos, seguir con vida. Este fue el tercer milagro. Gracias a la “Inmaculada” la artillería de Bobadilla consiguió huir de una muerte segura y vergonzosa. 














Desde entonces los “Tercios” tomaron a la madre de dios (¿) en su faceta de “Inmaculada”, como patrona. Rápidamente toda la artillería se puso a sus pies, bajo su manto protector. No fue, sin embargo, hasta tal día como hoy, del año 1854, que Pío IX (el mismo que ennobleció la saga de los Osborne… ¡qué malos son estos Píos!), mediante la bula “Ineffabilis Deus”, que convirtió la cuestión en dogma., asegurando la condenación eterna, tras la tortura terrenal, a todos aquellos que osaran ponerla en duda.
 
Estas prácticas eclesiásticas, destinadas al triunfo del reino de dios (¿) en la tierra, han ido configurando el asesinato “como una de las bellas artes” (*). Empiezas descuartizando a tu mujer y terminas negando el dogma de la “Inmaculada Concepción”. 

  

La victoria no fue de órdago. No fue digna de ninguna celebración musical. Eso tuvo a su favor, porque las composiciones conmemorativas de batallas y victorias son, de verdad, insoportables. Añaden mal gusto al gusto, ya de por sí amargo, de la muerte. Tal día como hoy, del año 1813, sin embargo, se estrenó la “estupidez” esa de “La Victoria de Wellington”, también llamada “La batalla de Vitoria”. Victoria-Vitoria…la victoria de Wellington tuvo lugar en las cercanías de Vitoria: las tropas españolas-portuguesas-inglesas derrotaron al ejército francés.  El estreno fue un éxito, el éxtasis nacionalista europeo encontraba por fin su musiquilla. Todas las cortes de la 6ª coalición bailaban al son de las trompetas y Beethoven, que no estaba en su mejor momento, pudo levantar cabeza. Fue obra programática y “programada” para el éxito fácil y lo consiguió. A mí me resulta insoportable… tanto “Dios salve al rey”, “Mombrú se va a la guera” o “Rule britannia”…cañonazos, estruendo de vientos… por suerte ese mismo día, y todo enmarcado dentro de una “maratón benéfica” a favor de los heridos de guerra del Imperio, se estrenó también su sinfonía número siete en La menor. También un tanto “heroica”, pero, bueno, nos podemos tomar un descanso en el segundo movimiento que, en su simplicidad, refleja un poco el estado de convaleciente del músico… ¡y el nuestro!
 
Pues, eso, que suene este “alegretto”, que suele interpretarse como casi “Largo”… por convenciones establecidas. 

No crean vds. que olvido mis obligaciones: tengo el gotero puesto y, gota a gota, se va alcanzando el estado natural. “Hegel” mira asombrado el artilugio. 

El río Mosa, al nacer, es un río normal, no es un lodazal. Es un río sonriente que serpentea por la Lorena francesa. Por allí nació la que llegó a convertirse en Madame Du Barry, amante de Luís XV y enemiga mortal de María Antonieta. Sus encantos la encumbraron y su lealtad e ingenuidad la perdieron.

"¡Cuánto, dos besos al final de la vida!
¡Qué pasaporte os dignáis enviarme!
Dos es mucho, uno adorable Egérie,
Yo moriré de placer con el primero."
(Voltaire, emocionado).

La guillotinaron tal día como hoy, del año 1793: Un momento más señor verdugo, un momento más. ¿Para qué? Era un día frío, ventoso… ¿para qué querías un momentito más? Era el 18 de Frimario, día de la hiedra, símbolo de la eternidad y de su contrario, la fidelidad. 

 Vean Vds. la versión de la historia rodada en el año 1919 por Lubitch. 



Es que me da la risa con este gotero. ¿Recuerdan Vds. aquello de “Érase un hombre a una nariz pegado…”. Bien, pues tal día como hoy, del año 1491 siete caballeros cristianos, ¿siete?, encabezados por Hernán Pérez del Pulgar, inconfundible, por la enormidad de su dedo gordo de la mano derecha, hecho ex profeso para los inexistentes teléfonos móviles de última generación, se introdujeron en la mismísima ciudad de Granada, donde “califateaba” Boabdil (¡nada que ver con Bobadilla!), abstemio, por musulmán. Llegó hasta la mezquita principal y clavó con su potente pulgar una nota: «Sed testigos de la toma de posesión que realizó en nombre de los reyes y del compromiso que contraigo de venir a rescatar a la Virgen María a quien dejo prisionera entre los infieles». Tras esto se dirigió a la Alcaicería y le prendió fuego. Salió por donde había entrado sin sufrir ni un rasguño. Vean Vds. otro acontecimiento que tiende a hacer indisoluble la unión entre los infantes y artilleros con la Virgen María (madre de dios (¿)). Al año siguiente caería la hermosa ciudad de Granada y ocurriría aquello de: “llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”…allá por el “Suspiro del Moro”, de camino a las Alpujarras.



