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domingo, 24 de febrero de 2013

Propuesta para hoy, 24 de febrero. Baudelaire y las barricadas. Orfeo.



Noche de “risillas” (Moderna). El “flaco” (Stan Laurel) con su tupé a lo Tin-tin y su mirada de miope desamparado, no ha parado de revolotear alrededor de la cama. También el perro parece más contento: un lametazo en la mano destapada: helado de carne.

Su loncha de jamón de york (hoy doble ración), bufanda siete leguas y, a la espera de la “budionovka”, apuro los últimos días de la gorra “Ignatius”. Sigue el frío. Paseamos despacio (no podría ser de otra manera): Es como mi sombra (blanca). El día que desaparezca el animal, pareceré  el personaje de von Chamisso.

Habrán notado vds. el cambio de estilo. Me he cansado del “yo mayestático” y del futuro perfecto. La soledad ¡sin paliativos! Lo utilizaba para dar a entender ¡la multiplicidad de mi yo! (¿).  Ahora sólo para cuando estemos donde no estamos.
Ato al perro en la (su) farola. Fifti-fifti. En casa el aceite y orégano griegos y unas olivas de Kalamata que he encontrado en un rincón. ¡dios aprieta, pero no ahoga! (¿).

Volveríamos a París (mejor, nos habríamos quedado en el Hotel de la Régence donde tomaríamos un desayuno continental y dos calvados)... Pza de la Bastilla... Faubourg de Saint Antoine y, siguiendo los malecones...llegaríamos a las Tullerías. Aquí tuvo lugar el desenlace: el asalto de las Tullerías obligó al Borbón, sitiado, a abdicar (¡a favor de su nieto!) y a salir huyendo hacia Londres. Nunca volvería.

“¡Honor a los trabajadores de París!” (F.E.)











El París que veremos no tiene nada que ver con el que hubiéramos visto en 1848 (o incluso mucho después). Hubiéramos pasado, de camino a Châtelet y Tullerías, por la siniestra plaza de la Grève (ubicación de la guillotina y punto de reunión de la fuerza de trabajo a subastar), y por todo un laberinto inmundo de callejas que llegaban hasta las fétidas aguas del Sena. Tampoco el majestuoso decorado del Louvre, Rívoli, Tullerías. Entonces Le quartier du Carroussel...”Era una selva...habitada por una acumulación loca de pequeñas industrias” (...) “un campo de barracas” donde convivían hombres y animales. (E.H.).

En “Música en las Tullerías” (Manet, 1862)  se respira el aire de la Restauración Imperial. Baudelaire parece sentirse cómodo pese a que, como decíamos ayer, “he sentido pasar  sobre mí el viento del ala de la imbecilidad”. La sífilis va desplegando sus fases. 


 









Cruzaremos a la Rive Gauche por el puente de la Concordia. Nos pondremos nerviosos ante la ausencia de locales en los que poder tomarnos algo. Y un poco de agorafobia.

Frente a la salida del puente se encuentra, en el Quai d’Orsay, el Palacio Borbón. Tras la Revolución del 79 y ante la escasez de ingenieros, el decreto del 21 de Ventoso del año II puso las bases de lo que sería l’Ecole Polytechnique, inaugurada como “Escuela central de Trabajos Públicos”. Napoleón  le 
dio carácter militar. En Enero de 1817, añadió “Royal” a su nombre. Y después, naturalmente, “Imperial”. Se le conoce como la escuela “X” (dos cañones cruzados. Nada que ver con la X de Malcolm) para indicar la importancia de las matemáticas en su plan de estudios (una nueva Academia: “No entre nadie que no sepa geometría”. Pero no decía nada de cómo debían salir). Actualmente es un semillero del 1%.




En los días revolucionarios de febrero, el general Aupick (padrastro de Baudelaire, no lo olvidemos) era el director de la escuela y, según testigos, se comportó de forma comedida (pese a todo se libró de ser linchado gracias a la intervención de los estudiantes pro-republicanos). Siempre supo leer (releer) adecuada y favorablemente las circunstancias (Monarquía, República, Imperio) hasta su “honorable” retiro en los acantilados de Honnfleur, por entonces uno de los paisajes marinos preferidos por los pintores de la época.

Mientras Aupick daba muestras de prudencia, su hijastro se lanzó de cabeza en la revolución (¿) para solucionar de una vez por todas su problema edípico-financiero: “¡¡Hay que fusilar al general Aupick!!”.

Todo Saint Germain estaba lleno de barricadas. Tal día como hoy, del año 1848, Baudelaire fue visto (¿por la mañana? ¿por la tarde? ¿por la noche?) en la barricada de la calle Buci armado con una reluciente escopeta de caza de dos cañones “y una magnífica cartuchera de cuero amarillo igualmente inmaculada” (C.P.). “¡Acabo de disparar unos tiros!” “¡Muerte al general Aupick!”. Jules Vallés no tendrá compasión de él, ni después de muerto. Baudelaire ¡que jaleaba al municipal para que golpeara “al enemigo de las rosas y los perfumes”! (“Salón” de 1846), no había cambiado...ni cambiaría. En “Mi corazón puesto al desnudo”, donde recuerda estos acontecimientos y su actitud: “Gusto por la venganza...Placer natural por la demolición...Ebriedad literaria”... Su furor era metafísico y como toda metafísica vale  tanto para un roto como para un descosido.

Tomaremos la calle de la Universidad, que tras atravesar la Bonaparte se convierte en Jakob. Seguiremos hacia la rue Seine que nos conducirá, girando a  la izquierda, a la rue Buci. Nos sentaremos al arrimo de un cañón de gas y pediremos un Ricard. Nos resultará difícil imaginar el bullicio de la revuelta. Un bullicio animal y no mecánico;  gutural...gargantas que hubieran agradecido un buen trago de “vin de barrière”...un traguito de absenta o cualquier  otra bebida  que no fuera sangre.

