(Los asteriscos (*) remiten a “razones efemerísticas”)
¡Galicia!
Parece que el intento de “literatura objetiva” de ayer no ha
alcanzado su objetivo. Y parece que hoy tampoco será un día fausto: Basta ver la ría seca. ¿Dónde
está el agua? ¿No se reflejaba ayer la luna en las aguas? ¿Estoy sumido
(atrapado, diría) en un relato de L’isle Adams (*)?
La casa a la luz del día resulta un
poco inquietante. Demasiada escalera. Demasiado recoveco. Demasiados objetos en
demasiadas alacenas. Demasiado silencio. Demasiada huella. De comida: nada. De
butano: nada. Sólo un “infernillo”
(¿) como símbolo de lo que debe ser el verdadero infierno, aquél del fuego y “crepitar
de dientes”…
Mi ausente anfitrión ha tenido a
bien dejarme un poco de café y una Melita…Y, naturalmente, “el Afilador”. Pero… ¡se ha olvidado de
los filtros! Una hoja de “La Voz de Galicia” del 5 de marzo del
2011 me hará la función: “Alberto Granado,
el amigo y compañero del guerrillero Ernesto Che Guevara en su viaje de
juventud en motocicleta por Sudamérica, falleció este sábado en La Habana a la
edad de 88 años, informaron a Efe sus familiares”.
Miren vds. lo que son las cosas y
la sabiduría de la “razón efemerística”:
Precisamente tal día como hoy, del
año 1951, nacía Gustavo Santaolalla. ¿No les suena? Puso música a: “21 gramos”, a “Amores perros” y a “Diarios de motocicleta”. Les juro
que la hoja-filtro era exactamente esa.
El comienzo, al menos, está
solucionado. Además he descubierto una caja llena de botellas de aguardiente.
¿Quién lo iba a sospechar? Les propongo un certamen (¡con premios!): Se trata
de comparar la “Pamela” de Richardson (*), que instruye deleitando (o viceversa), con la ferruginosa “Hadaly” (la “ginoide”) de “La Eva futura” de L’ Isle Adams (y
diseñada por el mismo T.A.Edison). Entre sus méritos: primera aparición del
término “androide”. Así como Capeck
con “robot” (“que trabaja duro, casi
esclavizado”).
O bien, si su anhelo no puede contenerse
en esos estrechos límites: una comparación entre el amor que se interna en lo
romántico, y el amor decididamente solipsista
(por no decir otra cosa).
O bien, si sus aspiraciones son
máximas: Ilustrar (y poner en claro) el concepto de “lo mental” de Ryle, (*)
ayudándose de los dos paradigmas citados.
Los premios serían:
1º.
Tres botellas de “El Afilador”.
Accésit 1º: dos botellas de “El Afilador”.
Accésit 2º: una botella de “El Afilador”
Todos los participantes tendrán
derecho a una degustación (¡pequeña!) de tan preciado (aquí) aguardiente.
Acabadas las existencias, periclitará el derecho.
Mientras vds. se afanan, dedicaré
el día a los Hermanos Marx (Groucho *). He de decirles, con riesgo de no ser
creído, que llevo, siempre, todas sus películas en un pen-drive de 32 GB.
Alguien me llama (a chillidos…por
Chillida (*), ¿me siguen?).
En estas aldeas la gente es muy
servicial (¡qué les voy a decir!) y está atenta a todas las necesidades que
puedan sobrevenir en la casa del vecino. Qué ¿cómo se enteran? Ni idea. Pero se
enteran (de todo). Así que Xosé me ha traído una olla de “cachelos con lacón y grelos” (no sean paletos vds. y no confundan
los “grelos” con las “nabizas”). Me advierte que son en
conserva, del invierno pasado… que si fueran frescos ¡ya vería! Se lo agradezco
con un chupito de “El Afilador”. Él
prefiere un “café con gota”.
La conversación empieza con el tema
que me obsesiona.
–Mire
Vd., estimado Kino, esto de las aguas, su vaivén, me refiero; este no saber si
van o vienen…es algo muy nuestro. No es fácil para un forastero aprehender esta
indecisión decidida.
–¡Entiendo!
