Hay días que debieran desaparecer del calendario…atraen desgracias sobre
ellos, exigen mucha espirituosidad. Así que, para empezar, ¡a su (de vds,)
salud!: un vaso de Calvados… ¡no estoy seguro, sin embargo, de poder soportar
tanta fetidez!
Tal día como hoy, del año 1793, la cabeza de Charlotte Corday, tras
rebotar en las tablas, ocupó su lugar en la cesta ocre de los guillotinados.
El 10 de agosto de 1792, Luis XVI había sido depuesto y encarcelado en la
Tour du Temple. Sus partidarios
fueron guillotinados en masa. Marat (cordelier y jacobino) se alegra y exige
coherencia revolucionaria. Los diputados Girondinos son excluidos de la
Convención y se retiran (provisionalmente) a Caën (Calvados) y allí, aparte de
pimplar jugo fermentado y destilado de manzanas, se reúnen en el Hôtel de
L’Intendance… ¡justo en frente de la casa de la tía de la Corday!...Charlotte
asiste a sus reuniones y se entera de las masacres y de la alegría desaforada
del “amigo del pueblo”. Decide vengarse
a la manera tradicional de la familia (Corneille): montando una Tragedia de
altura, en la que ella sería la heroína que daría la vida por la patria…La
nueva Judith: La Historia reconocería su valor y la eficacia de su acción… ¡Ni
más ni menos!...
Sus presentimientos, todavía informes, se formulan claramente con la
ejecución del monarca (21 de enero de 1793): ¡Acabar con Marat!
Con los primeros calores abandona Caen en dirección a París. Se hospeda
en el desaparecido Hôtel de la Providence (19 de rue des Vieux Agustines. Hoy,
14 de la rue Hérold)… ¡Que la providencia te guarde, Charlotte…!
Las mujeres cuando atentan (¡como les dije!) son implacables…Acabada la
venganza no dirigen el arma contra su cráneo ni hunden el filo en sus partes
blandas. ¡Matan y se quedan descansando!...Como, por otra parte, debiera ser… ¡ya
que racionales!... Para completar este pensamiento, lean vds. el trayecto de
“ZHELEZNODORÓZHNAIA a CHÓRNOE” ("Moscú Petuchkin". Eroféiev).
Su deseo ha tomado forma mayestática: Acabará con Marat ante los miembros
de la Covención…proclamará la iniquidad de la víctima y lamerá el filo
sangrante de un vulgar cuchillo de cocina
(que habrá comprado en “Chez Badin”, 177 de las actuales Galerias de
Valois…actualmente ¡¡Ministerio de cultura!!…También Verlaine compró su arma en
unas galerías…hurtándose a la curiosidad
de las calles abiertas)
Y elevará los brazos al cielo, indicando que la justicia definitiva no
pertenece a los hombres.
Permítanme que me sirva otros 30 cl. de calvados… ¡por su (de ella) mala suerte!...
Y es que Marat no asistía a las reuniones de la Convención…una asquerosa
afección de la piel le obligaba a pasar la mayor parte del día sumergido en una
bañera de agua sulfurosa. Allí confeccionaba listas de guillotinables y se
frotaba con ásperas piedras y espátulas de pintor.
Marat (¡médico cúrate a ti mismo!), especialista en gonorrea, abandonó su
profesión para dedicarse, en cuerpo (¿) y alma(¿) a la revolución. Antes de que
ésta estallara, se había distinguido por sus ataques contundentes contra “viejas pelucas” (incluido
LaFayette). Para librarse de la revancha se escondió en las Catacumbas de
Denfert-Rochereau (habilitadas como tales en 1786) y allí enganchó, entre
restos pútridos, la enfermedad cutánea.
Los cementerios de París estaban saturados…sobre todo el de los “Inocentes”. El tufo cortaba la
leche…pudría los alimentos en minutos…la gente enfermaba del cuerpo y del alma
(¿). Las masas, apestadas, exigieron una solución. La solución fue el traslado
de los restos de millones de muertos a las antiguas galerías (minas) de
Montparnasse (8 euros la entrada… dos kilómetros (de los 300 existentes)
visitables…¡vayan con tiempo…los morbosos hacen cola desde las tres de la
mañana…¡llévense una petaca de Calvados!).
El traslado (nocturno) de los restos duró años (¡¡)
En ese lugar infame, insalubre, maldito, fétido, siniestro, fangoso,
atravesado de fuegos fatuos…se construyó el primer mercado central de París…
que con el tiempo se convertiría en Les
Halles. A la antigua y “legítima” fetidez se le unió la nueva fetidez de
los alimentos destinados a las clases populares…podredumbre sobre podredumbre…
“Fue aquí, en el lugar más maloliente
de todo el reino, donde nació el 17 de julio de 1738 Jean- Baptiste Grenouille.
Era uno de los días más calurosos del año.” Esa rana será
devorada, por amor, por dentaduras humanas. (“El
perfume”).
Recordarán vds. que Nadar fue el primero en fotografiar ese Hades…en una
catábasis de la que no salió ileso.