La huída del rey forzó la creación de un gobierno provisional que, por fin, repartió el poder entre las diferentes clases que habían derrotado completamente a la monarquía de Julio. El “partido” obrero estaba representado por Louis Blanc y Albert. Como argamasa y símbolo de la falta de contenido: la imaginación sentimental de Lamartine y su “idealista” apelación a la mayoría de los franceses frente al proletariado en armas. Fraternité, amor, felicidad general; borrachera general de fraternidad en la que participó también el proletariado de París (aún confundido respecto a muchas cuestiones). El gobierno provisional es, (Lamartine dixit): “un gobierno que acaba con ese equívoco (¡!) terrible que existe entre las diferentes clases”.

No asustar a nadie: esa es la orden del día. Vivir y dejar vivir. La Revolución no encontró resistencia y esto la desarmó. “Fue una adaptación a las condiciones de la sociedad burguesa” (K.M.).

Mañana haremos el balance.
















Aquí hubiera nadado como pez en el agua, Picco della Mirándola, capaz de reconciliar lo irreconciliable y superar todos los cismas. (Nacido el 24 de febrero de 1463 “en una gran sala apenas calentada del castillo de la Mirándola...Emilia, a algunos kilómetros al oeste de Ferrara” (E.B.). Su defensa de la dignidad del Hombre (¡!) se basaba en su (don divino) carácter camaleónico: podría convertirse en lo que quisiera. Olvidó Picco las condiciones que determinan esas transformaciones. Pero... ¿Qué queremos? ¡Era el siglo XV!
Con estas divagaciones se nos habrá hecho la hora de comer. Nos dirigiremos al Café de Beaux Arts, en el Quaie Malaquais, frente al Louvre.

-¿Me río yo acaso de su (vuestra) ridícula carta-menú...
  Escargot: Le six...4’50 E....Le douze...8’50.?
 
-¿Me río yo acaso de su (del menú) sintaxis abrupta y de su contenido sentimental?

-¿Me río yo acaso de sus (vuestros) uniformes, sacados de la liquidación de la “Casa de las Mantas”?

-¿Me río yo acaso de sus (de los jefes) ridículas mesas y de sus flores de tela? ¿de sus velitas-velatorio?

-¿Os denuncio, acaso, por servir foie (salvajada donde las haya) y sólo foie?

DEBERÍAN VERME ¡Y ME VERÁN! CON MI NUEVA BUDINOVKA...

Nos sentaremos a pesar de las incontenibles explosiones de risa y codazos cómplices. Nos sentaremos y esperaremos la llegada de quien tenga a bien venir. Y cuando llegue, nos levantaremos (nos enrollaremos completamente con la bufanda blaugrana, nos encasquetaremos la gorra-orejera y, colocando la silla educadamente en su posición original, nos dirigiremos hacia la puerta de salida: “Au revoire, les copains”! “¡hay más bares que longanizas!”.

Aún podremos encontrar algún tunecino abierto. Pediremos un Gyros “complet” y el alcohol lo compraremos en un carrefour o algún sitio parecido.

Y...(Como el dinosaurio de Monterroso, o como la sopa en el país de los monstruos de Sendak): ¡el perro se encontrará con una comida maravillosa! (por desconocida, intempestiva y oriental). Teofanía  laica (si se me permite esta contradicción evidente): por una pequeña fisura del tiempo ha entrado en la vida del perro un milagro. Le parecerá normal. Diarrea asegurada.

Nosotros: espinacas del huerto y vino sin etiqueta y fifti-fifti. Paseo vespertino. ¡Lo dicho! (por lo del perro).

Durante toda la mañana, en el esputifaif: todo el repertorio de canciones históricas francesas y la “Sinfonía Fantástica” (1830), una verdadera revolución musical.

Tal día como hoy, del año 1607, se estrenó en el palacio ducal de Mantua (el primer recinto dedicado especialmente para ópera data de 1635. Venecia) la que pasa por ser la primera ópera verdadera: “L’Orfeo” de Monteverdi y Striggio. Sonará la hermosísima obra en el Esputifaif durante todo lo que queda de tarde. Nos interesa Orfeo, no Monteverdi, ni las múltiples versiones que del mito se han hecho (hasta Cocteau). El mito es pre-homérico, Orfeo ya acompañó a los Argonautas: acompasando su remar y haciendo dulce el trayecto y el descanso. Hijo de Calíope, (musa de la poesía y del canto, y de Apolo el dios del arco y la lira, “el que mata de lejos”, “el matador de lobos”) se dedicaba al pastoreo en los campos floridos de Tracia. 


 












Enamorado de Eurídice, celebran los esponsales entre cantos y danzas bucólicas. Una víbora muerde a Eurídice y todo se viene abajo. Ella la primera, que es arrastrada al reino de Plutón y de Perséfone. Orfeo, inventor del alma inmortal, partícipe de la divinidad, incansable buscadora de destinos post-mortem (por la mezcla de maléfica sustancia carnal de los Titanes) se somete a la katábasis homérica para romper, desde dentro, lo establecido desde tiempo inmemorial. El Hades homérico es el olvido, el pasado pasivo, el amontonamiento indiscriminado de la historia. Orfeo pretende establecer la conexión entre el pasado y el presente. Desea recuperar a Eurídice. Su arma: la música. La Esperanza lo abandona en la misma entrada del antro. No hay esperanza en la lucha que se avecina, pero la esperanza nos ha guiado hasta aquí. No tendrá ningún Virgilio que lo guíe. Los amos del lugar son convencidos por el poder de su música (y por su secreta seguridad de que no conseguirá  devolver a su amada al mundo de los vivos).

