Vamos a contemplar cómo un acontecimiento geológico puede surtir efectos espirituales y espirituosos (es sabido que la geología determina la calidad de los vinos) que yacían escondidos en la zona de lo posible-desconocido. Algo así como el “efecto mariposa”… pero combinando los diferentes niveles de existencia. Es como si el aire fresco surgido del abanico de la señora de enfrente, hiciera surgir en mí un soneto sobre el helor de la muerte y en otro, la idea de un ventilador; la visión de un rayo de luz atravesando una habitación oscura, creara en mí, la imagen de una espada flamígera y en otro, la premonición del láser.
PRIMERA PARTE
MORMONES
El año 1816 fue “el año sin verano”…”el año de la pobreza”…”el año del verano que nunca fue”… Contuvo el verano más frío
del que se tiene constancia…. Nevadas en agosto, escarchas en julio, lluvias y
tormentas propias de comienzos del otoño; olas cortas de calor metálico y
ácido… No hubo cosechas y las epidemias de tifus y de cólera camparon a sus
anchas… Pareció la repetición de las plagas bíblicas: Nevó carne… llovió rojo…
atardecía infernalmente… amanecía cuando le daba la gana… ¡Que no es poco! La
gente no sabía que ropa ponerse... así que los armarios rebosaban de ropas
desorientadas. Y, sin embargo, las
despensas estaban vacías.
Y es que el sol estaba
en mínimo de Dalton (me lio un cigarrillo a lo lucki-luke y me echo al coleto un traguito de Terry de malla).
El año anterior había
reventado el volcán de Tambora, en una de las islas menores de las Sonda. No
fue una explosión cualquiera: fue la mayor de la que se tiene noticia. Tan
fuerte que provocó un “invierno volcánico”,
extremadamente frio y húmedo, cuyos efectos, mentados, se hicieron notar (sobre
todo en verano) en todo el planeta. Los desastres más importantes sucedieron
por las zonas de siempre. Pero en occidente también fueron históricos: Los
campos se llenaron de gente recogiendo hierbas, como rebaños de cabras: dejaron
los campos pelados… se intoxicaban… morían envenenados o se vaciaban… Los
estados declararon estado de emergencia. Se publicaron libros sobre plantas
comestibles… y hasta los mismos libros fueron comidos o pasto de las llamas.
¡Digo yo que los
podían haber editado en papel vegetal o en papel cebolla!
...Grandes
migraciones, como de ñus, pero con las navajas dispuestas… como plagas de
langosta africana, dejaban los árboles en los huesos…
Una ingente turbamulta
abandonó las costas de Nueva Inglaterra y se internó en las praderas interiores
en busca de proteínas. Los caracoles se escondían bajo tierra, los gorriones
ahuecaban el ala (los animales domésticos desaparecieron); casi todos los
animalitos optaron por disfrazarse de escorpiones o por desaparecer de una
forma más decorosa que la maleducada especie humana…
La gente no encontraba
donde posarse, como la paloma de Noé… vueltas y más vueltas… los cuerpos se
debilitaban y las cabezas empezaban a dejar de funcionar correctamente. La
familia Smith (me refiero a una en
especial, entre millones, no a la genérica
familia Smith) sufría doblemente: el sufrimiento común- general y la desazón
espiritual que les (a los Smith) producía el “Gran Despertar” religioso de la época.
Y en estas que a uno de los Smith se le va la
olla (vacía) y empieza a ver visiones; no veía imágenes propias de Jauja; ni
pollos a l’ast, como Carpanta: oía
mensajes divinos, dichos al oído por el mismísimo Dios Padre y por su hijo.
… ¡ciego de luz y de
hambre!
La gente estaba
receptiva, con la boca abierta y la voluntad debilitada. A todo esto las
migraciones seguían, en busca de la tierra prometida y huyendo de la repetición
de los Escritos. Smith jr. afirmaba tener relaciones con alguien que decía ser
el ángel Moroni (¿)…(otro flipao fabricante
de milagros (los jueves)). El tal Moroni le dicta “el libro del Mormón” y
sobre este valioso documento y la reinterpretación personal de la Biblia (así
como otras veleidades) se construye La
Iglesia de los últimos días (mormones)… que FINALMENTE se establecerá en
Utah:
¿Ven Ustedes la
fisiología transformándose en psicología? Volcán, malas cosechas,
hambre…ansiedad…incertidumbre…inquietud religiosa y… ¡locura! (contagiosa).