 Y a eso de las 22’20 Chapmann disparó cinco tiros por la espalda a John Lennon. Le alcanzaron cuatro. Fueron más que suficientes. Y “El guardián entre el centeno” se convirtió en el libro más siniestro de la literatura moderna y contemporánea. Y el “Double Fantasy” firmado por Lennon a su asesino, en el disco más caro de la historia. En mala hora decidió John dar por acabada su etapa doméstica: Sean ya había cumplido los cinco años. A las 11 menos cuarto p.m. ya estaba muerto., y sean se quedó huérfano de padre.Yo me enteré de camino al trabajo. En Barcelona era el 9 de diciembre. En vez del “Pienso, existo” cartesiano me explayé con “Yo no pienso,  tú no existes”.  El autor de estas líneas no descarta ninguna hipótesis. Vale que el tal Chapmann intentó, sin éxito, lo que John Kennedy Toole bordó. Vale que estaba como una cabra…pero también hizo cursillos patrocinados por la CIA. ¡Y que de Nixon se podía esperar cualquier cosa! 



 Ya sólo queda lamentar el fin de la URSS (*). Naturalmente no por el fin del stalinismo convertido en “capitalismo de estado” o en “estado burocráticamente degenerado” (a estas alturas… ¡poco importa!) sino porque se cerró, por tiempo, otra posibilidad. A los dos años ya estaban los USA firmando tratados de LIBRE comercio.



¡Camille Claude! (*) traspasando “las puertas del infierno”… ¡Volveremos!













sábado, 7 de diciembre de 2013

Propuesta para hoy, 7 de diciembre. Alemania. Asamblea en el Condis. Viena. Cicerón.



(Los asteriscos * remiten a efémeras “razones efemerísticas”)
1.
Las noticias de lo acontecido en Berlín el día 6 de diciembre (1918) llegaron a Munich:
“En la noche del 7 de diciembre, he sido asaltado por cuatrocientas personas armados y forzado a abandonar mi cargo. Cediendo a la violencia, declaro que presento mi dimisión como ministro del interior”. Así se expresó Auer, socialdemócrata fiel a Berlín. Sus palabras, declamadas en ropa interior, sonaron a vodevil. Y así fue. Al día siguiente todo volvió a su cauce.

         
  

Becker se encuentra con Hilde  y por la noche mantiene una grave conversación con Maus:
 
“…Ahora se necesita a cada persona y más a una como tú. Has dado tu sangre ahí fuera. Nos lo debemos a nosotros y a los muertos… Tú conoces a esos pobres desgraciados que cayeron. ¿Por qué? Desde luego, no para volver a las viejas infamias. Nosotros somos sus herederos, sus albaceas. La muerte de millones de personas tiene que tener un resultado, consecuencias. Nosotros, los que hemos salido con vida, somos los más próximos a la hora de sacar consecuencias. Y tienes que ver cómo trabajan los otros para que no haya consecuencias. Tendrías que verlos donde mi padre. Cuando veo a esos viejos y fríos canallas conspirar, podría matarlos a todos. Y sería lo mejor, matarlos a todos. No habrá paz hasta que no estén todos muertos. Seguirán haciendo sus canalladas, harán matar a tiros en la calle a gente pacífica que sólo quiere protestar… ¡ni siquiera llevan armas! Esto no es vida para una persona.

–¿Qué quieres que haga yo?

Maus le acarició la mano:

–No quiero que te obligues…, si no puedes andar, dímelo.”
(…)

“ (…) ¿Vamos a tener paz si los cínicos, que nos miran como una posesión suya, como su propiedad hereditaria, vuelven a estar arriba? Tú sabes que de ahí no saldrá más que guerra y crimen, y otra vez guerra y crimen. Y, si te quedas quieto, si te quedas al margen, te hacen cómplice”

Becker quiere refugiarse en sus Sófocles, Dante, Kant…pero estos permanecen mudos. El “humanismo” no da respuestas a la guerra imperialista ni a la lucha de clases. Toda una vida echada por la borda. La locura acecha. El clavo de donde cuelga la lámpara de techo está ansioso por ser útil.

