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viernes, 22 de febrero de 2013

Propuesta"¡Quién pudiera!" para hoy, 22 de febrero. París 1848. Hugo Ball. Valeire Solanas


Lo de Blanqui era una forma de descifrar el “álgebra de la revolución”. La trilogía de Marx sobre las revoluciones francesas del XIX son otra manera. Lean también los recuerdos de la revolución del 48 de Tocqueville.

Toda revolución necesita sus banquetes: no se refería a las celebraciones (¡pocas!), sino a los “banquetes revolucionarios” que se extendieron por todo París (y toda Francia) con el fin de esquivar las medidas represivas de la monarquía de Julio.


                                 




Brillat-Savarin, Rossini, Alejandro Dumas (padre) y tantos otros (los clubs gastronómicos, y de todo tipo, proliferaron), propusieron recetas de cocina, consejos y maneras de hacer que tuvieron resonancia en la época. Creemos que estos banquetes de las clases trabajadoras no alcanzarían tal nivel: Ollas podridas, algunas salchichas y poco más: Allí se comía, se bebía (vin de la barrière) se confraternizaba y se iba construyendo la conciencia de clase. Fueron tan necesarios subjetivamente como, a la postre, lo fueron en el plano de los hechos.

Estamos en año 1848.

Y el spotifi a toda máquina: Pierre Dupont y toda la “colección de canciones históricas francesas”.

El gobierno de Guizot había suspendido el derecho de reunión. Para burlarlo se organizaban banquetes donde la gente (pagando) a parte de comer, oía a sus líderes, discutía, se divertía... Cerca de 200.000 ciudadanos participaron en los más de 70 banquetes que se celebraron  (¡Incluso Flaubert!).

Para el 19 de febrero la Guardia Nacional había anunciado uno. Fue prohibido y se aplazó hasta el día 22 de febrero. La expectación era tanta y las medidas represivas tan intensas que los organizadores, para evitar problemas, lo suspendieron definitivamente. Pero todo se fue de las manos y rápidamente se impuso el Estado de Sitio (¡siempre igual!). Guizot convocó a la Guardia Nacional para el día siguiente Así empezó la revolución de febrero que derrocaría a Louis Philippe y proclamaría la segunda república...¡Qué mezcla de odio y tristeza volver a recordar todos estos días!



El frío también ha llegado aquí. Incluso la nieve por encima de los 300 metros. Hoy no saldremos de casa, ¡privilegios de la tarjeta dorada!...pero dedicaremos el día a preparar un “banquete” y nada de “vin de barrière”: Ribera del Duero sin etiqueta  y espirituosos a discreción. Sacaremos al perro, mezcla, en horas bajas,  de mastín de pirineo y pastor belga. No ve ni oye, pero tiene un olfato que suple todas sus deficiencias. Vigilaremos que el animal no arruine los ingredientes (¿). Lonchas de jamón de york y cortisona (para el perro) , pan con aceite y orégano griegos (para nosotros). Fifí-fifti.

Aprovecharemos el paseo del perro para acercarnos al Condis y comprar espaguetis, tomate frito, atún en aceite de oliva virgen extra y una bolsa de queso rayado. Alcaparras tendremos Y para pasar por la bodega y echar el resto: Calvados, Privat brut nature, blanco verdejo, ginebra Larios (¿), Terry  de malla (¿), cervezas y un paquete de tónicas. Limones, de Murcia, también tendremos. Con esfuerzo (padeceremos codo de tenista) (¡!) portearemos las viandas y bebidas a casa. Frío, aguanieve, bufanda, gorro tipo Ignatius...

 Engels puso el dedo en la llaga: La tropa (...) “en 1848 llevaba un fusil liso de percusión y antecarga (...) sólo disponían de granadas macizas y los botes de metralla de la artillería,  eran de efecto relativamente débil” (...) “Hoy (1895) llevan fusil de repetición, de retroceso y de calibre pequeño, que tiene 4 veces más alcance, diez veces más precisión y diez veces más rapidez de tiro”  que aquellos del 48 y las “granadas son de percusión, una de las cuales basta para hacer añicos la mayor barricada”.

  
Evidente las cosas han cambiado y siempre a favor de la tropa. De nuestro lado: todas las condiciones han empeorado. Entonces (48) “era posible fabricar la munición necesaria con pólvora y plomo”. También ha jugado en nuestra contra el urbanismo. Sólo la multitud. Las masas. Sólo la mayoría de la población organizada y lanzada al ataque abierto, podrá suplir tales deficiencias. Han cambiado las condiciones de la lucha de clases: se impone la paciente labor de comprensión. Las fuerzas actúan uniforme y lentamente y provocan cataclismos sorprendentes (Lyell: muerto el 22 de febrero de 1875). No podremos sacarnos nosotros solos de la charca tirando de nuestros cabellos, ni podremos dar la vuelta en el aire cuando estemos cayendo al precipicio (Barón de Münchaussen (muerto el 22 de febrero de 1792).

