Por paradójico que parezca la NEP había sido un
giro a peor (si era posible ¡y lo era!) para la “Intelligentia”.
Incluso Trotsky la consideraba “exiliada interna y externa” e
irrelevante para Octubre. Punin respondió airado: “¿Si Ajmátova se pusiera una chaqueta de cuero y una estrella del
Ejército rojo...etc..etc?”.
Pese a todo, junto con Bujarín, defendió la
necesaria neutralidad del partido respecto de las diferentes tendencias
artísticas.
Quiso, como “guardiana”
del espíritu del tiempo, dedicarse al estudio de la historia cultural de la
Casa y su papel como núcleo espiritual
de Petrogrado (San Peterburgo, para ella). Pero eso no daba dinero y tampoco
Punin ganaba lo suficiente.
Stalin iba ganando poder y convirtiendo el Partido
en un nido de bandidos, arribistas y aprovechados. Llegó la época de la
colectivización forzosa y de la eliminación del kulaj como clase, acompañado del Realismo Socialista (que se haría
oficial unos años más tarde)...Hambre...desplazamiento de
población...deportaciones....asesinatos en masa.
En 1931, su alojamiento se convirtió en
Apartamento Comunal y se asignaron nuevos moradores (¿Recuerdan vds.“Dr. Zhivago”?). Añadir que Lev, su hijo,
se había incorporado a la Casa en el 29.
Riñas surgidas de la más completa
miseria...envidias...falta de intimidad (¡!). Ajmátova no ganó nada en la
década de los 30. Y Punin seguía ganando poco. A pesar de todas estas
condiciones, Ajmátova se refería a los primeros años de la década como “los
años vegetarianos. Tras el asesinato de Kirov (excusa) vendrían “los años carnívoros”.
No querremos rememorar más muertes de las
necesarias. Nos bastará con recordar que de los 700 asistentes al primer
Congreso de escritores de la URSS (1934) sólo pudieron repetir ¡50!.
Todos morían a su alrededor....sus íntimos
amigos...¡Todos! (menos el turbio Ehreburg).
En Octubre del 35 vinieron a por Lev y a por
Punin: exceso de confianza.(.. espías...el poema de Ossip M. sobre Stalin).
Punin moriría en un campo en 1938. Lev, de momento, tuvo mejor suerte gracias a
la intervención de Pasternack (¿). La vigilancia (visible e invisible) aumentó.
El arresto definitivo llegó en el 38: 8 meses de torturas en Kresty y años de
trabajos forzados en el innombrable canal del mar Blanco (¡vaya historia esta
del canal!). Imaginaremos las colas de madres rodeando el siniestro muro de
Kresty y contemplando el Neva.
“Me
retorcía las manos.
¿Cómo
puedes mirar el Neva?
Todo me
ha sido robado”.
Fue entonces cuando Ajmátova se convirtió en la
voz de los sin habla, en “la boca por la
que hablan cien millones”.
--Y...esto
¿Puede describirlo?. Así se le dirigió una madre de torturado que guardaba su
desolado turno frente a la cárcel de kresny.
--¡Puedo!
Fue la chispa: de ahí surgiría su inmortal “Réquiem”.
“Ningún
cielo extranjero me protegía
ningún
ala extraña escudaba mi rostro,
me erguí
como testigo de un destino común, superviviente de ese tiempo, de ese lugar.”
(...)
“esta
mujer está enferma hasta la médula
esta
mujer está completamente sóla
con el
marido muerto, y el hijo detenido
en
prisión. Ruega por mí. Ruega”
Su voz era la de todas las mujeres.
Por entonces llegó Prokofiev. ¡No pudo escoger
mejor momento!...Eran los días de la primera andanada contra el “Formalismo” y del apogeo del “Gran Terror”. Sin embargo, inocente e
infantil como era no tuvo (muchos) problemas para adaptarse a los deseos
estéticos imperantes. En Moscú colaboró con Eisenstein y se le fue abriendo el
camino. Había en su música, sin embargo, una doblez que no pasaba
desapercibida, tan pronto creaba una música heroica (Alexander Nevsky) como
cosas intimistas e intranscendentes. ¿No puede interpretarse ese ejercicio
infantil: “Pedro y el Lobo”, en clave
“Gran Terror”?.