Hegel” se mosquea porque no lo cito en la lista de los “humanistas”. Le lanzo una rodaja de chóper de pavo y sus mosqueos se desvanecen “euridicianamente”. Pero agita un calcetín como pidiendo más explicaciones. Y no sólo eso, sino que lo deglute. 

–“Hegel”, Hegel no es humanista. La cosa no va contigo. De Hegel podremos sacar algún provecho.

Los celos le pueden y se traga el calcetín. Y, además, depone en medio del comedor-sala de estar-casi dormitorio. Los conductistas aconsejarían una respuesta inmediata y contundente. Yo me inclino por el psicoanálisis. Intento hacerle consciente del origen de sus celos y le prometo mi amor eterno.

–¿Cómo puedes prometer lo que aún no ha llegado?–– Entre sollozos.

–Es un decir. 

–Es un decir, es un decir… ¿Cómo puedo saber que me querrás siempre?

–Tienes que confiar en mí. 

–Me acordaré toda la vida. Llegará un momento en que podré comerte. No me mientas.

–“Heglito” daría mi vida por ti… ¿te basta con esto?

–¡Me sobra!

Y así, con el corazón descargado y ligero, salimos a enfrentarnos con esta fría y desapacible mañana de diciembre. Hegel parece un “cachirulo” atado por la cola. Salta detrás de las palomas; en pos de las hojas que, como pinceladas “cezannianas”, definen el espacio y lo estructuran.  













En efecto, en la puerta del “Condis” se cumple la amenaza lanzada ayer por el encargado: Un tumulto pretende emular la asamblea espontánea que tuvo lugar ayer en la cantina del “Día”. Nada que ver. Aquello fue arrebato revolucionario. Lo de hoy es una convocatoria oficial. La diferencia salta a la vista: Han colocado mesa presidencial y nadie pimpla.


–(…) ¡Pues ya tiene Vd. derecho a decidir qué detergente quiere! 

–Sra. A mí me gustaría también…etc…etc

El butanero guatemalteco, que está demostrando ser la persona más equilibrada del barrio, deja la bombona en el portal contiguo y acude con la soflama lista:

–A propósito de Reforma o Revolución…

–Eso no toca. Eso fue ayer. No está en el orden del día. Además ¡pida palabra!

–O sea que no les interesa la histórica y germinal disputa entre Kautsky y Bernstein…

Un murmullo bate las alas, se eleva por encima de las acacias y se mezcla con el graznido de las cotorras. El butanero se queda perplejo y piensa: Pues si no quieren discutir sobre Reforma y Revolución, quizás les conviniera saber algo acerca de lo que ocurrió en la aldea de “Dos erres”, en el municipio de La Libertad, en Petén, mi país. Era tal día como hoy, del año 1982. En realidad la cosa duró tres días. Allí se unió el Libre Comercio, la ICA estadounidense, el Banco Mundial, las organizaciones por los derechos humanos y los imprescindibles sicarios que, para más inri, vestían uniformes de la guerrilla. El pozo quedó lleno hasta los topes. Reagan felicitó a Ríos (“de sangre”) Montt y le prometió ayuda por su esfuerzo en mejorar las condiciones de vida del pueblo guatemalteco. Chomsky (*) dio testimonio.






Y tas formular para sí mismo estas reflexiones, coge la bombona y se dirige al 4º piso, tarareando aquello de un “bolsillo lleno de flores para mi tumba”, y pensando que en su pueblo son 5 de la mañana y celebran “el día de las velitas”; que en Helsinki es la una de la tarde y que en Nueva York está a punto de amanecer…Y así repasa el recorrido del sol por este universo-mundo. Un sol sujeto a la repetición como él mismo a esta pesada carga del hermoso color de las naranjas.

“Hegel” harto de tanta palabrería lanza un sonido a lo Tom Waits (*), señal inequívoca, de que su paciencia está a punto de desbordarse.  

–¡Un poco de consideración con el movimiento popular! Y ahora te esperas…no voy a desaprovechar la cercanía del “Condis” porque tú te aburras.

Tom Waits ganó más dinero con las demandas que con su carrera musical. Toda una fortuna que ha ido donando. Y es que tenía prohibido la utilización de su música con fines “publicitarios”. A los que más le sacó fue a los fabricantes de coches. Tal día como hoy, del año 1930, en Boston, el canal W1XAV (¡¡), con una definición de 48 líneas verticales y a 15 cuadros por segundo, emitió el primer video de música y el primer anuncio comercial. 

