Una cosa es volar y otra mantenerse (¡si lo sabré yo! La diferencia estriba en la última copa).
Una cosa es amortiguar la caída y otra evitarla durante un tiempo. Así que
una cosa es el paracaídas (que, por lógica, exige el vuelo) y otra son los
artilugios destinados a despegar de la tierra y mantenerse en el aire. Entre
estos últimos los hay auxiliados por energías diferentes a las propias del
cuerpo humano, y los hay que se basan solamente en la propulsión propia que
seamos capaces de imprimir al artilugio. Dentro de este último grupo podemos
distinguir los artilugios apoyados por mecanismos simples, mecánicos (tipo
pedales, poleas...Da Vinci, Tatlin...) y aquellos que sólo con el batir aviar
de nuestros brazos, pretenden elevarse y mantenerse.
Estos nos interesan.
Hemos construido un “árbol de Porfirio” (Qué nombre gélido y quebradizo).
Todo lo existente cuelga, como fruto visible, de esos árboles cristalinos e
invisibles. Romper el árbol significaría llenar el mundo de bolitas lógicas
que, aisladas, sólo servirían para hacernos rodar por los suelos...y
desperdiciar nuestro fifti-fifti.
Esta digresión viene a cuento por que tal día como hoy, 1 de marzo del año
1912, Albert Berry realizo con éxito el primer salto en paracaídas desde un
avión. Otros lo consiguieron desde globos... y otras alturas. Pero los
paracaídas son prosa; no tienen la poesía del ansia del vuelo. Tienen la
utilidad de salvar la vida propia (o amenazar la ajena), pero carecen de
dimensión angelical y prometéica.
Por cierto el tal Berry, acababa de linchar a un negro, y su padre, militar
también (tras 20 años sin saber nada de él) leyó la noticia en el periódico e
intercedió para solucionar el asunto. ¿El salto era parte de la “solución”?
En realidad, aunque parezca lo contrario, aún no he tomado ni gota. La
buiodonovka sigue intacta. El perro no la ha desgarrado, como a una intrusa.
Estos días fríos y ventosos alejan cualquier impulso viajero. Nos quedaremos en
casa. Y nos caldearemos. Hoy, tras décadas, me apetece una fruta (¿)...aprovecho un plátano renegrido.
Fifti-fifti y paseo matutino. Con el viento, el perro parece una cabrita
(blanca), de tan delgado.
En el esputifaif sonará Chopin, nacido tal día como hoy del año 1810. Sus
nocturnos serán la música de fondo para tanta desgracia y desconsuelo como nos
espera. Me sirvo un “sol y sombra”y
me encasqueto la gorra.
Dejando
aparte lo mítico y lo imaginado (Ícaro… R.
Bacon...), son tres los intentos que nos interesan. Muestran la grandeza de
miras (y las alteraciones psíquicas que la acompañan) del género humano. Así
como su tendencia al suicidio o al asesinato inducido.
Abbás Ibn Firnás. Nacido en Ronda (siglo IX) la visión del “tajo” lo habría acostumbrado desde la
infancia...Filósofo y poeta (¡!) en la corte de Abderramán II y Mohamed I.
¡A los 65 años! (¡aún no existían los destilados!) se construyó unas alas
de madera, las recubrió de tela de seda a la que pegó plumas de rapaces
(¿razonamiento analógico? ¿exceso de poesía? ¿magia simpática?) y se lanzó
desde una torre ante la presencia de una multitud de invitados que pudieron
contemplar (alborozados) cómo se rompía las dos piernas (por que no tenía más).
Alguno de los presentes (Ibn Said) especialmente contento, le dedicó la
siguiente puya:
“¡Quiso
aventajar al grifo en su vuelo
y sólo
llevaba en su cuerpo
las plumas
de un buitre viejo!”
El bueno de Abbás no estaba en condiciones de hacer una demoledora crítica
literaria.
Siguió dándole vueltas al tema hasta que encontró la razón del fracaso:
¡¡Había olvidado la cola!! ¡¡El timón!! La hipótesis no llegó a ser
contrastada.
Siria sacó un sello con su efigie. En Irak, una estatua suya adorna el
aeropuerto internacional de Bagdag y otro aeropuerto (al norte de la capital)
lleva su nombre.