Algo parecido ocurría con Shostakovich. ¿No
parecía sonar en su 5ª sinfonía el canto fúnebre de la 1ª de Mahler y que fue
ovacionada durante media hora en pleno año 37? ¿A cuento de qué esa ambigüedad
y ese juego?. Estuvieron en la cuerda floja....
Volveremos a toda leche por el puente que hemos
venido y nos dirigiremos en dirección hacia la parada del 213. Chubasquero al
aire como un personaje de Biely.
¡Acordarme de comprar la budionovka para el perro! Nos detendremos en el
Palacio de Invierno-Ermitage y tomaremos (¡!) 10cl. de cilandro de un trago.
¡Que se joda el alma! ¡que se repita la historia en nuestras cabezas! ¡Que
tenga la oportunidad de corregirse, de arrepentirse! Nos permitiremos por un
momento recrearnos en la ilusión de la revolución pensada y corregida...¡Como
si la cosa no fuera con nosotros!...Frío intenso... Viento del Mar Blanco...las
islas se van difuminando entre la niebla.
Pobre Ajmátova (¡pobres todos!). la súplica (¡!)
que envió a Stalin tras la detención de
sus seres queridos, pareció surtir efecto: se le dio una pequeña y única beca y
se le otorgó una mínima pensión mensual. Sus libros (expurgados) volvían a
publicarse. Su nombre iba de boca en boca. Se fue convirtiendo en la voz de los
sin voz, en la conciencia de Petrogrado. Ella seguía haciendo cola ante la
prisión maldita.
El “Gran
Terror” continuaba su curso. Y se
acercaba el momento de la gran verdad.
Por entonces sufrió su primer infarto.
El pacto de no agresión (¡!) fue el disparo de
salida. El comienzo de la Guerra Patriótica coincidió con el sesenta
aniversario de Stalin y con un reforzamiento general del espíritu nacional. Muchos
presos y deportados fueron liberados para...¡Combatir!. También Lev Gumilov.
Fue la apoteosis del stalinismo y de su maquinaria propagandística. Y para
muchos “un periodo de vitalidad y en ese
sentido una restauración ilimitada y
feliz del sentido compartido de comunidad” (Pasternak)…
que se revelaría como un paréntesis.
¡Shostakovich! (objeto principal de la primera
campaña contra el “Formalismo”)
recibió el primer premio Stalin de Música
Eisenstein (“Alexander
Nevski”, música de Prokofiev) también recibió el suyo. Prokofiev había
compuesto la “Cantata por el 20
aniversario de Octubre” y “Hail”
para el 60 aniversario de Stalin... También esperaba algo...
Pasaremos por la estatua ecuestre de Pedro.
Pensaremos en la ausencia de piedra natural en la región y en la mole que
soporta la cabalgadura...(y ¡en los sufrimientos correspondientes! ). Noches
locas de Pedro cabalgando el enloquecido caballo, por las brumosas calles de
San Peterburgo. ¡Peterburgo!
El sitio de la ciudad (ahora Leningrado) empezó el
16 de Septiembre de 1941 y duró ¡900 días!
Ajmátova se apuntó en la “Defensa Civil de Leningrado”. Hasta tal punto era considerada la
conciencia de la ciudad, la defensora de las madres huérfanas de hijos y
maridos, que se le pidió que diera un discurso para levantar los ánimos.
Incluso Zhdanov (¡!) dio su consentimiento. Su estado de salud obligó a que el
discurso fuese retransmitido desde “La
Casa de la Fuente” (¡!).
(...)
“No, una ciudad que ha engendrado mujeres como estas no puede ser conquistada”.
