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jueves, 13 de junio de 2013

Propuesta para hoy, día 13 de junio. “El rey loco”. Verlaine. Tchaikovsky.(2ª).



Las cosas siguieron su curso natural: Wagner abandona Suiza y se instala en Bayereuth (construcción del teatro, inauguración: El Anillo…). Se casa con Cósima, la nariguda, y siguen teniendo hijos. Luís se retrae como una flor, de esas que se retraen. Pasa más tiempo perdido (literalmente) en Neuschwanstein que en la corte; es más, la corte se la refanfinfla. Envuelto en ropajes “wagnerianos” quiere convertirse en Parsifal, el Redentor…y ¡voto a bríos! casi lo consigue. Pasan los años: aquel joven encantador ha perdido la gracia y ha ganado peso. En su cara se ha dibujado un rictus melancólico. Nada ha salido como deseaba. La culpa se pasea, de armiño, por las incontables habitaciones del castillo inacabado. Lohengrin (y ¡hasta Fernando el Católico!) es testigo de ese rumiar atrabiliario. Como Tristán detesta el día y sólo vive de noche…y como Drácula. Y, si me apuran, ¡como yo!...que son las tantas y sigo aquí dale que dale.













 
Es un obstáculo para la marcha del reino. Su pasión edilicia amenaza con secar su patrimonio y rebotar en las arcas del estado. Los prestamistas le ponen pegas. Su desinterés (un bien en sí mismo) es considerado como un insulto y como indicio de soberbia y extravío. Su forma de entender los asuntos amorosos es un continuo agravio para las buenas gentes de calzón corto y peto verdes. Así que lo mejor será que lo declaremos “loco”.

Se hace de querer por su destino, no por su condición.

Sin embargo los planos y adelantos tecnológicos con los que está dotado el castillo son incompatibles con la locura: luz eléctrica, el primer teléfono “móvil” de la historia (hasta 6 metros)….etc…etc (Volveremos a este castillo y a su destino).

El 13 de febrero de 1883, a la hora que su muerte “santificó”, muere Wagner en el Palazzo Vendramin de Venecia: “Ah! Pues lo siento de veras, aunque en realidad no tanto. Había algo en él que no me acababa de gustar”. Y lanzó un treno desgarrador que pudo oírse hasta en la malquerida (para mí) frontera suiza. Cada vez se sentía más “parsifalero”.
Otro 13 de junio (de 1934) se produjo, en Venecia, la primera de las nueve reuniones entre Hitler y Mussolini. Hitler quedó prendado y Mussolini lo clasificó en el grupo de los “maricones”. El alemán era un político de segunda al frente de un país de primera y él (Mussolini), pobre, un político de primera en un país de segunda… ¡mariconazo!


Así se llega al 9  de junio del 86: Se le declara incapacitado mental.
El día 10 una delegación del gobierno viene a por él. Se atrinchera y allí no entra ni dios.
El 12 envían al consejero secreto Gudden, psiquiatra “avant la lettre”, y consiguen arrastrarlo hasta el castillo de Berg. Gudden prefería los tratamientos no coercitivos. Por lo demás, ya había tratado a Otto, hermano de Luís, epiléptico.

"He sido rey excesivamente pronto. No he aprendido lo suficiente. Había comenzado tan bien... estudiando derecho público. De repente fui arrancado y sentado en el trono. Ahora, todavía intento estudiar..."  Pues date prisa, que te queda un telediario.

El día 13, médico y paciente deciden un paseo por la orilla del lago. Una cruz clavada en el cieno de la orilla marca el sitio exacto donde fueron encontrados los cuerpos medio hundidos. Eran las 11’30 del día 13 de junio. Faltaban tres días para el plenilunio. El “rey loco” no soportó las monsergas del psiquiatra y lo arrastró, dicen, con él. Murió matando, como quien dice. Otros defienden la teoría de la conspiración: hablan de un tiro por la espalda… ¿Y al psiquiatra “avant la lettre” también? 


Lloviznaba y una ligera brisa desde tierra convirtió la superficie de las aguas en un espejo equívoco. El rey pensó, imbuido de divinidad, poder caminar sobre las aguas. El psiquiatra “avant la lettre” le hizo notar la imposibilidad de que un cuerpo como el suyo flotara sobre el líquido elemento. Por razones científicas. Luís opuso la razón poética, la furia asesina y la voluntad del “Yo (el) supremo(*). Ambos, como enamorados (o como reptiles en plena cópula), se hundieron y volvieron, pasado un tiempo oportuno, a la superficie. Así los encontraron.

