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miércoles, 2 de septiembre de 2020

Propuesta para hoy, día dos de septiembre. Torres Campalans.

 

(Los asteriscos* responden a efemerísticas Razones)

 PROEMIO


Aquí me tienen, enredado en los reflejos irisados del Dubonnet. Restaurante Le Nepo de Caulincourt, 48. París, naturalmente. El camarero, Eric, me ha tachado de estrafalario y periclitado. Le he recordado la pasión de la reina madre por ese brebaje oportunista… ¡y la de Alfonso XIII!

¡Por eso mismo!–me ha respondido

–Sí, sí. Por cierto, le contaré una cosa que seguramente ud. ignora.

–Soy todo oídos.

–Orejas, diría yo.

–Pues bien, Alfonso XIII, el putero, vivió durante su exilio en los mejores hoteles de Europa (occidental, claro), pagados con los depósitos que había ido sembrando durante su reinado; pues bien, Alfonso XIII trabó interesada amistad con Émile, el camarero que le escanciaba el Dubonnet en el Hotel París de Montecarlo. El destino, en forma de bomba alemana que destrozó el hotel, acabó con la vida del barman y con todas las reservas de Dubonnet. El prognato, adelantándose a la pérdida, había muerto un mes antes en un lujoso hotel de Roma.

–¿Y? ¿Es una amenaza?

–¿Y? ¿Amenaza?... Es un homenaje. Hace décadas, antes de la primera gran guerra, un individuo, del cual no conoces ni el nombre, anunciaba por esta calle, ajeno a la incipiente pasión del monarca, ese licor que a ti, ahora, te produce sonrojo. Y, naturalmente, desconocerás que esta misma casa, en cuyos bajos imperas, fue su último domicilio en París. Se marchó a México sin despedirse de nadie… Y además, Eric, ¿sabes que te digo?... que quiero una ración de caracoles. Así el homenaje será doble.

–Pero, no ve Ud. que tengo la terraza a parir, que su pedido desentona y que el Dubonnet no casa con los gasterópodos… ¡Y no me tutee!

–Cumple con tu obligación que yo cumpliré con la mía– y me zambullo en la inasible e intermitente vida de Jusep Torres Campalans tal como ha quedado registrada en la obra de Max Aub–Su local, su barrio y, en general, todo París ganarán enteros cuando termine estas anotaciones y sean conocidas por el gran público.

–Mon dieu, le fou des escargots!!!–Y se retira con la servilleta entre las piernas.

  

 

INTRODUCCIÓN

La historia del movimiento cubista no puede ser entendida cabalmente sin tener en cuenta la figura inasible e intermitente del gran Jusep Campalans. No es exagerado afirmar que fue tan importante para el cubismo (en su orientación verticalista) como Boronali (amigo dilecto de Dorgelès*n.) lo fue para el excesivismo* (Infórmense Uds. Infórmense)

La inasible e intermitente vida de Jusep Torres Campalans, vista a toro pasado, puede dividirse en tres periodos claramente discernibles:

1º. Infancia y adolescencia: Mollerusa (villa caracolera) y Girona (omito voluntariamente otros lugares).

2º. De 1906 a 1914: París.

3º. De 1914 hasta su muerte, en fecha desconocida, aunque no después de 1956: México.

Campalans está, como Stendhal al 3 de agosto, unido indisolublemente al 2 de septiembre.

CAP. 1

JOSEP TORRES CAMPALANS nació el 2 de septiembre de 1886, en Mollerusa, tal como allí constaba en los registros de la parroquia de san Esteban que fueron quemados en 1936. Era jueves, la luna iba para cuarto creciente y en Mollerusa nadie tenía ni idea de qué iba eso del fútbol

CAP. 2

Una mañana del año 1903, ni el biógrafo recuerda la fecha exacta, un tipo estrafalario pisó por primera vez el andén de la estación de Francia. Venía de Girona. Cabeza afeitada: por cuestión de higiene, decía. Alto, huesudo, manos y pies de talla superlativa, de andar parsimonioso, y seguro. Catalanista hasta las cachas y católico a machamartillo. Tozudo como un maño, sordo a consejos ajenos… ¡y virgen por convicción!

Nadie le echaría los 15 años que tenía. Parecía un hombre hecho y derecho. Precisamente esa divergencia entre apariencia y realidad había sido la causa de su viaje arrebatado en pos de su Julieta que, enterada de su verdadera edad (y, también, atemorizada por la obsesiva e inacabable limpieza de dientes del joven) dejó los escenarios de Gerona (y su papel estelar en la escandalosa “Elektra” de Galdós) para refugiarse en los cuchitriles del Barrio Chino, a la sombra de su antiguo amante.