INVENCIÓN
DE LA BICICLETA
La ausencia de forraje
produjo una gran mortandad entre los animales de labor… y los que no murieron
ni fueran devorados estaban tan flacos y débiles que fueron utilizados como
inverosímiles estufas.
El hambre agudiza el
ingenio ¿no? Si mi burro no puede llevarme o transportar este fardo, tendré que
ingeniármelas… ¡Hay gente pa to!...
A mediado de Junio de
ese fatídico año, mientras en Villa Deodatti iban a lo suyo, un alemán con
apellido francés (e inventor casi profesional), Karl Drais, inventó la draisina. ¿Qué no saben lo que es la draisina?... ¡no me lo creo!... ¡que no
me lo creo!... ¿Y si les dijera que es un vehículo terrestre?... ¿tampoco?... ¿Y
si les dijera que tenía dos ruedas?... … …
La dresina es, a primera vista, uno de los
inventos más idiotas de la humanidad y, echándole un segundo vistazo, lo
confirmamos. Se trataba de una bicicleta, pero sin pedales; construida de tal
manera que te sentabas en el sillín y los pies llegaban al suelo y te
impulsabas… Andabas, pero más rápido y, a veces (en cuesta abajo) incluso sin impulsarte.
Parecías un avestruz.
Hasta la realización
más peregrina tiene su peregrinaje, su evolución, quiero decir: Todo es
devenido.
Bien mirado no
resultaba muy útil para las arduas labores campestres. Pero lo que parece claro
es que el argumento del constructor tenía como sólidas premisas las condiciones
expuestas arriba. Y que trabajaba para el futuro.
Tuvo que ser un
francés quien introdujera el lujo, innecesario para el alemán, de los pedales y
lo patentara como velocípedo (de la
familia de los Acipítridos).
Ya les digo, un mismo
efecto puede producir una religión o una bicicleta…. Con el tiempo, de forma
dialéctica, aparecerá la bicicleta como religión.
MICHIRONES
Dedicado a los mormones de Michigan
Por suerte, puse a
secar unos kilos de habas del huerto y (afortunados Uds.) les voy a enseñar uno
de los platos más típicos (y más socorridos) de Murcia y alrededores: ¡Los
Michirones!... comida de pobres donde los haya y de años de escasez.
Primero ponemos las
habas secas a remojar en agua tibia. Después las cocemos en una olla amplia.
Echamos un trozo de hueso de esa pata de
jamón que siempre estorba y que no sabemos qué hacer con ella; si tiene un poco
de revestimiento…. ¡miel sobre hojuelas!; un choricillo a trocitos; una
guindilla; un poco de pimienta; una hoja de laurel; media cucharada de pimentón
de Murcia y sal al gusto… y dejamos que se vaya haciendo. Cuando Uds. crean que
las habas están casi a punto… ¡échenle un vasito de vino de Jumilla!
El resto de la botella
se lo pimplarán (¡y les parecerá poco!) para amortiguar la picazón.
Cómanselos con
palillos, como si estuvieran tomando un vermuth.
Las pieles pueden arrojarlas al suelo… ¡Ya las recogerán cuando acaben!...
SEGUNDA
PARTE
Llega el momento
cumbre: “Tal día como hoy”, del año
1816…Mary Godwin empezó a darle vueltas a la que sería una de las más grandes y
hermosas novelas de todos los tiempos: Frankenstein…
¡otro efecto insospechado de la explosión del Tambora!…
Y en el esputifaif, sonará:
·
I due
foscari de Verdi
·
Sinfonía
Manfred de Tchaikovsky
·
Obertura
Manfred de Schumann
·
Poema
Sinfónico Don Juan de Richard Strauss.
·
Prometeo
de
Scriabin
Con esta selección
tendremos para todo lo que queda del día… ¡y nos sobrará!
Segunda quincena de
Abril del “año sin verano”. Nos
encontramos en las orillas del lago Leman, cerca de Ginebra. Percy Shelley,
Mary Balwin y su hermanastra “Claire”
Clairmont (embarazada del Lord) se instalan en el Hotel d’Anglaterre; han
quedado con Byron y acompañantes para pasar el “verano” lejos del calor húmedo de Londres… ¡oportuna elección!... Suiza
estaba en estado de emergencia nacional y la hambruna se extendía. Nuestros
selectos personajes (ni el diario de Polidori) hacen ninguna referencia a este
aspecto de la cosa.
