(Los asteriscos (*) remiten a razones efemerísticas)
Volverán de Tordesillas, con la sensación de haberse librado del apocalipsis…
Cuando pasen por
los Monegros, párense en cualquier ventorrillo y pídanse unos vasos de
Cariñena. Díganle al bodeguero que yo invito: ¡Hoy es el “día mundial de la tartamudez”!
Amenaza
tormenta. ¿Empezará el otoño precisamente ahora?
Pues nada,
agradecer al universo-mundo que nos haya tenido en cuenta en el reparto de los
días. Mejor nos vendría una cestita, como esas de navidad… Esos de la ONU, o
quien sea que se encargue de tal majadería, disponen del tiempo como dios (¿). Crean un mundo paralelo en el que los días se
cargan de finalidades altruistas y de babas.
El calendario de la Revolución francesa tenía su lógica y denotaba un
profundo cariño por la naturaleza, el campo, sus utensilios y sus productos;
pero ¡éste! Lo que denota es un desorden mental, propio de gente desocupada y
resentida (en sentido nietzscheano, por supuesto). Más disparatado que el
nombre de los números de los “iguales”.
Pero hay más.
Por si fuera poco con el homenaje mentado, esos
improductivos han tenido a bien asociar la “oscilación” a la “tartamudez”;
con lo cual tenemos que tal día como
hoy está dedicado a ambos fenómenos. ¡¡El día de la oscilación y de la
tartamudez!! Es como si hicieran un retrato robot de mi persona. Podían haber
declarado, directamente, “el 22 de
octubre como el día de Kino”. Y cuando pimplo a gusto… ¡ambas cualidades se
convierten en consubstanciales!
Pues, eso.
Párense en los Monegros. Dejen el coche a la solana e intérnense, oscilantes, en el desierto, como los
santos antiguos. Como Ismael y la esclava. Como Cristo. Confíen Vds.en
mis Ángeles Custodios.
Así sería el
mundo antes de ser mundo, porque también el mundo tuvo su origen.
Cansada la
deidad de tanto vacío, tuvo a bien, tal
día como hoy, del año 4004 antes de que enviara a su hijo a ser
sacrificado, crear el universo con todo lo que contiene: Creó el sol que nos
martiriza y que alimentó el comunismo de “Chevengur”.
Creó la veleidosa luna. Las aves y “el
cant dels ocells” (*). Los peces que pueblan las aguas. Las aguas en las
que nadan los peces. El aire en el que vuelan las aves. Las lombrices. Creó a
los humanos y humanas y los dotó de la glándula de la discordia. Creó las
hormigas y el infinito número de los insectos. Los reptiles que reptan. La
tierra sobre la que reptan los reptiles. Las moscas y el papamoscas gris.
En fin, que
según el obispo Ussher, “el anochecer
previo al domingo 23 de octubre” (o sea, el sábado 22 de octubre), a las 7 de la tarde, la nada vomitó todo lo
que tenía dentro. No se conformó con tan rigurosa revelación: afirmó, además,
que la expulsión de Adán y Eva del Paraíso tuvo lugar la mañana del lunes 10 de
noviembre del mismo año de la creación. Y que el arca de Noé se posó sobre la
cima yerma del Ararat la noche del 5 de mayo del año –2348.
La fecha en la
que Moisés hizo brotar agua de la roca…
La fecha y la
hora exacta en que empezaron a caer las primeras lenguas de fuego sobre Sodoma
(¿y Gomorra?)…
El momento
lastimero en que la mujer de Lot se convirtió en estatua de sal…
El día y la hora
en que Absalón quedó suspendido por los cabellos. E incluso la especie arbórea.
El momento
exacto del día en el que Abraham levantaba el cuchillo contra su “único hijo” Isaac. (¿No era Ismael el primogénito?). Aquí empezaron YA
los problemas.
Es el momento de
enchufar el I-pod y de oir el oratorio “Ismael
socorrido por el ángel” de A. Sacarlatti (*) y si la paz no acaba de
aposentarse, prueben con la cantata: “Ammore, brutto figlio de pottana”,
quizás esta pieza les reconcilie con el mundo.