A lo que iba… Marat no asistía a las reuniones de la Convención y tenía
restringidas las visitas para intentar esquivar las contundentes amenazas.
La Corday, joven y hermosa, (frustada)
averiguó la dirección del periodista (rue Cordelier,20. Actualmente: 20 de rue
de l’École de Medecine…en alguna parte de la actual Universidad de Descartes) y
consiguió franquear la entrada con la excusa de denunciar a girondinos de
envergadura….no sin mediar una agria disputa con el ama de llaves del inminente
cadáver.
Lo que vio y olió casi le hace vomitar: huevos podridos y un pobre
sufriente rascándose como un poseso…anotando cosas en papeles mojados (David se
encargará de corregir la realidad)…Pese a todo, se repuso y “la indignación que tenía en mi corazón me
mostró el camino del suyo”. Marat
escribía a la Convención algo contra los Borbones…
Era verano, hacía calor…así que no podía llevar el cuchillo en los
manguitos…lo llevaría en las ligas, pegado a su fresca carne…o en su seno,
según Lamartine… (¿Ven vds. la utilidad de los controles aeroportuarios?)… Superó
el asco, y tras balbucear cualquier cosa, ¡clavó el utensilio un poco por
debajo de la clavícula derecha!...¡O en el corazón! (según Lamartine).
…¡A mí, mujer querida!” … su cuerpo se deslizó hacia la sima
y desapareció a borbotones.
El agua de la bañera se tiñó de rojo y un olor dulzón se mezcló con el
azufre. Por cierto la bañera pueden contemplarla vds. en el museo Grévin, junto
al bar del mismo nombre (donde podrán tomar un calvados…¡maratoniano!).
Si siguen vds. hacia el boulevard Hausmann, tras pasar la calle Druot, se encontrarán, a la derecha, con la rue (del Teniente Coronel) Chauchat. Sí, sí…el mismísimo diseñador del Fusil-Mitrailleur Mle 1915 CSRE (Gladiator), que tanto éxito tuvo en la Gran Guerra; en realidad estaba fuertemente inspirado en Remington Model 8… ¡Imaginen vds. un Gladiator en lugar de un vulgar cuchillo de pelar cebollas!
Sigan en la misma dirección y se encontraran con rue Le Peletier. Aquel que murió atravesado mientras cenaba una fatal sopa de cebolla.
David entrenó sus pinceles y su sentido de la composición con este
protomártir…con Marat depuraría la concepción.
Fue inmediatamente detenida y, con prisas (para evitar su linchamiento) conducida
a la prisión de l’Abbaye (¡nos suena!) y de ahí, transferida a la Conciergerie (Mª Antonieta). Con las
mismas prisas enterraron a Marat, cuya carne se descomponía por su especial
naturaleza y por el calor.
Entre sus ropas encontraron, descuartizada, una llamada al levantamiento
de Francia contra los de la “Montaña”… Un gendarme introdujo entre sus ropas un
ejemplar de “el guardián entre el centeno” (publicado ayer del
año 1951) para echar más leña al fuego.
El Terror se convirtió en Gran Terror…(¿Recuerdan el caso de Lenin?).
“L’Abbaye” (derruida en 1854 para trazar el
Boul. Saint Germaine) se encontraba más o menos, entre el 166 (un bar que se
cree especialista en Ron) y el 168 (una croisanteria) (y el irónico pasage que los separa: ¡¡de la Petit Boucherie!!). Haremos honor y pediremos un croissant y, después lo encharcaremos con
ron Negrita (¿no se dicen
especialistas en rones?).
Fue llevada de urgencia ante el Tribunal Revolucionario (se hallaría
dentro del actual Tribunal de Grande Instance, casi colindante con
la Conciergerie) que dictaminó, como
era de esperar: ¡Muerte en la guillotina!
Sabrán vds. de la existencia en Francia de “Salas de los Pasos Perdidos” por doquiera que vayan…Su origen tiene
que ver con esta historia: Los Girondinos
esperaban en una sala las sentencias (siempre las mismas) que fluían del
Tribunal Revolucionario. Esperaban impacientes…nerviosos…frenéticos pasos
perdidos. Pasos inútiles… ¡Como si esperaran hijos!
El último deseo de la desgraciada fue, para confirmar su proyecto
histórico y su hambre de posteridad, que le hicieran un retrato en la
celda…Cuando el verdugo entró para subirla al carro de los condenados, el
pintor estaba dando los últimos toques a esa parte delicada del cuello que
sería perfilada por la cuchilla.
Se le puso la camisa roja de los asesinos, se le ataron las manos a la
espalda, la subieron al carro, cruzaron el Pont Neuf y se dirigieron hacia la Plaza
de la Revolución (Vendôme… precisamente donde David escenificó la muerte de Le Peletier).
A lo largo de todo el trayecto las masas rugían y cantaban (los intelectuales) “Ça irà”…los más, entonaban cantos de taberna o, directamente, aullidos de lobo y risas de hiena. Lo cortés no debe NUNCA quitar lo valiente. Hacía calor (ya lo he dicho) y un presagioso bochorno rápidamente se tornó en tormenta de verano: Lluvia, truenos…ráfagas violentas de viento… agitaban los hermosos cabellos de la homicida. Sus ropas praxitelearon... añadiendo sensualidad a su hermana: ¡la muerte!