Un grumo espeso cuyo
origen habrá que detallar. Tuvo que darse un abrumador cúmulo de circunstancias
para que ocurriera lo que ocurrió aquellos días de junio del año 1816 a orillas
del lago Lemán.
SHELLY Y MARY
A
Cuando el 10 de
septiembre del año 1797, la gran Mary Wollstonecraft, diez días después de dar,
peligrosamente, a luz a Mary,
murió de septicemia, Godwin, el librepensador, quedó desolado y con dos niñas:
la recién nacida y Fanny, de tres años, fruto de una relación
revolucionaria, y ya finiquitada, de su, (ahora muerta) esposa.
Cumplido el luto, el
filósofo se re-casó (1801), con Mary Jane Clairmont, quien aportó, además, sus
dos retoños a la bolsa común: Charles y Mary Jane (Claire), de la
edad de la pequeña Mary; después vino William.
O sea que, si no he
contado mal, Godwin tiene a su cargo siete bocas: cinco infantiles, la boca
inaccesible de su mujer y la suya propia, que cada vez se torna más amarga. No
le queda más remedio que montar una librería-negociete y escribir libros
infantiles que, si no consigue vender, acelerarán, al menos, la caída en el
sueño en sus tiernos retoños.
Las niñas son las que
hacen avanzar esta historia. De Charles y de William no sé nada.
Mary Jane, como buena
madrastra, se desvive por Claire, su hija natural; ignora a Mary y desprecia a
Fanny. Godwin sólo tiene ojos para Mary. Toda la unidad familiar avanza
esforzadamente… como un catafalco.
“...Preguntan
ustedes por las dos hijas de Mary Wollstonecraft. Bien, diré que mi hija (Mary)
está considerablemente más dotada que su hermanastra. Fanny, la mayor, tiene un
carácter sosegado, modesto, discreto, en cierto modo dado a la indolencia, que
es su mayor defecto. Mary es todo lo contrario: valiente, arrogante y de
espíritu enérgico. Mi hija es verdaderamente hermosa. Fanny, lamentablemente,
no.” (Godwin, autor de "Disquisición sobre la justicia política y su influencia en la virtud y
felicidad de la gente").
B
Shelley, devoto
(exigido por la edad) del amor libre y de la poesía, renuncia a Oxford y se fuga con Harriet, una jovencita de 16 años;
Se casaron en la canícula del 1811, tuvieron dos hijos… y se puso de manifiesto
que la joven no estaba por la labor de ser compartida. Shelley, decepcionado,
fue acercándose al pensamiento, ya de por sí cercano, de Godwin… y a la
librería que había montado para alimentar tantas bocas. Allí conoció a Mary y
quedó prendado de su valentía, arrogancia
y su espíritu enérgico, cualidades que
determinaron abandono de hogar e hijos.
Godwin aprobaba la
intrepidez del joven y exitoso poeta… hasta que repitió la jugada con su propia
hija Mary (añadiendo a Claire en el lote). Si
por lo menos se hubiera llevado también a Fanny– se dijo lastimero. Les
negó el pan y la sal hasta que no pasaran (¡quién lo diría!) por la vicaría. El
trío llegó hasta Suiza. En París se estaba firmando el Tratado que ponía fin a
la guerra entre Francia y la VIª coalición. Napoleón es enviado a Elba y, lo
que es más importante, Andorra es liberada. Per
fí…¡¡ Andorra lliure !!
Volvieron a las seis
semanas. Había sido una salida de reconocimiento, de localización de
exteriores, por así decir. Tenían: 22; casi 17; y recién cumplidos los 16 años,
respectivamente.
¡A la tercera, sería
la vencida!
De momento, el
esfuerzo colectivo, a pesar del hermoso Alastor,
no da. Las desgracias empiezan a acumularse: Muerte de una hija prematura de
Shelley y Mary. El amor libre no casa bien con la pobreza… ni con la
adolescencia retardada. Bueno, son aperitivos. El plato principal se está
cocinando.