Era el mismo tono que había empleado Trotsky en la
defensa de Petrogrado en los lejanos años de la guerra civil.
En esa retransmisión también intervino
Shostakovich que, por entonces estaba componiendo su 7ª sinfonía, llamada “Leningrado”.
Por entonces (1942) hasta Pravda publicaba los
versos de Ajmátova:
“La hora
del valor marcan nuestros relojes
y el
valor no nos abandonará”
Y el Himno de Alexander Nevsky de Prokofiev sonaba
por todas partes:
“¡¡Levántate
pueblo ruso, para la gloriosa batalla, la batalla mortal!!”
En esos mismos momentos (5 de marzo del mismo
año), Jünger, nazi ocupante en Francia, anotaba en su diario: “Un pollito que me había enviado desde Aint
Michel la buena de la señora Richardet, me lo cené ayer en compañía de la
Doctoresse...”
Cuando el cerco se estrechó, Ajmátova fue evacuada
a Tashkent, y Shostakovich a la actual Samara, donde acabaría la 7ª sinfonía: “A la ciudad de Leningrado”.
Fue estrenada allí tal día como hoy, 5 de marzo,
de 1942. Interpretada por la Orquesta del teatro Bolshoi, evacuada también a
esa ciudad y dirigida por el compositor. Fue retransmitida a toda la URSS. “Triunfo final de la humanidad y de la luz”.
Días más tarde se estrenó en Moscú. Un ataque
aéreo alemán añadió dramatismo y significado a la escena.
El 9 de Agosto fue estrenada, por una orquesta
menguada, en Leningrado en la Gran (y bombardeada) Sala Filarmónica. Unos
potentes altavoces extendieron la música por toda la ciudad....
Intentaremos imaginar y no podremos.
Sólo podremos imaginar la rabia de Hitler que ya
había señalado ¡ese mismo día! para el fastuoso banquete que festejaría, en el
Astoria, la caída de la ciudad. ¡¡Leningrado!!
Cogeremos el
213 que nos depositará en Pulkovo. ¡Hostia la buidonovka del perro!...
El avión, de Turkisch Air Line, saldrá a las 8 menos cinco. En estos momentos
serán las 6 tocadas.. Tendremos dos horas por delante para lucir nuestra gorra
y nuestra melopea.
En previsión de que el aparato no admita líquidos,
los ingeriremos antes. ¡Rayos X!
Nos subirán en volandas y bajaremos, ya repuestos,
en el aeropuerto de Estambul para una breve escala de 23 horas y 35 minutos...
La himnopedia habrá hecho efecto: “¡Levántate pueblo ruso...!” ¡¡Paso a la
Caballería Roja!!. Haremos lo que no hicimos la otra vez: tomaremos un taxi que
nos lleve, Avenida Kennedy adelante, hasta el Cuerno de Oro. Allí, sentados en
un malecón, como ante el Neva, seguiremos y concluiremos.
Cuando, FINALMENTE, Ajmátova volvió a Leningrado
(1944). La ciudad estaba en ruinas. Conservaba la esperanza de encontrarse con
el amante que la consolara cuando la detención de Lev y la muerte de Puni y su
primer infarto. La esperaba en la estación ...¡Pero estaba loco!...”He visto cosas que
vosotros...etc..etc...” médico como era, había presenciado de todo (además
de lo público): canibalismo...morir de hambre en la calle (como su esposa)...
morir de frío...enloquecer de repente y arrojarse al Neva...
Una ciudad de insomnes.
¡La casa de la Fuente!...estaba casi en
ruinas...sin agua ni luz eléctrica, reventadas las cúpulas y con grietas del
tamaño de ratas grandes.
“Brindo
por la casa destruída (...) por la vida terrible”
Su hijo Lev, acabado el combate, volvió con ella.
Parecía el comienzo de una época solamente triste. ¡Nuevo espejismo!
Tal día como hoy, 5 de marzo del año 1945,
Churchill, invitado por Truman a una conferencia en su país natal, Missouri,
declaró: “Desde Stettin en el Báltico
hasta Trieste en el Adriático, un telón de acero ha descendido sobre el
continente” (Eh). ¡Y se armó Troya!