Los cisnes (negros) siguen anidando en el lago.





Un oscuro desasosiego, como el de Bernardo Soares (F.P. nacido tal día como hoy, del año 1888) que, tal día como hoy, del año 1930, escribía: “Breve sombra oscura de un árbol ciudadano, leve sonido de agua que cae en el estanque triste (…) sois, en este momento, el universo entero para mí, porque sois el contenido pleno de mi sensación consciente (…)No quiero más de la vida que sentirla perderse en estas tardes imprevistas…” “Vivir me parece un error metafísico de la materia; un descuido de la inacción”. Mucho en común con el rey: su retraimiento, su vivir en “otro mundo”, su individualismo, su sufrimiento íntimo…
 

(…) “Nos sorprendió el verano, al caer sobre el Starnbergersee
con un gran chubasco; nos detuvimos en la columnata
y  fuimos, bajo los rayos del sol, al  Hofgarten,
y bebimos café y charlamos durante una hora.”

( Elliot: La tierra baldía)


La siguiente información (Infórmense Vds….Infórmense) arroja dudas sobre el hecho

 (…) “Al experto Siegfried Wichmann, en noviembre de 1967 le vino de visita un hombre con estas imágenes y le preguntó por su autenticidad, cosa que Wichmann no dudó y certificó que se trataban de pinturas auténticas de realizadas por Hermann Kaulbach el 13 de junio de de 1886, pocas horas después del fallecimiento del soberanos. Además, indica que en el lienzo aparecen marcas de gotas de lluvia, y detrás del lienzo aparecen los tres nombres ya mencionados.
Wichmann sacó una fotografía al lienzo y entregó éste a su dueño, tiempo después intentó contactar con su dueño pero nunca pudo dar ni con éste ni con el lienzo.”

Aquí les presenta la fotografía del lienzo en cuestión. Luís II, el de en medio, aún sangra por las comisuras.



Recuerden el nombre del pintor.

En 1886, Verlaine era un admirador de la lira de Wagner. Había escrito 10 sonetos en su honor y en el de “Parsifal” en el que admiró, no tanto, sus connotaciones religioso-católicas (pese a sus tendencias beatas) sino su triunfo frente a Kundry y las doncellas. La victoria sobre la lujuria (¿). En Verlaine coincidió el “acmé” y la decadencia. Pronto reduciría sus andares: de la taberna al hospital y del hospital a la taberna. El futuro “Príncipe de los poetas” es requerido por Dujardin (“Revue Wagnérienne”) y el 8 de julio aparece en la revista “La mort de S.M. Louis de Bavière” (“À Louis II de Bavière”). Poesía alimenticia:

“Roi, le seul vrai roi de ce siècle, Sire,
Qui voulûtes mourir vengeant votre raison
De choses de la politique, et du délire
De cette Science intruse de la maison,
(…)
Matas muriendo, ¡salud, Rey! ¡Bravo, Sire!
(…)
Salut à votre très unique apothéose,
Et que votre âme ait son fier cortège, or et fer,
Sur un air magnifique et joyeux de Wagner”

Verlaine , la esposa necia, el “pobre Lelian”, parece haber captado la esencia de la cosa. Murió diez años después de su admirado y homeómero rey.

El 13 de junio de 1944, habiendo los aliados conseguido un frente continuo en las costas de Normandía, los alemanes lanzan un contraataque que fue repelido por el 506º regimiento de Infantería. Los ingleses tenían problemas en Villers-Bocage. Las cosas no marchaban al ritmo previsto. Todo había empezado con las dos primeras estrofas de “Canción de Otoño” (Verlaine).

“Il pleure dans mon coeur
Comme il pleut sur la ville;
Quelle est cette langueur
Qui pénètre mon coeur ?

Ô bruit doux de la pluie
Par terre et sur les toits !
Pour un coeur qui s'ennuie,
Ô le chant de la pluie !”

Fue la contraseña para que la resistencia se pusiera en marcha en apoyo del desembarco.
¿Ven Vds. la utilidad de la lírica? Fue algo así como el “Grondola, vila morena”. Y ahí tenías a los rudos guerrilleros recitando, cogiéndole el ritmo y la sonoridad a estas cuartetas.