Del bolsillo superior de la chaqueta, donde unos llevan el pañuelito y otros el peine, sobresalía un cepillo de dientes de auténticas cerdas de cerdo.

Siguió por la calle del Comercio, llegó a la de Princesa, atravesó la plaza de Sant Jaume, siguió por Ferrán, cruzó la Rambla del Centro y por Unió y Santa Bárbara, dio con el número 22 del carrer Sant Oleguer, justo donde hoy se alza la residencia universitaria, foco infeccioso de primer orden. Por suerte a su vera hay un centro sanitario.

Golpeó la puerta y esperó. Creyó oír: “Casi amanece ya. Quisiera que te marchases aunque no más lejos que el pajarillo de una niña juguetona, que lo suelta, dejando que brinque un poco, como pobre prisionero amarrado a sus grillos; y con un hilo de seda le atrae hacia si otra vez, amorosamente celosa de su libertad” (¡¡traducción y puntuación!! a cargo de la ed. Aguilar), pero lo que oyó fue: “¡Dionisio, aquí está aquest minyó que em molestaba!” y lo que vio, un armario ropero que, con cerrado acento madrileño, le espetaba: “¿Qué se le ofrecía, jovencito?” Jusep se dio por enterado y, sin amor propio, giró sobre sí mismo; y en vez de agenciarse un veneno barato (como, al decir del gran Bandello, había hecho Julieta tal día como hoy de hace muchos siglos) volvió hacia las Ramblas dispuesto a comerse Barcelona (con un chocolatito caliente) antes de volver a la notaría gironina, de donde, como es natural, sería puesto de patitas en la calle por ausencia injustificada.

El Zúrich era entonces un kiosko que daba servicio a los viajeros del ferrocarril a cielo abierto que atravesaba el centro. La chocolatería vienesa situada frente al Gran Teatro del Liceo estaba siendo reconvertida en el restaurante La Mallorquina, después lo sería en el Café de la Ópera. De entonces quedan los espejos. Lo imagino, pues, ante la imposibilidad de un chocolatito caliente, entrando en la taberna Bofarull (después Los Caracoles) y, como ni fumaba ni bebía, pese a que sus padres emigraron de Belpuig para trabajar en un comercio de aguardientes, lo imagino, decía, pidiendo una zarzaparrilla, que como saben Udes. se extrae de la planta también llamada alegra-campo o uva de perro, utilizada en México como afrodisíaco. No confundir con la nueza negra, venenosa, que no tiene zarzillos, en eso se parece a los franceses: que tampoco tienen frenillo. Quizás por eso, por afrodisíaca, la pidiera: para ponerse a prueba, pues, es bien sabido su apego a la castidad a-sacramental y su valerosa resistencia a la tentación. Más puritano que los viajeros del Mayflowers (*)

Sin duda era otoño-invierno… y el año, 1903. Ninguna referencia a la huelga general del año anterior.

CAP. 3


Así empieza la biografía del pintor escrita por Max Aub. La obra de Max Aub es el único intento serio de atrapar la figura inasible e intermitente del pintor. Pese a todo, contiene algunas imprecisiones (¿errores?) que me gustaría aclarar. Ya saben Udes. de mi incapacidad por la crítica seria, así que me limito a cuestiones anecdóticas y fútiles.

Vamos a ver. La razón de que Jusep se acerque a Barcelona está clara y se comprende. Que se dirija a la escuela de Bellas Artes de la plaza del Palau  para recabar información turística ya es algo bastante peregrino y que encuentre por azar el domicilio de la familia Picasso, completamente inverosímil. Como pueden suponer la casa no existe; fue derribada comenzada la década de los 80, para construir la plaza de la Mercé que le daría aire a la Basílica de la Virgen del mismo nombre. Allí se encontró con un procaz y generoso Pablo Ruiz Picasso. Aquella noche Campalans quedó totalmente convencido de que Picasso no era un pudrit. Jusep tenía muchas virtudes pero entre ellas no estaba la tolerancia sexual: No podía amb els pudrits, origen, por cierto, del tan exitoso, (intelectualmente hablando, claro) término “putrefacto”.

CAP. 4.

Casagemas, con quien Picasso había compartido el estudio del carrer Riera de sant Joan, había hecho definitivamente el ridículo en febrero del año 1901 y Picasso, solo, volvió a Barcelona. En mayo vuelve a París y ocupa el estudio del suicida, en el Bouleverd Clichy. Comienza el periodo Azul (que en realidad empieza verde). En junio expone en la Vollard. En enero de 1902 regresa a Barcelona y ocupa el estudio de Conde de Asalto 10, junto al conocido Eden Concert, donde por entonces actuaba su admirada Chelito. En octubre, nuevo viaje a París. Expone sus cuadros azules con comentarios favorables.

