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miércoles, 20 de febrero de 2013

Propuesta "¡Quién pudiera!" para hoy, 20 de febrero. Marinetti.




 ¿Existiría el pensamiento sin el lenguaje?
 
¿Existiría la “vida moderna” sin la electricidad?  Se ha convertido en transcendente, en el sentido kantiano.

Edison y su pasión por las patentes puso las bases de la agitación moderna  (y de la General Electric).

¿Podríamos imaginarnos a Nerval (primera crisis: 20 de febrero de 1841) colgado de una farola del paseo de Gracia, bajo esa luz estridente que “debería caer únicamente sobre asesinos...o iluminar los pasillos de los manicomios...?” (R.L.S.) Él que para “librar su alma en la calle más oscura que pudo encontrar” (Ch. B.) escogió una farola de GAS (tras tomarse la última en L’Epoque) de la Rue Vielle-Lanterne (Paris, naturalmente). No tendríamos la litografía de Doré. 

Bueno aquí hay que hacer una observación: que la calle se llamaba, en efecto de la Vielle-Lanterne y en ella se enseñoreaba una vieja farola de gas, cuya único servicio era, a todas luces, estar a disposición de los suicidas. Pero Nerval, según los más, no se colgó de la farola, si no de una ventana- reja de alcantarillado.

Como nos habremos acostado temprano, afrontaremos el día con optimismo (aunque la meditación anterior ha estado a punto de amargarnos la mañana) y con la suficiente firmeza como para hacernos el café en casa y que no se nos derrame en el camino hacia la boca. Zumo de apio.

Cargaremos nuestro i-pod con Ismael Miranda e Ibrahim Ferrer (otros quizá prefieran Kurt Cobain. A quien respetaremos por haber culminado esa “pasión heroica...esa conquista de lo moderno en el ámbito de las pasiones” (W.B.); “esa hazaña del nihilismo que es el suicidio” (F.N.) )

T10 o tarjeta dorada. Pza de Catalunya. Día radiante ¡estamos teniendo suerte! El clima es muy importante para gente como nosotros que depositamos nuestra esperanza en lo exterior.

Tal día como hoy de 1909. los lectores del “Figaro” pudieron leer un extraño artículo que incitaba a todo menos a apuntarte a una ong: “Manifiesto Futurista”. Nosotros compraremos el Fígaro, lo doblaremos, hasta darle la forma de baguette y nos lo colocaremos bajo el brazo (¿sobaco?).

 




Puesto que en Barcelona no hay ningún bar Alejandría (lo cual ya parece insólito) nos dirigiremos Ramblas abajo, por la acera de la derecha, hacia el “nuevo” Egipto. Es un restaurante, pero no creo que nos pongan pegas si pedimos una grappa, que finamente, tas un cruce de palabras, será  orujo. Marinetti nació en Alejandría, fundó el futurismo en Milán y rápidamente se le unió gente de Turín. Uno de sus pocos méritos fue el haber sido amamantado por una nodriza sudanesa. El otro fue la publicación de el “Manifiesto de la cocina futurista”, en el que, entre otras cosas, proponía eliminar la pasta “de la dieta italiana” con el fin “de aligerar y hacer más veloz el espíritu de sus compatriotas” (C.G.). (¡Heredar una gran fortuna no es un mérit0!)

Camarero.. .¿le importaría ponerme...¡Gracias! 

El bar-coctelería Milano (Pza. Universidad) no abren hasta las 12 (¡!) (otro ejemplo de cómo el “progreso” no siempre es lo mejor), y, ahora serán alrededor de las 10’30, pagaremos y nos dispondremos a una larga caminata: Bar Torino (Bruc con Diputación). Terraza soleada. Aquí, sin duda, tendrán grapa. Llegaremos echando el bofe. Nos sentaremos; abriremos el periódico y... haremos el sudoku (esta es su ventaja frente a los crucigramas: son internacionales). Pediremos una grappa y volveremos a bebernos otro orujo de la peor catadura. 

Hoy no estamos para bromas: estaremos imbuidos de la agresividad futurista ¡así  lo haremos ver! Daremos un golpe sobre la mesa de plástico: ¿Me quiere USTED matar?...o ¿qué? Es la segunda vez y  ¡¡aún no ha comenzado el día!! Y nos pimplaremos el mejunje haciendo muecas de desagrado. Con los ojos fijos en el periódico iremos repasando el Manifiesto Futurista que sabremos de memoria y ampliando conexiones.