La música acompaña el relato. Nos servimos un Dry. Al perro se le erizan los pelos. Pero cuando se le cuenta de qué va, en realidad, la historia, mueve el rabo y desea que Eurídice y Orfeo sean felices y coman perdices (y que le dejen los restos).

La condición: que no vuelva la vista atrás en el ascenso al mundo de los vivos. Si lo hace, perderá a Eurídice para siempre. ¡Volvió la cabeza para mirar! Y Eurídice, agarrándose vanamente al vacío, fue desvaneciéndose como el humo. Orfeo comprendió, de repente, la inutilidad de su esfuerzo. Difícil pintar esa ausencia.





Orfeo como “Ángelus Novus”: El pasado ha depositado en nosotros sus esperanzas. Nuestra tarea es darles cumplimiento. Pero sin nostalgia. Con la vista puesta en el futuro. ¿Fue Eurídice la que imploró una mirada amorosa? ¿Fue Orfeo quien quiso asegurarse? El resultado fue el mismo. Faltos de decisión, sobrados de sentimentalismo... ¡sucumbieron!: Una al olvido eterno y el otro, a la melancolía y, finalmente, a ser destrozado por las Bacantes (aunque Monteverdi, deus ex machina, lo ascienda a los cielos en el fulgurante carro de Apolo). No vale convertir una derrota en victoria. Las derrotas se asumen. Y “aprenderemos a equivocarnos mejor”.

Orfeo intentó romper el orden establecido: deseando lo imposible. Intentando lo imposible (¿). ¡Otra vez será!  Querría decir más cosas... Indicios, relámpagos...pero no acabo de establecer las conexiones. La música de Orfeo...uniendo el cielo y la tierra ¡Ahí está la clave!

Ya es noche cerrada. Tomaría granadina (símbolo del renacer, y bebida de los exilados rusos en París, cuando se reunían en torno a Lenin, allá por 1909 en Montparnasse). Pero en esta casa no hay de ese tipo de bebidas. O un “Parfait Amour”, la única bebida azul que conozco....Aquí tampoco se estila esas excentricidades. En su defecto, seguiremos con el vino. 

Huevos fritos rociados con aceite de trufas y un fifti-fifti. Paseo nocturno: el perro va como soñador, más lento que de costumbre. Me mira de vez en cuando y me sonríe. Dormiremos bien.


... Si quieren pueden escuchar "Orfeo en los infiernos" de Offenbach. Otra forma de ver la cosa.






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sábado, 23 de febrero de 2013

Propuesta "¡Quién pudiera"! para hoy, día 23 de febrero. Caballería Roja. París. Keats.




Hoy día complicado. Iríamos a... San Peterburgo...Petrogrado...Leningrado; pero si aquí ha nevado, allí se deben helar hasta las palabras, que caerán al suelo haciendo un leve crujido. ¿Sonarán igual todas las palabras? ¿Sonará igual “muerte” que “azucena”?
 
El perro tendrá que esperar hasta que se caldee la mañana. Empezaremos por caldearnos nosotros: fift-fitfi y untaremos pan en aceite y orégano griegos. Loncha de jamón de York con cortisona para el perro y una caricia.

Desde mediados de Octubre hasta principios de Noviembre (1918) la situación en Petrogrado (y en toda la URSS) era desesperada: Yudénich, Denikin, Kolchak, los británicos, la división franco-rumana....los nacionalistas de Petliura... y de Majnó (estos dos últimos grupos de forma contradictoria). Todo parecía conjurarse contra la revolución bolchevique.¡Parecía el fin! La cosa se jugaba en la capital. Petrogrado se llenó de barricadas... Pero en esto llegó Trotsky: llegó con su tren, ese famoso tren que recorría los frentes...con un grupo admirable de especialistas (que se lanzaba allí donde había peligro) todos seleccionados en el combate y llenos de fe y confianza en ellos mismos sobre todo en el jefe. Todos vestidos de cuero negro, con la estrella roja en la gorra... ¡disciplina! ¡vigor! :”Es imposible que un pequeño ejército de 15000 exoficiales se apodere de una ciudad de setecientos mil obreros” la ciudad “se defenderá en el interior” (V.S.)

Al mismo tiempo anunció la llegada de una división (bashkir) de la Caballería Roja que lanzaría sin piedad un ataque contra Finlandia si ésta movía un dedo.

  

                                       


Nos gustaría estar en el Palacio de Táuride, sede de la antigua Duma, donde Trotsky, orador excepcional con voz metálica y magnetizadora, dio el giro decisivo a la situación. "Tres mil cabezas, alineadas bajo las anchas columnas del palacio Táuride, escuchaban el discurso de Trotski, quien amenazaba con expandir la revolución como si estuviese entonando amenzas bíblicas"


 


Visitaríamos el Smolni...Ambos en el curva maternal del  helado Neva...El Palacio de Invierno...
Pero estaremos todavía en casa deliberando sobre la conveniencia o no del paseo matutino. El perro vota porque el paseo se realice inmediatamente.

Llegó la caballería, montada en pequeños caballos de las estepas, de pelo largo...jinetes salidos de un lejano pasado, de piel tostada y tocados con bonetes negros de piel de cordero que acompañaban sus cánticos con estridentes silbidos...Pelearon poco y de forma deplorable; pero eso no tuvo importancia.
El ejército de Judenich fue vencido en la batalla de los altos de Pulkovo ( a las afueras de Petrogrado). Trotsky alcanzó la categoría de héroe (Orden de la Bandera Roja) y Gatchina, donde había tenido lugar buena parte de la batalla, recibió el nombre de Trosk.
















