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sábado, 2 de noviembre de 2013

Propuesta para hoy, día 2 de noviembre. Día de los muertos: Passolini, M.Lowry. D. Reinhardt.






1.
 "Hay una ideología real e inconsciente que unifica a todos, y que es la ideología del consumo. Uno toma una posición ideológica fascista, otro adopta una posición ideológica antifascista, pero ambos, antes de sus ideologías, tienen un terreno común que es la ideología del consumismo. El consumismo es lo que considero el verdadero y el nuevo fascismo. Ahora que puedo hacer una comparación, me he dado cuenta de una cosa que escandalizará a los demás, y que me hubiera escandalizado a mí mismo hace sólo diez años. Que la pobreza no es el peor de los males y ni siquiera la explotación. Es decir, el gran mal del hombre no estriba ni en la pobreza ni en la explotación, sino en la pérdida de singularidad humana bajo el imperio del consumismo. Bajo el fascismo se podría ir a la cárcel. Pero hoy día, hasta esto es estéril. El fascismo basaba su poder en la iglesia y el ejército, que no son nada comparados con la televisión".





Sobre las diez de la noche del 1 de noviembre de 1975, Passolini, recoge a un chapero en el bar Gambrinus de la plaza “dei Cinquecento”, próximo a  la estación Término de Roma y se dirige a los desoladores descampados de Ostia. Pino “Rana” Pelosi, que así se llamaba (y se llama) el chapero, tenía 17 años. No lo dudó ante el alfa-romeo GT plateado que lo requería. De camino, le entró hambre. Passolini paró en la trattoría “Biondo Tevere”, en vía Ostiense, 178. Allí le conocían. Cruzaron la terraza delantera y entraron en el interior. Fueron dirigidos a la mesa acostumbrada. Eran alrededor de las 11 de la noche del primero de noviembre del año 1975.

El joven pidió una pechuga de pollo...antes se servía con piel y con el ala. Pino protestó ligeramente. Pasolini le dijo que así era más sano. Para él pidió un plátano y una cerveza…tal inaudita mezcla es inolvidable. La señora Panzioni, regente del local, desde su lejana viudedad, no notó nada especial en la pareja…si acaso una ligera inquietud en el artista, pero sólo recayó en ella una vez se hubo enterado de los sucesos de esa noche. El joven no presentaba rasgos memorables, tenía…”cara de chiquillo”.

Pasolini tenía cuenta en la casa, que liquidaba de vez en cuando…así que no pagó. Subieron al coche y se enfilaron a toda velocidad por la Via Ostiense hacia la desembocadura del río, cloaca de Roma.

A la mañana siguiente, sobre las 6 y media, María Teresa Lollobrigida, se topó, en un descampado de Via dell’idroscalo, con un cuerpo destrozado. Ninetto Davoli reconoció el cadáver de su amigo y amante: Pier Paolo Pasolini.







“Yo devoro mi existencia con un apetito insaciable. Cómo terminará todo esto, lo ignoro.”…¡Pues ya lo sabes!

El Rana” fue detenido por exceso de velocidad, (conducía el alfa-romeo) y el procedimiento se liquidó con inquietante rapidez. Se estropearon (a conciencia) pruebas y se desatendieron otras. La cosa acabó con la autoinculpación del joven y la consecuente condena por asesinato: “crimen pasional”…”reyerta entre maricones”…

Sin tener en cuenta las obvias dificultades de semejante hipótesis: Pasolini era experto en artes marciales…¡y otros detalles!

Años más tarde empezó a hacerse evidente lo que ya estaba claro. Pasolini fue objeto del “gambito de Moriarti”. Habría sido citado en el Gambrinus para hablar de los rollos de “Saló” robados; una vez allí  el rana” daría el salto. Llegados a Ostia, un grupo de tres o cuatro tipos lo habría destrozado al grito de “puto”, “maricón”, “sucio comunista”…La autopsia revela la naturaleza de los torturadores: un grupo de matones fascistas, probablemente pagados por las “siete hermanas”. Ahí se juntaron el hambre con las ganas de comer. Pino Pelosi adujo amenzas para justificar su autoinculpación.

                                                 

Decir que Pasolini estaba escribiendo “Petróleo”, un libro-documento sobre las interioridades del INE italiano y sus relaciones con las grandes empresas del sector. En relación con esto: “El caso Matei” (llevado al cine por Francesco Rossi).  Hubiera bastado, sin embargo, con el puro odio.

El lugar sigue siendo nido de heroinómanos y basurero clandestino. A partir del 90 una cerca metálica rodea el perímetro. No es obstáculo, sin embargo, para que, de vez en cuando, el “monumento”, absolutamente impropio…sea injuriado por manos “anónimas”.

Eran los “años de hierro”. El “caso Pasolini” ha sido reabierto...¡Y ha vuelto a cerrarse!

2.

        
         



Al grito de “sucio Bolchevique” y “¡Viva Cristo Rey!”, fue despachado “el Cónsul” en “el farolito” de Parián (Oaxaca. Méjico) y arrojado a la barranca contigua. “Alguien tiró tras él un perro muerto en la barranca” (última línea de “Bajo el Volcán”). Eran las siete (¡¡) de la tarde del día de difuntos, del año 38. Un grupo de fascistas capitaneados por el castellano Fructuoso Sanabria había hecho su trabajo.