Serán un poco más de las 12. Dejaremos el dinero encima de la mesa y nos alejaremos con paso decidido. Pitidos...frenazos...sirenas...voces.. (Esta es la música de esta mañana) ¿Qué inventó Marinetti, sino la unión entre el arte y la barbarie fascista? ¡Todo estaba inventado! ¡Abajo Marinetti! No tuvo coraje ni para morir en el frente ruso con sus compatriotas, enfermó y tuvo que ser repatriado. Otro hubiera aguantado a la “caballería roja” con 40 de fiebre. Casi se hizo beato. ¡Vaya un Marinetti!...Pitos, Frenazos. Imbuidos como estaremos por la agresividad futurista no nos daremos cuenta del color de los semáforos. ¡Abajo los semáforos!

La bicicleta fue durante un tiempo sinónimo de velocidad (modernidad). Tanto es así que el obrero-tipo ideal que imaginó Taylor (la “T” del mundo feliz) mejoró sustancialmente, (aplicando la racionalización del tiempo, espacio, movimiento que proponía) la eficiencia, precisamente, de una fábrica de bicicletas. ¡El pobre obrero Schmidt!

Taylor lo sincronizó todo (¡como una máquina!): desde “el movedizo corazón del hombre” hasta su natural tendencia al escaqueo. Sólo le falló la máquina de comer mazorcas (“Tiempos modernos”).
Ford “bajó la filosofía del cielo a la tierra” . Huxley los deificará en “Un mundo feliz”.

En el cambio de siglo se pusieron de moda las carreras de coches, de bicicletas, de motos, de bailarines...El "ford T" fue el primer coche al alcance de las clases medias. Sólo tenía un defecto: “Todo cliente puede tener un coche pintado del color que quiera, siempre y cuando sea negro”. Secaba mejor y más rápido. Otra desgracia para la desgraciada humanidad. ¿Si hubiera sido el frambuesa? 

Renault, los Wittgensteins, Loos…tras viajar a América quedaron convencidos de las ventajas del sistema.¡Incluso, mucho después, los soviéticos!

¡La bicicleta!...Alfred Jarry (Ubú en bicicleta) recorría todo París en ese  vehículo doméstico. 

Siempre hemos fantaseado con que la “rueda de bicicleta” de Duchamp, fuera la rueda delantera de la Clement de luxe que Jarry compró a crédito y que, naturalmente, nunca pagó. 

                                                                          






¡¡Marinetti!! ¿Qué inventó? YA el “supermâle” (1902) de Jarry había ganado, en una carrera de 10.000 millas, a una locomototra (lanzada a 350 kms por hora) que, a su vez había sido vencida por un tandem de siete ciclistas. (Nos reiremos del tandem de Cases). Exaltación de la potencia (de todo tipo) y de los récords (¡no contaremos más!)...Pero el superhombre Nietzcheano-D’anunziano que inspiró a Marinetti, quedó ampliamente superado.

La bicicleta fue, como el piano, un artilugio denostado: el piano se prestaba al rozamiento (piano a cuatro manos, cariñosas soirées...) y la bicicleta, como una novela de la época refiere: por efecto de la postura, la velocidad, el viento en contra, el roce...puede acabar, tras una cabalgata de las valquirias, en una orgía a lo grande.

Marinetti era un cantamañanas, ingenuo y presuntuoso. ¡Muñecas eléctricas!... ¡no se qué eléctrico! ¡Vaya profeta! Vale que habló de robots antes que Câpec, pero... ¡Quisiéramos verlo ahora! Revolución del tiempo y del espacio...¡Ya lo había demostrado Einstein! Destrucción del pasado: ¡Hussman!; destrucción de la familia: ¡Marx!...Fin del arte: Hegel. Cambiar el mundo: Marx; cambiar la vida: Rimbaud...

Marinetti, al publicar el Manifiesto en la primera página de Le Figaro (una pasta) intuyó, eso sí, el éxito futuro de la unión de la “cultura” con las masas, Fue el inventor de los suplementos culturales (el folletón no cuenta) y de la importancia de las “redes”. ¡Que no es un mérito pequeño!

Llegamos al Bar-Coktelería-Campari- Milano y, por suerte hay sitio libre en la terraza. Nos dará el sol en toda la cara. De agradecer. Un Dry, al modo de Buñel.

Mientras nos los sirvan seguiremos con nuestro denuesto.

Louis Blénot (1909) necesitó 31’ (de 4’35 a 5’06) exactos y 17 litros de gasolina, para cruzar el Canal de la Mancha en avioneta ¿Qué me viene a decir, ahora, Marinetti? Y el hombre había sufrido tantos accidentes que su sastre le cortaba los trajes según las deformidades que iba adquiriendo. Ganó 1.000 libras de premio ¡muchos trajes, muchos accidentes!