Al mismo tiempo Denikin era aniquilado no lejos de Veronezhe (donde Mandeltham pasaría uns largas vacaciones) por el Primer Cuerpo de la Caballería Roja, improvisada por Trotsky y dirigida por un exoficial (unido a los bolcheviques y enterrado en la plaza roja en 1970) llamado Budienny (Budioni). Este Budioni, además, creó una raza de caballos que lleva su nombre y ¡sobre todo! Diseñó (¿) la “budenovka”, esa boina orejera acabada el punta, con estrella roja y hoz y martillo. En honor a Budioni cambiaremos nuestro gorro tipo Ignatius por una budenovka (20 Euros. Internet).

Esta derrota de Denikin, unida a la derrota de los ejércitos de Kolchak, que amenazaban, desde Siberia, la zona de los Urales; la expulsión de la zona del Mar Negro de las tropas franco-rumanas; la retirada del apoyo británico y de todos los que, a su vez, apoyaban a los británicos (los griegos, por ejemplo, a los que les prometieron el oro y el moro) y los desordenados ataques de los “ejércitos negros”, disolvieron, como un azucarillo en pernod, la maquinaria blanca...etc...etc ¡La situación estaba salvada! (de momento).

“La Guardia Blanca” (Bulgákov) “Caballería roja” (Babel). ¡Pobre Babel, qué destino te deparará la historia!).

Tal día como hoy de 1918. Trotsky, pese a que era reacio al papel de la caballería en las guerras “modernas”, crea la “Caballería Roja”. No tardó en aceptar la consigna: “Proletarios a caballo”. La puso bajo la dirección del citado Budionni. Kopionkin y su caballo “Fuerza proletraria” tendrían un puesto asegurado.

Recorreríamos la Perspectiva Nevsky. Cruzaríamos el canal Moika. Saludaríamos, puño en alto, al Aurora y seguiríamos, a la derecha, siguiendo el Neva, hasta el Palacio de Invierno. Desde allí: la Fortaleza de Pedro y Pablo, aparecería, siniestra, entre brumas  procedentes de las islas.

Inevitable entrar en uno de los cafés que, ahora, bordean los canales, y releer los poetas “de plata” (de destino funesto) y el “ Persburgo” de Biely.

-¡Vodka!.

-¿Con Picón?

-¿? Sólo. Doble.

Pero no estaremos allí, sino aquí. Y días llegarán para recrearnos en la ciudad de Petrogrado. Mientras esos días llegan, volveríamos a la Nevsky. Emocionados y con lágrimas en los ojos, entraríamos en el Museo Ruso, para contemplar “Caballería Roja (galopando)” (¿1930?) de Malevich (nacido el 23 de febrero de 1878). Pretendía ilustrar la “Caballería roja” de Babel: tres grupos de cuatro jinetes cada uno (3 x 4 = 12) galopan sobre un azul digno de Novalis y sobre 12 capas de tierra de diferentes colores. Proporción áurea: 0’618. (Malevich nunca pudo abandonar esa visión poética y casi mística de su oficio). El azar parece, a veces, causalidad.

Malevich, después de pasar por todos los estilos artísticos occidentales y por el neoprimitivismo ruso, y espoleado por la “bofetada al gusto del público” de Maiakovski, propuso el suprematismo.  “la supremacía del sentimiento en el arte creativo”, con lo cual no nos podemos hacer ni una remota idea
de su obra.

 

“Cuadrado negro sobre fondo blanco” “fue la primera forma en que llegó a ser expresado el sentimiento no objetivo” (¿) .“Cuadrado=sentimiento; fondo blanco= vacío más allá del sentimiento” 
(¿). Punto cero de la pintura. Nuevo comienzo. Mucho podríamos decir al respecto si no fuera por lo que es.

Los problemas futuros de Malevich con las tendencias más Proletkult ya se pusieron de manifiesto en su disputa (llegaron a las manos) con Tatlin en “0:10. La última exposición furutista” (Petrogrado, 1915) 

De paso, sin pretenderlo, contemplaremos los “forzados” de Rupin (“Estética de la resistencia”), y algunas obras de Kandinsky, de Deineke y del gran Filonov.

Nos enjugaríamos los ojos y seguiríamos por la Nevsky , cruzaríamos el Neva por el Dvortsovyy Most para entrar en la Isla ¿artificial? de Vasilevsky. Giraríamos a la izquierda por el malecón de la Universidad y después a la derecha...Entraríamos a la perspectiva Bolshoi. Iríamos a comer al restaurante “¡Salud!” (por el nombre) en el número 13, y pediríamos (se nos hará la boca agua): Una botella de vodka y caviar (si no lleváramos dinero no hubiéramos salido de casa): como el negro proviene de especies en extinción, pediremos rojo. El vino es MUY caro.

1. Caviar rojo sobre tostadas de pan blanco embardunardos con mantequilla (hubieramos preferido rociados con limón de Murcia).

2. Ensladilla “rusa”, allí llamada francesa, en honor a un cocinero francés llamado Olivié. Como la nuestra (¿), ¡¡pero sin olivas!! ( ¿si se hubiera llamado Mayonés?).

2. “Arenque bajo el abrigo” (algo así como “ con gabardina”); arenque cubierto de una pasta de zanahoria, remolacha..cocidas...huevo y mayonesa.

3. Fifti-fitfi. Que finalmente se convertirá en otra botella de vodka y café. Le explicaríamos (se nos habrá desatado la lengua) la diferencia, pero...

