Hoy toca descanso. La tranquilidad del hogar. El beber
sosegado. Música.
I
Lean, si lo desean, la propuesta
del 10 de junio y podrán seguir las vicisitudes del surgimiento de “Tristán e Isolda”. Lo de hoy es un
entrante, una tapilla, por así decir. Vaya por delante mi desprecio por el
individuo Wagner y por toda su saga. Y es que de donde no hay, no se puede
sacar.
¡Olvídense de una vez de los días de Dresde!
Pues bien, allí estaban, a gastos pagados, el matrimonio von
Büllow-Cósima, sus dos retoños (Daniela y Blandine), el “genio”, e Isolda… que estaba a punto de salir al
mundo. Salió como hija legítima de von Büllow y Cósima, pero hasta el perro
sabía que el padre era Wagner. Nada que objetar. Lo que no se puede aguantar es
que en el momento del nacimiento, el director de orquesta estuviera currando sin conciliación, dirigiendo el
primer ensayo de “Tristan e Isolda”
(que, como Vds. saben, se estrenó exactamente dos meses más tarde)... El 10 de abril de 1865.
Cayó en lunes y era plenilunio. No creo que le hiciera mucha
gracia a von Büllow darle a la batuta en una situación como esa. Más bien
pensaría en espetar al sublime
compositor como a una sardina malagueña. Tampoco a la niña… ¡cargar toda su
vida con ese fardo! Y por si el esfuerzo fuera poco, la protonazi Cósima sólo
reconoció, como legítimo heredero, a Siegfried. Isolda perdió la demanda pero
se vengó casándose con un judío marxista y conocido antinazi. Murió en plena
redacción de la Constitución de Weimar. La nariguda Cósima le sobrevivió 11
años y pudo gozar del ascenso del nazismo, con cuya cúpula “intelectual” llegó a emparentarse: “hierba mala, nunca muere”.
Mi gusto por lo “efemerídico”,
sin embargo, es más grande que mi desprecio; así que oiremos ¡otra vez! el
inicio de “Tristán e Isolda”…y es que
a Gorrión le estremece ese primer
acorde. Se acerca a los altavoces (ya saben Vds. que no oye bien), apoya la
cabeza en sus patitas delanteras, cierra los ojos y, supongo, pensará en su Isolda. Su Isolda es la vida, que se le escapa (por mucho elixir de cortisona
que le dé). ¡Pobre Gorrión!
De las infinitas versiones, la más renombrada: la de Mahler
y Roller, que tanta honda impresión causó en un jovencito provinciano de, ya,
ridículo bozo.
II
Busco y rebusco (no como Picasso que encontraba sin buscar).
Yo busco y rebusco y, a veces, ¡encuentro!: un cuartillo de ¿Master Jaeger?...de ¿Mike Jaeger?... ¡el del ciervo! … ¡¡A la
salud de Isolda!!
Precisamente en este momento, en esta sagrada “hora del ángelus”, hora del Dry, de hace 101 años, el “Titanic” zarpaba de Southampton. Thomas Andrews, Jr, encargado del
diseño y supervisor de la construcción del “insumergible”,
fue el primero en subir. Lo hizo entre vítores (“Ave César, los que van a
morir…”) y aclamaciones, saludando con el sombrero. Siguieron aclamándolo
en Cherburgo y empezaron a cagarse en sus muertos a las a las 23:40, en el
punto 41°46'N y 50°14'W, de la noche del 14….como Vds. saben.
…Y es que mata más el agua que el
vino…
Les recuerdo, por si no lo saben,
que hoy se celebra en el universo-mundo el “día
de la Ciencia y la Tecnología / día del Investigador”.
Tal día como hoy, del año
1925, se publicó el “Gran Gatsby”
(vean Vds. la propuesta para el 9 de junio, serie 2ª. Inédita.). A su “chateau” del East Egg llegaría algún
resto del naufragio, que él apartaría con desprecio de su trayectoria.
III
La ironía está en todo. O sea:
todo es irónico. A veces, incluso, humorístico. Con la ironía no se puede hacer
nada, pero con lo humorístico hay que ser delicado. Exige tiempo… y olvido. Ya decía
Marx aquello de que ciertos acontecimientos se repiten: la primera vez como
tragedia y la segunda como comedia. Ironía.