Waterloo ha puesto
punto final a la aventura napoleónica. Europa se dispone a poner orden.
Precisamente ahora, en el momento en que estos jovencitos se lanzan a tumba
abierta.
LORD BYRON
Mientras tanto, el
hijo de Jack el loco y sobrino de Jack el malo, (o viceversa) ha sido
padre y tío de una misma criatura. Y por si fuera poco, para “guizag el guizo” como
diría el poeta, se convierte en esposo, y padre por segunda vez (y en
divorciado)… ¡De una tacada!
“Te
digo adiós y si es pog siempge
Aún
pog siempge te digo adiós”.
Y todo en menos de dos
años. Teniendo en cuenta que era cojo no está nada mal: Lord Byron, la más
rutilante figura de Londres. El poeta de moda. Objeto de deseo… y él lo sabía…
Su ubris tuvo respuesta.
Ha hecho la gran
proeza de cruzar el Helesponto a nado y ha recorrido Grecia. Ha visitado
Estambul y ha generado un odio insuperable hacia los turcos… A Lord Elgin se la
tiene jurada por el expolio de los mármoles del Partenón (lean “La maldición de Minerva”).
Elgin compró a precio
de saldo las esculturas que adornaban el templo (1801-04) y los “cedió” al
gobierno británico, que los expone, sin recato, en el British. Este es otro de
los expolios que ha sufrido la sufrida Hélade. No entremos con las deudas
históricas de Alemania… ¡daría para una propuesta!... Quizás el Brexit ayude a
resarcir el daño.
Don Juan acosador y
acosado, accedió a la insistente oferta de una jovencita de 18 años (sin
cumplir) que desea lanzarse al redondel de las letras: “¿Quiere usted admitirme para vivir algunas horas a su lado? ¿Dónde? No
permaneceré más después que usted me diga que me marche. Haga luego lo que
quiera… yo no recordaré más que el garbo de sus modales y la salvaje
originalidad de su actitud”. A nadie le amarga un dulce–se dijo el
poeta… ¿No se imaginan quien era esta jovencita audaz? Pues, sí. Marie Jane
Clairmont o, si ustedes quieren, Claire, la hermanastra de Mary.
Pasada una
semana de la consumación del acto, el 24 de abril del año 1816, al amanecer,
Byron y su séquito (entre los cuales Polidori, de triste final) subían en el
gigantesco y napoleónico coche que recién había hecho construir y se dirigieron
a Dover. El poeta ya no volvería. Al cabo de un mes estampaba su firma en el
libro de registro del Hotel d’Angleterre, cerca de Ginebra que, consecuencia
del Congreso, ha sido integrada en Suiza. Hacía un frio desacostumbrado para la
época. Días antes había estampado su firma Mary, Percy y Claire…
Detrás dejaba, como
Atila, un erial. No olvidaron visitar Waterloo.
Es decir, Byron,
cuando estampa su firma en el Hotel d’Angletèrre, ha sido padre de la
desgraciada Augusta Medora, fruto del vientre de su abnegada hermanastra
Augusta (Leigh). Se ha casado con (Ana)Belle con quien ha procreado a Ada
Augusta (Lovelace)… y se ha divorciado. Ha publicado El Corsario, La novia de
Abydos, El sitio de Corinto… que
lo consagran como el poeta más atractivo de Albión. Chaild Harold sigue su lento fluir… Su fama es un conglomerado de
talento, aventura, villanía, libertinaje… A lo que hay que sumar la agudeza del
mal pagador, su porte inestable y su impostada mala conciencia.
“Tu
gostro es como el de tu madre, niña mía,
Ada,
hija sola de mi casa y mi cogazón.
Cuando
vi pog última vez tus azules ojos songeír,
Nos
sepagamos no como ahoga, sino con la espeganza del getorno…”
Anabelle, XI
baronesa de Wentworth, se quedó con la custodia de la niña. Fue una suerte
alejarla del renco… Y para que la cosa fuera rodada, heredó títulos y riqueza.
Su afición por la ciencia en general y las matemáticas en particular, así como
sus ideales emancipatorios, sin duda, influyeron en la pequeña Ada Augusta,
gracias a la cual, Byron, debería ser recordado.