Saldríamos con nuestra bufanda y gorro tipo Ignatius, a todas luces (ya habrá poca) insuficientes. Será de noche. Tomaríamos el metro en Vasilostrovskaya y bajaríamos en Spasskaya (cerquita de la Moskovskly Prospect). El metro de Leningrado es el más profundo del mundo y, junto con el de Moscú, el más “lujoso” (Palacios del pueblo).  Allí entraríamos en el Kinosentra y nos beberíamos los que pusieran.

Pero estamos aquí, no allí. Y, por suerte, los vecinos han puesto en marcha la barbacoa: Butifarras amb mongetes del ganxet y panceta. El perro... Diarrea asegurada. Vino “hors de série” y fifti-fifti por un tubo. La tarde irá cayendo (y nosotros también).

Malevich no dudó. Se puso al servicio de la Revolución. Maestro de maestros. Su actividad en el UNOVI de Vitebsk (Chagall, Rodchenko, El Lissinsky...) fue frenética: trenes y barcos de agitación (decorados según los moldes suprematistas), carteles, decoración de calles...

¡Demasiado pequeño burgués! ¡Arte demasiado autónomo!...Kronstad fue determinante también en este tema. Malevich, tras desovar en la  Bauhauss, fue, poco a poco, virando hacia un figurativismo “renacentista”, (aún le encontraremos entronque con los grandes planos del cubismo sintético, reelaborado en suprematismo). Para nosotros, enternecidos por el alcohol: “El hombre que corre” o “CABALLERÍA ROJA” nos tocarán el alma (si la tuviéramos) como el perfume de las azucenas de Ball.




Su cuerpo fue depositado (Petrogrado.1935) en un ataúd suprematista diseñado por él mismo...pero sin la cruz (¡tan de Malevich!) que él hubiera deseado. Durante el velatorio se puso sobre su cuerpo un Cuadrado negro. Otro fue atado al camión fúnebre. Sus cenizas fueron esparcidas en un campo cercano de su dacha de Nemchinovka, cuna de sus principios suprematistas. Otro “cuadrado negro” marca el sitio.

En Leningrado será de noche, pero aquí aún nos quedarán algunas horas de fría  claridad. Tomaremos un gin tonic (¡el último!) en casa de los vecinos mientras cambiamos las piezas: ¡¡París!!
En el interludio (espotifaif): “Grándola, vila morena” (José Alfonso acabó, en silla de ruedas, sus días el 23 de febrero de 1987).

Enlazaremos con Pierre Dupont que, a estas alturas, lo tendremos...si no fuera por lo que es… completamente aborrecido.

También, si no estuviéramos aquí, a la hora del paseo vespertino del perro, estaríamos en París paseando por el Boulevar des Capucines y lamentando (¡hasta cuando!) las malas cartas que no han tocado. Jugamos con barajas trucadas.

El 23 de febrero, la Guardia Nacional enviada para controlar los desmanes del 22, se puso claramente del lado de los insurgentes. Fue enviado el ejército. La cosa se contuvo. Por la noche, un grupo de insurrectos intentó avanzar por el boulevar des Capucines, (donde Nadar tendrá un estudio y tendrá lugar la primer exposición de pintura impresionista). El ejército se interpuso. Sonó un disparo y ¡65 muertos y más de 80 heridos! (38 muertos y 47 heridos, según Flaubert. ¡Siempre el baile de cifras!) Todo por el sufragio universal masculino (que, a la postre, sería perjudicial para los interés inmediatos de la revolución).




Ataremos al perro en la farola y pediremos un fifti-fifti en el bar acostumbrado. Me mira y rápidamente entiende que la cosa no va con él.

Tal día como hoy, 23 de febrero (miércoles) del año en cuestión, Baudelaire y otros, entre los cuales Champfleury, salían de la Rotonde para interesarse por los acontecimientos de los cuales habían sido testigos el día anterior. Estaban pegando tiros en Saint Dénis. Se oía desde Châtelet. Todo estaba cerrado. De camino hacia Saint Dénis y la Bastilla encontraron varias barricadas. Antes de alcanzar el boulevard...pasos ligeros y acompasados y descarga de artillería: gritos, heridos, ¿muertos? Los moribundos eran de la tropa: “...¡Hemos luchado durante siete años contra los beduinos para que ahora nos asesinen aquí unos franceses!”.






Llegan al boulevard du Temple. “Dimite” Guizot. Alegría. Todos los comercios vuelven a abrir...fiesta...confraternización ¡¡El pueblo!! Se oye La marsellesa por doquier y el himno de los Girondinos, más grave y menos apasionada que la de Rouget de Lisle, que se adapta mejor a los sentimientos del momento.


 Por el lado de la Puerta de Saint Martín: Guardias nacionales, obreros de blusa, "politécnicos" (al mando de la Escuela estaba el general Aupick, padastro de Baudelaie, que ya había tenido alguna responsabilidad en la represión de los obreros de Lyon dell 32. Su carrera fue meteórica), en comitiva fraternal, marchan cantando los dos himnos (alternativamente, claro) al son de los tambores. Otros,borrachos, se divierten a su manera (difícil decisión)...También se oye "Le chant du Dépar".


 Esputifaif : los mentados himnos

Nada es lo que parece. La cosa acabará mal. Tanta fraternidad...tanto amor...esconde un revólver en el bolsillo del corazón. 

Baudelaire, fiel a su costumbre, se deja invitar a cenar. Estaba encantado con lo que acababa de ver. El final no le gustará tanto. Ni tampoco el suyo propio. Ya el 23 de febrero de 1862, unos años antes de morir (sífilis): “he sufrido una singlar advertencia: he sentido pasar sobre mí el viento del ala de la imbecilidad”




El agua nieve ha devuelto al perro su color original.