La locomotora de la AEG había alcanzado los 210 kms/h. Superado por 4 Kms a la fabricada por Siemens. Todas las grandes empresas: Krupp, Basf, Aeg, Siemens....absorbían cientos de miles de empleados y vomitaban ingentes cantidades de mercancías que circulaban a velocidad de vértigo, ayudadas por el teléfono, los ferrocarriles, grúas eléctricas....

Las gigantescas dinamos de la exposición universal de 1900 (París) fueron la atracción máxima.

Marinetti pensó que era el profeta de la velocidad y no fue más que el vocero, el pregonero de la velocidad de la circulación de las mercancías.

Esa obsesión por la quinta dimensión: Muybridge, había conseguido fotografiar el movimiento en cada una de sus fases. Mach fotografió la trayectoria de una bala. Balla lo aplicó al perrito...¡Vale!  Pero...¡Ya estaba descubierto!

Nos entristecerá que Maiakovski, mucho después, no lamente la muerte de una gallina, ante el impetuoso tránsito de un automóvil. Aunque la excusa sea la prisa por derrotar al enemigo.

Es que ni plásticamente inventaron algo: Cubismo, Delaunay...En Rusia fueron abucheados por su anticuada concepción del lenguaje “poético” (no-poético).

 El Dry, correcto.

Tanta ansia de destrucción, cuando ya no queda nada por destruir, se dirige a la destrucción del ser humano: ¡Viva la muerte! Por suerte algunos de los suyos no regresaron de la guerra que tan frívolamente apoyaron. Tampoco sentiremos que Apollinaire fuera gravemente herido. Lo sentiremos por otros.

No todos consideraron la agitación, la velocidad, la destrucción: el “progreso”como lo deseable: Stevenson, Mann, Wells, Elliot, Huxley...( sin contar los de la familia) ¡Hubo que ser ingenuo para no prever lo previsible!

Pediremos la carta. Serán las 3. Tomaremos el “famoso steak tartar de Ángel Martín” (¿). Y mientras lo preparan, nos tomaremos un Campari para hacer honor al nombre del local. El Campari es una bebida que no viene nada mal cuando no sepamos qué beber. Tiene su punto.

En fin, que entonces todo era agitación, ("impresión de"). El tiempo y el espacio se reducían, al tiempo que las posibilidades se ampliaban. Y los futuristas creyeron ser los profetas.
Muchos psicólogos sociales y los primeros psicoanalistas advirtieron del peligro que tal aceleración de la vida cotidiana tendría sobre la estructura mental de los simples mortales y empezaron a teorizar sobre la neurastenia (histeria): Inventaron el nombre porque la histeria (híster...uter...útero) era una “enfermedad” típicamente femenina. La neurastenia se extendió como una plaga entre la población masculina. Prisas EN TODO.

Más neurastenia. ¡Hasta Freud confesó que la suya derivaba del coitus interruptus y de las prisas!...Seguir por aquí nos llevaría demasiado lejos.

Llega el steak. Estupendo. Pediremos una botella de vodka. Fifti-fifti y remolque de grapa. Internacionalismo frente al nacionalismo fascista de Marinetti.

Como no podremos levantarnos, aunque queramos, no tendremos más remedio que seguir sentados. Pediremos, sin embargo, que nos trasladen, haciéndonos el inválido, al interior. El sol habrá dejado de darnos. (¡Darnos!: ¡Gratis!).

Hasta las 8’30 que empieza el espectáculo aguantaremos como podamos: un gin-tonic y después otro. Jazz en directo: Blas Picón: voz y armónica; Óscar Rabadán: guitarra y Reginald Vilardell: batería.
Pediremos un Campari, por la razón anterior. Aguantaremos los dos primeros números  y al tercero: al grito de ¡Abajo Marinetti! ¡Abajo el jazz!...Papirotazos a diestro y siniestro, para eso llevamos Le Figaro. Lanzaremos la silla contra la barra y saldremos como una exhalación. El camarero nos levantará el suelo y nos veremos (¡abajo el tiempo y el espacio!) sin darnos cuenta, en una lechera. ¡¡Noche en comisaría !! (Es el momento de conectar nuestro i-pod y apaciguarnos con Miranda e Ibrahim Ferrer (relacionados con el 20 de febrero). Perro en casa del vecino y mañana será otro día.






martes, 19 de febrero de 2013

Propuesta "¡Quién pudiera!" para hoy, 19 de febrereo. Barcelona 1902



Kafka:
Día 19 de febrero de 1911: “Hoy, cuando quise levantarme de la cama, me caí simplemente al suelo”.