Tal día como hoy, del año
2010, a las 11’40, hora de Moscú, se estrellaba el Tupolev Tu-154 en su cuarta aproximación a la Base Aérea de la
ciudad heróica de Smolensk. Habían salido de Varsovia con la intención de
homenajear a las víctimas de Katyn… ¡ya saben Vds.!... y van y se estrellan, en
medio de una espesa niebla, ¡en Katyn! Díganme si no hay para extenderse sobre
la ironía absoluta de la existencia. Naturalmente murió Lech Kaczynsky el “gran” presidente polaco. Costó un análisis de ADN y de dentadura
para discernir si se trataba de él o de su hermano, idéntico, Jaroslav. Sólo
cuando descubrieron entre los fallecidos a la mujer de Lench se decidió la
cosa. No quisieron “hipotizar” sobre
adulterio y tal. No olviden que por su sangre circulaba sangre católica de la
de verdad.
Jaroslav intentó capitalizar la
cosa, pero dónde va nadie con un eslogan como: “Polonia es lo importante”. Son incorregibles. Nunca entenderán que
hay cosas que nos importan más que la patria.
Bueno fue una verdadera desgracia
y funesta: Irónica, pero no humorística (¡de momento!).
IV
Recuerden que hoy se celebra el “día de la Ciencia y la Tecnología”. Y
también de Fulberto de Chartres, un verdadero sabio, al que tanto le daba
actuar como maestro de obras en la reconstrucción de la catedral de Chartres,
como enseñar Teología o las “cuatro reglas” al futuro rey Capeto Roberto II “el piadoso”.
Pasada la “hora sagrada” viene la hora banal de bajar al Condis. Nada más
apropiado que unos frankfurts y un tubo de mostaza. Comida indigna de tanto
“Dichter und Denker”. Se fabricó la
Gran Guerra; occidente entró en decadencia; la “Kultur”, y con ella la barbarie, se impuso en Europa; llegó la
reconciliación (simplifico)…pero las salchichas siguieron, como símbolo
inmortal de lo irremediable.
“Durante el
juicio (que afortunadamente duró poco) no hablé; justificarme, entonces,
hubiera entorpecido el dictamen y hubiera parecido una cobardía. Ahora las
cosas han cambiado; en esta noche que precede a mi ejecución, puedo hablar sin
temor. No pretendo ser perdonado, porque no hay culpa en mí, pero quiero ser
comprendido. Quienes sepan oírme, comprenderán la historia de Alemania y la
futura historia del mundo. Yo sé que casos como el mío. Excepcionales y
asombrosos ahora, serán muy en breve triviales. Mañana moriré, pero soy un
símbolo de las generaciones del porvenir.”
Se trata de un fragmento del “Réquiem alemán” de Borges, un breve
escrito contenido en “El Aleph”. Una
especie de comprimido del “Asalto a la razón”, o “Dr. Fausto”, pero
con una mayor comprensión de por dónde irán los tiros. Tanta comprensión que
parece complacencia.
Mientras lo leen completo (varias
veces), oigan “Un réquiem alemán” (“Una especie de Réquiem alemán”) de
Brahms. Fue estrenado tal día como hoy (1868) en la catedral de Bremen.
Como bien anotó el músico no es un “Réquiem”
al uso. No tiene la estructura propia de esa pieza litúrgica. Es más bien un oratorio mediano o una gran cantata, como deseen. Tampoco consiste
en un lamento mortuorio, sino en una reflexión sobre la muerte, el dolor, la
esperanza y la redención. Es más bien un “Réquiem
humano”. Si consiguen llegar a la
parte 4º y siguientes, verán cómo, poco a poco, el optimismo va sustituyendo al
duelo.
Pero, en fin, se sigue llamando,
pese a los esfuerzos del rival de Wagner, “Un
Réquiem alemán” y como tal funciona. Y es que Alemania ha producido muchos réquiems: para sí misma y para sus
prójimos. También existe el “Réquiem
berlinés” de Kurt Weil, más intencionado y oportuno. Y también existe “Un réquiem alemán” de Philip Kerr,
novela con la que se cierra su estupenda y documentada trilogía “Berlín negro”: Bernie Gunther, ya a la
altura de los más grandes detectives de ficción, se desenvuelve por el Berlín
nazi y de postguerra como un personaje de Döblin. Bernie Gunther ha
sobrevivido, por suerte, a la “Trilogía”.