Otra cosa nos enseñó Febrero (y Junio) del 48: será difícil, sino imposible, aquella agrupación del “pueblo” en torno al proletariado. El “pueblo“ aparecerá, pues, siempre dividido, con lo cual faltará una formidable palanca, que en el 48 fue de una eficacia extrema”.

Cuando vencieron en Julio del 30. Laffitte  traicionó a su revolución al descubrir el secreto: “Desde ahora dominarán los banqueros”. Leer las primeras páginas de la “Guerra Civil en Francia” es leer (y comprender) una crónica de los entresijos de la situación actual.

¡Léanlo, por favor!

Toda la relación entre la deuda privada y pública y sus efectos sobre la miseria de la población.... Los mecanismos de reproducción no cambian. Ocurre que nuestras vidas son muy cortas.

“La aristocracia financiera, lo mismo en sus métodos de adquisición, que en sus placeres, no es más que el renacimiento del lumpenproletariado en las cumbres de la sociedad burguesa”.

 ¡Léanlo, por favor!

Mientras tomamos una cerveza releemos el siguiente texto (Pichois y Ziegler):

 “el 22 de febrero iba yo (...) y Promayet el músico, Courbet y Baudelaire. Un destacamento de municipales a caballo cargó al trote corto, pretendiendo sólo que se formaran grupos, y nos obligó a escondernos (...) Era el anochecer. Estábamos allí, rodeados de soldados y acechando el momento en el que podríamos escabullirnos, cuando pasaron unos bomberos que se dirigían hacia la avenida de Beaujon donde, según decían, un puñado de revoltosos habían cogido por sorpresa a un pequeño cuerpo de guardia, y le habían prendido fuego. (...) De repente la escena cambió. Del fondo de les Champs-Elysées llegaron unos municipales a pie, con la bayoneta calada, apuntando, y los amotinados (...) empezaron a huir. Uno de estos, desarmado, perseguido por dos soldados, giró alrededor de un árbol, dio un traspié, se cayó y, allí mismo, ante nuestros ojos, uno de los municipales le hundió su bayoneta en medio del pecho. (...) a un obrero (...) le dio un ataque de nervios y tuvimos que llevarlo (...) Premayet y yo, hasta su casa (...) mientras Courbet y Baudelaire iban a la Presse para denunciar (...) este acto de espantosa ferocidad. Fue la primera sangre vertida durante esa revolución”.

Quedará claro que no beberemos para celebrar nada, ni porque el cinismo nos sea connatural; beberemos porque beberemos. No añade nada a la cosa. A no ser un toque de desesperada compasión.

Lo que empezó tal día como hoy, concluiría el 25 con la proclamación de la República. Mañana continuaremos rememorando y , como siempre (¡hasta cuándo!) lamentando.

Es la hora del Dry, estilo Buñuel (nacido el 22 e febrero de 1900) Y hoy, por esa razón, ¡triple! 

                                                  


Mientras lo degustamos a tragos pantagruélicos, nos vendrá a las mientes la figura melancólica, ¡sí melancólica!, y desamparada de Hugo Ball (muerto tal día como hoy, del año 1903): iniciador de otra revolución complementaria. Opositor a la guerra:”La guera se basa en un craso error. Se han confundido las máquinas con los hombres”. (Marinetti cayó, naturalmente en ese error) “habría que diezmar a las máquinas en vez que a los hombres”.

La última entrada de su diario,  antes de la apertura del Cabaret Voltaire (Zurich):“por la noche soy Esteban, que es lapidado. Llueven guijarros y yo siento el deleite del que es aplastado y molido sin compasión por las piedras, con tal de formar una pequeña pirámide tosca que se ha teñido con su sangre”.

¡¡Quién se come ahora los espaguetis con salsa de tomate!!

El fue quien alquiló el local y fue en torno a él y a su compañera Emmy Hennings, que se fueron reuniendo artistas de diversas procedencias: Janco, Tzara, Arp y Huelseneck...después vendrían otros...la primera velada tuvo lugar el 5 de mayo de 1916 (ya lo veremos...y saldrán a relucir Lenin, Joyce...). Ball no pretendía la destrucción del arte, ni del lenguaje artístico. Pretendía capturar la esencia mágica de las palabras (“Zaum” rusos). Su enemigo era la pérdida de sentido del mundo producida por el mecanicismo, el cientifismo y el periodismo. No aguantó mucho y tras algunos meses de bromas, empezó a parecerle vergonzoso. Así que, tras oficiar de obispo dadaísta con manos de langosta, abandonó Zurich. Volvió para dar su famosa conferencia sobre Kandinsky, pero una nueva y definitiva desavenencia con Tzara lo alejó del grupo. La llegada de Picabia desató las tendencias nihilistas de Tzara y se armó la marimorena. El Dadá que conocemos debe menos a Ball que a los citados. Ball, admirador de Bakunin, acabó convirtiéndose al catolicismo..

