A
los seres humanos les da por cantar, por bailar, o por cantar y bailar a la
primera de cambio. De tal
manera que bien se pudo afirmar que una vida sin música no merecía ser vivida…¡Tampoco una muerte ser “muerta”! La música acompaña al humano desde la cuna…(qué digo desde la cuna ¡desde antes de nacer! una pulsación acompañada de ruido como de cañerías de terciopelo acompaña nuestro tránsito del no ser al ser) hasta la sepultura, a la que somos conducidos por el "Cant dels ocels”, si estamos en posesión de la cruz de Sant Jordi o por la trompeta de Roy Etzel ( o Rudy Ventura), si nuestra cruz es otra.
manera que bien se pudo afirmar que una vida sin música no merecía ser vivida…¡Tampoco una muerte ser “muerta”! La música acompaña al humano desde la cuna…(qué digo desde la cuna ¡desde antes de nacer! una pulsación acompañada de ruido como de cañerías de terciopelo acompaña nuestro tránsito del no ser al ser) hasta la sepultura, a la que somos conducidos por el "Cant dels ocels”, si estamos en posesión de la cruz de Sant Jordi o por la trompeta de Roy Etzel ( o Rudy Ventura), si nuestra cruz es otra.
Siendo
como es omnipresente, es absolutamente necesaria cuando vamos a matar (o a
morir) en grupo, en manada. De ahí que los ángeles, arcángeles, querubines y
otras jerarquías celestes, soplen instrumentos en la ultimísima hora. ¿Qué “Juicio Final” sería sin esa balkánica
fanfarria?
Tal
día como hoy, del año 1792, Rouget de L’Isle recibe el “encargo” de componer un himno de batalla a la altura de la
recentísimamente declarada guerra contra los Habsburgo…¡Y no sería por estar
falto de ellos! Toda la historia de Francia puede ser escrita siguiendo el
rastro de las canciones militares, como, por otra parte, la de cualquier país,
nación, estado, que se precie. Pero todas adolecían de algo. Ninguna era
redonda: “Ça ira” era demasiado
maleable y había servido para un roto y un descosido y “La Carmagnole” (por citar las dos más populares), aunque de
procedencia claramente obrera, su naturaleza bailable propiciaba el olvido de
lo esencial: matar o ser muerto. Ninguna de las dos servía para reclutar la
abundante mano de obra que exigía la guerra en ciernes… ¡¡algo nuevo,
patriótico, que elevara La Nación al empíreo y que dejara bien a las claras la
manadil naturaleza de los
contendientes!!...
Ya
saben vds. mi gusto por rememorar en el lugar adecuado, pero puesto que el “Marsella” lo abren a las 10 de la noche,
el “Pastís” a las 7 y pico y el “Absenta” (¡el de la Barceloneta!) al
medio día, me quedaré en casa soplando “ouzo”
(de la familia) tan ricamente.
El
25 de abril llegó a Estrasburgo la noticia de la guerra, la noticia corría a 95
kilómetros por día (¡!). En cuanto entró por los conductos auditivos del señor
alcalde, le faltó tiempo para organizar una cena y comunicar la nueva a las
fuerzas vivas (de momento). Entre ellos se encontraba: Claude-Joseph Rouget de
L’Isle, capitán de ingenieros de 32 años, a más de versificador y tocado por la
mano de Orfeo. Se habló de la escasez de buenos himnos de batalla y de las
limitaciones de los citados, así como de la imposibilidad de convocar un
concurso público. Así que el alcalde, a dedo, encargó al poeta la patriótica
tarea de componer ese himno que, a todas luces, se echaba en falta.
Se
disolvió (euridicianamente) el cónclave. Rouget de camino a casa (Rue Mésange),
tomó una copita en chez Artzner (¡apellido alemán!) y allí mismo se le plantó
el escólex de la pieza: “Allons, enfant!...que tengo prisa!...¿Allons enfants?...¿Allons enfants?...Se pimpló el calvados con un movimiento ágil de
muñeca, dejó una moneda sobre el mármol y salió volando, con las alas que la
futura gloria le prestó.
“Aux
armes”, ya le sonaba por haber sido usado por el club jacobino de la localidad.
“Enfants
de la patrie”, designaba a los batallones de voluntarios, el local incluido.
Eso de la sangre impura inundando los
surcos de la patria, venía de la guerra de los Siete Años.