Y, tras diez años...
Día 19 de febrero de 1922: “¿Esperanzas?”

Nos dejaremos el i-pod en casa. Nos bastará con los ruidos de la ciudad.

 
                  

                  
Día espléndido...¡que acabará como siempre!

Echaremos mano de la T10 o de la tarjeta dorada: Pza. Catalunya; nos dirigiremos andando hacia la parte baja de las Ramblas; haciendo esquina con Nou de la Rambla...junto al cuartel de la policía local encontraremos un local que, después de más metamorfosis que Zeus, ha llegado a ser lo que veremos. Conserva el nombre: Edén. 

En los días que hoy rememoraremos (febrero de 1902) tenía una espléndida terraza vermutera y funcionaba como café-concert-cabaret...¡de lo mejor de la ciudad!

En el edificio adyacente tenía Picasso un estudio. La casa familiar en Nou de Sant Francesc. Entraremos y ocuparemos una mesa junto a la cristalera. Si YA está ocupada, miraremos fijamente al cada vez más azorado cliente que no tardará en largarse...Nos abalanzaremos sobre la mesa y ¡hoy sí! pediremos un barrejat (nos costará explicárselo al camarero paquistaní) para empezar este melancólico (¿) (digno de venganza) día.

Nos habremos pimplado el barrejat brindando al aire. El segundo será como la famosa magdalena: Miraremos por la cristalera y nos parecerá ver la primera barricada construída en BCN; aquí en Nou de la Rambla, donde también nosotros hemos vivido algunos años. Sunyer (¡!) la reprodujo en un estilo “vibracionista” (¡pobre Barradas...!).

Abiertas las puertas de la percepción y de la memoria, caeremos en la cuenta de que esta zona es una zona “sitiada”: Todos los “perros guardianes” tienen por aquí sus madrigueras. ¿Casualidad?

Lo que terminaría por convertirse en una huelga general (¡la primera!) comenzó como un simple paro laboral: Los trabajadores del metal de San Martín reivindicaban la reafirmación del derecho a sindicarse y la reducción de jornada, con el fin de aliviar la situación de los parados (reparto del trabajo). Ya llevaban nueve semanas de huelga. La patronal (Lliga Regionalista) se resistía al tiempo que se quejaba de que la legislación española interfería en su derecho de “llevar sus fábricas como mejor les pareciera”.

Aquí, donde se abrió el pasaje que comunica el carrer Nou con el carrer Unió, estaba el Teatro-Circo España. El domingo 16 de febrero se realizó un mitín obrero en el que intervino Teresa Claramunt (originaria de Sabadell), anarcosindicalista de poderosa y pedagógica oratoria, que ya había sufrido en sus carnes los colmillos de los “perros”. Una activista que recorrió toda la península en pos del establecimiento de relaciones de solidaridad: Extremadura, Andalucía...consciente de que el éxito de los trabajadores depende de la solidaridad “internacionalista”. Fue la Louise Michel catalana. Ahí (aquí; donde estamos nublándonos la vista con la mistela y los recuerdos) empezó la Primera Huelga General.

Pagaremos y continuaremos por Nou de la Rambla hasta el Paralelo. En el “Pollo Campero” (creo que ese derroche de ingenio le ha servido, al dueño, de bien poco) tomaremos algo sólido,  (rechazar firmemente las alitas de pollo) y un carajillo fifti-fifti. Pasaremos por delante de unas de las citadas guaridas y seguiremos hasta el final de la calle.

Si todavía existe la terraza del Arnau, allí. Si no, en cualquier terraza de las múltiples que encontraremos. A esta hora, serán sobre las 11, dará el sol justo en la terraza que hace chaflán (izquierda) con el Paralelo. Pediremos una Moritz.

El lunes 17 de febrero de 1902, amaneció brumoso, amenazador, premonitorio. Las fábricas habían abierto sus puertas y los transportes funcionaban...Pero a las 9 de la mañana los tranvías empezaron a escasear y los piquetes de las plantas metalúrgicas de San Martín recorrieron toda la ciudad y consiguieron que sobre las 10 de la mañana casi toda la industria estuviera paralizada; le siguieron los establecimientos de la parte baja. 