                                              


Añadiremos algunas frases del manifiesto inaugural de la primera velada dadá:

¿cómo se alcanza la bienaventuranza? Diciendo dadá (...) dadá es el mejor jabón de leche de azucena del mundo (...)recito versos que aspiran nada más y nada menos que a renunciar a la lengua (...) No quiero palabras que otros hayan inventado (...) La palabra, la palabra, el malestar en este punto precisamente, la palabra, señores míos, es un  asunto público de primer orden”.

Y sus últimas entradas del diario (¿1921?): “El pecado mortal de la ceguera recobrará la vista por el amor”. “Emprendemos viaje a Alemania”.  Murió en 1927.

Habremos acabado nuestro Dry y comenzaremos la elaboración del banquete: agua a hervir, es fácil, y cundo hierva, echamos los espaguetis: 10 minutos y listos.

Mientras se hacen (blanco verdejo) recordaremos a la desgraciada (violada por su padre, artista incomprendida...) Valerie Solanas: El 3 de junio disparó (en The Factory de la calle 47 de New York) contra Warhol, que, pese a estar clínicamente muerto durante algo más de un minuto, logró sobre vivir 19 años, hasta que murió de miedo a una tonta cirugía en la vesícula biliar (el 22 de febrero de 1987) (C.G.). Basquiat aprovechó para subirse la dosis.

Copio: “Su gran logro fue acoplar la indiferencia y el individualismo de Duchamp (...) y la aceptación y la repetición de Cage, por el otro, a los nuevos tiempos que corrían. El resultado no pudo ser más paradójico (...) el influjo de Duchamp se convirtió en una falta absoluta de emoción y en culto a la fama, y el de Cage en la fascinación por el mundo banal de la sociedad de masas y la repetición en serie de los iconos de la farándula”. (C.G.)

La salsa de tomate no es Campbell, es marca blanca. Verter la salsa sobre los espaguetis y rociar por encima un buen puñado de alcaparras. Queso rayado. Banquete revolucionario que tomaremos con vino “hors série”. Fifti-fifti y cambiaremos la música del esputifaif. Estaremos de Dupont hasta... Velvet Underground. Gin tonic y en el DVD “Giulieta de los espíritus” (Giulietta Messina: nacida el 22 de febrero de 1921 y desaparecida ¡hace ya 20 años!.

Será la hora del paseo vespertino del perro. Bufanda y gorro.  Mientras paseamos tranquilamente, no puede ser de otra manera, pensaremos en “La novia del viento“ de Kokoshka (muerto, nonagenario, tal dia como hoy, del año1980) y la aventura aquella de la venta del caballo. También en la muñeca hinchable, de tamaño natural, que mandó construir de su amada Alma Mahler (¡Vaya otra!) a la que paseaba e invitaba a cenar...¡Volveremos sobre el tema!...

Habrá anochecido. Tomaremos, por ser un día especial, otro Dry y nos comeremos los espaguetis sobrantes. Es sabido que siempre hacemos de más. Paseo nocturno del perro. Y a dormir la mona.

Otras “Propuestas”:

1. Estudiar con cariño la poesía de Espriu (muerto el 22 de febrero de 1985) eterno aspirante al Nobel.

2. Investigar las causas del éxito de Sandor Marai (muerto el 22 de febrero de 1989) a un año de ser también nonagenario.













jueves, 21 de febrero de 2013

Propuesta "¡Quién pudiera!" para hoy, 21 de febrero. Marx en París. Diderot.


“Bajo el asfalto (...) el adoquín” ( Bensaïd).
 
“Bajo el adoquín, la playa”…

¿Cuántos adoquines parisinos creen vds. que hicieron falta para construir las 4.054 barricadas de las “jornadas gloriosas” de París? Pues...¡¡8.125.000!! ni más ni menos. Cálculos de Blanqui basándose en las dimensiones del adoquín parisino y los metros cúbicos de las calles que debían ser obstruidas. El adoquín tiene ventajas sobre la granada (mal llamada bomba): es menos peligroso de manejar y, sobre todo, es más barato. ¡La clase obrera no está para tirar el dinero! Los efectos eran parecidos.

¡Patatas y adoquines!: escudo de armas de la clase obrera incipiente: “Sobre un campo de patatas, un recio adoquín bermejo”. 

¿Cuántos harían falta para las barricadas del 48?

Louis Phippe, Louis Egalité, empezó a reemplazarlos por adoquines de madera. Haussmann (“artista demoledor”...¿destrucción creativa?) pavimentó calles y calles. ¡¡En vano!! Todavía quedaron para el Mayo del 68.
Sin embargo las barricadas (que a Baudelaire le parecían mágicas... quizá porque nunca vio cómo eran construidas y las creería llovidas del cielo) tienen en su DEBE que, mitificadas, impidieron el enfrentamiento en campo abierto, cara a cara. Fueron tumbas.

Todo esto en duerme-vela. La cabeza como un adoquín y el perro lanzándome el aliento y golpeando, más rápido de lo normal, la pared con el rabo.