En fin, que la letra estaba hilvanada. Y
en sueños le vino el vigoroso “andante
presto”. A la mañana siguiente se
levantó temprano. Pasó por el Louis Vuitton de la calle, se compró un chaleco
de entretiempo y una estupenda bolsa de viaje… ¡por si las moscas! y se dedicó
a recorrer todas las tascas de la localidad para celebrar el hallazgo. Cuando
por la noche volvieron a reunirse, estaba borracho como una cuba; dijo, sin
embargo, que era efecto emocional. El aliento lo delató.
El
alcalde, acompañado al clavicémbalo por su sobrina Louise, cantó, voz en grito,
lo que había surgido en la quietud del sueño. El “efecto fue inmediato y perdurable”: por primera vez se oía el “Himno de batalla para el ejército del Rin”.
¡Hasta Brassens se habría sentido conmovido!
Rouget se había dormido. Adagio molto silenzioso.
Bueno, es el momento de poner en el esputofaif los tres himnos y comparar los efectos, de abandonar el traicionero “ouzo” y de lanzarse a las procelosas aguas del condis a por pescado para una estupenda “bullabesa” (semejante a la caldeirada, a la psarosupa, al cioppino, al suquet de peix…¡pero de Marsella!).
Fácil: Ajos, cebollas, pescado de roca
(prohibida la lubina, el besugo y la langosta), mejillones, aceite de oliva,
azafrán, sal, pimienta y agua. Pimientos rojos (asados) para la salsa.
- 1. En una gran cazuela, rehogar ajo y cebolla picada con aceite de oliva. Incorporar los tomates pelados y sin pepitas (¿cómo lo harán?), hierbas provenzales y las cabezas de los pescados. Añadir 4 litros de agua caliente y salpimentar. Dejar hervir suavemente durante 30 minutos.
- 2. Colar el caldo y volver a ponerlo a fuego. Incorporar el azafrán y lo que quede de los pescados. Cocer 10 minutos. Echar los mejillones. Dejar 5 minutos más. Naturalmente que pueden echar, además, algún otro pescado más digno.
- 3. Para la salsa, remojar el pan en un poco de caldo. Escurrir y triturarlo con ajo picado, los pimientos escurridos y sal. Añadir el aceite poco a poco como si fuera una mayonesa y alargar si fuera necesario con un poco de caldo.
- 4. El caldo se va vertiendo sobre tostadas de pan untado con la salsa (“rouille”). El pescado lo ponemos en plato.
- 5. Tendremos sopa para una semana.
- 6. Riéguenlo con un Clos Mireille 2011, botella magnum, a partir de uvas, para nosotros exóticas, “Sémillion” et “Ugni blanc”.
Fue durante el
verano, cuando los voluntarios marselleses acudieron en ayuda de los radicales
parisinos en la lucha final contra la monarquía, que este himno empezó a
conocerse como “La Marsellesa”. La cantaron durante todo el
camino…Dos días tardaron en llegar…¡a tiempo para participar en el asalto a las
Tullerías!...y posar para Rude.
Ya en París: ¡que
suene “April in Paris”! Orquesta de
Count Basie (nacido tal día como hoy, del año 1984). No es lo mejor, pero viene
al pelo y, además, fue uno de sus últimos “hits”
internacionales.
Desde entonces “la Marsellesa” ha sonado en las “guillotinaciones”, cantada por el
público, verdugo y futuros decapitados… (para no hacer un feo); en bodas,
bautizos y funerales…En la barricada que Delacroix (nacido tal día como hoy,
del año 1798) pintaría 39 años más tarde…o en París cuando (tal día como hoy,
del 1936) ganó el Frente Popular… y hasta en el café de Rick.
Tal día como hoy, del
año 2000, Andorra ganó su primer partido de fútbol. Le endosó dos a Bielorrusia,
que no consiguió batir la meta pirenaica: ¡Allí también se cantaría “La Marsellesa”! El segundo lo ganó contra Albania en el 2002.