Capitanía declaró el estado de guerra: ¡Ley marcial!: Guardia civil a caballo, caballería militar, infantería...fueron tomando los puntos neurálgicos y rodeando las barrios obreros. La gente acudió a millares a la plaza de Catalunya y zonas colindantes: con piedras y palos forzaron la retirada de la milicia. La lucha se generalizó por todo lo que es ahora “Ciutat Vella”. Se oían disparos y sirenas de ambulancias. Al caer la noche, la policía cerró todos los locales pertenecientes a asociaciones obreras con la intención de detener a los “cabecillas” (¡lógica de cabeza de chorlito!).

¿Esperanzas?

Unos berberechos. Unos golpes de la salsa roja Espinaler (la de la raspa. Nos fijaremos en ella y reconoceremos un indudable parecido con un “cuñado” mío. Mi “suegro” hizo el dibujo y como tenía un hijo pequeñito...¡no se le ocurrió otra cosa!. Él lo niega) y una cerveza. ¡¿Cómo imaginar que todo esto ocurría aquí, precisamente aquí, donde tomamos nuestro vermut y el cariñoso sol de este espléndido día de invierno.

El 18 de febrero se luchó también por el control de las estaciones de ferrocarril. En la batalla por la estación de Francia murió uno de los nuestros y otro fue gravemente herido. Mientras tanto en Sant Martí de Provençals cayeron otros tres y otros tantos resultaron heridos.

El Paralelo seguía siendo el lugar natural de la clase obrera, su casa...Allí se disparó desde los balcones y las terrazas, se luchaba con piedras, palos y navajas...sillas por los aires, cristales rotos, locales destrozados... La cifra de víctimas que dio el Hospital de la Santa Creu: 9 muertos y 30 heridos graves.

Y eso sin tener en cuenta a aquellos que pudieron arreglárselas, pues la visita hospitalaria llevaba aparejada la detención.

No aguantaremos más tanta tristeza y nos dirigiremos hacia Colón. Allí en el Internacional, con el sol de frente, pediremos al añejo camarero un Dry, al estilo Buñuel...nos beberemos lo que nos ponga. Hoy no discutiremos.

El 19 de febrero, hoy. Sólo se oía las herraduras de los caballos contra el duro suelo. Imaginárselo con resaca da miedo. La batalla tuvo lugar en torno a Colon: escopetas de caza, piedras, palos, pistolas navajas...caballos, sables, fusiles, pistolas y, en la reserva, algo más pesado. Pese a todo, esta vez también murieron enemigos.

La preocupación era, ahora el abastecimiento. La ciudad estaba incomunicada, los alimentos no llegaban y se especulaba con los pocos que habían. A la desesperada se asaltó el mismísimo matadero municipal (Parc de l’escorxador, donde la escultura de Miró). Al medio día las mujeres se agolparon frente al mercado de la Boquería.

Iremos hacia allí y en el café de la ópera, justo en la mesita que está pegada a la puerta de entrada (si puede ser. Allí lo tendremos más difícil eso de echar a la gente sólo con la mirada) pediremos un lo que sea. A estas alturas nos dará lo mismo ocho que ochenta.

Desde allí marcharon enarbolando banderas rojas hacia la calle Princesa (Layetana aún no había sido abierta) paralizándolo todo hasta Santa María del mar, y más allá, hasta el paseo de Colón...Hicieron bajar a todos los pasajeros de los transportes públicos, rompieron escaparates. Mientras tanto en el carrer Tallers, en Bonsuccès, Ramallers, una multitud enfurecida y decidida liberaba a un grupo de manifestantes que estaba siendo conducido a los cuarteles de la calle Buensuceso.

Por la tarde la batalla se trasladó nuevamente al Paralelo, en donde los nuestros consiguieron inflingir severos daños a los “perros”: cinco muerto y más de veinte heridos graves.

Las cárceles estaban llenas y más que se llenarían

El jueves 20, llegaron tropas de refuerzo, cayó una terrible tormenta...débiles escaramuzas por Buensuceso.

El 21 se asaltó el matadero del carrer Provenza (en Sant Martí). Más refuerzos: Un nuevo muerto. Otro por la tarde en la calle san Rafael. Más refuerzos. Redadas.

Domingo 22. Más refuerzos, redadas, tiroteos dispersos en la periferia.

Lunes 23. se volvió al trabajo: jornada de 10 horas y unos 1500 metalúrgicos pasaron a engrosar la lista negra

Balance final: Cerca de cien muertos (casi todos obreros); varios centenares de heridos; más de quinientos fueron a la cárcel. En esta lucha participaron más de cien mil miembros de la clase obrera: el doble de los obreros sindicados, casi un tercio de la población obrera de la ciudad.