Después de cenar fueron a la Rotonde, allí encontraron a Courbet, sólo, con una cerveza y su pipa. La tranquilidad se rompió de golpe: tocaron a rebato en todas las iglesias cercanas: “¡Están asesinando a nuestros hermanos! ¡A las armas!”. Saint-Sulpice seguía tocando; las demás callaron. Lluvia de balas, cuerpos traspasados por bayonetas: los municipales se empleaban a fondo. Alguno de ellos también murió. Se sentían odiados (¡con razón! ¿no es verdad?). “No eran hombres, sino verdaderas fieras”.

En el Pont-Neuf el ejército no dejaba pasar de la orilla izquierda a la derecha. Algunos que lo conseguían contaban el asunto del Boulevard des Capucines: cadáveres paseados a la luz de las antorchas y las barricadas que se levantaban por todas partes. Eran más de las tres cuando se retiraban.

Mientras tenía lugar la comitiva fúnebre, que cambiaría el signo de los acontecimientos, F. Moreau, despechado por el plantón de la Sra. Arnaux y ajeno a cuanto estaba pasando, cena con la “Mariscala(“Educación sentimental”).

Tras apurar, inútilmente el fifti-fifti, desato al perro y volvemos, tranquilamente, no puede ser de otra manera, a casa. El agua nieve es agua. Chopados. El perro espera; se sacudirá  junto al sofá.

Es hora del Dry, estilo Buñuel. Espinacas cultivadas por nosotros y mientras se hacen, (verdejo de Rueda) el cerebro nos da un vuelco (¡qué menos!).

“Que pueda morir una muerte
De lujo, y mi joven espíritu seguir
Los rayos solares de la mañana hasta el Gran Apolo
Como un nuevo sacrificio”

Keats, murió el 23 de febrero de 1821. A los 25 años.
Los médicos (y su amigo Shelley) le recomendaron trasladarse a Italia (eligió Roma). Tisis, tuberculosis (mal del siglo, junto con la sífilis). Duró un año.

En su tumba: “Aquí yace alguien cuyo nombre fue escrito en el agua”. (¿)

Lo entendería referido a su amigo Shelley: El “Don Juan” (por Byron) que pilotaba el poeta, naufraga entre Pisa y Larici, a la altura de La Spezia. Fue una “muerte de lujo” (dado los tiempos que corren) y su “joven espíritu” (30 años sin cumplir) no siguió los rayos solares hasta el Gran Apolo; siguió el camino inverso, hacia las entrañas de Poseidón. Su cuerpo fue incinerado en una playa cerca de Viarreggio. Pero su corazón lo guardó Mary (quizá para que su imaginado Dr. Frankestein lo aprovechara), que, además, afirmó que el poeta recién había cambiado el nombre al barco: “Ariel”. Sus cenizas (¿) reposan (¿) en el cementerio protestante de Roma. 




“El leproso cadáver, tocado por este tierno espíritu,
Exhala flores de dulce aroma;
Como encarnaciones estelares, cuando el esplendor
Se torna fragancia, ilumina la muerte
Y se burlan del alegre gusano que se despierta debajo;
Nada que conocemos muere. ¿Será todo lo que conocemos
Como una espada fundida fuera de la vaina
Por el ciego relámpago? El intenso átomo brilla
Un momento, luego se extingue en el más frío reposo”




Es un fragmento de “Adonis” en honor a su amigo. Shelley moriría al año siguiente.

Las espinacas en su punto. Media botella de vino. Fifti-fifti. Y paseo nocturno. Lo presentido se ha hecho realidad.

Vuelve a nevar suavemente. Volveremos meditabundos: el “desmesurado” amor de los románticos por Grecia no impidió el expolio de Lord Elgin...

DVD: alguna película de Stan Laurel (el flaco), muerto el 23 de febrero de 1890. Entraremos en un sueño plagado de “risillas




















viernes, 22 de febrero de 2013

Propuesta"¡Quién pudiera!" para hoy, 22 de febrero. París 1848. Hugo Ball. Valeire Solanas


Lo de Blanqui era una forma de descifrar el “álgebra de la revolución”. La trilogía de Marx sobre las revoluciones francesas del XIX son otra manera. Lean también los recuerdos de la revolución del 48 de Tocqueville.

Toda revolución necesita sus banquetes: no se refería a las celebraciones (¡pocas!), sino a los “banquetes revolucionarios” que se extendieron por todo París (y toda Francia) con el fin de esquivar las medidas represivas de la monarquía de Julio.


                                 




Brillat-Savarin, Rossini, Alejandro Dumas (padre) y tantos otros (los clubs gastronómicos, y de todo tipo, proliferaron), propusieron recetas de cocina, consejos y maneras de hacer que tuvieron resonancia en la época. Creemos que estos banquetes de las clases trabajadoras no alcanzarían tal nivel: Ollas podridas, algunas salchichas y poco más: Allí se comía, se bebía (vin de la barrière) se confraternizaba y se iba construyendo la conciencia de clase. Fueron tan necesarios subjetivamente como, a la postre, lo fueron en el plano de los hechos.

Estamos en año 1848.

Y el spotifi a toda máquina: Pierre Dupont y toda la “colección de canciones históricas francesas”.

El gobierno de Guizot había suspendido el derecho de reunión. Para burlarlo se organizaban banquetes donde la gente (pagando) a parte de comer, oía a sus líderes, discutía, se divertía... Cerca de 200.000 ciudadanos participaron en los más de 70 banquetes que se celebraron  (¡Incluso Flaubert!).