A comienzos de 1903 lo vemos en Barcelona ocupando de nuevo el estudio de la Riera de Sant Joan con Fernández de Soto. Allí pinta los cuadros fundamentales del periodo, aquellos que, precisamente, cita Jusep. Por lo tanto la visita de Jusep no pudo haber sido antes de finales de otoño (o, ya invierno) de ese año (o del siguiente) y su estancia no pudo prolongarse mucho, pues el dinero era escaso. Vuelve a Girona, introducido ya en los misterios gozosos. Y en abril de 1904, Picasso se larga, definitivamente, a París.

O sea que, en 1904, Jusep ha sido despedido de la notaría y a ¿finales? de ese año hemos de datar su relación con Pepita Romeu. Sumemos 18 meses, el tiempo que duró el affaire postal con su suegro, y nos plantamos a mediados del año 1906. Esta fecha se refuerza con la declaración del biógrafo de que el pintor hizo otra visita a Barcelona en 1905. Naturalmente Picasso ya no estaba. Y contradice la siguiente afirmación: “Vivió allí, cambiando de oficio, de 1898 a 1905, rotas sus relaciones con su familia, posiblemente más por pereza que por otra razón.

Ninguna referencia a la bomba de la Rambla de las Flores. Pepita, finalmente, se casó con el murciano.

Trabajando en la Fonda del Comercio de Girona hace conocimiento de Domingo Foix, factor, anarquista y pintor, de flores y conejos muertos, en días feriados. (Nunca pudo compararse, dice el biógrafo, con el aduanero Rousseau (*n.) más que como soldado raso en América: el francés en México, con Bazine¸ el catalán, en Cuba, con Weyler, en 1868.  ¡He aquí otra imprecisión, si no error! Rousseau* nunca estuvo en México ni en ninguna selva o cosa parecida. Sus motivos e inspiración tienen que ver con “la casa de las fieras” del Jardin des plantes y con el jardín mismo; además, claro está, con la ingenuidad y pureza de su interior. Murió tal día como hoy, el año de la gran inundación de París. No hacía mucho que  Picasso, rendido a su genio, le había ofrecido un banquete (agridulce) en el Bateau Lavoir. No asistió nuestro hombre).

Quien acabó en México fue el propio Jusep.

Jusep, anartista, había sido mozo de estación, ya le rondaba el gusanillo de las artes plásticas y el anarquismo le era algo connatural… así que  con Domingo había tema. Hasta que dejó de haberlo: Bien entrado el año 1906, con ocasión del primer mitin en Girona de Solidaridad Catalana, (cuyo manifiesto fundacional es de marzo de ese mismo añoy en el cual se lucieron los diestros Cambó y Prat de la Riba) el desorientado Jusep formó parte del servicio de orden. ¡A quién se le ocurre! Ahí acabó todo.

Añadir que la estrechez y verticalidad de las calles de Girona fueron para el cubismo de Jusep lo que Horta del Ebro para el de Picasso.

CAP. 5

Por lo tanto, visto todo lo anterior,

“Lo que hizo al llegar a París–en septiembre– fue bajar al Metro… … el accidente de la estación de Couronnes donde, algunos días antes, perecieron asfixiadas ochenta personas, retraía pasajeros.”

 

este párrafo ha de ser corregido. El accidente mencionado se produjo el 10 de agosto de 1903, en la línea 2, la que va de Port Dauphine a Nation. Ese “algunos días antes” no puede cubrir 3 años.

O Jusep llegó a París en septiembre de 1903 o toda la cronología implícita en el relato está equivocada. Y como creo que lo segundo es imposible, me quedo con que el desorientado biógrafo, ante la personalidad inasible e intermitente de Jusep, no se aclara con la fecha del letal accidente. Y, además, si llegó en septiembre, días después de la terrible dejadez, sería principios de mes, pues, de lo contrario hubiera dicho “un mes antes”. Tengo para mí que Campalans llegó a París tal día como hoy del año 1906. ¡Qué mejor día que un domingo de luna llena para poner el pie en los andenes de la Gare de Lyon!... Y el día de su veinte aniversario, tal como Picasso en su primer viaje a París.

Cambó cumplía esa mañana 30 años y Jusep, 20… como Diego Rivera, Kokoshka, Dorgelès y Fujita.  Tres meses antes, Alfonso XIII y su socia recibían el regalo de Mateo Morral.

Cuando abandone París, será septiembre del año 1914. El día: dos de ese mes y año, recibirá una carta de recomendación (de puño y letra del mismísimo Alfonso Reyes) que le abrirá las puertas de México. A la misma hora, Kafka, que ha vuelto a empezar (el inacabado) El Proceso, afirma estar deprimido, a pesar de haber dormido bien. ¡No lo entiendo!