Y las calles se convirtieron en símbolos. Recordar, que no se olvide nada. Devolver a los sitios la vida que se les ha robado. ¡Barcelona! Esa era la Barcelona que se dio a conocer en todo el mundo: ¡La Rosa de Fuego!

  
  














Nos estaremos de humor para nada. Comeremos escudella en Can Culleretes (reliquia de la época) y el fifti-fifti en el Portalón. Llegaremos a Catalunya  dando tumbos y todavía con las imágenes frescas. T10 o tarjeta dorada y a casa.

Llegaremos sobre las cinco. Hoy podremos sacar nosotros (¿) al perro. Le rogaremos que no corra (¡15 años y artrítico!) y se lo agradeceremos con un buen plato de comida.

Nos acostaremos temprano y sin cenar. Mañana será otro día.

NB. El cuadro de Cases “La càrrega” no se refiere a la Huelga General de 1902...aunque pase por ser así.




lunes, 18 de febrero de 2013

Propuesta "¡Quién pudiera!" para hoy, 18 de febrero. "Rayuela". Hazan





                  

“Estoy tocando mañana” (Charlie Parker). Pues nosotros viajaremos ayer.

Tomaremos el Talgo Joan Miró, 19’55, desde la estación de Francia y llegaremos a París Austerlitz a las 8’37 del día 18. Estaremos a cero grados. La máxima temperatura: 5 grados. Bufanda del Barça hasta los tobillos...vueltas y vueltas, como si tuviéramos bocio y gorro tipo Ignatius. Sol. “Rayuela” (publicada el 18 de febrero de 1963) en el bolsillo. Habremos cargado el i-pod con música de Charlie Parker y algo cool (¿Lester Young?). 

12 horas que habrá que saber administrar. Exigiremos el periódico a la azafata y mientras hacemos el sudoku fácil, tomaremos un gintonic para prepararnos para el sudoku medio (estoy suponiendo que nos darán La Vanguardia). Viajar sin equipaje es un placer de reyes o de pobres: somos las dos cosas. El sudoku medio nos dará más problemas de los previstos y no habrá más remedio que pedir otro gintonic. Más o menos a la altura de la frontera habremos acabado, satisfactoriamente, el fácil. Ya en Francia y puesto que no vamos a dormir sino recorrer el tren de punta a punta cientos de veces...tomaremos un petit crème y una copita de cognac, ¡nada de brandi!. Será a la altura de Valence que, con dificultades, daremos por finalizado, con la ayuda del gin tonic mencionado, el sudoku medio. A todo esto habremos recorrido más kilómetros que el tren (¿) El sudoku difícil lo abandonaremos, incapaces. Estaremos entrando en París por la Porte d’Italie y el sol entrará por las ventanas de la derecha. Otro petit creme y ahora un Poire Magloire. Hay que ir haciéndose a las nuevas costumbres. No hemos de preocuparnos por la aceleración del pulso: será la emoción.

De París tengo borrables inrrecuerdos.

¡La gare d’Austerlitz! (brigadas internacionales...). Llegaremos hoy.

 Saldremos de la estación y seguiremos el Quai de Sant Bernard en el sentido que te marcarán las aguas del Sena; enlazaremos con el de la Tournelle y recorreremos entero el Quai des Grands Agustins hasta el Pont des Arts. (Volveremos a París y nos detendremos en estos paseos: hoy tenemos prisa).Allí, siguiendo los pasos de la Maga, giraremos por la rue  de Seine


                



y pasaremos St. Germain...hasta  Cherche-Midi. Giraremos por el boulevard Raspail; en Denfert Rochereau tomaremos hacia el boulevard St. Jacques y, en seguida, a mano derecha encontraremos la desembocadura de la rue de la Tombre Issoire. Horacio Oliveira: “...cuando subía (la Maga) a mi pieza de la rue T.I. traía siempre una flor, una tarjeta de Klee o Miró y, si no tenía dinero, elegía una hoja de plátano en el parque”.

Llevaremos la postal que ¡sin duda! adquirimos el otro día en la Fundación Miró. 