Para el 19 de febrero la Guardia Nacional había anunciado uno. Fue prohibido y se aplazó hasta el día 22 de febrero. La expectación era tanta y las medidas represivas tan intensas que los organizadores, para evitar problemas, lo suspendieron definitivamente. Pero todo se fue de las manos y rápidamente se impuso el Estado de Sitio (¡siempre igual!). Guizot convocó a la Guardia Nacional para el día siguiente Así empezó la revolución de febrero que derrocaría a Louis Philippe y proclamaría la segunda república...¡Qué mezcla de odio y tristeza volver a recordar todos estos días!



El frío también ha llegado aquí. Incluso la nieve por encima de los 300 metros. Hoy no saldremos de casa, ¡privilegios de la tarjeta dorada!...pero dedicaremos el día a preparar un “banquete” y nada de “vin de barrière”: Ribera del Duero sin etiqueta  y espirituosos a discreción. Sacaremos al perro, mezcla, en horas bajas,  de mastín de pirineo y pastor belga. No ve ni oye, pero tiene un olfato que suple todas sus deficiencias. Vigilaremos que el animal no arruine los ingredientes (¿). Lonchas de jamón de york y cortisona (para el perro) , pan con aceite y orégano griegos (para nosotros). Fifí-fifti.

Aprovecharemos el paseo del perro para acercarnos al Condis y comprar espaguetis, tomate frito, atún en aceite de oliva virgen extra y una bolsa de queso rayado. Alcaparras tendremos Y para pasar por la bodega y echar el resto: Calvados, Privat brut nature, blanco verdejo, ginebra Larios (¿), Terry  de malla (¿), cervezas y un paquete de tónicas. Limones, de Murcia, también tendremos. Con esfuerzo (padeceremos codo de tenista) (¡!) portearemos las viandas y bebidas a casa. Frío, aguanieve, bufanda, gorro tipo Ignatius...

 Engels puso el dedo en la llaga: La tropa (...) “en 1848 llevaba un fusil liso de percusión y antecarga (...) sólo disponían de granadas macizas y los botes de metralla de la artillería,  eran de efecto relativamente débil” (...) “Hoy (1895) llevan fusil de repetición, de retroceso y de calibre pequeño, que tiene 4 veces más alcance, diez veces más precisión y diez veces más rapidez de tiro”  que aquellos del 48 y las “granadas son de percusión, una de las cuales basta para hacer añicos la mayor barricada”.

  
Evidente las cosas han cambiado y siempre a favor de la tropa. De nuestro lado: todas las condiciones han empeorado. Entonces (48) “era posible fabricar la munición necesaria con pólvora y plomo”. También ha jugado en nuestra contra el urbanismo. Sólo la multitud. Las masas. Sólo la mayoría de la población organizada y lanzada al ataque abierto, podrá suplir tales deficiencias. Han cambiado las condiciones de la lucha de clases: se impone la paciente labor de comprensión. Las fuerzas actúan uniforme y lentamente y provocan cataclismos sorprendentes (Lyell: muerto el 22 de febrero de 1875). No podremos sacarnos nosotros solos de la charca tirando de nuestros cabellos, ni podremos dar la vuelta en el aire cuando estemos cayendo al precipicio (Barón de Münchaussen (muerto el 22 de febrero de 1792).

Otra cosa nos enseñó Febrero (y Junio) del 48: será difícil, sino imposible, aquella agrupación del “pueblo” en torno al proletariado. El “pueblo“ aparecerá, pues, siempre dividido, con lo cual faltará una formidable palanca, que en el 48 fue de una eficacia extrema”.

Cuando vencieron en Julio del 30. Laffitte  traicionó a su revolución al descubrir el secreto: “Desde ahora dominarán los banqueros”. Leer las primeras páginas de la “Guerra Civil en Francia” es leer (y comprender) una crónica de los entresijos de la situación actual.

¡Léanlo, por favor!

Toda la relación entre la deuda privada y pública y sus efectos sobre la miseria de la población.... Los mecanismos de reproducción no cambian. Ocurre que nuestras vidas son muy cortas.

“La aristocracia financiera, lo mismo en sus métodos de adquisición, que en sus placeres, no es más que el renacimiento del lumpenproletariado en las cumbres de la sociedad burguesa”.

 ¡Léanlo, por favor!

Mientras tomamos una cerveza releemos el siguiente texto (Pichois y Ziegler):

 “el 22 de febrero iba yo (...) y Promayet el músico, Courbet y Baudelaire. Un destacamento de municipales a caballo cargó al trote corto, pretendiendo sólo que se formaran grupos, y nos obligó a escondernos (...) Era el anochecer. Estábamos allí, rodeados de soldados y acechando el momento en el que podríamos escabullirnos, cuando pasaron unos bomberos que se dirigían hacia la avenida de Beaujon donde, según decían, un puñado de revoltosos habían cogido por sorpresa a un pequeño cuerpo de guardia, y le habían prendido fuego. (...) De repente la escena cambió. Del fondo de les Champs-Elysées llegaron unos municipales a pie, con la bayoneta calada, apuntando, y los amotinados (...) empezaron a huir. Uno de estos, desarmado, perseguido por dos soldados, giró alrededor de un árbol, dio un traspié, se cayó y, allí mismo, ante nuestros ojos, uno de los municipales le hundió su bayoneta en medio del pecho. (...) a un obrero (...) le dio un ataque de nervios y tuvimos que llevarlo (...) Premayet y yo, hasta su casa (...) mientras Courbet y Baudelaire iban a la Presse para denunciar (...) este acto de espantosa ferocidad. Fue la primera sangre vertida durante esa revolución”.

Quedará claro que no beberemos para celebrar nada, ni porque el cinismo nos sea connatural; beberemos porque beberemos. No añade nada a la cosa. A no ser un toque de desesperada compasión.

