EL CUERVO (THE RAVEN)
Poe fue un niño precoz: a los
tres años ya había adquirido la condición de huérfano, y a los
cinco recitaba de corrido aventuras de Walter Scott, y escandía con
tanta gracia y justeza los hexámetros homéricos (haciendo notar los
cinco dáctilos y el espondeo final, si es que no se trataba de un
troqueo que, a diferencia del anterior, larga-larga, se compone de
larga-breve), ante el pasmo de los allegados de su familia de
adopción, residente en Richmond, Virginia...con tanta gracia
y justeza, decía, que daba miedo.
Llevaba, como quien dice, la
poesía en el apellido (y la desgracia en la sombra).
A los 41 ya estaba muerto.
Para para poder morir, tuvo que vivir una vida desgraciada que, por
mor de las efemérides, me salto.
Ya saben Uds. lo de su
matrimonio con Virginia. Recuerda al de Machado con Leonor.
Virginia tenía la edad que se
le supone a las nínfulas y un escaso desarrollo mental. La
pareja resultante fue de lo más sorprendente y misterioso. "Sis"
adoraba a "Eddie", que había añdido a su condición
de primo hermano, la de esposo. "Eddie" amó a "Sis"
a su manera. El tema ha sido, y es, pasto de estudios de índole
psicoanalítica y motivo de incursiones en lo patológicamente
mórbido. Así que no seré yo quien eche leña al fuego de la
hermenéutica. Como tampoco daré pábulo a esos críticos sagaces,
también de orientación psicologizante, que atribuyen sus disturbios
a que, estando en estado de gestante, sus padres, artistas nómadas,
representaron la truculenta obra "Los Bandidos" de
Schiller, lo cual, sin duda, dejaría huella indeleble en el aún no
nato Edgar.
Y así llegó enero del año
1842. "Sis" había tenido tiempo suficiente para
aprender (¡qué remedio!) a acompañar su voz infantil con algunos
arpegios de arpa (?). Y para disimular el desconsuelo, la tañía las
tardes de invierno cuando a eso de las cuatro de la tarde ya es noche
cerrada y esperaban impacientes la hora del té, costumbre que los
mantenía, por milímetros, dentro del marco de la civilización. Tal
dia como hoy, día más o día menos, del año, como he dicho, 1842,
un día al que Virginia le tomaría gusto, la niña tañía y
cantaba, con la mirada puesta en el platito de las pastas. Al abordar
una nota altísima, al alcance, sólo, de las voces blancas, un
geiser rojo y espumeante brotó de su boca. La tuberculosis empezó a
aletear de forma abrupta e inoportuna. Poe, que,
¿subconscientemente?, había adelantado su muerte en multitud de
relatos, se sintió perdido por la pérdida, ahora sí, de "Sis",
que en este momento, y de forma tan romántica, la estaba anunciando.
Sobre el mantel, rojo burdeos, se dibujó la neta figura de un
"pájaro de ébano" de mal agüero. Así se fue
instalando el pajarraco en el hogar de los Poe.
Antes de que a locura se
desatara por completo, se largan a Nueva York. "Muddy"
se queda en Baltimore a la espera. El
verano del 44 estaban los tres juntos... y el busto de Palas sobre
una puerta interior de la casa... y el cuervo.
Tal día como hoy, de año
1845 se publicó "El Cuervo", en el Evening
Mirror. Y la suerte de Poe pareció dar un giro. Su nombre,
redondo y resonante, como un canto rodado, se extendió por todo el
orbe anglosajón. Oído de sus labios era una experiencia inolvidable
y terrible. Su capa de cadete venía a pelo. Virginia se
moría..."Hubiera perdido yo todo coraje sino fuera por tí,
mi mujercita querida... Eres mi mayor y mi único estímuo ahora para
bataar contra esta vida inconciiabe, insatisfactoria e ingrata... Que
duermas bien y que Dios te dé un agradable verano junto a tu devoto
Edgar."
1
"Empecemos por el
principio"... susurraba la Primera voz de "Bajo el
Bosque lácteo". Ese consejo ya había sido dado por Lewis
Carroll (cap. XII) y Dikens en "Dos ciudades".