Digo yo que si
hubieran, los del Tour, pasado 400 años antes, se hubieran encontrado con Petrarca que, tal
día como hoy, del año 1336, buscaba un camino fácil para encaramarse al “Ventoso” y dar comienzo a la “era del turismo de montaña”. Llegado que
hubo a la cima, con la ropa desgarrada y las piernas en carne viva, extasióse
con el paisaje provenzal “a vista de
pájaro” y con los efluvios del espliego. Abrió, al azar (puso a dios por
testigo) “Las Confesiones” de san
Agustín y leyó para sí mismo y para su hermano:
“Y los hombres van a admirar la altura de las montañas, la enorme agitación del mar, la anchura de los ríos, la inmensidad del océano y el curso de los astros y se olvidan de sí mismos”.
“Y los hombres van a admirar la altura de las montañas, la enorme agitación del mar, la anchura de los ríos, la inmensidad del océano y el curso de los astros y se olvidan de sí mismos”.
Detengo las divagaciones. Por inercia iba a por un gintónic, pero la “bullabesa” exige un trago corto. Así que busco y rebusco y
encuentro un culín de “Becherovka” de Karlovy Vary, formulada por Joseph Becher
en los sótanos de su botica y vendida como remedio para todos los males
estomacales. Amarga y dulce…¡Como todo lo bueno!...y ya que el sabor me conduce
proustianamente a Bohemia…
Yo no reconozco
ninguna dimensión mesiánica, ni alegórica en “El Proceso” (publicada tal día como hoy, del año 1924) de Kafka. De
su ser judío han derivado muy fácilmente aquella dimensión. Tampoco lo he leído
como un “proceso” que conduzca a la
toma de conciencia social por parte de un despreocupado. No veo ni rastro del
silencio de Dios o de su muerte definitiva. Tampoco, como Canetti, lo reduzco
(estoy siendo reduccionista) todo (¿) a reflejo de sus tristes circunstancias
personales (compromiso y ruptura de compromiso, “juicio”, con Felice). No es una crítica coyuntural al estado. Que, en efecto, tenga una relación textual con “Crimen y Castigo”, no dice mucho.
A la confusión ayuda
el hecho de ser una obra incompleta (¡como “Turandot”!)
y haberla dejado Kafka introducida en sobres según un orden (¿) indescifrable.
Brod la ordenó como pudo y supo…
Primo Levi da en el
clavo. Se trata de una novela realista. Su triple condición de desplazado, pero
sobre todo su condición judía le llena de presentimientos que la historia
convertirá en realidad. No es producto de la fantasía grotesca. Lo “kafkiano” no es una anomalía en la que
nos vemos envueltos sin contemplaciones: es el normal funcionamiento del
Estado. El Estado (aunque legal y constitucional) es una jerarquía autoritaria
fundada en la ilusión y la mentira. Reifica lo que toca, como Midas inverso. Kafka
ha captado la naturaleza alienante y opaca del estado “democrático” y de lo que es capaz. Hay una vena anarquizante en las
obras de Kafka que se pone de manifiesto, precisamente, en ese rechazo del
Estado (y sus burócratas == “funcionarios
de la necesidad”, como los llamaba Hanna Arend).
Añadamos el miedo,
del que se genera la culpa y sobre aquel miedo un miedo nuevo que se deriva de
la culpa generada. De tal manera que todos estamos expuestos, por el hecho de
vivir en el Estado, a un “proceso” de
desgaste y a morir “como un perro”.
Hanna Arend: “En “el Proceso”, la subordinación no es
obtenida por la fuerza, sino por el sentimiento creciente de culpabilidad que
es invocado en el acusado K. por la acusación infundada y vacía (…¿superación del "consenso" gramsciano?) El
desenvolvimiento interno del héroe y el funcionamiento de la máquina finalmente
se reeencuntran en la última escena de la ejecución, cuando K. permite que se
lo lleven y lo maten sin resistencia, e incluso sin contradicción”.
Sólo lamenta “morir como un perro”.