CAP. 6

De todos los domicilios que habitó Campalans en París, sólo se conserva éste, en el que estoy sorbiendo unos caracoles regados con el maligno Dubonnet.

Voy a seguir con las imprecisiones del biógrafo que, para nada, empequeñecen su obra.

·        Se afirma que, al mes siguiente de su llegada a la ciudad de la luz, visitó el salón de otoño, pero no cita la gran exposición dedicada a Cézanne. Se da a entender que Vauxelles calificó de “fauvistas” a los fauvistas unos días antes, cuando, en realidad, la exposición germinal fue la del año anterior.

·        Se asegura que se reencontró con Picasso en otoño de ese mismo año, en la Place Blanche. Lo de la plaza tiene su sentido. Pero que fuera él quien le aconsejara a Pablo el viaje a Gòsol, no: Picasso y Fernanda ¡YA habían vuelto del prepirineo!

·        Se defiende que fue Jusep quien aficionó a Picasso a los espectáculos circenses. Falso. Picasso ya había pintado cuadros de arlequines y similares en fechas anteriores.

·        Es cierta su incompatibilidad con J.Gris. Es cierta su coyuntural amistad con Mondrian. Que apreció a Apollinaire, a Max Jakob, a Braque, a Rousseau… ¡cierto! Pero no puede ser cierto que recomendará, como despedida, a Ana María, depositar los cuadros en casa de Rousseau… ¡El aduanero ya había muerto! (precisamente tal día como hoy del año 1910). Por cierto, Jusep, como se ha especificado más arriba, no acudió al banquete con que Picasso, medio en broma medio en serio, homenajeó a Rousseau.

 

·        Es cierta, igualmente, su relación con algunos miembros de la Banda de Bonnot: Raymond La Science y el deforme Albert Libertad; así como su fugaz amistad con Víctor Serge y el círculo de L’Anarchie. Disiento, sin embargo en un detalle: Creo que Víctor Lvovich no adoptó su apellido Serge en fecha tan temprana (1909) sino que lo hizo en Barcelona años más tarde… No estoy seguro.

EPÍLOGO

En fin, un librito que hará sus delicias y afianzará su estima por la personalidad inasible e intermitente del gran y humilde Campalans. Dios lo tenga en su gloria, pues así lo quería él.

En el libro encontrarán reproducciones de algunas de las pocas obras que se han conservado del pintor, de las que se desprende un futuro, que no llegó, parejo al de su amigo Pablo. En algunas de ellas podemos apreciar un uso fauvista del color que hubiera significado un giro importante en el desarrollo del cubismo. Pero, es sabido, J.T.C. no tuvo seguidores… ¡ni nunca los quiso!

El libro se cierra con el Cuaderno Verde, anotaciones en torno al arte y la belleza, en donde ser revela como un teórico desordenado, excesivo y furibundo. Y con Las Conversaciones de San Cristóbal (de Las Casas) melancólicas y un tanto desengañadas.

BONUS

1.

Tal día como hoy del año 1990, los eslavos de la parte oriental del Dniéster proclamaron su tintinesca República Moldava del Transniéster, dentro (¿?) de la tintinesca Moldavia. Sólo reconocida por las no reconocidas Repúblicas de Abjasia, Osetia del Sur y Nagorno Karabaj. Su activo principal es el Sheriff de Tiraspol que, aunque incapaz de pasar la tercera ronda para la Champions, domina el fútbol moldavo habiendo desbancado al eterno Zimbru Chișinău, pues hay que decir que, pese a todo, la liga moldava es una. Por cierto ¿se acuerdan de Jurado, aquella perla de la cantera bética? ¿Sí? Pues la temporada 2019 formaba parte de la plantilla del Sheriff y ganó la copa moldava, su único galardón, de momento. Ahora milita en el Cartagena C.F. dos categorías más arriba que el Mollerusa.


Tal día como hoy del año 1970, la selección cubana de fútbol le endosó un amigable 3 a 1 al equipo del Ejército Popular de Vietnam. La efeméride tuvo lugar en Hanoi y celebraba el primer aniversario de la muerte de Ho Chi Min. Quiso ser incinerado, para ahorrar espacio para la agricultura, dijo, pero fue embalsamado como era de rigor. Y así sigue… ¡Que dure!

En Chile, a la misma hora, estaban colocando las urnas. ¡A la cuarta la vencida!

Propuesta para hoy, día dos de septiembre. Torres Campalans.

  (Los asteriscos* responden a efemerísticas Razones)  PROEMIO Aquí me tienen, enredado en los reflejos irisados del Dubonnet. Restau...