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domingo, 21 de abril de 2013

Propuesta para hoy, 21 de abril (1ª). “La Duse”





Pittburg(h) es una ciudad de Pennsylvania. Y Pennsylvania, con ese nombre tan melancólicamente balkánico, es un estado de los Estados Unidos de América. Sus ricos yacimientos de carbón, su agua abundante y el río Ohio, que se trenza en el mismo centro de la ciudad…la convirtieron en la ciudad ideal para la fabricación masiva de acero y para la producción de toneladas de humo negro…suficientes para matar, dos o tres veces, de angustia y silicosis a todos sus habitantes, familiares más cercanos incluidos. “¡Es el infierno con la tapa quitada!”…”la plus hidieuse ville du monde”.
Lloyd Wright, preguntado por una posible mejora de su urbanismo: “Sería más barato abandonarla”.

Nadie, si no por castigo de la deriva genética, la elegiría para vivir…¡y menos para morir!...El “humor” amargo e incomprensible del perro homónimo, así como su fiereza desmedida, no puede entenderse sin una cabal comprensión de las condiciones ”atmosféricas” de ese consulado del infierno y embajada de “Dite” en la tierra. Parece descendiente directo, y poco agraciado, de los dinosaurios que poblaronb estas tierras.

Dicho lo dicho, se entenderá que la muerte pillara por sorpresa a la “Duse” en esta sórdida “ciudad del acero”. Su gira, que habría cubierto todos los Estados Unidos y zonas de influencia (Cuba…), quedó varada en las metálicas aguas del Ohio, el lunes de Pascua de 1924…¡tal día como hoy!

Por suerte la gira estaba asegurada y el “Duce” (con quien Eleonora Duse guardó las distancias) había prometido pagar el regreso de la “troupe” en caso de desgracia imprevista… ¿Desgracia imprevista? ¿En Pittburg(h)?...¡Que cosas tenía este Benito!

Ya hacía días que la “Duse” clamaba como poseída: “¡Partir!   ¡Actuar!”…Un imperativo categórico que se convirtió en un resignado “Tengo frío, cúbranme”…antes de amalgamar su alma (¿) con las densas humaredas de las siderúrgicas, y probar ontológicamente, como san Anselmo (*) probó la existencia de dios, la posibilidad del tránsito del ser al no-ser (o del ser pensado al ser real: del muerto concebido al muerto físico): Sólo uno mismo prueba su propia mortalidad. La inducción queda en suspenso y con tu desgracia construye los mimbres de su fortaleza: Inducción completa. 











    



I-pod:
Nina Simone (*): “It is finished”

El viaje desde Pittburg(h) fue una epopeya, una “conquista del Oeste” en dirección contraria. La muerta salió de la suite 524 del hotel Schenley (famoso hospedaje, ahora convertido en elemento de la Universidad) a escondidas, bajó en el ascensor de servicio y la condujeron, como a una dama algo achispada, a los salones de la funeraria Samson. Se le embalsamó y reposó, como los caldos, seis días: vestida de blanco y rodeada de flores blancas que acabaron, despojadas de todo decoro, convertidas en cálices secos. El humo había hecho estragos en la blancura del sudario.

Llegaron los que tenían que llegar, y cruzados mensajes entre esos dos personajes ridículos a más no poder, D’Annunzio y Mussolini, la condujeron a la estación de Pennsylvania de Manhattan y de allí a reposar otros tres días a la iglesia de los dominicos de la Lexington. Miles de personas siguieron el cortejo y, abriéndolo, la desconsolada “troupe”, reclamando los costes del viaje de vuelta. Bajaron por la 5ª hasta la 62: entraron al Central Park y entre el esplendor primaveral, se dirigieron a los muelles del Hudson, donde embarcaron el catafalco en el Duilio.

Y allí ocurrió lo previsible: A la “troupe” no se le permitió subir. Mussolini había olvidado su promesa. Se metamorfosearon en “piquete informativo” y consiguieron pasajes “de segunda” (¿). Los trastos pudieron ser embarcados en un barco posterior.