Buscaremos a la Maga, dejando objetos rojos como anzuelos por si su espíritu aún ronda estos lugares. Nos asomaremos “viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quaie de Conti”, ese trocito de malecón que enlaza el de Voltaire con el des Grands Agustins y no ya no distinguiremos su silueta delgada “detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua”, como tampoco, finalmente, volvería a encontrarla Oliveira. En su lugar, pues ya serán cerca de las 11, camadas de turistas y “artistas callejeros”. Así que lo tendremos difícil para cruzar a la orilla derecha. Nos dirigiremos, por el miserable  y lógico atajo (miserable por que no era el espacio de la Maga y lógico por que es el camino más corto) hacia la calle Lombard (entre Sebastopol y Sant Martín) a constatar la destrucción de la memoria: Ya no existirá el “cafetito” donde madame Léonie leía en las manos de Oliveira “viajes y sorpresas”. En su lugar una de las calles más chic de París, llena de “clubs” de jazz y restaurants de cartas indecisas. ¿Qué hacer? Por suerte en nuestro i-pod hemos cargado las gabaciones  parisinas de Parker y podemos, con su ayuda y la ayuda de dos pernods, que nos costarán los dos ojos de la cara, sobrevivir hasta la hora de comer.




Vemos lo que vemos, pero antes se veía otra cosa: Les Halles, el “vientre de París”, trasladado en 1959 a Rungi y La Villette. Desde su derribo hasta la construcción del Pompidou, un gran vacío, un enorme hueco, un desierto...sirvió como escenario para que Marco Ferreri (ayudado por Azcona. Affiche de Moebius) realizara la punzante: “Touche pas la femme blanche” (1973) un western (¡en el corazón de París!) que parodiaba la batalla de Little Big Horn de 1876 (General Custer, Búfalo Bill). El genocidio de los indios americanos se aliaba metafóricamente con el exterminio de todo un patrimonio arquitectónico y sentimental, una geografía urbana unida a las clases populares, a los pobres, a los extranjeros (apátridas) que fueron expulsados hacia la periferia... (David Harvey analiza con clarividencia e indignación esos movimientos del espacio urbano y sus relaciones con el proceso de reproducción del capital).

Nos acercaremos a un Tabac y compraremos un Gitane negro, encenderemos uno, daremos una calada profunda y, mientras arrojamos el humo espeso, nos pasaremos la yema del dedo gordo de la mano derecha por nuestros labios (nada que ver con los de Belmondo). Estaremos agotados por las anteriores asociaciones, así que nos sentaremos en una terraza: bufanda de siete leguas, gorro tipo Ignatius, pediremos una bière, acompañando el gruñido con el adecuado gesto de la mano en forma de porrón, de lo contrario puede que nos trajeran un ataúd, que tampoco nos vendría nada mal. He aquí un ejemplo de la utilidad universal de los gestos.

Y, puesto que llevamos dinero, si no no hubiéramos salido de casa, decidiremos comer en la mítica “La Tour de l’Argent”. Lo habremos previsto y, por eso, sabemos que hay alguna mesa libre. Cruzaremos por el pequeño Pont Louis Philippe y de L’Île de Sant Louis por el puente homónimo saldremos al Quaie de la Tournelle. En otros tiempos este templo no pasaba de ser una aceptable casa de comidas frecuentada por Baudelaire y su pandilla y regentada por Cousiné (nombre apropiado) que era, además, uno de los muchos “banqueros” de Baudelaire.

No nos arredraremos. Entraremos decididos y tras despojarnos, con esfuerzo de culebra que se descamisa, de las bufanda blaugrana y del gorro orejero, preguntaremos, antes de darles tiempo a que nos echen con (¿) cajas destempladas, por David (Ridgway), el somelier. Si el tono de voz es el adecuado y no nos castañean los dientes por el frío que hemos pasado, habremos ganado la partida. Seremos dirigidos hacia una mesa para dos (¡lástima! De todas maneras exigiremos una servilleta roja para nuestra ausente comensal) desde donde las vistas a la parte trasera de Nôtre Damme son dignas de un Dry, al estilo Buñuel. Haremos el comentario y veremos como nuestros deseos son órdenes. ¡No! ¡¡No se puede fumar!!

Dado que serán sobre las tres de la tarde (en estos lugares los horarios de cocina son adaptables) y el tren de vuelta sale a las 22’08 no tendremos prisa.

Aprovecharemos el momento feliz del Dry, previo a la entrada al paraíso, para hojear (ojear) las notas que llevaremos de las obras de Eric Hazan (“París en tensión”, “La invención de París”) sobre las que volveremos a la hora del fifti-fifti (¡aquí va a ser difícil!.

No se nos habrá olvidado desconectarnos del i-pod: Aquí reinará el silencio o un murmullo como el bajo contínuo de los concerti grossi barrocos. Tampoco sería de recibo contestar con gritos a las delicadas sugerencias del chef o con un ¿Quéee?... Lo tendremos presente: Nos desconectaremos de nuestro querido i-pod.