¿Han probado Vds. las alcachofas rellenas? Seguro que sí. Yo las relleno de jamón y huevo: limpio el “alcacil” como se acostumbra y lo vacío un poco. Pocho una cebolla, añado virutas de jamón, vino blanco, trocitos de huevo cocido y la carne de la alcachofa. Con esa masa relleno el hueco ennegrecido de este miembro de las Asteraceae. Las rocío con pan rallado y las pongo a gratinar. El resultado es espectacular. El vino, sin embargo, empeora. Eso se arregla con un carajillo al 50% con remolque de “Terry” de malla.
Advertencia: Fíjense en estos destilados y observarán que nos han hurtado 5 grados por el morro y ello no se ha reflejado en el precio. Han pasado de “aguardientes” a “espirituosos”, con el consiguiente ahorro fiscal. Todo un atraco.  O sea que tendré que abandonar el Terry y pasarme al Torres (de 40º). O a la absenta “La Loca” que utilizan en cirugía de emergencia.  

2.




No es fácil que se derrumbe un puente secular orgullo de una ciudad. Y menos que Vds. sean testigos. Bueno pues señores eso ocurrió el 1 de agosto de 1976 en Viena. Y yo estaba allí. Fueron mis primeras vacaciones normales. Es decir con dinero para gastos y con una bolsa “fin de semana” que no fuera un saco del “Corte Inglés”. Aproveché la amnistía del día 31 de julio y volé a la que entonces era mi objeto de deseo (recuerden Vds. que estaba de moda la “Viena- fin- de-siglo” y, quien más y quien menos había escrito algo al respecto o pensaba hacerlo: era necesario, pues, una visita por somera que esta fuese.  Me veo en el Prater, bajo la noria de  el tercer hombre”, silbando la música de Anton Karas. Una de mis grandes aficiones es cruzar puentes. He cruzado miles, tantos como contiene la ciudad real e imperial. Los que más me estremecen son los de Belgrado; los que más me emocionan, los de París; los que me dejan frío, los de Venecia; los que me arrebatan, los de Leningrado; los que cruzo como “perico por su casa”, los de Amsterdam. Los que dan pánico, de verdad, son los de Brujas. Y el que cruzo con más aprensión, el del Besós. 

Crucé, con indiferencial, el Reichsbrücke, que durante una breve temporada tomó el nombre de “Puente del ejército rojo” y me dirigí al parque del Danubio. Allí me pedí un bocadillo de atún con olivas pero acabé comiéndome un “gofre”, un objeto que no había visto en mi vida. Algo repugnante. Me imaginaba paseando por los lugares del teniente Gusti o buscando “amoríos” como en “La Ronda”. Llegó la noche, gocé de la media luna y me comí otro “gofre”, para ver si le encontraba algún atractivo. Ya asomaba Aurora sus rosáceos dedos por la parte de Bratislava, cuando tomé un taxi (en aquella zona, los hay, sobre todo la noche del sábado al domingo) para volver al centro. Bueno, pues no pudimos cruzar el puente. Allí estaba, como una mantis abrevando. Algo bárbaro. La catástrofe se saldó con un sólo muerto: un aburrido conductor de autobús que transportaba a tres desnortados que huían de su hogar. Un anónimo ciudadano K. que ansiaba llegar a su domicilio conyugal a bordo de una “escarabajo”, pinchó una rueda y la catástrofe le pilló de cuclillas intentando inútilmente colocar el gato. Salió ileso. Al coleóptero se lo llevó la corriente.

La orilla del Danubio estaba a parir de fotógrafos, como si se tratara de una nueva víctima de un asesino en serie. 

No es lo mismo, pero por la época en la que se construía el puente original, moría (tal día como hoy, del año 1894) Ferdinand de Lesseps. Dos días después empezaba el principio del fiasco total del canal de Panamá (o sea que lo de Sacyr-Vallermoso ya tenía un precedente), famoso por poner en circulación los sombreros de jipijapa y porque atrajo al mismísimo Gauguin. Lesseps ya había construido el exitoso canal de Suez (¡vaya historia esta de los canales!). Puestos a derrumbar el puente podían habérselo encargado al ingeniero francés. Con la separación de Panamá de Colombia se arregló la cosa para que los americanos del norte se hicieran cargo de las obras y el asunto se encarriló. Por cierto en Colombia hoy celebran “la quema del diablo”. Digo yo si no utilizarán las “velitas” de los guatemaltecos.