Volvamos sobre el pintor de esas siniestras caras (la de en medio es la de Luis II): Kaulbach.
Nadeshda  von Meck, empresaria ella misma y viuda del magnate de los ferrocarriles rusos (¡sólo las vías!), Le encargó (y pagó de su bolsillo) el “famoso” cuadro que representa a Luís II con capa de armiño. No he encontrado el cuadro en ningún sitio. Pero, en fin, si Mayer lo dice, así será. El cuadro presidió durante años la mesa de trabajo de la viuda, que se carteaba de tú a tú con el rey. Tenía, esta mujer, un olfato especial (¿por su condición?) para las personas extraordinarias y fuera de norma. Esta misma mujer, reclamada por multitudes, fijó su mirada interior en Tchaikovsky. Fue el año de la inauguración del Teatro del Festival (¿). Durante 13 años se cruzaron miles de cartas y le envió la mensualidad. Lo cebó como al “pavo inductivo”. Así que cuando se cortó el grifo, el músico quedó descolocado y perplejo. No se vieron; no de olieron; no se tocaron. Nadeshda, sin embargo, oía y comprendió el sufrimiento del ruso.

Tchaikovsky, homosexual en tierra de machos, las pasaría canutas. Aún hoy día…

Se internó en las procelosas aguas del matrimonio. Quizás Antonina no fuera la mujer adecuada. Desde luego, él no lo era. Hasta despierto sucumbía al placer de estrangularla. Sin embargo, volvió la mano contra sí mismo. Una noche de octubre del 77, huyendo del asesinato se lanzó a las heladas aguas del Moskhova (Schumann eligió el Rin. Luís II, el Starnberg. Y tantos otros que se han sentido atraídos por el seno líquido…) Como al de Sarajevo, el agua no le llegaba ni a la cintura. Bueno, por lo menos cogeré una pulmonía doble, pensó, que me llevará a la tumba. La enfermedad no hizo acto de presencia. De Moscú a San Peterburgo. Renuncia al conservatorio (dinero de la viuda). Separación matrimonial. Locura de Antonina. Cuidados de su marido, que siempre se culpará del destrozo del sacramento.

Tchaikovsky triunfaba en medio mundo. En el otro medio (él): circulaba como un fantasma. Los “cinco” no lo consideraban de los suyos. Él, insistía. “Soy ruso por los cuatro costados”.

El sábado 28 de octubre de 1893 se estrenó la “sinfonía patética” (la número 6, en sí menor). Fue recibida con claroscuros. El músico pensó que se había agotado el manantial, sin embargo su desconfianza e inseguridad desapareieron: es lo más grande que he hecho. Y, exige, que junto al título de la partitura aparezca:

                                                A Wladimir Lvovitch Davidov
                                                                    Nº 6
                                                              Comp. P. Tch.

Su querido (sobrino) Bob: heredero universal y suicida (como, por otra parte, no podía ser menos).

¡Que suene en el esputofaif! Lo de “Pathétique” es un añadido de su hermano Modesto (¡¡). Vds. mismos podrán traducir lo que nos quiso decir el músico: ¡Adiós!


Klaus Mann, sensible a estas almas desdichadas, escribió: “La ventana enrejada” (sobre la muerte de Luís II) y “Symphonie Pathétique” (sobre el ¿suicidio? de Tchaikovski). Su lectura nos ayudará en aquella traducción.

El jueves día 2, tomó, como quien toma un vermut con sifón, un vaso de agua turbia infectada con “Vibrio Cholerae que hacía estragos en la ciudad. ¡No podemos estar toda la vida pendientes de la muerte! Esto ocurría en el Café Literario, en el 18 d la avenida Nevsky, Leningrado naturalmente, allí donde años antes, camino del fatídico duelo, hizo una paradita Pushkin... frecuentado también por Turgeniev, Dostoievski...
Por la noche se le iba el alma (¿) por los bajos y por la boca. Todo el líquido elemento huyó de su cuerpo. Los calambres duraron hasta la noche del domingo al lunes, cuando desaparecieron para dar paso a una quietud definitiva. La luna marchaba veloz hacia menguante.

A Luís II, se lo tragaron las aguas palúdicas. Tchaikovski, se tragó el agua encolerizada. Wagner murió en “la ciudad del agua”…Verlaine inundado de agua…¡ardiente!
Llueve, raro para un día de junio. La botella de “parfait amour” rueda por el suelo. Los últimos acordes se confunden con la oscuridad. Silencio. No hay nada más que decir.

Por si acaso cierro la llave general del agua.

Los cisnes (negros) siguen anidando en el lago.

         

Moraleja: Mata más el agua que el vino.


Propuesta para hoy, día 13 de junio. “El rey loco” . Verlaine. Tchaikovsky (1ª).