Hoy es un día especial...tiembla el aire; hasta el perro lo nota. El espectro  vuelve a recorrer el mundo y ahora pasa cerca de nosotros, como el meteorito ese que nunca acaba de impactar. Hubo un aviso, sin embargo. ¡¡El fantasma del COMUNISMO!! Al perro se le erizan los pelos. Pero, hombre, si ya nos han quitado lo que nos tenían que quitar. A ti, mientras viva, no te faltará tu plato de comida y tus paseos. Perdona que, a veces, te abandone en casa del vecino... ¡tienes que comprender...!

No hay tiempo que perder. Bufanda blaugrana (¡! ) de siete vueltas y gorro tipo Ignatius. Meteremos una muda (por si acaso) en una bolsa del Condis y llamaremos al taxista habitual. Mientras llega: un vasito de vino (¡qué remedio!) y zumo de apio Tomamos el Vueling de las 6 de la mañana y llegaremos a París sobre las 7’45.

Antes de embarcar nos dará tiempo para tomar un cognac y un croissant para mojar.

Embarcaremos cuando ya estén a punto de poner la cadena en la puerta de embarque. Esperaremos impacientes que la azafata nos ofrezca el periódico y un refrigerio…esperaremos en vano ¡Aquí no dan nada! Así que, antes de que empiecen los temblores, pediremos (pagando) un calvados para despegarnos el croissant del cielo (el único) del paladar.
Le cogeremos el periódico, será La Vanguardia, a nuestro previsor vecino de asiento y haremos, con su permiso, el sudoku. Empezaremos por el difícil. Las turbulencias harán que agarremos por el cuello a la señora del asiento delantero, los gritos crearán un momento de pánico. Nos disculparemos y antes de colocar tres números, habremos llegado a Paris-Orly.

Habremos cargado nuestro i-pod con todas las canciones que hayamos encontrado en el espotifi de Pierre Dupont, poeta y músico que tomó partido por el levantamiento obrero del 48 y cuya amistad con Baudelaire le sirvió a éste para pasar por “revolucionario”...¡¡Baudelaire ese practicante de la metafísica de la provocación!!

Antes de bajar del avión nos arroparemos bien. Sigue haciendo frío en París.
Ya en París (serán sobre las 8’30) nos dirigiremos a la rue Vaneau. Cruzaremos el puente de Solferino y por Bellchasse llegaremos en un plis plas. Entaremos en el café-tabac que hay en la esquina con la rue Babilone (Vilamatas y el dr. Pasavento), nos despojaremos de nuestras prendas de abrigo y pediremos un petit creme y una copa doble de calvá. Pondremos en marcha nuestro i-pod y aguantaremos estoicamente.

Tal día como hoy, del año 1848, apareció al público “El Manifiesto Comunista” (junto a la Biblia, el libro  del que más ediciones se han hecho). Nuestro libro: Siempre nos hemos proclamado comunistas. El comunismo es el futuro, si lo hay. Somos enamorados del materialismo histórico.





 

Marx llega a París por primera vez en otoño de 1843 con su flamante, joven, aristócrata y embarazada esposa, Jenny. Marx también es joven, pero con barba. Tiene un proyecto a medias con Ruge, que es quien lo financia: “Los anales franco-alemanes” (un sólo número…tampoco le saldría muy caro). La familia se instala en el número 23 de esta calle en la que tomamos nuestro calvados. Un tal F.Engels enviará un artículo sobre Economía Política. Impresionó tanto al hegeliano de izquierdas que era, por entonces, Marx, que se puso a estudiar con verdadera pasión a todos los economistas que ahora llamamos neoclásicos.

Circunstancias que no vienen al caso forzaron un traslado de domicilio: al número 38 de esta misma calle. Allí nació su hija Jenny ¡Un primero de Mayo! (como mi perro, todo hay que decirlo). Desde allí mantuvo correspondencia con Feuerbach, con quien arreglaría cuentas posteriormente. Entabló amistad con H. Heine (¡léanlo!) que se enamoró platónicamente de Jenny; se relacionó con Proudhomme (con quien también arreglaría cuentas). Baudelaire siempre quiso una relación estrecha con el socialista utópico, pero éste le mostró una cordial indiferencia.

A estas alturas se nos notará nuestra inquina contra Baudelaire.

Aquí escribió Marx los controvertidos (¿) “Manuscritos” y aquí se empezó a fraguar una amistad indisoluble y decisiva, tanto que todavía hay quien piensa que Marx y Engels era algo así como Ortega y Gaset.

Una empresa americana se encarga, actualmente de alquilar las sencillas habitaciones que ocuparon los Marx, a millonarios turistas americanos, bajo el cutre reclamo de “ciudad de la luz”.

Engels llegó, procedente de Manchester, el 26 de Agosto de 1844. Quedaron en el Café  de la Régence de la Place du Palais Royal. Ese es, pues, nuestro próximo destino. Nos volveremos a poner nuestras prendas de abrigo y calentitos por dentro y por fuera, nos dirigiremos a la rive droit. Esta vez cruzaremos el Sena por el Pont de Carrousel y en cinco minutos estaremos en la plaza du Palais Royal. Aquí no encontraremos ningún café de la Régence. Ni en la rue Saint Honoré. En su lugar: la Oficina Nacional de Turismo de Marruecos.