La “Duse” descansaba en un compartimento de proa a prueba de balanceos. La “troupe” se amontonada y vomitaba en las cubiertas de popa... y se secaba con las cortinas. Tras 15 días, hay que dar tiempo al tiempo…para que huya: “Tempus fugit…”, llegaron a Nápoles. De Nápoles a Roma. Y de Roma vía Treviso, a Asolo (“la perla de Treviso”), donde vivía su hermana, único familiar. Allí descansó en paz. D’Annunzio y Benito descansaron también su mala conciencia.

--Il siggnore Kino Herrero!!

--Sí…¡aquí!

--Vai al teléfono!

Olvidaba decir que me encuentro en la soleada terraza del café Centralle de la villa de Asolo, comiendo un pannino y arruinando el suduko “difficile” (“come il mondo”). Entiéndanme bien… ¡no me como un “pannino”!…¡me zampo un pannino, un bocadillo…¡ESTE bocadillo!…no el concepto “pannino” que no sabe a nada, más que a desgracia.

--Sei sicuro?

--¿De Piitsburg?...¡no puede ser más que para vd.!















Suena una voz metálica, nasal y amenazante: ¡que  retire lo dicho sobre la ciudad, cuyo ayuntamiento que tiene el honor de presidir! Me advierte que la ciudad ha sufrido un cambio “fantástico” y que supo reinventarse tras la crisis del 73. Parlotea sobre los beneficios de las crisis…que abren “ventanas de oportunidad”…etc…etc. y añade: ¡Olvida Ud. el museo Warlhol! ¡Olvida que tenemos el dinosaurio más grande del mundo!

-- ¡Al contrario! 

Cosas del espionaje universal.

A propósito de “universal”: Abelardo (*), en eso, hay que reconocerlo, seguía a Roscelino (“pan y vino”), disolvió (euridicianamente) la primacía ontológica de las “Ideas” (términos “universales”), convirtiéndolas en meros puentes lógico-lingüísticos por los que transitamos de la mente a la realidad física: de ahí que me coma ESTE pannino… ¡y no un “flatus vocis”.

Y a mí me entran ganas de arrancar la loseta del nombre de la calle (“Brownings”) y lanzarla a Pittsburgh por ondas herzianas desde una antena isotrópica.

Tal día como hoy, del fatídico 1898, los Estados Unidos de América declaran la guerra a España…Cuba…



























































sábado, 20 de abril de 2013

Propuesta para hoy, día 20. SEGUNDA SERIE. “Strange fruit”.



--¿¡no te avergüenza…verte como te ves!?

--¡Qué fácil resulta para vosotras!...que todo lo veis como inscrito en la necesidad. ¡Que contempláis el mundo como se contempla un buñuelo de humo, como el que, ahora, sale de mi boca y se estampa contra la pantalla!...¡que no sentís el mordisco de la carne ni la metafísica sequedad de la garganta!...¡que perfumáis el mundo con vuestra sola presencia…sin necesidad de lavar culpas, en las turbias aguas del recuerdo!...

Aurora: “¿Qué te pasa, kino…estás bien?...”

Chiara: “Anda, vamos a casa…”

--Me pasa que se me ha cruzado el calvados… ¡y los cien euros!....Bianca, por favor, tráeme un “arriba y abajo”: Un vaso grande con ginebra y oporto, mitad y mitad: Blanco y negro.

--¿Y eso?...¿una combinación nueva?...¡En honor a quién…si puede saberse?

Concluido este inútil diálogo y pimplado el brebaje: ¡¡En honor a Billie Holiday y, de rebote, a Lester Young, coínventor del “cóctel”!!

--Llevadme a “Port des Lilas”…o dejadme en el metro Châtelet…y dejad de comportaros como si no me conocierais.

Sentado en el “bar del mercado”. El perfume huidizo de las lilas, se confunde con el de los restos de la venta matutina: Frutas fermentadas, verduras descuartizadas…los girones al viento…hebras de humo de cordero, cous-cous especiado, detergentes de marca blanca…olor a confluencia.

Pido un bocadillo “completo”…”avec du tout”…y un frasco de “vin de la miason”.