Deleuze o Derrida, tanto da como tanto tiene, nos recordaban que
siempre se empieza por en medio. Jack The dripper, prefería
ir por partes. Poe nos conmina a empezar por el final: Y es que sólo
el final ilumina el camino y hace comprensible lo que pasó por
inevitable.
Pues, eso, empecemos por el
final: lean Uds "raven" al revés..."nevar".
Son troqueos (larga / breve). "Nevar" (pronunciación
americana) recuerda o reproduce el fatídico "never"
que acompaña al "more" ("Nevermore").
Ya en "Cuervo" ("Raven") está,
presentido, el final.
Baltimore,
esa terminanción bronca, oscura, profundamente larga.. lo acompañó
toda su vida (y su muerte). Poe estuvo sobredeterminado por la
prosodia y el ritmo. Su propio nombre, Edgar Allan Poe,
suena como tres troqueos impecabes:
Larga/breve-larga/breve-larga/breve,
contituyendo un verso académicamente acataléctico. Y esto
fue lo primero que nació en su mente colonizada por ritmos. A ritmo
de marcha, fúnebre, nos conduce hasta el último y definitivo
tetrámetro cataléctico: "Shall be lifted—nevermore".
Vean Uds. como el último pie del verso queda cojo: Tres troqueos y
medio, de ahí que sea cataléctico.
2
Poe, nos dejó escrito su
"Método de Composición" (de "El Cuervo").
Yo lo considero un intento de contrarrestar la carga tenebrosa y
mórbida que soportaba su nombre. No creo, pese a lo bien tramado que
está el artículo, que "El Cuervo" haya sido
construido de esa forma matemática: El poema más representativo del
romanticismo norteamericano, resultado de una reducción lógica a
los elementos poéticos básicos y componentes últimos que guían
el quehacer del poeta que quiera construir "una obra
universalmente apreciable." Bueno es una tesis que el mismo
autor mantiene. Creo, sin embargo, que Poe estaba cansado de que sólo
se expandieran sus extravagancias y se pasaran por alto las horas y
horas que dedicaba a la lectura y al trabajo literario. Sea como
fuere:
1. Siendo lo primordial el
efecto que se pretende conseguir en el lector, hay que
escoger los medios adecuados:
2. La dimensión:
limitarse a una sólo sesión. Ni muy corto ni muy largo: unos cien
versos. "El Cuervo" tiene ciento ocho.
3. "El único ámbito
legítimo de la poesía es lo Bello." La "verdad"
(satisfacción de la inteligencia) y la "pasión"
(excitación del corazón) se consiguen más fácilmente mediante la
prosa. La poesía persigue el "embriagador arrobamiento de
alma."
4. Aceptado lo anterior, el
poeta se pregunta "¿Cuál es el tono para su manifestación
más alta?": La melancolía, concluye.
Examinados y establecidos el
efecto, la dimensión, el ámbito y el tono,
"me dediqué a la búsqueda...de algún eje sobre el que toda
a máquina hubiera de girar", un medio potente de efecto.
Fácil: el estribillo; ayudado, naturalmente, con
variaciones que no afectaran a la monotonía del ritmo, pero
sí a la de la idea: mediante sucesivas ampliaciones. Naturalmente la
existencia del estribillo hace obligatorio a existencia de las
estrofas de las cuales el estribillo sería la conclusión.
Fijados estos puntos, pasa a la
naturaleza del estribillo, que, puesto que tenia que ser sometido a
variaciones, debía de ser breve. Mejor si fuera una sola palabra.
Pero, ¿cuál habría de ser el carácter de esa palabra?
Indiscutible que que fuera "sonora y susceptible de un
énfasis prolongado".
Inevitablemente fue a parar a
la "o" larga, asociada a la "r",
"la consonante más vigorosa".
Algo así como el doctor
Ittard con Victor, su "pequeño salvaje".
¿Una palabra que terminara en
"or" y que acordara con el tono melancólico
elegido?. "¡Nevermore!". Fue la
primera que se le ocurrió.
Ya tenemos el estribillo
breve, sonoro y melancólico. Falta el pretexto
para su continua repetición. Y aquí asomó la genialidad de Poe. En
un humano, esa continua repetición, hubiera resultado casi
contradictoria con el ejercicio de la razón. ¿Y si fuera proferido
de forma maquinal por una "criatura no razonable y, sin
embargo, dotada de palabra"?. La idea de un loro (o similar)
se descartó a sí misma. Sólo le quedaba el cuervo, capaz de
proferir sonidos articulados. Con este hallazgo anudó el "mal
agüero", la melancolía (humor negro) y y la fatalidad.