Inmediatamente Stalin tomó nota y reforzó el
control. Para Ajmátova fue el comienzo de otro final.
Por entonces, tuvo lugar la entrevista-noche de I.
Berlín y el reforzamiento de la vigilancia...En palabras de Stalin: “Así que ahora nuestra monja recibe a espías
extranjeros”...
Todos los rotos de la metralla fueron rellenados
con micrófonos y mecanismos varios. Le retiraron la cartilla de racionamiento o
sea que le concedieron graciosamente ¡la muerte!.
Su hijo volvió a ser detenido, torturado y
condenado a 10 años en campos de concentración.
Ajmátova enfermó y, en su enfermedad, llegó a
escribir un poema-súplica en honor a Stalin (que retiró en la edición de sus
obras completas).
Inmediatamente (1946) empezó “el reinado de Zhadov” (Zhadovkina:
algo así como escabechina). Una nueva andanada contra el “formalismo”: Ajmátova, Shostakovich, Prokofiev....¡en peligro!.
Los músicos hicieron lo que pudieron para estar a
la altura.
“La
variedad de su poesía es tan limitada que parece una persona azotada por la
pobreza” (...) “Es el retrato de una damita frenética que pasa bruscamente del
tocador a la capilla (...) medio monja, medio ramera, o más bien monja-ramera
que mezcla el pecado con la oración” (Zhanov)....¿Qué les parece?
“Si nuestra
juventud hubiera leído a Ajmátova y hubiera sido educada e semejante ambiente
¿Qué habría ocurrido en la Gran guerra patriótica” (Stalin).
¡Hasta Ossip Mandelshtan, a punto de ser torturado
hasta morir, escribió (quizás para que se olvidaran de su famoso y antiguo
“poemita”) una “Oda a Stalin”.! Ajmátova hizo lo que pudo para
salvar a su hijo que no quedaría libre hasta dos años después de la muerte de
Stalin.
La desestanilización relativa, le permitieron unos año de tranquilidad y de
tranquila soledad..¡Todos muertos!
Su hijo fue liberado en el 56 (tres años después
de la muerte de Stalin y se convirtió en un prestigioso historiador y no sé que
más...¡fascista inofensivo! (¿es posible?).
Ajmátova fue añadiendo poemas a su obra maestra “Poemas sin héroe” , un réquiem para aquellos que murieron en
Leningrado...y un canto de resurrección.
Murió el tal día como hoy del año
1966 en una clínica de reposo de Moscú. La funeraria de la ex Casa de Caridad
Sheremetev lucía en el frontispicio el mismo lema que la “Casa de la fuente”: “Deus
conservat Omnia!.
En Leningrado miles de personas siguieron, dentro
y fuera de la Iglesia de San Nicolás, el funeral por aquella que había hablado
por ellos...que estuvo con su pueblo “allí
donde mi pueblo, por desgracia
estaba”.
El cortejo fúnebre, de camino al cementerio de
Komarovo, hizo una parada en la Casa de la Fuente.
“Mi
camino, en cambio, no es ni recto ni curvo,
llevo
conmigo el infortunio,
Voy hacia
nunca, hacia ninguna parte
Como un
tren sobre el abismo!
Tres años antes (5 de marzo de 1953) había muerto
Stalin de forma ignominiosa.
El féretro de Prokofiev, muerto el mismo día, iba
adornado con una rama de pino. Stalin había acaparado todas las flores de
Leningrado.
El arcángel San Gabriel nos recogerá amoroso de la
orilla del Bósforo y nos depositará como una flor muerta en el vuelo
correspondiente.
A Barcelona llegaremos cuando dios, y su corte
celestial, quieran.
“Y la
locura levanta su ala
para
cubrir la mitad de mi alma”...
El planeta menor 3067, descubierto en 1982, lleva
el nombre de Ajmátova.