En la calle 133 W. (Manhattan) aún se conservan algunos edificios de tres o cuatro plantas, con sus escalones para alcanzar la planta principal, sus recónditos semisótanos y la escaleras de incendios…Faltan los “eternos” grupos de adolescentes a lo Spike Lee…y los garitos que en los años treinta la convirtieron en la “Calle del Swing”. Uno de tantos era “Pod’s and Jerry`s”. Allí debutó como profesional “Billie Holiday”. En realidad se limitaba a hacer “ups” y recoger (con el sexo) el dinero que le dejaban sobre las mesas. 
 
Durante unos años la calle 52 pretendió el relevo…pero el swing…lo que se dice swing había vuelto a sus lugares de nacimiento: Aquello era “nueva música”: “be bop

¿A qué extendernos en su biografía?...¡Lean vds. “Lady sings the Blues” y se enterarán!

Tardó siete años en bajar hasta la Sheridan Square, cerca de la calle 4…algo que recorres en media hora de metro; y mientras la lenta aproximación se producía, su leyenda tomando forma, tamaño y se iba sazonando.

“Una noche de febrero de 1937, mientras actuaba en el Uptwon House, diez minutos antes de entrar en escena” le comunican la muerte de su padre. Veterano de guerra y creador de varias familias “extensas”. No lo mató la tuberculosis…¡lo mató Dallas!.

Recorrió todos los centros de asistencia pública y en ninguno lo atendieron…¡por negro! Por su condición de veterano de Guerra fue admitido, para morir, en un hospital de veteranos. Simplemente lo amortajaron: con su smoking de la banda y con una camisa empapada en sangre… y lo depositaron a la espera de que alguien se hiciera cargo del fiambre.

El entierro fue, dentro de los límites propios de la situación, cómico: problemas de protocolo entre las sucesivas y simultáneas mujeres e hijos: blancas y negras se disputan el dudoso honor de encabezar la comitiva. La “legítima”, no cedía ni un paso ante a la que, desde años, ocupaba el corazón del muerto. Una elegante señora blanca, con su pálida descendencia, también tuvo sus más y sus menos. Nadie quiso compartir el Cadillac con nadie…así que una fila de Cadillacs de alquiler, primaveralmente camuflados y con música fúnebre a todo trapo, se dirigió al cementerio y se disolvió (euridicianamente).

Así  que, Billie sabía de qué iba la cosa cuando le presentaron la canción “strange fruit”.

Barney Josephson, fabricante de zapatos de Jersey y futuro triunfador en el campo de la restauración, montó un local insólito para los tiempos que corrían, 1938: “Café Society”: “El sitio equivocado para la gente correcta”. Negros y blancos eran bien recibidos. Aquella zona se convertiría, años más tarde, en la geografía de la” Escuela de Nueva York” = “Escuela de la calle 10” = “Expresionismo abstracto”.

 Allí “nació la canción que llegaría a ser mi protesta personal: “Strange fruit”.

El relato de Billie no se ajusta del todo a cómo sucedieron las cosas. Su memoria falla en algunos puntos importantes. Sin su voz, la canción no hubiera sido lo que es. Pero, a cada cual lo suyo.

Lewis Allen había compuesto un poema a raíz del linchamiento de Thomas Shipp y Abram Smith: dos entre miles. Por otra parte, sabía el tipo de muerte que había tenido el padre de “Lady”. Una noche se presentó en el “Society” y le mostró el poema. Billie Holiday se quedó paralizada por la fuera de la imagen y el recuerdo de los sufrimientos familiares y de “raza”. Lewis sugirió que Sonny White, que acompañaba a Billie, y ella misma, le pusieran música. Juntos, los tres, trabajaron durante semanas. Danny Mendelsohn les hechó una mano... ¡y así se fabricó “Strange Fruit”!
















Las cosas son un poco diferentes: Lewis Allen, en realidad Abel Meerepol, profesor de un instituto del Bronx y miembro del Partido Comunista, había escrito el poema en el año 1935. Meerepol se hizo cargo de los hijos de los Rosenberg, judíos comunistas, asesinados en la silla eléctrica.
Fue el mismo Lewis Allen (nombre que tomó en memoria de sus hijos nacidos muertos) quien compuso la música. El grupo de Billie, pondría los arreglos y ella misma su voz irrepetible, de escasísima tesitura pero inalcanzable sentimiento.