Tras cada estancia el cuervo
dejaría caer su "nevermore". Precisaba, como es
lógico, concretar la melancolía. No hay duda de que la muerte es
universalmente aceptada como la cuestión más melancólica. Y si la
muerte es de una mujer amada, miel sobre hojuelas y si esa mujer
amada es hermosa y, añade, además, la extrema juventud...¡ ya ni
te digo! Tema concluido: un amante llora a su (joven) amada
perdida y un cuervo repite continuamente su "nevermore".
Faltaba, sin embargo, la
progresión, la expansión del "nevermore". Bien
podía empezar la cosa por un pregunta casi trivial a la que
"nevermore" pareciera una respuesta lógica e
intrascendente. El amante, arrastrado por la melancolía y el sonido
del estribillo iría cayendo presa de una "agitación
supersticiosa". Imaginó la última pregunta a la que el
cuervo daría la estocada y, de paso, acabaría con las esperanzas,
si las tenía, del poeta. Y, así, desde el final, fue construyendo
el poema.
Los detalles fueron saliendo
solos: el busto de Palas Atenea, la noche tormentosa, adecuada para
que un cuervo busque refugio en tu casa, que sólo sepa una
palabra... detalles nimios en comparación con la grandiosa
meticulosidad del conjunto. Naturalmente La amada no podría ser
llamada Virginia, no sólo por la razón de fonética-poética, sino
porque se estaba muriendo y hubiera sido un recordatorio demasiado
amargo. "Leonor", caía por su propio peso. Casi se
convierte en costumbre.
3
Espero no haberles aburrido
con lo anterior. Y espero desesperarles con lo que sigue.
-¡Hegel! ¡No te
duermas...que la cosa también va contigo!
El efecto que nos produce la
lectura o la correcta audición de "El Cuervo"
supera, en mucho, los recursos compositivos mencionados hasta ahora.
Algo hay que decir sobre el ritmo, la musicalidad
y la rima.
El primero se consigue
con los citados troqueos, acomplados en octómetros acatalécticos
(ocho troqueos) alternados con heptámetros catalécticos (siete
troqueos y medio) el quinto verso es una variación (o repetición)
del cuarto, y da paso al estribillo, un tetrámero cataléctico (tres
troqueos y medio). Una estructura épica al servicio de la lírica
más desesperada.
Intenten leerlo situando los
énfasis en su lugar correspondiente...¡y óiganse!
La segunda la
apreciarán si oyen recitar a Lou Reed. No se atiene tanto a marcar
la naturaleza cuantitativa de las sílabas, cuanto a la melodía
general que se desprende. O busquen el episodio correspondiente de
los Simpson.
La rima, es uno de los
grandes aciertos del Poema. Rimas contundentes que cierran los versos
y otras más sutiles que, internas, los abren. Toda una constelación
de ecos que va siendo arrastrada por la potencia expansiva de las
estrofas.
Vale, de acuerdo, Baudelaire
lo dice mejor. Pero lo que Baudelaire no pudo decirles es que una
década antes de que Poe imaginara a su siniestro cuervo, Nicomedes
Pastor, natural de Viveiro, había concebido una "mariposa
negra" portadora de un mensaje similar. O que Gauguin,
cincuenta años más tarde, tomando un cuervo del último cuadro de
Van Gogh...
4
"Y así, hablando, los amantes pasaron
la noche que pasaba y pasaba y no llegó el día.
Cayeron: porque el cielo no comparte esperanzas con aquellos
que no oyen el latido de los corazones"
Es el final del tremendo, pues excede con mucho la extensión ideal que el mismo poeta había establecido, poema "Al Aaraaf"
Aquí viene a cuento algo
gracioso por lo que, a menudo, me acuerdo de mi madre. Cuando
estrenaron en Fortuna "Raices profundas", el actor
se convirtió en un mito local. Mi madre lo llamaba Alan Lanlad.*
Una de mis diversiones era
preguntarle por el nombre del protagonista del western. Mi
madre según pasaba el tiempo, más se sumergía en la aliteración.