Nos habrá pasado como aquella vez que fuimos a Berlín a ver la final de la copa de Europa de fútbol que disputaba el Barça... en Roma ¡Ya era extraño que los pasajeros del avión no portaran banderas, ni fetiches alusivos! ¡Extraño que sólo nosotros lleváramos la bufanda de siete leguas (que aún, como se ve, conservo)! ¡Extraño que sólo nosotros entonáramos cánticos!¡Extraño que al llegar a Berlín no encontráramos grupos de culés haciendo el imbécil (para unirnos a ellos)! Acabamos viendo el partido en un restaurante judío frente a la gran sinagoga de Oranienburg.

Pero como dios aprieta, pero no ahoga (¡!) en la calle Baillet, dentro del cuadrado formado por Las calles Pont Nuef, Rívoli, Almirant Coligny y los malecones del Sena, encontraremos un bar Régence que será suficiente para seguir con nuestras conexiones.

Una vida-eco. Muro contra el cual la historia choca y retrocede como eco. Seremos siempre eso. No tendremos vida propia; estaremos a disposición de las hojas del calendario. Como las hojas.

Habrá pasado el medio día. Pediremos un Dry, estilo Buñuel. 

El desaparecido café, frecuentado hasta por Napoleón, fue fundado en 1681: Café du Palais Royal. En 1715 tomó el nombre por el que lo conocemos. Con la “destrucción creativa” de Napoleón III, se trasladó a la Rue Richelieu y en el 54 se instaló definitivamente el Saint Honoré hasta que en 1916, tras convertirse en Restaurant en 1910,  se transformó en la oficina mentada. 

Era el centro mundial del ajedrez (¡no digo más!). Allí reinaba Philidor. Rousseau, perdía continuamente con el maestro y Diderot, a quien su mujer le daba 6 monedas diarias para café con el fin de que saciara sus ansias de ajedrecista, no conseguía ganarle nunca a Rousseau. Diderot no pasó nuca del “jaque pastor”.


                               

                                   
Aquí tuvo lugar esa inverosímil conversación (¡más de cuatro horas!) entre Diderot, el sensato, y el insensato sobrino de Rameau. Y se dijeron cosas interesantes.
Pues bien, aquí se encontraron Marx y Engels y continuaron su amistad indisoluble en la calle donde habremos tomado los calvados. Nos gustaría leer la carta que envió Engels a Lola Montes.

Las opiniones vertidas en los Anales llegaron a Prusia y de Prusia llegó el “consejo” de expulsión del país. La familia Marx, más Engels, se refugiaron en Bruselas (1945): “La ideología alemana”, “Tesis contra Feuerbach” y, antes, “La sagrada familia”: Arreglo de cuentas definitivo con su pasado de hegeliano de izquierdas. “La miseria de la filosofía”: contra la “Filosofía de la miseria” de Proudhomme: Arreglo de cuentas con el socialismo utópico y sentimental. 

Los lazos con los movimientos obreros se fortalecen. Liga Comunista, para la cual, escriben el “Manifiesto”: en los albores de “la primavera de los pueblos”. Nueva expulsión. El gobierno provisional francés, tras el derrocamiento del rey, lo invita a regresar a Francia. Regresa el 5 de marzo y se instala en la calle Neuve-Ménilmontant, tras pasar algunas noches en el hotel Manchester(¡!) de la calle Gramond. Tiene que empeñar hasta las joyas de la familia (las de Jenny, no las otras). Una corta estancia y vuelven a Alemania (Colonia). Neue Reinische Zeitung.



 Nueva expulsión y nueva vuelta a París, con nombre falso: Ramboz. Se instalan, él, Jenny y ¡cuatro hijos! (uno por año) en dos minúsculas habitaciones de un hotel de la calle de Lille, cerca de lo que es, ahora, el museo de Orsay. Tras la sangrienta derrota de de junio es nuevamente expulsado del país. Ante la amenaza de deportación a lo grande, escribe a Engels y consiguen legar a Londres.

Hasta aquí París.

Habremos visto infinitos escaparates en nuestro deambular prefijado (no somos verdaderos flâneurs). Definitivamente habremos desconectado el i-pod. Todo tiene un límite. Habremos notado, sensibles como somos, la melancolía de las mercancías expuestas. Habremos oído sus dulces reclamos... ¡no nos dejes solas! ¡llévanos contigo! Habremos, también, comprendido su íntima contradicción: quieren y no quieren. Si dejan de ser mercancías, entrarán en el declive del uso y en la rueda de la sustitución. Si siguen siendo mercancías, serán desplazadas por nuevas oleadas de semejantes. ¡Pobre vida la de las mercancías! ¡Ecce mercancía!! Obligadas a dejar de ser lo que son y a abandonar sus bonitos miradores, para poder reproducirse en sus descendientes. Cuando se las adquiere, dan a luz y el fruto de su vientre es acaparado por el padrastro y vuelta a empezar, pero todo ampliado.