Recuerden vds. que el Gobierno “izquierdista” de Cárdenas estaba siendo combatido por bandas paramilitares fascistas, apoyadas por España y Alemania.

“--¡Como un perro!, dijo; y era como si la vergüenza debiera sobrevivirle”. Última línea de “El Proceso” de Kafka.

Jamás he leído nada que me haya inquietado tanto como el último capítulo de “Bajo el Volcán”, añado que lo leí con una resaca oscura (…”como la tumba en la que yace mi amigo”). Es Rulfo alcoholizado, para hacernos una idea…

La novela empieza con un largo “travelling” a la altura de Orson Wells (“Sed de mal”) (M. Laurelle, el día de difuntos del 39 (¿), vuelve del “Casino de la Selva” hasta Quauháhuac) destinado a presentarnos anudados los cinco niveles que, si los distinguimos, ayudarán a convertir la novela en inolvidable: el ctónico, el humano, el mágico, el político y el religioso (D.D.)

“Por encima de la ciudad, en medio de la noche oscura y tempestuosa, la rueda luminosa giraba al revés…” (fin de primer capítulo).

Y enlaza con un “flash-back” que nos conduce al día de difuntos del año anterior (1938) y a la muerte del “Cónsul” en el “Farolito”, tras cruzar la selva que envuelve Quauháhuac:

 “A mitad del camino de la vida
Yo me encontraba en una selva oscura,
Con la senda derecha ya perdida. (…)” (Inicio del primer canto del “Infierno” de Dante).

Acabada la lectura, la rueda luminosa nos empuja a empezar.

¡…Léanla vds….!...¡Léanla…!

Ni tiempo para comer. Sólo chupitos de mezcal, de anís el mono, de Johnny Walker y alguna Moritz…de fondo “La pasión según S. Mateo” de Bach…Puede que también fuera adecuada para la muerte del “Cónsul”:

“Acompañaban a estos pensamientos que iban a la deriva por su mente una música que sólo podía escuchar si oía con atención. ¿Era Mozart, por casualidad? “La Siciliana” Final del “cuarteto en re menor” (…) No, era algo fúnebre, tal vez Gluck, de “Alceste”. Sin embargo, había en aquella música algo que recordaba a Bach.”


3.





2 de noviembre de 1975:

“He sido cordialmente invitado a formar parte de realismo visceral. Por supuesto he aceptado. No hubo ceremonias de iniciación. ¡Mejor así!”
(Roberto Bolaño: “Los detectives salvajes”)

Tiempo habrá de volver sobre los pasos de los Belano, los Lima…los Font…Piel Divina (de Oaxaca)
…¡Tiempo habrá!...

Baste dejar efemerídica  constancia.


4.














Por si fuera poco con lo dicho…(¡se nos habrá encogido el corazón y el estómago!) tal día como hoy, del año 1928, Jean Baptiste “Django” Reinhard, acabada su actuación en el “club La Java” de la rue Faubourg du temple de París, regresa a su hogar en las afueras de la capital. Vive en una caravana con su mujer…era lo normal: hijo de gitanos belgas instalados en las afueras de París, no conoce otra forma de habitar el mundo. 

Ha instalado la caravana en la actual avenida de Glignancourt, en el distrito 18, al norte de la ciudad.

Los vivos han considerado que el lugar exacto estaría dentro del perímetro de la recién creada y bautizada “Plaza de Django Reinhardt”: una extensión importante de cemento…¿destinada a aparcamientos de caravanas?...si es intencionado, no me parece tan mala idea. Si no es así, al concejal de urbanismo lo habrán trasladado a” orden público” o a “industria”.

Analfabeto (Django, no el concejal) autodidacta…aprendió a tocar el banjo de oídas y de ahí saltó a la guitarra. Desde pequeñito se hizo un nombre en salas de baile como acompañante de un famoso acordeonista.

Pues eso, que vuelve de trabajar. Su mujer ha preparado un cargamento de flores de celuloide para venderla al día siguiente y ocupan la mayor parte del carromato.

En duermevela oye un ruidito que le parece de un ratón; enciende una vela para asegurarse y unas gotas de cera ardiente caen sobre las sensibles flores. Nace una súbita llamarada que abarca, en un momento, la totalidad del espacio. La chica consigue salir, pero el fuego prende en las ropas de Django, empeñado en salvar las flores: quemaduras de primer grado en la mano izquierda y en costado derecho. Año y medio de hospitalización…¡pero se ha salvado la pierna!...Aún no ha cumplido los veinte años.
     
Sin embargo ha “perdido” los dedos anular y meñique de la mano izquierda. ¡Olvídese vd. del banjo!...¡No hay más remedio que aplicarse con la guitarra!

Aprendió dos veces, como Pat Martino, la segunda vez con un nuevo método, obligado por las circunstancias…

Otra vez aquello de que no hay mal que por bien no venga: de ese menoscabo surgieron un ritmo y un sonido inauditos…inconfundibles. Había nacido el “jazz manouche”. 

Los años con S. Grapelli (1934-1939)…la música que hacen juntos…es una de las maravillas del universo-mundo: Una alegría que te ennoblece; una melancolía que te endulza; una ligereza que te eleva; una flexibilidad que te chagalliza; una sencillez que fortalece; una frescura que te templa; una limpieza que purifica…zzz…zz…z


Bona nit.




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