(Asteriscos * remiten a razones efemerísticas)

"Un eterno enigma quiero permanecer para mí y para los demás". Y el enigma se tendió sobre él. Y no lo soltó ni siquiera cuando se ahogaba tal día como hoy del año 1886. De la escena queda el enigma…el resto se ha desvanecido euridicianamente. Y quedan los pájaros que van (y vienen) a este humedal protegido.

Subir al trono de Baviera y llamar a Wagner fue todo uno. Dejó a sus amantes ocasionales, incluso a un “Thurm und Taxi” con el que el transporte estaba asegurado  ¡y barato!

Luís II: «Sin que vos lo supierais, erais la cuenta de todas mis alegrías. Vos habéis sido mi mejor maestro, mi educador y un amigo que, como ningún otro, ha sabido hablar a mi corazón. Haré cuanto esté en mi mano para haceros olvidar vuestros sufrimientos, disiparé todas vuestras preocupaciones, os proporcionaré el reposo a que aspiráis a fin de que despleguéis sin traba alguna, vuestro genio maravilloso. Ahora que visto la púrpura, emplearé mi poder en endulzar vuestra vida».

Wagner: «Lo increíble se ha vuelto realidad. El cielo me ha enviado a este Rey, que es mi felicidad y mi patria... ¡Tan bello es, tan magnífico, y está tan lleno de Alma, que temo que su vida se desvanezca, en este mundo grosero, como un fugitivo ensueño de los dioses! Me ama con el íntimo fervor y la fuerza del primer amor. Me conocía y sabe todo lo que se relaciona conmigo, y me comprende como mi propia alma puede comprenderme. Quiere que permanezca a su lado, que trabaje, que descanse. Me dará cuanto se necesite para la representación de mis obras. Soy su dueño absoluto. Ya no volveré a ser director de orquesta»

El rey lo aposenta como a un príncipe: Una villa cercana a su residencia-castillo en Berg, a orillas del Starnberg en la isla de las rosas. Una elegante casa en Munich (Briennerstrasse). Cargos importantes para von Büllov. Visitas diarias. Horas de intenso mirarse a los ojos. Wagner simula. Luís desfallece. Llega Cósima, la nariguda, y todo empieza a mostrar su rostro verdadero. 

                      

Y para celebrar este desvelamiento de la situación me pimplo (a ciegas un) “parfait amour” que tan bien combina con la nobleza. Y esto que no salga de aquí: me juego la reputación.

Luís, ya saben Vds., era el colmo de la timidez y de la misantropía (¡feliz él, que pudo ejercerla!). Colocaba centros de mesa de metros de altura para no ver a los reunidos. Exigía audiciones y representaciones para él sólo. Construía castillos que permanecían vacíos. Se disfrazaba con ropajes sacados de la sensibilidad wagneriana. Y ese mismo gusto, acrecentado por su pasión romántica por las hadas y el Medievo, conformó la arquitectura que espolvoreó por los valles del Rin. Sus castillos nacían en el aire y acababan reflejados en el agua. La tierra era, sólo, una circunstancia necesaria. Pasaba en Munich el tiempo imprescindible. Su reino no era de este mundo.

El erario público, su fortuna personal y su reputación, se resentían. Wagner, no.
La cosa no podía durar y no duró. El trío tuvo que abandonar Munich, pero por partes: Primero lo hizo Wagner, después Cósima y por último el marido desolado.

La pasión wagnerian del rey se acrecentó.

Luís II: “¡Uno y todo! ¡Síntesis de mi felicidad!... ¿Qué soy yo sin él? ¿Por qué no encuentro reposo? ¿Por qué estoy torturado siempre? ¡Oh! ¿Cómo hacer florecer para él, sobre la tierra, la tranquilidad, una paz eterna y una inmarcesible alegría? ¿por qué hay siempre tanta tristeza al lado de tanta felicidad?... Amigo mío, ¿necesito volverlo a decir? ¡Te seré fiel hasta la muerte! Eres, fuiste y serás toda mi vida, hasta el último suspiro... Te amaba antes de haberte visto. Oír una obra del Amigo es para mí una beatitud tan grande, que no puedo compararla con ninguna otra...»

Wagner aseguraba no conocer mujer. Pero era evidente, por los hijos que nacían de forma sistemática, que el compositor jugaba al juego del amor imposible y desgarrado.

Buscaron y encontraron: una magnífica residencia en el lago de los Cuatro Cantones, Triebschen. A gastos pagados. Hicieron venir a la decoradora de siempre, que les llenó las estancias de gasas, tules como encajes de Bruselas y telas de la lejana Mosul.