De entrante: Algo calentito, de cuchara: “Souppe de trufes et crémeux de jaune d’oeuf”. De plato principal “Caneton rôti de saison”. El caneton en, para entendernos, el pollo del ánade. Seguiremos con una “Selection de fromages affinés” (¿en qué nota?) Para la bebida nos dejaremos aconsejar (dentro del marco “Bourdeux”) por nuestro amigo David que, no queriendo montar un numerito, nos habrá seguido la corriente. Sobre las cuatro y media nos habremos soplado la botella.

A los postres renunciaremos, pero no a unas copitas de marc.

Al pedir la cuenta (350 Euros más IVA y propinas) no nos olvidaremos de felicitar a Laurent (Delarbre), jefe de cocina del local desde hace ya tres años.

Gracias, esperamos que todo haya estado correcto. ¡vuelvan pronto! y seremos acompañados de vuelta (a la calle, quiero decir) y saldremos tan satisfechos y con una alegría tan profunda que olvidaremos nuestras prendas de abrigo en la guardarropía  ¡eso estaba cantado! Volveremos, ¡quizá hasta dos veces!

Serán sobre las cinco: El cuerpo nos pedirá ir al “Jacobin” o al “Danton”, pero nos dirigiremos a “Les deux Magots”, tras renunciar también al “Flore” y al “Lipp”. No está lejos y, quizá tengamos la oportunidad (¿) de contemplar alguna jovencita a lo Balthus (muerto, centenario, el 18 de Febrero del año 2001).

Tomaremos el Boulevard Saint Germaine, por detrás de donde hemos comido y seguiremos por él hasta la plaza de Saint Germaine de Prés. Allí en el número seis, está lo que buscamos. Entraremos y echaremos el resto. El camarero no se acercará solícito, tendrás que llamarlo varias veces y su cara se irá poniendo cada vez más agria. Cuando nos ofrezca la carta, le diremos que ya lo tenemos pensado, se irá a dejar la carta y volverá al cabo de un tiempo prudencial (?): ¡Un carajillo fifti-fifti!...Bueno...pues un expreso... con dos copitas de Poire Williams: una la echaremos en el expresso y la otra la degustaremos (no habrá para más) cuando acabemos el carajillo.

“La invención de París: no hay pasos perdidos”  y “París en tensión: Urbanismo e insurrección en la ciudad de la luz” ambos de Eric Hazan son imprescindibles para entender la evolución de la ciudad. Hazan hace una especie de psicoanálisis (¡me mataría si lo oyese!) de las transformaciones urbanas; nos descubre la naturaleza de los inevitables pentimentos, signos, restos sepultados por la “evolución” de las cosas. Nos muestra cómo por debajo de lo que vemos turísticamente, fluye la memoria y descansa la esperanza tomando fuerzas y todo desde una clara óptica de clase (obrera). Serán libros imprescindibles para cuando volvamos. Los acompañaremos con “París insólito” de Jean- Paul Clébert e ilustrado por Patrice Molinard: libro extraordinario sobre un París que sólo recientemente ha dejado de existir.

La verdad es que las medidas de los espirituosos son ¡eso!, puro espíritu, carentes de materia. ¿Será necesario una botella entera?

  
                                      


Ni rastro de “balthusianas” ¿será por lo temprano de la hora?

Un sentimiento de tiempo pasado (y, en realidad, así será, pues habremos estado aquí dos horas). De inútil repetición fetichista. Nos iremos antes de que la cosa vaya a más. Pero antes, (¡ya que estamos!)  una copa ( en balón cateto) de Paradís: le vieux cognac de Jas Hennessy...nos la tomaremos, ya levantados, de un trago para pasmo general: 81 Euro, más propina.

Nos darán las nueve entrando en la Gare d’Austerlitz, para lo cual habremos desandado lo andado  y seguido un poco más por los malecones de la rive gauche. El sueño, el cansancio y los fifti-fifti estarán haciendo mella. Descansaremos en el bar de la estación (algún bar habrá ¿no?) y con una cervecita alargaremos hasta que anuncien el “Joan Miró” por la megafonía.
Intentaremos el Sudoku fácil y, a la altura de Yvri-sur Seine el sopor se irá convirtiendo en sueño profundo. Los números fijos del sudoku y los pocos, equivocados, que habremos conseguido colocar, caerán rodando por los pasillos del vagón y detrás, como si los persiguiéramos, caeremos nosotros. 

Cuando cuenten 10 estararemos entrando en el reino de las tinieblas. 

Una ambulancia y ¡a casa!

               


RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...