Lo que empezó tal día como hoy, concluiría el 25 con la proclamación de la República. Mañana continuaremos rememorando y , como siempre (¡hasta cuándo!) lamentando.

Es la hora del Dry, estilo Buñuel (nacido el 22 e febrero de 1900) Y hoy, por esa razón, ¡triple! 

                                                  


Mientras lo degustamos a tragos pantagruélicos, nos vendrá a las mientes la figura melancólica, ¡sí melancólica!, y desamparada de Hugo Ball (muerto tal día como hoy, del año 1903): iniciador de otra revolución complementaria. Opositor a la guerra:”La guera se basa en un craso error. Se han confundido las máquinas con los hombres”. (Marinetti cayó, naturalmente en ese error) “habría que diezmar a las máquinas en vez que a los hombres”.

La última entrada de su diario,  antes de la apertura del Cabaret Voltaire (Zurich):“por la noche soy Esteban, que es lapidado. Llueven guijarros y yo siento el deleite del que es aplastado y molido sin compasión por las piedras, con tal de formar una pequeña pirámide tosca que se ha teñido con su sangre”.

¡¡Quién se come ahora los espaguetis con salsa de tomate!!

El fue quien alquiló el local y fue en torno a él y a su compañera Emmy Hennings, que se fueron reuniendo artistas de diversas procedencias: Janco, Tzara, Arp y Huelseneck...después vendrían otros...la primera velada tuvo lugar el 5 de mayo de 1916 (ya lo veremos...y saldrán a relucir Lenin, Joyce...). Ball no pretendía la destrucción del arte, ni del lenguaje artístico. Pretendía capturar la esencia mágica de las palabras (“Zaum” rusos). Su enemigo era la pérdida de sentido del mundo producida por el mecanicismo, el cientifismo y el periodismo. No aguantó mucho y tras algunos meses de bromas, empezó a parecerle vergonzoso. Así que, tras oficiar de obispo dadaísta con manos de langosta, abandonó Zurich. Volvió para dar su famosa conferencia sobre Kandinsky, pero una nueva y definitiva desavenencia con Tzara lo alejó del grupo. La llegada de Picabia desató las tendencias nihilistas de Tzara y se armó la marimorena. El Dadá que conocemos debe menos a Ball que a los citados. Ball, admirador de Bakunin, acabó convirtiéndose al catolicismo..

                                              


Añadiremos algunas frases del manifiesto inaugural de la primera velada dadá:

¿cómo se alcanza la bienaventuranza? Diciendo dadá (...) dadá es el mejor jabón de leche de azucena del mundo (...)recito versos que aspiran nada más y nada menos que a renunciar a la lengua (...) No quiero palabras que otros hayan inventado (...) La palabra, la palabra, el malestar en este punto precisamente, la palabra, señores míos, es un  asunto público de primer orden”.

Y sus últimas entradas del diario (¿1921?): “El pecado mortal de la ceguera recobrará la vista por el amor”. “Emprendemos viaje a Alemania”.  Murió en 1927.

Habremos acabado nuestro Dry y comenzaremos la elaboración del banquete: agua a hervir, es fácil, y cundo hierva, echamos los espaguetis: 10 minutos y listos.

Mientras se hacen (blanco verdejo) recordaremos a la desgraciada (violada por su padre, artista incomprendida...) Valerie Solanas: El 3 de junio disparó (en The Factory de la calle 47 de New York) contra Warhol, que, pese a estar clínicamente muerto durante algo más de un minuto, logró sobre vivir 19 años, hasta que murió de miedo a una tonta cirugía en la vesícula biliar (el 22 de febrero de 1987) (C.G.). Basquiat aprovechó para subirse la dosis.

Copio: “Su gran logro fue acoplar la indiferencia y el individualismo de Duchamp (...) y la aceptación y la repetición de Cage, por el otro, a los nuevos tiempos que corrían. El resultado no pudo ser más paradójico (...) el influjo de Duchamp se convirtió en una falta absoluta de emoción y en culto a la fama, y el de Cage en la fascinación por el mundo banal de la sociedad de masas y la repetición en serie de los iconos de la farándula”. (C.G.)

La salsa de tomate no es Campbell, es marca blanca. Verter la salsa sobre los espaguetis y rociar por encima un buen puñado de alcaparras. Queso rayado. Banquete revolucionario que tomaremos con vino “hors série”. Fifti-fifti y cambiaremos la música del esputifaif. Estaremos de Dupont hasta... Velvet Underground. Gin tonic y en el DVD “Giulieta de los espíritus” (Giulietta Messina: nacida el 22 de febrero de 1921 y desaparecida ¡hace ya 20 años!.

Será la hora del paseo vespertino del perro. Bufanda y gorro.  Mientras paseamos tranquilamente, no puede ser de otra manera, pensaremos en “La novia del viento“ de Kokoshka (muerto, nonagenario, tal dia como hoy, del año1980) y la aventura aquella de la venta del caballo. También en la muñeca hinchable, de tamaño natural, que mandó construir de su amada Alma Mahler (¡Vaya otra!) a la que paseaba e invitaba a cenar...¡Volveremos sobre el tema!...

Habrá anochecido. Tomaremos, por ser un día especial, otro Dry y nos comeremos los espaguetis sobrantes. Es sabido que siempre hacemos de más. Paseo nocturno del perro. Y a dormir la mona.

Otras “Propuestas”:

1. Estudiar con cariño la poesía de Espriu (muerto el 22 de febrero de 1985) eterno aspirante al Nobel.

2. Investigar las causas del éxito de Sandor Marai (muerto el 22 de febrero de 1989) a un año de ser también nonagenario.













RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...