Lean vds. lo que escribía el desventurado Luís a la nariguda Cósima:

“Necesito deciros que me es totalmente imposible vivir por más tiempo separado de quien lo es todo para mí. No lo soporto. El destino nos ha creado al uno para el otro; si vivo, es por él. Cada día lo veo más claramente. Pero él no puede estar a mi lado, querida amiga mía. Os aseguro que no me comprenden, ni me comprenderán nunca. Como Rey, no puedo estar unido a él. Las estrellas no nos son favorables. Pero esto no puede, de ninguna manera, continuar así, porque me faltarían fuerzas para vivir. Sin él me siento solo y abandonado. Es preciso que nos reunamos para siempre. Amiga queridísima, os lo suplico: preparad al Bien Amado para la resolución que he tomado de renunciar a la corona. Que tenga misericordia de mí, que no me exija que soporte por más tiempo estos tormentos infernales. Mi misión divina es estar a su lado, como amigo fiel y amante... ¡Decídselo! Hacedle ver que nuestros proyectos pueden realizarse y que me moriré si tengo que vivir sin él. El amor hace milagros...”

Wagner se puso a temblar. Dejar el trono ¡ni hablar! Intentaré seguir disimulando (¿) otra temporadita…¿quién pagará, si no, todo este dispendio?

El rey no quería dar crédito a los rumores:
“No puedo ni quiero creer que los lazos existentes entre Wagner y la señora Bülow sobrepasen los límites de la amistad. ¡Sería espantoso!”


Y prepara un viaje sorpresa a la residencia suiza. El día 22 de mayo (las efemérides wagnerianas están a rebosar de esta fecha) de 1866 se presentó como un regalo. Era el 53 aniversario del compositor. Imagínense a Richard, cambiando las sábanas, distribuyendo los útiles de aseo entre los diferentes cuartos de baño (¿), y a Cósima tapándose los moratones del cuello. Luís II era “lunático”, pero no imbécil. Mordió la historia. Se distanció… pero no dejó de apoyarlo económicamente. En total le daría unos 500.000 D.M. de la época y un préstamo de 400.000 para la construcción del Teatro de Bayereuth, que se iría pagando con lo que dieran las obras del artista. Fue la gran desilusión de su vida. Añádanle la derrota de Baviera ante Prusia y la constitución del II Reich.
Al año siguiente se juntaron en el castillo-residencia de Berg (¡¡) para celebrar el cumpleaños del artista.

Tal día como hoy, del año 1869 Luis II de Baviera acude a una representación privada de Lohengrin, dirigida por Hans von Bülow Y Cernuda (“Luïs II de Baviera escucha Lohengrin”) “inmortaliza” el momento:

(…) “Ahora el rey está ahí, en su palco, y solitario escucha,
Joven y hermoso, como dios nimbado
Por esa gracia pura e intocable del mancebo,
Existiendo en el sueño imposible de una vida
Que queda sólo en música y que es como música,
Fundido con el mito al contemplarlo, forma ya de ese mito
De pureza rebelde que tierra apenas toca,
Del éter huésped desterrado. La melodía le ayuda a conocerse,
a enamorarse de lo que él mismo es. Y para siempre en la música vive.”

Tópicos. Cernuda no hace ningún esfuerzo para desmitificar el asunto. Para él, Luís II es la hermosura, el sueño, la poesía, la incomprensión, la sensibilidad herida…olvidando que era rey de Baviera y tenía sus obligaciones y sus intereses…así como su decidida inclinación política (no precisamente progresista). Otra cosa es Visconti.

Su índole misantrópica no le permitió asistir a la inauguración del teatro de Bayreuth, pero tuvo el privilegio (real) de asistir a los ensayos íntegros… ¡y solito! (Volveremos en su día).
Quien sí asistió fue Tchaikovsky (¿cómo se escribe?).
Quien huyó fue Nietzsche: cuando reapareció llevaba bajo el brazo, como una baguette: “Humano, demasiado humano”, que significó la ruptura con el maestro, aunque lo hiciera más evidente con el “Caso Wagner”. (Volveremos). El pobre creyó las palabras de Wagner. Se quedó de piedra cuando vio a la clientela: empresarios, prestamistas, y gente de la horteril farándula.
Tarde o temprano todos acababan descubriendo la sordidez del compositor, su vanidad y su gusto echado a perder. 