CLAIRE
Hijastra de Godwin y,
por lo tanto hermanastra de Mary, ha sabido acercarse a su ídolo, e ídolo de
todo Londres, que, metido hasta las ingles en ventas, desamores, despedidas y
ocupado, sobre todo, en la construcción de esa especie de catafalco con el que cruzaron,
él y su séquito, media Europa, aún tiene tiempo de dejarla embarazada… Claire,
la única mujer de que Byron diría que tenía algo de demoníaco. Su última aventura
en tierras inglesas.
Fue ella, enterada de
los pormenores del viaje de Byron, quien incitó a Mary y a Percy a una tercera fuga y a instalarse en el hotel
que lo hicieron.
¿Qué saben ustedes de
Helena, supuesta hija de Claire y Shelley y muerta antes de cumplir los dos
años?
RECAPITULACIÓN
Segunda quincena de mayo
del “año sin verano”. Nos encontramos en las orillas del lago Leman, cerca de
Ginebra. Percy Shelley, Mary Balwin y su hermanastra Claire Clairmont se instalan en el Hotel d’Anglaterre, también
conocido como Hôtel Dejean, prestigioso establecimiento donde, si se dan prisa,
todavía podrían aspirar el intenso perfume farinoso
de Goethe… mezclado con vaharadas de dudosa procedencia. Bueno, en realidad,
serían sólo vaharadas de dudosa procedencia, pues Farina aún no había patentado
su cítrico y universal perfume.
Unos días después
llega sufriente el carromato de los Byron.
Suiza estaba en estado
de emergencia climatológica nacional y la hambruna se extendía. Nuestros
selectos personajes ignoran este aspecto de la cosa.
LA
TROUPE SE INSTALA
EN EL HOTEL
D’ANGLETÈRRE
Claire hace las
presentaciones y todo sigue su curso. Los dos poetas hacen migas. Byron con uno
ojo mira a Claire, con el otro persigue a Mary y con el recuerdo acaricia a
Augusta. Shelley, impaciente por conocer a Caronte, apareja la barca cada
anochecer… pues es la hora que, desde siempre, se le tiene reservada. Byron
hace equilibrios en la inestable proa. Claire y Mary reman, reman… por el lago
Leman.
“Hallábase
ante mí la cgistalina faz del lago Leman,
Donde
se migan estgellas y montañas (…)”
VILLA DIODATI
“He
alquilado una pequeña y preciosa villa en medio de un viñedo, con los Alpes
detrás y el monte Jura y el lago delante; se llama Diodati, que viene del
nombre del propietario, descendiente del hijo del crítico e ilustrísimo
Diodati. Es una casa agradable y me la ha alquilado por un precio razonable…”
Hoy, la villa se
encuentra aislada del lago, dentro de un círculo fatal de grandes vías,
salvadas valientemente, en zig-zag, por el Camino
de Byron.
… Y la familia Shelley se instaló en la Maison Chapius, a un tiro de piedra…
Childe
Harold avanzaba, sufriente, siguiendo los rítmicos cabezazos del
velero. En Percy iba tomando forma su Himno
a la belleza intelectual.
Territorio de
Rousseau… siniestro Castillo de Chillón… Y mientras, en la Maison Chapius, Claire, contagiada por el ambiente marinero, confía
a Mary su estado de buena esperanza.
El mal tiempo se
impuso. Las lluvias eran incesantes, el frío, anormal… así que se reunían con
frecuencia en torno al fuego del hogar y, jugando a las prendas o a cualquier
otra chorrada, pasaban las extrañas tardes-noches de aquel verano singular… De
madrugada, Claire visitaba a Byron, cuando, él, a la que esperaba era a Mary… y,
al amanecer, retornaba a villa Chasius. Un régimen constante de mareas.
… Paseos por los
bosques; excursiones en barca; conversaciones sobre literatura; discusiones
sobre el origen de la vida, sobre el galvanismo, el mesmerismo y sobre las
opiniones del abuelo de Darwin; lectura de cuentos alemanes de terror, en fin…
¡lo normal! (lo sabemos por el diario espía
de Polidori, de triste final).
Stendhal, en Milán,
ponía punto final a su Historia de la
pintura en Italia. Y Fabrizio hacía las maletas para sus años napolitanos.