En Córdoba un puente “alado” ha sido construido en su honor.
Y un cráter lunar también lleva su
nombre. ¿Reproducción exacta del que produjo en su caída en el valle cordobés?
Esta historia, digna de las “mil y
una noches” (alfombra voladora), merece otro “sol y sombra”. O un “Moriles”. Dicho y hecho. Buidonovka y
bajo al Condis: una copita de fino a la salud del bereber.
¡Díganme vds. si hubiera merecido la pena ir a Córdoba para presenciar tan
triste espectáculo!
Otto Lilienthal (1848-1896). Se inspiró en el vuelo de las aves (¡cigüeña
blanca!) (Da Vinci, tomó como modelo el murciélago ¡mamífero!). Descubrió que
el batir de las alas era inútil. Lo importante era superar la presión del aire.
Como era ingeniero pudo ir avanzando en este sentido. Sus logros fueron
expuestos al público en: “El vuelo de los
pájaros como base de la aviación” (1889). Había inventado unos motorcitos
muy útiles pero se mató con un planeador (tras más de 2000 vuelos con su
hermano, a quien no pudo matar). Cayó en picado desde más de 18 metros y se
rompió la columna. Sucedía en las afueras de Berlín. Al día siguiente murió.
¿Hubiera merecido la pena ir a Berlín? Evidentemente ¡No!
Franz Reichtelt, sastre de profesión y suicida de vocación, siguió las
instrucciones de Da Vinci, y se construyó un traje expresionista negro y se
lanzó, una vez conseguidos los permisos requeridos, desde lo alto de la Tour
Eiffel, la más alta estructura del mundo por entonces (4-02-1912). Fíjense en
el vídeo (you tube) y observarán sus dudas. ¿De quién se estaría despidiendo?
Cayó como una piedra. Fíjense en su cara y en su porte ¿no es un suicida nato?
¿no responde a la caracterología de Lombroso?
Esta historia merecería un litro de absenta (¡pero no un viaje a París, ex
profeso!) En su defecto, sigo con el “Moriles”.
Y puestos a medios de transporte (hacia la muerte)...Recordar que tal día
como hoy, del año 1815, se inauguró el primer sistema de diligencias de
¡España!: Reus-Barcelona, en 11 horas y media. ¡Para coger una curda de época!
Y también en tal día como hoy, del año 1879, se inauguró el primer tranvía a
vapor: Barcelona-Sant Andreu.
¡No digan vds. que la ventaja es manca! Nos hubiéramos levantado tempranito
un viernes; hubiéramos puesto un telegrama a Barcelona a las 10; hubiera
llegado a su destino a las 12. Al mismo
tiempo hubiéramos tomado la diligencia a las 10’30; hubiéramos llegado a
Barcelona a las 11 de la noche. Hubiéramos hecho noche en el Sr. Perellada. Al
día siguiente, sábado, hubiéramos tomado el tranvía a vapor a Sant Andreu y
tendríamos la mesa puesta (garbanzos con guindillas) en Can Roca. Y ¡a comer
como señores! Tras nuestra sesión de fifti-fifti, hubíeramos tenido que hacer
noche en Barcelona. Domingo por la mañana: diligencia y a eso de la media noche
¡en Reus! ...y todo ¡en un fin de semana, largo!... ¡Progreso!
No hay garbanzos con guindillas.
Es la hora del Dry, estilo Buñuel y de pensar en la comida. En el
Esputifaif sonará Glenn Miller (nacido el 1 de marzo de 1904).
¿Saben Vds. que la galaxia más lejana que se conoce, adónde no pudieron
llegar nuestros suicidas, es “ABELL 1835 IR 1916”? El Dry da para ésto y para
mucho más...Otro día les contaré los múltiples viajes que se han hecho a la
luna y las costumbres de los selenitas. Pero a esa galaxia ¡nunca! ¿Por qué no
“CAINN 1835 IR 1916”? Hubiera sido más lógico: ¡el mal cuanto más lejos mejor!
Tengo por aquí unas morcillas resecas (¡mejor!) de Murcia y huevos trufados
(de Graus). Mientras lo preparo: Verdejo. Cuando lo como: Ribera. Cuando
termino: Fifti-fifti y remolque de Terry de malla. Al perro un poquito de pan
untado en aceite y la tripa de las morcillas. Se relame.