Se promete con su prima Sofía. Rompe el compromiso. Se rumorea que mantiene relaciones carnales con Sissi (hermana de Sofía). Infundios. Con Elisabeth le une una tierna y profunda amistad y con la primera, ya, nada. ¡Qué cantidad de desgracias por metro cuadrado! Sofía morirá abrasada. Siisi, acuchillada. Su hijo y heredero se matará por amor (¿). Un cuñado fusilado en Méjico… Su sobrino político (y heredero) será balaceado… El fin de una saga…Como la de los Panero, inutilizada por vertiginosas corrientes de alcohol y  de desmesurada inteligencia.
Pero Luiiiis…¿no se casó Lutero (*)? ¡y con una monja! También tú podrías haberte casado y haber continuado la saga. Un acuerdo diplomático y ¡hala!

“Cuatro años sirviendo
De espectáculo a las almas más cansadas,
Y una cruz,
En el agua en el lugar donde murió
Luís II de Baviera–y me bendiga
Los muertos y los recuerdos–Y desde este
Texto podrá nunca
Escapar ave ni insecto.”

(Leopoldo María Panero)

De perdidos al río (¡al lago!)…otro lingotazo de esta asquerosa bebida azul. Y a seguir con el asunto. La cosa se pone rizomática.



Hasta luego….

miércoles, 12 de junio de 2013

Propuesta para hoy, día 12 de junio. Dominguito Savio. Nava (Huelva).


1.


Maldito sea Yelsin que me cambió el nombre de Leningrado por San Peterburgo. Fue lo primero que hizo aquel día (tal como hoy, del año 1991) infausto en que fue elegido presidente de la “Federación Rusa”. Después vendrían, en cascada, todas las desgracias. Yo que ya me conocía la ciudad de Lenin como la palma de la mano… ¡y no digamos el perro!

2.
Yo también a los 13 años quise ser héroe y pensé que dormir en invierno con las ventanas abiertas me colocaría en las primeras filas del batallón que conseguiría abrir las puertas del cielo para todos. Pensaba que mis sacrificios eran útiles para toda la humanidad… dios (¿) perdonaría al mundo si, al menos, uno de sus habitantes le ofrecía las heladas madrugadas de enero. A lo lejos se oía el tren de Barcelona y cuando había luna, las sombras entraban en la sala dormitorio y recorrían las camas metálicas sobre las que dormían a pierna suelta mis insensibles y anti heroicos compañeros. Algunos, en sueños, articulaban sin sentidos. Otros roncaban. Otros hacían otras cosas. Yo, sin embargo, ofrecía al Todopoderoso el frío helador. Me costó una neumonía, de la que salí con dificultad, y la enemistad de los vecinos de cama. Dios no dio muestras de nada.



Esto lo digo porque a Dominguito Savio, muerto de neumonía sin cumplir los quince, lo hicieron santo (tal día como hoy del 54. ¡Qué mala es la saga de los “Píos”!) por algo parecido. Aunque pensándolo bien, quizás influyera san Juan Bosco, quien le hacía compañía en las heladas noches de invierno (aquellas que no eran ofrecidas a título de inventario de santidad). El gran mérito de “Minguito” fue alcanzar el grado de monaguillo y, tal vez, hacer algún servicio completo al Santo Padre Educador. Ahora se van poniendo las cosas en claro, pero… ¡entonces!

Sus últimas palabras fueron tan confusas como suelen ser las últimas. En realidad el lenguaje se va haciendo confuso según se acerca el momento. Al final son estertores, que los queridos y generosos testigos traducen según les viene en gana: “Adiós, papá (“envíame un poquito de dinero más”). El Padre me dijo una cosa que no puedo recordar.” Y no acabó ahí la cosa…”su rostro se transfiguró con una sonrisa de gozo” y soltó aquello tan manido de: “¡Estoy viendo cosas maravillosas!” Dios (¿) me perdone, pero tiene toda la pinta de que Juan Bosco tuviera la mano dentro de los calzoncillitos del niño santo. Murió contento habiendo descubierto, recién, las delicias de la pubertad.

3.
Hablando de niños, de dios y tal…decir que tal día como hoy, del año 1942:
El viernes 12 de junio  a las seis de la mañana ya me había despertado, lo que se entiende, ya que era mi cumpleaños. Pero a las seis todavía no me dejan levantarme, de modo que tuve que contener mi curiosidad hasta las siete menos cuarto. Entonces ya no pude más: me levanté y me fui al comedor, donde Moortje1, el gato, me recibió haciéndome carantoñas.
Poco después de las siete fui a saludar a papá y mamá y luego al salón, a desenvolver los regalos, lo primero que vi fuiste tú (¡¡el diario en blanco!!) y quizá hayas sido uno de mis regalos más bonitos. Luego un ramo de rosas y dos ramas de peonías. Papá y mamá me regalaron una blusa azul, un juego de mesa, una botella de zumo de uva que a mi entender sabe un poco a vino (¿acaso el vino no se hace con uvas?), un rompecabezas, un tarro de crema, un billete de 2,50 florines y un vale para comprarme dos libros…”


Esta niña repelente se llamaba Ana, Ana Frank.  Cualquier comentario está de más. Pero que sepan que lo que después sería un best-seller, empezó tal como hoy.