LA
NOCHE DE MARRAS
El día 16 de junio fue
“tan oscuro que las gallinas subieron a
dormir a sus palos al mediodía.” Por la noche la lluvia se convirtió en una
terrible tormenta. Los truenos rebotaban en las montañas y se estrellaban
contra los cristales de villa Diodati. Resplandores azufrados iluminaban la
sala en la que el cuarteto del Lago Leman (más Polidori, de carácter
no-euclideo) ponía orden en la genealogía. Fue imposible volver a villa
Chasius. Lo que son las cosas, si esta reunión se hubiera producido siete u
ocho años más tarde, los moradores de villa Chausius hubieran
podido volver a su hogar provisional: en 1823 se patentó el primer material
impermeable y empezó la fabricación en masa de “impermeables”. Pero no. No
pudieron volver y Byron propuso un ingenioso juego para pasar la
velada: una especie de “Miamerón”.
Cada uno de los presentes tendría que componer un relato de terror y
presentarlo al amanecer. Las gallinas se estremecieron.
Hay quien afirma que también se encontraba entre los
citados M.G.Lewis (“El Monje”) Lo
cierto es que estuvo en Suiza, conoció a la pandilla, pero no estuvo presente
en la noche de marras.
La nave “Medusa” sale de la rada de la isla de
Aix, en busca de la desgracia.
A Shelley,
balanceándose en su mundo de bellezas
intelectuales y aspirando la sombra persistente de Blake, no le interesó la cosa… aunque
colaboraría en el parto de Frankenstein.
Polidori se retiró
esquivo a las estancias superiores y cuando la luz del nuevo día forcejeaba con
los fulgores nocturnos, bajó, transfigurado, llevando en la mano derecha unos
papeles como si fueran las nuevas Tablas de la Ley: “El Vampiro”.
Abajo, Byron, que
había agotado su imaginación en la iniciativa, dio a luz “Un fragmento” de lo que pensaba sería una obra colosal… y no fue
más que lo que su título anunciaba. El resto de la noche la pasó pergeñando
versos de pie quebrado.
Mary, sentada frente
al fuego del hogar y apoyada la cabeza en las rodillas del ausente Percy, cayó
en un mutismo espectral… para dar tiempo a que la figura del nuevo Prometeo fuera
acomodándose en su interior. Fue, dijéramos, la inmaculada concepción de Mary.
Claire se centraba en
el fruto de su vientre.
Hubo poco que leer y
el veredicto fue unánime: … Y el ganador
es… ¡Polidori! Por la introducción del “vampiro romántico” en la corriente de
la literatura fantástica.
Byron se quejó de que
había sido plagiado y de que Polidori había sido “Infiel”. Shelley, con voz estridente, hizo notar la preeminencia de
Goethe. Mary siguió con sus presentimientos y Claire, centrada en el fruto de
su vientre.
Al cabo de unos días,
aún en villa Deodati, Mary empezó la obra inmortal por el capítulo IV:
“Una
apacible noche de noviembre contemplé el final de mis esfuerzos [...] Era ya la
una de la madrugada; la lluvia golpeaba las ventanas sombríamente, y la vela
casi se había consumido, cuando a la mortecina luz de la llama, vi cómo la
criatura abría sus ojos amarillentos y apagados. Respiró profundamente y un
movimiento convulsivo sacudió su cuerpo”.
Bueno, ya está todo
dicho: Aquella noche ha pasado a la Historia. Los que la convirtieron en
inmortal, mostraron rápidamente su condición mortal.
Mary, Percy, Claire y
el fruto de su vientre, salieron de excursión. Shelley, tan dado a petrarquizar sobre ideas metafísicas, escribe
(a lápiz) Mont Blanc: sobre la dificultad del ascenso a los misterios de la
teología natural (…y la facilidad con que se llega a las profundidades marinas,
digo yo).
Shelley no era un
poeta fácil… era un poeta de ideas.
Marcharon a Inglaterra
a finales de agosto.
En Deodatti se quedó
Byron, con su atravesado Polidori, a la espera de nuevos visitantes y nuevas
aventuras. El Gordon Childe avanzaba
con esfuerzo. Prometeo. En octubre se
marcharon los inquilinos.
Y en octubre conoce a
Stendhal: “He cenado con un joven hermoso
y encantador; figura de dieciocho años, aunque cuenta veintiocho; perfil de
ángel, el aire más dulce. Es el original Lovelace o quizás mil veces mejor que
el charlatán Lovelace. Es el más grande poeta vivo, Lord Byron…” la primera impresión se iría corrigiendo.