Proceso:
“Investigación
formal destinada a probar y consignar por escrito el carácter intachable de
jueces, abogados y jurados. Para conseguir esto, es necesario proveer un
contraste en la persona de alguien a quien se llama defendido, prisionero o
acusado. Si el contraste queda establecido con suficiente claridad, esa persona
es sometida a un castigo suficiente para dar a los virtuosos caballeros el
reconfortante sentimiento de su inmunidad, agregado al de su mérito. En
nuestros días el acusado es generalmente un ser humano, o un socialista, pero
en el Medioevo fueron procesados animales, peces, reptiles e insectos. Una
bestia que hubiera causado la muerte de un hombre, o practicado la brujería,
era debidamente arrestada y procesada, y se resultaba culpable, ejecutada por
el verdugo público. Los insectos que devastaban sembrados, huertas o viñedos,
eran citados ante un tribunal civil, para declarar por sí, o por medio de un
abogado, y pronunciados el testimonio, el argumento y la condena, si seguían
“in contumaciam”, se llevaba el caso a un alto tribunal eclesiástico, que los
excomulgaba y anatemizaba. En una calle de Toledo se arrestó, juzgó y condenó a
unos cerdos que perversamente pasaron corriendo entre las piernas del virrey,
causándole gran sobresalto. En Nápoles se condenó a un asno a morir en la
hoguera, aunque al parecer la sentencia no fue ejecutada. D’Addosio ha extraído
de los anales judiciales numerosos procesos contra cerdos, toros, caballos,
gallos, perros, cabras, etc., que según se cree, contribuyeron grandemente a
mejorar la conducta y la moral de esos bichos. En 1451 se inició causa criminal
contra las sanguijuelas que infestaban ciertos estanques de Berna, y el obispo
de Lausana, aconsejado por la facultad de la Universidad de Heidelberg, ordenó
que algunos de esos “gusanos acuáticos” comparecieran ante la magistratura
local. Sí se hizo, y se intimó a las sanguijuelas, presentes y ausentes, que en
plazo de tres días abandonaran los sitios que habían infestado, so pena de
“incurrir en la maldición de Dios”. Los voluminosos expedientes de esta causa
célebre no dicen si las inculpadas arrostraron ese castigo, o si se marcharon
en el acto de esa inhóspita jurisdicción”
(Ambrose Bierce:
“Diccionario del Diablo”)
Noche explosiva:
- Tras la explosión de Chernóbil, hoy hace YA 28 años, tuvimos la oportunidad de hacer valer “nuestra” leche de cabra y “nuestros” quesos extremeños. Todos los pastos de centro-europa y Escandinavia se contaminaron y prohibieron el consumo de leche patria. Pero aquí se estaba con los rescoldos de la “movidita” madrileña y las llamas de la “ruta del bakalao”. Tampoco pudieron fabricar Becherovka del año. Ni vodka “Bison Gras”.
Hay
quien habla de la venenosa belleza
radioactiva de la zona. ¿Junger?
- “Guernica, villa de 5.000 habitantes, ha sido literalmente asolada. (...) Las bombas de 250 kilos derribaron buen número de casas y destruyeron las cañerías. Las bombas incendiarias tenían ahora tiempo para desplegar su eficacia. Las casas estaban construidas con cubiertas de teja, galerías de madera y entramado del mismo material, por lo que fueron completamente aniquiladas. (...) Aún se ven hoyos de bombas totalmente increíbles. (...) Así pues, un completo éxito técnico de nuestras bombas de 250 y de las EC.B.1.”
Estas palabras salidas de la pútrida boca de Von
Richthofen, jefe del estado mayor de la Legión Cóndor,
bastan y sobran. Era el 26 de abril del año 1937. Guernika
quedó destruida en sus dos terceras partes y murieron alrededor de 500
personas. La masacre de la carretera de Málaga a Almería fue mucho más
siniestra y mortífera (4.500 personas en fosas comunes). ¡Guernika! ha quedado,
sin embargo, como símbolo
antibelicista. No fue ni la primera ni la última sobre población civil; ni la
primera ni la última en la que participó la Legión Cóndor….¡Volveremos sobre el
tema!
¿Por
qué Picasso no tituló su obra: “Málaga”…siendo, como era, malagueño?
Queda bullabesa para
todo el batallón de voluntarios marselleses.
…………………Bona
nit…………………….
Si las explosiones
(de cólera) les impide conciliar el sueño, ojeen (u hojeen) ’El Proceso’, dibujado por David Zane
Mairowitz y Chantal Montellier. O bien vean por “n-sima” vez “El Proceso” de Orson Welles. La música, “Adagio” de Albinoni, fue construida a
partir, dicen, de unos compases encontrados en la Biblioteca de Dresde tras los
bombardeos de la 2ª Gran Guerra. Lo
mejor fundamentado es que su autor fue el musicólogo italiano Remo Giazoto. Fue
editada por primera vez el año 1958. A una obra desarticulada e incompleta, una
música “desarticulada” e “incompleta”.