4.
Ventanas…últimas palabras…Tal día como hoy, del año 1974, mientras yo preparaba los papeles para viajar a Nueva York, Perón se asomó por última vez al balcón de la “Casa Rosada” y ensayó sus últimas palabras, en una apreciable emulación de Evita: "Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que para mí es la palabra del pueblo argentino”. Fue como un tango: “Adiós Buenos Aires querido…” No le llegó ni a los talones a su querida esposa que se despidió del mundo con un digno y enigmático; “Ya queda poco”, que la enfermera entendió referido a su jornada de trabajo.


Hacía frío, pero Perón no estaba dispuesto a hacer sacrificios: llevaba su querido sobretodo cruzado, gris rata, con solapas negras. También se resistió (con esfuerzo) a cambiar el nombre de la ciudad y ponerle un preventivo “Evita Aires”.


5.
Dios creó la vecindad para introducir la discordia sin causar mucho revuelo. Los humanos, por su parte, idearon el jamón y el vino para paliar los efectos de la acción divina. Y para fundamentar mi afirmación un tanto terrorista, me remito a los sucesos de La Nava, en las estribaciones de la sierra de Aracena y Aroche y regada por el oportuno Múrtigas, de hermoso y arcaico nombre. La Nava, vecina de Jabugo,  tiene una historia, digna de ser estudiada, que se remonta hasta el paleolítico.


A veces, sin embargo, el pernil es ocasión para desatar rancias disputas sin fin. Yo las he presenciado en la charcutería del condis. Cuando te venden lonchas envasadas siempre esconden la grasa blanca. Es cuando abres el paquete que te das cuenta del fraude: un dedo de magro y un palmo de grasa de liposucción. Siempre puedes utilizarla para engrasar los zapatos.

Siguiendo mi inveterada costumbre de recrear los acontecimientos lo más cerca posible del origen, ordeno a mis Custodios que me hagan la silleta de la reina y me depositen en las fértiles riberas del Múrtigas. ¿Calor?  ¡Viajad a tres mil pies! ¡Calor... vaya cuarteto de comodonas!… ¡quién diría que sois hijas de vuestros padres!  ¡Hala…sin rechistar!

La reprimenda no cae en saco roto: me depositan como a un despojo a la puerta de la ermita de la Virgen de las Virtudes, no lejos de la ermita del Cristo y  a un tiro de piedra del río Caliente

A un disparo del “Gran Berta” del centro de la aldea.

Rencoroso batir de alas.  

Y desde allí, desde donde cristo perdió el mechero, sin posibilidad de refrescarme, tres kilómetros monte a través, entre jaras y pinachos, acérquese Vd. Al mesón de la Sierra…  Cuando llegué parecía un trapo de cocina después de haber limpiado todas las mesas de la taberna.  En otras circunstancias hubiera admirado los hermosos, aún inmaduros, melocotones de la localidad.  Tomé asiento en una de las arruinadas sillas de plástico rojo. Un toldo azul convertía aquello en un cielo inmisericorde. Sobre la mesa blanca, de plástico, las huellas circulares de los cortados de la mañana. Eran las tres de la tarde. Los ceniceros estaban a reventar y las moscas mostraban su contento por la imposible novedad.

La Nava ha tenido una historia rica e incierta. Ha pasado por periodos de abundancia y por periodos de miseria, para, finalmente, estancarse en una indiferencia indiferente. Ni la famosa “Virgen de las virtudes”  ha podido hacer nada por la cosa. Es más, incluso ella ha emigrado a Jabugo, dejando tras de sí una enana de posguerra.

–A la paz de dios (¿), feliz viajero.

–Que la paz sea con Vd. , querido mesonero.

–¿Qué se le ha perdido por esta hermosa dehesa?

No hace el más mínimo intento de aclarar la mesa. Toma asiento y me larga una larguísima historia con Viriato como centro de gravedad.  Pasa, sin solución de continuidad a la gloriosa época minera y concluye con loas a la fiesta del melocotón y su colaboración con la laboriosa tierra murciana. Enciende un caliqueño de la región y, cuando llega el momento, lo apaga sobre la montaña de colillas.