TERCERA
PARTE
FANNY
Hermanastra de Mary
(Shelley), menostenida por su
padrastro Godwin, ignorada por su madrastra Mary Jean Clairmont y nostálgica
siempre de su (para ella) desconocido padre y de su valiente madre, alquiló una
habitación en una pensión de Swansea y allí se quitó la vida. Junto a ella
encontraron una botella de láudano y una breve nota:
“Hace
tiempo que decidí que lo mejor que podía hacer era poner fin a la existencia de
un ser cuyo nacimiento fue desgraciado, y que a lo largo de su vida no ha hecho
sino causar dolor a aquellos que arriesgaron la salud en aras de su bienestar.
Tal vez os entristezca enteraros de mi muerte, pero pronto tendréis la
bendición de olvidar que existió una criatura…” (Octubre de 1816)
HARRIET
SHELLEY
“El martes una mujer respetable, muy avanzada
en su embarazo, fue sacada del río Serpentine y llevada a su residencia en
Queen Street, Brompton, después de haber sido extrañada durante casi seis
semanas. Ella tenía un valioso anillo en su dedo. Se supone que una falta de
honor en su propia conducta ha llevado a esta catástrofe fatal, ya que su marido
está en el extranjero." (The Times. 12-12-16).
Presentaba un embarazo avanzado. Dejaba dos niños.
Shelley (el padre) y
Mary se casaron e intentaron quedarse con la custodia. Por suerte, los niños
esquivaron la fatalidad y sobrevivieron.
ALLEGRA
Byron se quedó
descansando cuando vio que la inquietante trinidad se alejaba rumbo a
Inglaterra. Claire, sin embargo, le
había arrancado la promesa de que él se encargaría de la crianza y educación
del fruto de su vientre, pues, hemos de imaginar que, a estas alturas, el poeta
cojo ya estaba enterado del asunto.
Claire dio a
luz una niña (enero. 1817). Byron recorría la Italia coronavírica entre arrebatos varios. Sobre el Puente de los
Suspiros, embozado con la típica máscara del lugar, recibió la noticia de su
paternidad. Harold Childe seguía su
tortuosa génesis. Manfred.
Vendido Newstead, la
excentricidad del poeta subió unos grados. Residía en la parte derecha del
edificio central de palacio Mocenigo, por cuyas salas se paseaba el fantasma de
Giordano Bruno; había engordado y las guedejas, con la pútrida agua de los
canales, se le habían endurecido como estalactitas. En esas condiciones recibió
a la niña de manos de una mujer suiza que, desde Milán, la trajo a Venecia. Se
negó a ver a sus amigos. Allegra, pues así quiso el padre bautizarla, había
cumplido quince meses. Y él, con treinta:
“…mi
cabello es gris
(me
pregunto cómo será a los cuagenta:
el
otro día pensé en un peluquín).
Mi
cogazón no es mucho más tiegno; en suma,
He
despilfagado mi verano entgro mientrgas era mayo.”
Aún le quedaba otra
vida por arruinar. Y la arruinó. La niña
murió en el convento de Bagnacavallo. Tenía 5 años y tres meses. Dos años
exactos después, 19 de abril del año 1824, murió, de parecidas causas, el Lord,
con una insalvable sensación de ridículo: por no haber entrado en batalla y por
haber bautizado a su hija con el bonito nombre de Allegra.
CLAIRE
Fue como el joker de este juego. Volvió a Inglaterra
con los Shelley. No volvió a ver al padre del fruto de su vientre. Envió a su
hija para que fuera cuidada por el padre. El padre la cedió a un convento. Tuvo
otra hija con Shelley, Helena, que murió a los dos años (1920)… Viena, Dresde,
Rusia, Florencia… No consiguió triunfar en las bellas letras pero luchó por
mantener viva la memoria de Shelley y alcanzó la clarividencia de pasar de los
hombres.
Lean Udes. Los papeles de Aspern (H. James).
Tenía 80 años cuando
murió.
BYRON
Y MARY y PERCY SHELLEY
Lean las propuestas
para los días: 8 de julio y 19 de abril.