El Capitalismo, ese impulso gigantesco que no sólo hizo trizas el sistema feudal, sino que disuelve todo lo sólido: lo convierte todo en mercancía. Pero las mercancías, a veces, se vengan, y se resisten a ser vendidas (realizadas) y se acumulan y se acumulan y mueren de dolores de parto, sin poder dar a luz. Y son arrojadas como desperdicios. También nosotros, como trabajo, somos mercancías y sufrimos el mismo vía crucis: “El Manifiesto”... ¡Esto merece un pernod! e ir pensando en la comida...”El Manifiesto”, decíamos, nos muestra como romper ese círculo infernal.

En fin lo mejor será que Vds. lo lean y saquen sus conclusiones. Nosotros habremos cumplido con lo dicho hasta ahora.

Y de golpe sentiremos una rabia inmensa, incontrolable, que nos hará pillar un taxi (si no lleváramos dinero no hubiéramos salido de casa) y que nos lleve directamente a París-Orly. ¡¿No nos iremos de París sin comernos una crêpe?! Seguro que habrá alguna creperie en el aeropuerto. Con un fifti-fifti (café y copa, que repartiremos entre la tacita y nosotros). Avión. Sudoku de Le Monde. Perturbaciones. Gritos de pánico. Taxista habitual. Pedirle el perro al vecino. Limpiarnos sus  (del perro) lametazos. Paseo nocturno. Espinacas y a dormir. ¡Salud (¿) y revolución!... ¿Y la bolsa del Condis?

miércoles, 20 de febrero de 2013

Propuesta "¡Quién pudiera!" para hoy, 20 de febrero. Marinetti.




 ¿Existiría el pensamiento sin el lenguaje?
 
¿Existiría la “vida moderna” sin la electricidad?  Se ha convertido en transcendente, en el sentido kantiano.

Edison y su pasión por las patentes puso las bases de la agitación moderna  (y de la General Electric).

¿Podríamos imaginarnos a Nerval (primera crisis: 20 de febrero de 1841) colgado de una farola del paseo de Gracia, bajo esa luz estridente que “debería caer únicamente sobre asesinos...o iluminar los pasillos de los manicomios...?” (R.L.S.) Él que para “librar su alma en la calle más oscura que pudo encontrar” (Ch. B.) escogió una farola de GAS (tras tomarse la última en L’Epoque) de la Rue Vielle-Lanterne (Paris, naturalmente). No tendríamos la litografía de Doré. 

Bueno aquí hay que hacer una observación: que la calle se llamaba, en efecto de la Vielle-Lanterne y en ella se enseñoreaba una vieja farola de gas, cuya único servicio era, a todas luces, estar a disposición de los suicidas. Pero Nerval, según los más, no se colgó de la farola, si no de una ventana- reja de alcantarillado.

Como nos habremos acostado temprano, afrontaremos el día con optimismo (aunque la meditación anterior ha estado a punto de amargarnos la mañana) y con la suficiente firmeza como para hacernos el café en casa y que no se nos derrame en el camino hacia la boca. Zumo de apio.

Cargaremos nuestro i-pod con Ismael Miranda e Ibrahim Ferrer (otros quizá prefieran Kurt Cobain. A quien respetaremos por haber culminado esa “pasión heroica...esa conquista de lo moderno en el ámbito de las pasiones” (W.B.); “esa hazaña del nihilismo que es el suicidio” (F.N.) )

T10 o tarjeta dorada. Pza de Catalunya. Día radiante ¡estamos teniendo suerte! El clima es muy importante para gente como nosotros que depositamos nuestra esperanza en lo exterior.

Tal día como hoy de 1909. los lectores del “Figaro” pudieron leer un extraño artículo que incitaba a todo menos a apuntarte a una ong: “Manifiesto Futurista”. Nosotros compraremos el Fígaro, lo doblaremos, hasta darle la forma de baguette y nos lo colocaremos bajo el brazo (¿sobaco?).

 




Puesto que en Barcelona no hay ningún bar Alejandría (lo cual ya parece insólito) nos dirigiremos Ramblas abajo, por la acera de la derecha, hacia el “nuevo” Egipto. Es un restaurante, pero no creo que nos pongan pegas si pedimos una grappa, que finamente, tas un cruce de palabras, será  orujo. Marinetti nació en Alejandría, fundó el futurismo en Milán y rápidamente se le unió gente de Turín. Uno de sus pocos méritos fue el haber sido amamantado por una nodriza sudanesa. El otro fue la publicación de el “Manifiesto de la cocina futurista”, en el que, entre otras cosas, proponía eliminar la pasta “de la dieta italiana” con el fin “de aligerar y hacer más veloz el espíritu de sus compatriotas” (C.G.). (¡Heredar una gran fortuna no es un mérit0!)

Camarero.. .¿le importaría ponerme...¡Gracias! 