Aquello fue como una “oscilación” de “Le vide” a “Le plein” (*): Una verdadera “acumulación” de
detritus de la sociedad por venir, encapsulada en un recipiente “azul I. Klein” (o, si prefieren, “azul Tiffani’s”). Después vendría César a “comprimir” y concluiría Arman, el hijo de Antonio Fernández (*), pegándole fuego al conjunto…de tal manera que la “creación” enlazaría, de forma natural, con el “apocalipsis” y la conflagración universal.
Ussher era un
completo imbécil, que extendió la estulticia hacia atrás, como otros la
proyectaron hacia adelante. Para tales despropósitos se apoyó en el eficiente
John Lightfoot, otro majadero. De ambos se saben con certeza la fecha de su
nacimiento y muerte.
No se ha
repetido el milagro. Los Monegros siguen pareciendo una pintura blanca de
Rauschenberg (*). O un paraje venusino (*), donde llueve ácido sulfúrico y la
temperatura puede asar un cochinillo en un minuto. Un paraje arruinado por
bombas atómicas tácticas, tipo Able (*). Sigan hasta el “mar de Aragón” y deléitense con “mirando al mar (soñé)” (*). Se reconciliarán, aquí sí, con este
día tan descoyuntado.
Puesto que la
escatología nos ha hecho perder el día, acérquense al “Royal II” de Mequinenza
(la nueva) y pidan un plato de pescado frito (asegúrense que no le cuelan
ningún trozo de siluro. Ya sabrán Vds. que ese pescado, atiborrado de mercurio
y de aventuras, lo reservamos para nuestros amigos rumanos) y unos caracoles.
Estamos en uno de los centros europeos de la pesca deportiva (o no).
–Buen
hombre…tendría la bonhomía de ponerme un Dry, según receta de su paisano (¿)
Buñuel.
–Eso
está hecho. ¿Cuánto tiempo quiere que deje la ginebra frente a la botella de
Martini?
–Con
dos segundos será suficiente, gracias.
Tal
día como hoy, del año 1978, se repitió la escena,
mil veces repetida, de recibir el palio y el “anillo del pescador”. Esta vez el afortunado fue el polaco Woytila,
cuyo sólo nombre pone los pelos de punta. Por donde pisó, no creció la hierba…
¡y sigue sin crecer!
Doy por sabido
lo del “palio”. Pero permítanme que
me extienda en lo del “anillo del pescador”, el “anulum pescatorum”: Ese anillo que los prohombres babean e
infectan. ¡Así me mataran que no besaría ese aro! Ni el Pilar de Zaragoza, ni
la mano de Santiago.
Se trata de una tradición que se remonta, como mínimo, al siglo XIII. El anillo de oro recoge la figura de san Pedro pescando esforzadamente y bordeado con el nombre del pontífice de turno. El anillo se pone en el dudoso dedo gallináceo del “infalible”. Cuando muere, se le retira, se rompe con un martillo de plata y marfil, se funde y se vuelve a fabricar el siguiente. El papa no está oficialmente muerto hasta que el camarlengo (el dueño del negocio) golpee tres veces con martillo de plata en la frente cerúlea del presunto finado, al tiempo que lo llama por su nombre de pila. Si ese nombre no remueve el lodo de su infancia… ¡Está muerto! Desde Juan XXIII la costumbre se ha desvanecido “euridicianamente”. El médico también interviene. Es como en la matanza del cerdo. Es necesaria la certificación del veterinario. Cuando se retiró el último, de cuyo nombre no puedo (ni quiero) acordarme, se inutilizó el anillo, pero no se fundió. El papa Francisco, dando ejemplo de austeridad, lo quiso de plata (“¡¡argentum!!”… ¿me siguen?). Así que Paquito lleva un anillo que, contra toda costumbre, no es de oro.
Lo de las “sandalias del pescador” es otra
historia.
–¿Qué
tenemos de pescado?
–“Lubina
negra” del pantano, salmonetes, boquerones, lenguado…
–¡Póngame
dos huevos fritos con patatas y una de Cariñena!