De sus cuatro hijos,
sólo sobrevivió Percy Florence, el 4º. Mary,
vivió un poco más…pero no más feliz. A partir de los 40 años, fuertes dolores
de cabeza y parálisis locales le impidieron una vida normal. Murió a los 54 de
un tumor cerebral. Le sobrevivió Percy Florence, el cuarto de sus hijos… ¡el
único que pudo aprender a hablar!
MEDORA
Augusta, hermanastra
por parte de padre, Jack el malo, y único
amor, de Byron dio a luz a Medora
(Leigh) nombre que revela su desgraciado origen; el Lord, como le era
connatural, quiso marcarla a fuego y le impuso el nombre (“El Corsario”). Su descendencia, escabrosa, se pierde por conventos
católicos. Las buenas de Anabelle y Ada Augusta nunca la perdieron de vista.
Augusta, por su parte, también recogió parte de las desgracias.
ADA
AUGUSTA. ANABELLE
Anabelle, XI baronesa
de Wentwoth, nebulosamente relacionada con los Lovelace, no necesitaba a Byron para nada. Su
inteligencia y su fortuna le ayudaron a sobreponerse a los caprichosos vaivenes
del poeta renco. Su afición por la ciencia y las matemáticas la volcó sobre su
ilustre hija Ada Augusta que sería reconocida como la pionera del lenguaje
computacional. ¿No recuerdan ustedes aquellas fichas perforadas?... Pues fueron
invención suya. Su nombre perdura y perdurará. Tiene algo de irónico que el
único hijo/a de Byron que le sobrevivió alcanzara la fama en el ámbito de las
matemáticas.
IV
PARTE
SOBRE
EL NOMBRE “FRANKENSTEIN”
Cualquier conjetura se
disuelve ante la contundencia de los hechos:
Cerca de Darmstadt,
Alemania naturalmente, estaba el castillo Frankenstein. Allí nació el siniestro
alquimista Dippel, Konrad Dippel.
En torno al tal Dippel
se forjó una leyenda relacionada con cuerpos mutilados y experimentos
contra-natura… que despedían vapores letales. Los Hermanos Grimm convirtieron
la leyenda en cuento y ¡Claire
Clairmont!, segunda esposa de Golwin y, en consecuencia, madrastra de Mary, lo
tradujo al inglés. No acaba aquí la conexión de Dippel: Su intervención, aunque
azarosa, fue necesaria en el descubrimiento del azul de Prusia, sustituto primerizo del fabuloso lapislázuli, materia
prima del azul ultramar, caro al
corazón del marinero de agua dulce que fue Shelley. Como excrecencia, apareció
el ácido prúsico (cianhídrico), que,
antes de ser rebautizado como Zyklon,
se convirtió en el veneno romántico por excelencia; paradójicamente, huele a
almendras amargas. Sin él, Polidori hubiera tenido otro final… y también
Eleonora Marx, por citar sólo un ejemplar querido.
Puede asegurarse que
los Shelley pasaron por el castillo de camino a Suiza.
Lo de Ingolstadt es,
sin duda, una elección debida a la fama de su facultad de medicina y como
homenaje a los “iluminati” de Baviera.
ME
OLVIDABA DE POLIDORI.
En 1821 se suicidó
tomando ácido prúsico.
Su hermana María se
casó con Gabriele Rossetti y tuvo una importante descendencia artística: Dante
Gabriel Rossetti, Christina Georgina Rossetti, William Rossetti y María
Rossetti. William fue una especie de compilador de los diarios de su tío
Polidori; Christina fue una poetisa apasionada que vivió signada por la pobreza
y por tanto no pudo revelarse en todo su esplendor y Dante Gabriel es el padre
del movimiento prerrafaelista, tan amantes ellos del Azul de Prusia.
Y para acabar este día
tan espeso y enmarañado… ¿No les ha llamado la atención a vds. la riquísima y
desacostumbrada coloración de los atardeceres de Turner?... ¡Otro efecto del
Tambora!... dicen.
Las nubes de polvo se
mantuvieron en el aire mucho tiempo obligando a que la luz del sol se esforzara
y, en su esfuerzo, diera lo mejor de sí.
Ah! La nevada de carne… ¡eran copos empapados en
los ocres de Turner!...
Bueno… ¡no sé!
Buenas Noches.