El proyecto ganador para su reconstrucción (¿) se llamaba algo así como “Proyecto Nestroy” . Se realizó en 1980. No sé si finalmente el puente se quedó con el rancio nombre antiguo o ha tomado el nombre del proyecto. Tal día como hoy, del año 1801, nació en Viena el cantante, dramaturgo, actorJohann Nestroy. Famoso por su ironía, mordacidad, acidez, juegos de palabras (su obra más famosa: “Lumpacivagabundus”). Su nombradía es tal que el máximo galardón de las letras austríacas (el Óscar) lleva su nombre. El tema del colapso del puente hubiera tenido recorrido en sus manos.




Por cierto “mi” clínica de referencia es el “centro médico Lesseps”, un entresuelo siniestro en donde hasta los médicos parecen impostores. Es como un decorado falso sobre el que cada día actúa un nuevo reparto. De vez en cuando sale alguien con una bata blanca y un fonendoscopio colgado al cuello; otras, se pasea por la sala-pasillo una enfermera con un frasquito con líquido color azafrán. La indiferencia del público es absoluta; de vez en cuando cruza la escena una enfermera con un paquete de papeles que parecen historias clínicas, pero que, seguro, no lo son. Son folios en blanco. Allí, en ese antro intermedio entre la imposible plaza y la laguna Estigia, me atienden de mis dolencias. A veces, lo he observado, hay pacientes que entran y YA no salen. Lo peor, sin embargo, es el hilo musical. Están abonados a Bertín Osborne (*): “Perdóname”, “¿Qué nos pasa esta mañana?”, “Tú, sólo tú”…son como mensajes subliminares. Sólo falta que nos inviten a una copita de “anís del mono”, propiedad de los condes de Osborne (dignidad concedida por Pío IX… ¡qué mala es la saga de los Píos!)

Ven Vds. como todo va encajando. Basta que te den unos cuantos datos. 

“Hegel” ya hace tiempo que ha perdido cualquier atisbo de interés y duerme a pierna suelta. 

Si por un casual van vds. a Arpino, en el Lazio italiano, en pos de las huellas de Cicerón (*), no caigan en la tentación de apuntarse a la salida turística que ofrece (¡pagando!) el ayuntamiento de la ciudad, sólo sacarán de tal dispendio una monstruosa foto de grupo. Diríjanse al “Corso Tulliano” (en honor del orador), siéntense a una de las miserables mesitas de plástico del restaurante Mancini y contemplen el magnífico vergel que tendrán delante de sus ojos. Ni se les ocurra pedir manos de cerdo  ni cabeza de cordero: el cantinero le echará una “filípica” que les obligará a abandonar el local con el rabo entre las piernas. Si piden garbanzos, habrá sangre. Y es que allí tienen el alta estima, cosa natural, al hijo más prominente de la localidad. Aunque el cuestor, edil, pretor, cónsul y asesinado Cicerón tenía más residencias que sucursales de “la Caixa”. Pidan lo normal: “antipasti” y unos espaguetis “alla putanesca”… ¡y se evitarán problemas! 





Cuando llegue la hora de los aguardientes no se dejen llevar por la alegría y comiencen a cantar  aquello de “Plato, Cicero, summum Aristoteles ceciderunt in profundum lacum”, los contertulios les reprenderán con más dureza que el maestro de Telemann. Y puede que acaben arrojados al fondo del lago de “Posta Fibreno”. El consejo es claro: “toreen” la situación. Refúgiense en un eclecticismo un tanto escéptico y no tendrán problemas. Rocíen sus comentarios de estoicismo sureño y atrévanse (queda bien) con algún escolio epicúreo. El círculo se ampliará para dar cabida a un forastero inteligente y pasarán la tarde la mar de bien. Bien es verdad que a Cicerón no le valieron tantas prevenciones: le cortaron la cabeza y las manos y las expusieron al escarmiento público. Cicerón se limitó a decir: “Trántelas con delicadeza”…Y en cuanto “…eza” acabó de salir dificultosamente por entre sus dientes apretados, la cabeza cayó al capazo.


Y para acabar, les confesaré algo que, espero, no salga de aquí. ¡Estoy emparentado con los Millet! Hay que remontarse bastante, pero se llega. Saltando de rama en rama alcanzamos a Lluís Millet, natural de El Masnou y muerto tal día como hoy, del año 1941.  Bien es verdad que mi relación es “política” y que no tengo entrada libre en el Palau. Pero lo que es, es. Y no puede no ser. 




¡Vaya día enrevesado, este de San Ambrosio!

Cuando vuelvo, Hegel sigue durmiendo.




RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...