–¿No
quiere probar la “lubina atrabiliaria”?
–No.
¡Gracias!
–Hace
Vd. bien.
No tengan prisa.
El día ya está perdido. Disfruten de los aguardientes y de Brassens (*) que
este eficiente y amable restaurador ha tenido a bien poner (¡¡): “Les copains d’abord”. La humildad, simplicidad y hermosura de los huevos fritos
llevadas a la canción.
Un trueno hace temblar la cristalería y funde los plomos. El gentil y veraz camarero saca velas y, para contrarrestar el inconveniente, ceniceros para todos. Una señora protesta. Apesta a perfume-pino de seat Ibiza. ¡Ahí tiene la terraza!... ¡Que se ahogue!
¿No les recuerda
“La caída de la casa Usher”? (¿agobiada
por el peso de los infinitos adjetivos?). En cualquier momento puede aparecer
Madeline… ¡Uuuuuuh! Nuestras sombras reptan por las paredes de ladrillo visto.
Las ventanas se iluminan, como si nos estuvieran haciendo fotos desde fuera
(para acusarnos de fumar en local público). En las agitadas aguas del pantano,
se refleja, invertida y temblorosa, la sencilla silueta del establecimiento.
Por supuesto que este Usher no tiene nada que ver con el otro Ussher…pero la “aventura” bien podía haber ocurrido un
22 de octubre…”un día de otoño, triste,
oscuro, silencioso, cuando las nubes se cernían bajas y pesadas en el cielo,
crucé solo, a caballo, una región singularmente lúgubre del país”
Daremos las
gracias al sencillo y cortés camarero, dejaremos una propina a la altura y
continuaremos el viaje. Diluvia. Recuerden que tal día como hoy, del año 1895 un tren superó los topes de
la estación de Montparnasse y se precipitó sobre la vía pública… ¡¡diez metros
más abajo!! Sólo murió una infortunada mujer que atendía, por indisposición de
su marido, el kiosco de la plaza Rennes. No llegó a leer la noticia en el
periódico. Le cayó un trozo de mampostería.
Los de Bilbao,
por serlo, ya habían vivido ¡¡por dos veces!! un acontecimiento semejante. La
locomotora bajó los escalones, y a punto estuvo de tomar el baño en las, aún, cálidas aguas de la ría.
Magritte tomó nota.
Así que
¡precaución!... ”¡Gare au
Gori-i-i-i-ille!”.
Y si paran a poner gasolina, pónganse el chubasquero (¡¡) no les pase como a Cezanne (*), que una pulmonía se lo llevó p’alante. En Sant Boi, si ya su cuerpo no aguanta más, párense a dormir en el área de servicio y tómense un calvados en memoria de Althusser (*), que fue dando tumbos de psiquiátrico en psiquiátrico hasta desembocar en uno de la región de Yvelines (“¿Madeline”?) donde rindió su meticulosa y acerada alma.
¿Recuerdan Vds.
la contundente y sencilla película de Losey “Rey y Patria”, esa denuncia pétrea del mecanismo de la guerra? Pues
sepan que tal día como hoy,
fue ejecutado el cabo Arthur Hamp (Tom Courtenay, prefigurando al “solitario” Collin Smith) dejando para la
posteridad un “pietá” sobrecogedora.
La prefiero a la muy efectista (y bellísima) “Senderos de gloria”. Y creo que va un poco más allá en el
planteamiento: si en la película de Kubrick se plantea una falsa acusación para
salvar el pellejo y sus consecuencias. En la de Losey se trata de una acusación
“verdadera”, Hamp ha desertado, “ha traicionado a la patria”…Sin embargo…
Tampoco se trata de “cobardía”…como en “La roja insignia del valor”.
Ahí tienen Vds.
materia para rumiar, ayúdense de: "C’était la guerre des tranchées”
(1983) de Jacques Tardi y verán qué es eso de “fuego amigo”.
“Go
ahead...kill him...you're the only friend he has.”
Todo esto pasa
por ir a Tordesillas.