V
¿Ironía? Vean Vds. A Francis
Bacon, filósofo de curiosidad científica infinita, lo mató su propia infinita
curiosidad. No olviden que el día está dedicado al “Investigador”. Entre sus muchas intuiciones (y presentimientos)
estuvo la de que la congelación podría conservar los alimentos, como la sal. En
fin, no era algo absolutamente nuevo, pero ya saben Vds. que un científico
tiene que tener las cosas muy claras. En
una de las últimas nevadas de la temporada 1625-1626, salió a congelar un
pollo. Se entretuvo para ver como el frío helador contraía las carnes del
gallináceo, cavó una sepultura y enterró lo que él supuso un “Ave Fénix”, y regresó a su casa. Llegó
con fiebre. La gripe se convirtió en neumonía y la neumonía desembocó en
muerte. A Descartes también lo mataría el frío. La muerte de Bacon ocurrió tal
día como hoy, del año 1626. El pollo allí seguirá… ¡digo yo! …como los
mamuts en la tundra siberiana: a la espera de los investigadores del futuro.
¿Era un conejo?
VI
Obra cumbre, máximo logro del
espíritu investigador y de la curiosidad humana, apoteosis de la arqueología
fisiológica-anatómica (que procede por estratos): ¡La muerte por mil cortes! El martirio chino por excelencia. Vean
Ustedes, si lo desean y tienen agallas, las fotografías del martirio de Fu-Zhu-Li…
(o pseudo Fu-Zhu-Li) llevado a cabo el 10 de abril del año 1905. El dudoso
Bataille, siempre atento a las conexiones entre el dolor (ajeno) y el placer
(propio) tuvo algo que decir al respecto. Cortázal comenta el caso y las
fotografías (popularizadas por
Bataille) en el capítulo XIV de Rayuela:
–¿Es cierto
que usted prepara un libro sobre la tortura?
–Oh, no es
exactamente eso–dijo Wong.
–¿Qué es,
entonces?
–En China se
tenía un concepto distinto del arte…
–Ya lo sé,
todos hemos leído al chino Mirbeau. ¿Es cierto que usted tiene unas fotos de
torturas…..?
También en Farabeuf de Salvador Alizondo… y en otros.
Perdonen que no les presente las
fotografías y no olviden ustedes lo del día de la ciencia y la técnica.
VII
Para compensar tanta sordidez
“El
10 de abril de 1934, en plena "ocultación" de Venus por la luna (este
fenómeno sólo debía producirse una vez al año), yo desayunaba en un pequeño
restaurante situado desagradablemente muy cerca de la entrada de un cementerio.
Para llegar es necesario pasar sin entusiasmo ante algunos puestos de flores.
Aquel día el espectáculo, en un muro, de un reloj desprovisto de su cuadrante
no me parecía precisamente de muy buen gusto. Pero yo observaba, no teniendo
nada mejor que hacer, la encantadora vida de aquel lugar. Por la noche el
dueño, "que se ocupa de la cocina", vuelve a su domicilio en
motocicleta. Los obreros parecen disfrutar de la comida. El mozo, realmente
bello y de aspecto inteligente, deja a veces la cocina para discutir con los
clientes, con el codo apoyado en el mostrador, sobre asuntos aparentemente
serios. La criada es bastante bonita: más bien poética. El 10 de abril por la mañana ella llevaba, sobre un cuello blanco
con espaciados lunares rojos muy en armonía con su vestido negro, una finísima
cadena de la que colgaban tres gotas claras como de piedra lunar, gotas
redondas sobre cuya base destacaba una medialuna del mismo material engastada
de forma parecida. Una vez más aprecié, la coincidencia de esta joya y el
eclipse. Mientras yo trataba de situar a esta muchacha en la circunstancia tan
bien inspirada, súbitamente se oyó la voz del mozo: "!Aquí, Ondina!",
y la exquisita respuesta, infantil, apenas susurrada, perfecta: "¡Oh, sí!,
¡aquí se cena!" (¿lo captan: on dine = se cena?). ¿Puede haber una escena más conmovedora?
Me lo preguntaba aquella misma noche mientras escuchaba a los actores del
teatro del Atelier Masacrar una obra de John Ford” (1937)