–Bueno… ¡pues Vd. dirá!

Estoy a punto del desmayo. Como si fueran mis últimas palabras logro articular: ¡Un poco de jamón, por dios(¿)…y una frasca de vino, por el cielo! Él, por su parte, suma a lo dicho unas orejas fritas.



Y como la hospitalidad es el fuerte de estas tierras (y también la desocupación), vuelve a sentarse a mi vera. Parece un afluente del río caliente: despide un vaho tórrido.

–Dígame, servicial bodeguero…

–Soy todo oídos –dijo, zanpándose una oreja de puerco.

–No, nada…aquello de Portugal y la guerra y tal…

–¡Pues ya ve! Nosotros somos así. No es que no nos gusten las trifulcas… ¡que nos gustan!...sobre todo con los de Cortegana. Pero detestamos en bloque las guerras oficiales e internacionales. Por entonces los portugueses entraban en manada y arruinaban nuestros campos y sacrificaban nuestros cerdos ante nuestras narices. Nosotros nos tomábamos la revancha robándoles las “bacalás” y así pasábamos los días.

Pero aquel 12 de junio, lunes para más inri (el domingo era el día de la “Gran Parada” de Torrebruo*) del año 1474, cuando vimos aparecer al tío Pedro de Trujillo con toda una cuadrilla de hombres armados para obligaros a combatir contra los portugueses, nos rebelamos todos a una y nos negamos a ir a la guerra. Nuestra guerra era otra: familiar, entrañable…Metieron a algunos en chirona pero no tuvieron más remedio que soltarlos.  Los de Fuenteovejuna (Fuente Obejuna, Fuente Ovejuna e, incluso, Fuente abejuna), que no se llama así por las ovejas, sino por las abejas, de ahí que sus moradores se llamen “melladienses” ( de melisa = aveja / meli =miel)… como decía, los de Fuente Obejuna aprendieron de nosotros. Ellos apedrearon al tío Hernán Pérez y no consiguieron, ya sabes, que delataran a los autores.
Después vino lo de América, y quisieron cambiar el nombre del pueblo por La Nave. El cronista oficial tuvo que aclarar que el nombre tenía que ver con ciertas características orográficas y geomórficas y que, por ello, era inamovible, tectónico, por así decir.

–Es Vd. un pozo de sabiduría.

–Y Vd. un pozo sin fondo. ¡Niño, retira los recipientes y trae otra ronda de lo mismo!

Hoy, como Vds. Saben, se celebra el día en contra del trabajo infantil. En efecto esto no es trabajo. Es ir introduciendo a las criaturas en el mundo sórdido de los adultos y, de paso, acostumbrarlas a los productos de la región.

–Ahora que se ha referido Vd. a las abejas me viene a las mentes que tal día como hoy, del año 1982…

–No siga, estimado viajero. ¡K. R. von Frisch *! Sí señor. Gracias a él los vecinos han engrandecido su bagaje sobre tan beneficiosos insectos. Si visita Fuente Ovejuna no observará nada raro, pero sepa Vd. que los melladienses  sienten verdadera pasión por el prohombre y han solicitado, en vano, hermandad a las ciudades de Rostock y de Breslau. Pero como no tienen Guasap…



El calor ha ido decayendo al ritmo de la charla. Finalmente se hace el silencio y una brisa angelical derriba el himalaya de colillas.

–¡Niño! ¡Trae el trapo!

De camino a casa, mis Custodios me recuerdan que hoy hace 50 años del asesinato de Medgar Evers….

¡Infórmense Vds. Infórmense!...

A las pocas semanas matarían a Kennedy que el día del asesinato había dicho algo, sin mucho fuste, sobre la igualdad y tal. El asesino superó con éxito dos juicios. Al tercero, ¡a los 30 años! lo condenaron a cadena perpetua. Y para que vean de qué manera se equilibra el mundo para convertirse en el “mejor de los mundos posibles”, el mismo día en que Byron de la Beckwith (¡que se sepa el nombre!) asesinaba por la espalda al líder negro, Mandela era condenado a cadena perpetua.

No es una conmemoración oficial pero sepan Vds. Que hoy se celebra en los estados Unidos el “Día del amor familiar”. No, no tiene nada que ver con San Valentín. Investiguen Vds. Tal día como hoy del año 1965 (¿) se puso fin a la prohibición del “mestizaje” como lo llamaban. Este día los cuchillos de cocina se esconden. Los matrimonios se evitan y cualquier ocasión se pospone.








RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...