El bar-coctelería Milano (Pza. Universidad) no abren hasta las 12 (¡!) (otro ejemplo de cómo el “progreso” no siempre es lo mejor), y, ahora serán alrededor de las 10’30, pagaremos y nos dispondremos a una larga caminata: Bar Torino (Bruc con Diputación). Terraza soleada. Aquí, sin duda, tendrán grapa. Llegaremos echando el bofe. Nos sentaremos; abriremos el periódico y... haremos el sudoku (esta es su ventaja frente a los crucigramas: son internacionales). Pediremos una grappa y volveremos a bebernos otro orujo de la peor catadura. 

Hoy no estamos para bromas: estaremos imbuidos de la agresividad futurista ¡así  lo haremos ver! Daremos un golpe sobre la mesa de plástico: ¿Me quiere USTED matar?...o ¿qué? Es la segunda vez y  ¡¡aún no ha comenzado el día!! Y nos pimplaremos el mejunje haciendo muecas de desagrado. Con los ojos fijos en el periódico iremos repasando el Manifiesto Futurista que sabremos de memoria y ampliando conexiones.

Serán un poco más de las 12. Dejaremos el dinero encima de la mesa y nos alejaremos con paso decidido. Pitidos...frenazos...sirenas...voces.. (Esta es la música de esta mañana) ¿Qué inventó Marinetti, sino la unión entre el arte y la barbarie fascista? ¡Todo estaba inventado! ¡Abajo Marinetti! No tuvo coraje ni para morir en el frente ruso con sus compatriotas, enfermó y tuvo que ser repatriado. Otro hubiera aguantado a la “caballería roja” con 40 de fiebre. Casi se hizo beato. ¡Vaya un Marinetti!...Pitos, Frenazos. Imbuidos como estaremos por la agresividad futurista no nos daremos cuenta del color de los semáforos. ¡Abajo los semáforos!

La bicicleta fue durante un tiempo sinónimo de velocidad (modernidad). Tanto es así que el obrero-tipo ideal que imaginó Taylor (la “T” del mundo feliz) mejoró sustancialmente, (aplicando la racionalización del tiempo, espacio, movimiento que proponía) la eficiencia, precisamente, de una fábrica de bicicletas. ¡El pobre obrero Schmidt!

Taylor lo sincronizó todo (¡como una máquina!): desde “el movedizo corazón del hombre” hasta su natural tendencia al escaqueo. Sólo le falló la máquina de comer mazorcas (“Tiempos modernos”).
Ford “bajó la filosofía del cielo a la tierra” . Huxley los deificará en “Un mundo feliz”.

En el cambio de siglo se pusieron de moda las carreras de coches, de bicicletas, de motos, de bailarines...El "ford T" fue el primer coche al alcance de las clases medias. Sólo tenía un defecto: “Todo cliente puede tener un coche pintado del color que quiera, siempre y cuando sea negro”. Secaba mejor y más rápido. Otra desgracia para la desgraciada humanidad. ¿Si hubiera sido el frambuesa? 

Renault, los Wittgensteins, Loos…tras viajar a América quedaron convencidos de las ventajas del sistema.¡Incluso, mucho después, los soviéticos!

¡La bicicleta!...Alfred Jarry (Ubú en bicicleta) recorría todo París en ese  vehículo doméstico. 

Siempre hemos fantaseado con que la “rueda de bicicleta” de Duchamp, fuera la rueda delantera de la Clement de luxe que Jarry compró a crédito y que, naturalmente, nunca pagó. 

                                                                          






¡¡Marinetti!! ¿Qué inventó? YA el “supermâle” (1902) de Jarry había ganado, en una carrera de 10.000 millas, a una locomototra (lanzada a 350 kms por hora) que, a su vez había sido vencida por un tandem de siete ciclistas. (Nos reiremos del tandem de Cases). Exaltación de la potencia (de todo tipo) y de los récords (¡no contaremos más!)...Pero el superhombre Nietzcheano-D’anunziano que inspiró a Marinetti, quedó ampliamente superado.

La bicicleta fue, como el piano, un artilugio denostado: el piano se prestaba al rozamiento (piano a cuatro manos, cariñosas soirées...) y la bicicleta, como una novela de la época refiere: por efecto de la postura, la velocidad, el viento en contra, el roce...puede acabar, tras una cabalgata de las valquirias, en una orgía a lo grande.

Marinetti era un cantamañanas, ingenuo y presuntuoso. ¡Muñecas eléctricas!... ¡no se qué eléctrico! ¡Vaya profeta! Vale que habló de robots antes que Câpec, pero... ¡Quisiéramos verlo ahora! Revolución del tiempo y del espacio...¡Ya lo había demostrado Einstein! Destrucción del pasado: ¡Hussman!; destrucción de la familia: ¡Marx!...Fin del arte: Hegel. Cambiar el mundo: Marx; cambiar la vida: Rimbaud...

Marinetti, al publicar el Manifiesto en la primera página de Le Figaro (una pasta) intuyó, eso sí, el éxito futuro de la unión de la “cultura” con las masas, Fue el inventor de los suplementos culturales (el folletón no cuenta) y de la importancia de las “redes”. ¡Que no es un mérito pequeño!