Este poema “Amargos frutos” (publicada en revistas marxistas) se convirtió en rudimentaria canción que se popularizó entre las filas izquierdistas e, incluso, llegó a ser cantado en el Festival Antifascista de 1937 del Madison Square, en beneficio de la República española. La cantó Laura Duncan. Lewis Allen nunca se presentó en el “Society”. La canción llegó por medio de Barney.

En el entierro de Lewis Allen sonó “Strange fruit”…Una de las canciones más estremecedoras que puedan oírse. De las más testimoniales de una época que no acaba de decir adiós. Proclamada, por algunos, la “mejor” canción del siglo XX.

“Tenía miedo que no gustara. La primera vez que la canté pensé que había cometido un error (…) No hubo ni siquiera un amago de aplausos cuando terminé. Luego una sóla persona (…) Y de pronto todos estallaron en una salva atronadora de aplausos”.

Se convirtió en su rúbrica.

La canción fue editada tal día como hoy, en el sello Commodore, del año 1939.

--¡Camarero!...¡Póngame un aguardiente de higos!...¡Que sé que tienen!

--Vd. ser amigo Boris. Yo habla español poco. Boris muy bueno. Nosotros traer higos de Argelia y hacer bebida aquí. Yo traer del bueno…el que familia.

--Se lo agradezco, amable mesonero. Así como las loanzas a mi amigo “jumillano”.

Pasado el momento de desconcierto, trae una botella con una etiqueta de antes de la liberación y me sirve un copuzo más grande que un balón de reglamento. El aroma del licor me conduce directamente a las higueras de mi pueblo en el mes de junio. Y probarlo es como si rematara de cabeza un meteorito lanzado desde Andrómeda: 60º a la sombra.

--¿Puedo, querido amigo, pedirle algo muy especial?

--Pido. Puede. Vd. amigo Boris.

--¿No tendría cerezas?..¡Estamos en Abril…empiezan!

--Punto débil familia. Gustar cerezas…¡siempre celebrar “le temps dse cérises”! son d’Argerie. Primo enviar cada año.

Llega un plato rebosante de cerezas color cereza. Emparejadas de dos en dos. Me cuelgo dos parejas en las orejas (valga el “rodolí”) y vuelo al país de la infancia: extraños frutos.

Cerezas y licor de higos…¡gracias, inexistente dios mío!...Ahora sólo faltaría que mi amigo tabernero me llevara a casa de nuestro amigo Boris.

--¡Apóyese en mí, amigo! Yo llevar. Mañana un autre jour.

Un recuerdo afectuoso a Lionel Hapton (*), ìntimo del íntimo de Billie: Benny Goodman: en su honor: “Flaying home” .

 


Y un beso a todos sus perros… ¡aunque empleara toda la noche!


Opinión de Angela Davis:
 Era capaz de dotar de profundidad e ironía a las canciones sentimentales que le endilgaban, desviándolas muchas veces de las intenciones originales del autor. En una época en que los negros recibían el peor material musical, su genialidad fue dar una forma estética a sus experiencias vitales que las convertía en ventanas a través de las que otras mujeres podían examinar críticamente sus propias vidas.
Ofreció a otras mujeres la posibilidad de comprender las contradicciones sociales que encarnaban y representaban en sus vidas una comprensión que ella nunca logró en su propia vida.


El mero hecho de cantar “Strange fruit” demuestra un tremendo coraje por parte de Holiday. Al hacerla suya y convertirla en un elemento central de su repertorio, a pesar de las resistencias de su discográfica,  (“Columbia” no se atrevió. Finalmente la editó una pequeña y nueva compañía: “Commodore”) de las suspicacias de las audiencias y del boicot de muchas radios, Holiday hizo su particular posicionamiento político.

Su interpretación de “Strange fruit” cambió casi a solas la política de la cultura popular americana, puso los elementos de protesta y resistencia de nuevo en el centro de la cultura musical negra contemporánea


Propuesta para hoy, día 6 de enero. NACIMIENTO, MUERTE Y RESURRECCIÓN DE SHERLOCK HOLMES.

   6 DE ENERO 2025                                                            1. NACIMIENTO. En ninguna de las obras canónicas se cita...