–¿¿
–No,
que digo que entiendo que sea difícil entender…etc…etc. Es algo así como el
universo. El muy divertido Gamow (*) dedujo su expansión a partir del “Big
Bang”. Y predijo la temperatura que debería tener la radiación cósmica, en el
supuesto de esa gran “explosión”. ¡Y acertó! Pero, amigo mío, ¿seguirá
expandiéndose eternamente o iniciará, en un momento determinado, el regreso al
seno caliente de la nada cuántica?
–Quizá,
mi estimado contertulio, se mantenga en un equilibrio definitivo. Son tres las
posibilidades que se derivan de las ecuaciones de Riemann.
–¿Y
vuelta a empezar…como con la ría?
–Bien
pudiera ser. Un incesante ir y venir de la Nada al Todo y del Todo a la Nada.
–¡Bárbaro,
eh Xosé?
–¡Bárbaro!
–Y…esto…los
grelos, ¿dice vd. que son congelados?
–Nada
de eso. Fueron puestos en conserva por mi santa, allá por los Carnavales.
Espero que le gusten.
–Y
digo yo… ¿de qué podrá depender el comportamiento del universo? ¿Qué podría
hacerlo decidir por una opción u otra? Me gustarán mucho, seguro.
–Perdone,
pero es vd. un alma de cántaro… ¿de qué va a ser? de la relación entre la masa
total del universo y la fuerza centrífuga inicial, de la “explosión”, quiero
decir.
Y así, de esta forma tan amena (e
inesperada) pasa la mañana. Nos liquidamos una botella del “Afilador”, gota a gota: Afilando el
corazón y la lengua y acortando la inteligencia.
Aprovechando la preciosa
oportunidad que nos brinda el santoral católico, nos volcamos apasionadamente
en la biografía de San Expedito, un santo que, de forma expeditiva fue borrado
del listado de santos y beatos por “a-historicidad”.
Una verdadera desgracia, ya que era el único patrono de las causas legales
demasiado prolongadas (y, ex equo, de las imposibles). Así que mis diferencias
con la comunidad de vecinos (¡no digo más!) se eternizarán. Las causas
imposibles, por paradójico que sea, tienen otros santos patronos: Santa Rita y
San Judas Tadeo.
En Roma, tal día como hoy, del año
293 antes de nuestra era, se celebraban las “vinalia rústica”. Todo el
pueblo (¡pero todo!) rogaba por la bondad de los caldos que ya estaban a punto
de ser extraídos. Había otras vinalias
más interesantes. Esta era la más seria. Dedicada a Júpiter, aunque rápidamente
se incorporó a Venus, como no podía ser de otra manera. El día empezaba “fausto”
y terminaba “infausto” a
causa, precisamente, de la explosiva combinación de los santos patronos. En
esto pensaba yo, cuando:
–Es
vd. un libro abierto. Octaviano, después César Augusto, a quien tenemos en
mucha estima en la ría do Barqueiro, se pensó emparentado con el mismo Júpiter
y sentía verdadera veneración
por Venus, en su faceta de dadora de fertilidad. Murió tal día como hoy, del
año 14.
–¡Dios
(¿) lo tenga en su gloria.
La conversación se vuelve “rizomática”. Que si Gorbachov (*) fue
retenido en Foros. Que si Yeltsin era un beodo desconsiderado. Que si aquello
fue una verdadera desgracia…que si esto, que si lo otro. Que si cuando era joven
(Xosé) le gustaba Jethro Tull (*) y Deep Purpre (*), que su verdadera vocación
era la música, pero que por culpa de un campo de grelos tuvo que abandonarla, que si Nanno Moreti (*)... En fin la conversación se expande y no
tiene visos de comportarse según la tercera “hipótesis” de Riemann. Cae la
segunda botella del “Afilador”… ¡Y nosotros con ella!
Cuando me despierto, el dinosaurio
YA no está. Me zampo un plato de caldo gallego y a cuatro patas salgo a
orearme: ¡es de noche! Me tumbo sobre la hierba contemplando el loco vaivén de
las aguas. Sólo se oyen los “cri cri” de los grillos y un lejanísimo crepitar de dientes (de la
carcoma).