Llegamos al Bar-Coktelería-Campari- Milano y, por suerte hay sitio libre en la terraza. Nos dará el sol en toda la cara. De agradecer. Un Dry, al modo de Buñel.

Mientras nos los sirvan seguiremos con nuestro denuesto.

Louis Blénot (1909) necesitó 31’ (de 4’35 a 5’06) exactos y 17 litros de gasolina, para cruzar el Canal de la Mancha en avioneta ¿Qué me viene a decir, ahora, Marinetti? Y el hombre había sufrido tantos accidentes que su sastre le cortaba los trajes según las deformidades que iba adquiriendo. Ganó 1.000 libras de premio ¡muchos trajes, muchos accidentes!

La locomotora de la AEG había alcanzado los 210 kms/h. Superado por 4 Kms a la fabricada por Siemens. Todas las grandes empresas: Krupp, Basf, Aeg, Siemens....absorbían cientos de miles de empleados y vomitaban ingentes cantidades de mercancías que circulaban a velocidad de vértigo, ayudadas por el teléfono, los ferrocarriles, grúas eléctricas....

Las gigantescas dinamos de la exposición universal de 1900 (París) fueron la atracción máxima.

Marinetti pensó que era el profeta de la velocidad y no fue más que el vocero, el pregonero de la velocidad de la circulación de las mercancías.

Esa obsesión por la quinta dimensión: Muybridge, había conseguido fotografiar el movimiento en cada una de sus fases. Mach fotografió la trayectoria de una bala. Balla lo aplicó al perrito...¡Vale!  Pero...¡Ya estaba descubierto!

Nos entristecerá que Maiakovski, mucho después, no lamente la muerte de una gallina, ante el impetuoso tránsito de un automóvil. Aunque la excusa sea la prisa por derrotar al enemigo.

Es que ni plásticamente inventaron algo: Cubismo, Delaunay...En Rusia fueron abucheados por su anticuada concepción del lenguaje “poético” (no-poético).

 El Dry, correcto.

Tanta ansia de destrucción, cuando ya no queda nada por destruir, se dirige a la destrucción del ser humano: ¡Viva la muerte! Por suerte algunos de los suyos no regresaron de la guerra que tan frívolamente apoyaron. Tampoco sentiremos que Apollinaire fuera gravemente herido. Lo sentiremos por otros.

No todos consideraron la agitación, la velocidad, la destrucción: el “progreso”como lo deseable: Stevenson, Mann, Wells, Elliot, Huxley...( sin contar los de la familia) ¡Hubo que ser ingenuo para no prever lo previsible!

Pediremos la carta. Serán las 3. Tomaremos el “famoso steak tartar de Ángel Martín” (¿). Y mientras lo preparan, nos tomaremos un Campari para hacer honor al nombre del local. El Campari es una bebida que no viene nada mal cuando no sepamos qué beber. Tiene su punto.

En fin, que entonces todo era agitación, ("impresión de"). El tiempo y el espacio se reducían, al tiempo que las posibilidades se ampliaban. Y los futuristas creyeron ser los profetas.
Muchos psicólogos sociales y los primeros psicoanalistas advirtieron del peligro que tal aceleración de la vida cotidiana tendría sobre la estructura mental de los simples mortales y empezaron a teorizar sobre la neurastenia (histeria): Inventaron el nombre porque la histeria (híster...uter...útero) era una “enfermedad” típicamente femenina. La neurastenia se extendió como una plaga entre la población masculina. Prisas EN TODO.

Más neurastenia. ¡Hasta Freud confesó que la suya derivaba del coitus interruptus y de las prisas!...Seguir por aquí nos llevaría demasiado lejos.

Llega el steak. Estupendo. Pediremos una botella de vodka. Fifti-fifti y remolque de grapa. Internacionalismo frente al nacionalismo fascista de Marinetti.

Como no podremos levantarnos, aunque queramos, no tendremos más remedio que seguir sentados. Pediremos, sin embargo, que nos trasladen, haciéndonos el inválido, al interior. El sol habrá dejado de darnos. (¡Darnos!: ¡Gratis!).

Hasta las 8’30 que empieza el espectáculo aguantaremos como podamos: un gin-tonic y después otro. Jazz en directo: Blas Picón: voz y armónica; Óscar Rabadán: guitarra y Reginald Vilardell: batería.
Pediremos un Campari, por la razón anterior. Aguantaremos los dos primeros números  y al tercero: al grito de ¡Abajo Marinetti! ¡Abajo el jazz!...Papirotazos a diestro y siniestro, para eso llevamos Le Figaro. Lanzaremos la silla contra la barra y saldremos como una exhalación. El camarero nos levantará el suelo y nos veremos (¡abajo el tiempo y el espacio!) sin darnos cuenta, en una lechera. ¡¡Noche en comisaría !! (Es el momento de conectar nuestro i-pod y apaciguarnos con Miranda e Ibrahim Ferrer (relacionados con el 20 de febrero). Perro en casa del vecino y mañana será otro día.






RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...