Las “golosas de la guillotina” la insultaban por motivos que no venían al
caso: ¡puta!, en vez de traidora…¡Guarra!, en lugar de monárquica…¡Perra!, donde deberían haber gritado “¡contrarrevolucionaria!”.
El cortejo pasaba el puente y las embarradas calles como un paso de
Semana Santa. Su hermosura era comparable a la de la Macarena o a la de la
Virgen de los Dolores. Su dignidad, superior. No se sabía si se contemplaba un
apoteosis o un suplicio.
Cuando la comitiva entraba en la plaza dejó de llover y un diluido rayo
de sol, amarillo trigo, se perdió en sus cabellos y no pudo salir…Parecía una
santa con su aura y todo… ¡la muy traidora!...¡Santa Traidora de Caën!...¡A tu
salud otros 30 cl. de calvados!
Palideció al ver el cadalso…volvió a palidecer cuando empezó a subir los
resbaladizos escalones. Ambas veces resolvió la palidez con una sonrisa
pudorosa. Ante la proximidad del chasquido definitivo, la gente callaba como
amontonando fuerzas para el aullido final. Sin ayuda de nadie, introdujo la
cabeza por la horrenda abertura y la cuchilla hizo el resto. La cabeza rebotó
con un ruido de plomo afelpado. Un
ayudante del verdugo agarró la cabeza
por los pelos y así, metafísicamente, le dio dos bofetadas (una por mejilla). Y
¡admírense vds.!...la cabeza enrojeció…se sonrojó de vergüenza post mortem. No
se sonrojaron las mejillas afectadas…¡No!...se sonrojó la frente, la barbilla,
las orejas…¡Toda la cabeza!...¡el aura desapareció!...y una corneja
sobrevoló el cielo cuadrado de Vendôme.
El aspirante a verdugo quiso castigar por su cuenta la villanía de la
ciudadana Corday. El Estado le cortaba la cabeza y él, Legros, le endiñaban un
par de hostias a título particular…sin respetar la condición de muerto de la
muerta.
¡Pero no está muerta!...
Alejandro Dumas, padre: “La
bofetada a Charlotte Corday”:
“Ah, pues! Se nota que vd. no ve la
cesta cuando están todos juntos, que no los ve mover los ojos, chirriar los
dientes durante cinco minutos después de la ejecución. Nos vemos obligados a
cambiar de cesta cada tres meses, hasta tal punto destrozan el fondo con los
dientes. Es un montón de cabezas de aristócratas, ¿sabe?...que no quieren
decidirse a morir, y no me extrañaría nada que un día alguna de ellas se
pusiera a gritar:”¡Viva el rey!”
Todo esto es confirmado por Michelet.
David, jacobino y amigo del difunto, convirtió en concepto lo que no fue
sino una secuencia de sucias impresiones. Convirtió en emblema (nueva “Piedad”) lo que fue un revoltijo de
gritos y de juegos de agua. Pasó la escena por el cedazo del Neoclasicismo. La
burguesía triunfante necesitaba un arte que la representara frente al rococó de
los zánganos aristócratas…y lo encontró en la digna ortogonalidad y limpieza,
tanto plástica como ética: Dibujo esmerado, líneas limpias, colores vivos y
planos, fondos desnudos y valores republicanos extraídos de los antiguos: la
pluma y la espada (cuchillo)…
El Marat de David escribe una carta (¿) a la Corday. El pintor había
visitado a Marat el día anterior y, pese al esencialismo de la obra, los
detalles son verdaderos: la sábana, la cubierta verde, los papeles, la pluma…la
tabla sobre la que escribía…¡Pero ni rastro de la soriasis, o lo que
fuera!...¡Ni rastro de la viruela!...
El éxito de David estuvo unido al de sus amigos. Termidor lo hundió.
Resurgió con Napoleón y volvió a hundirse, esta vez de forma definitiva, con el
hundimiento del Emperador.
El cuadro original (pues se hicieron versiones propagandísiticasy también
en honor de Charlotte) pueden vds. verlo en “Los
Museos reales de Bellas Artes” de
Bruselas, institución a la que fue donada por los herederos…David murió,
exilado, en Bruselas. Precisamente donde murió Baudelaire (aunque falleciera en la clínica del
Dr. Duval, en París).
El cuadro “desapareció”…hasta que
en 1846, en un famoso artículo, Baudelaire lo convirtió en objeto de interés y
de “culto”.
Y hablando de Baudelaire, recordar que tal día como hoy, del año 1857,
tras una feroz campaña de “Le Figaro”
y otras fuerzas vivas, el fiscal general dio su conformidad (¡estaba deseando!)
a la Dirección de la Seguridad Pública para que se retirara de la circulación
todos los ejemplares de “Las flores del
mal”. “Madamme Bovary” (“esa repelente novela es un libro de piedad comparada con la de Baudelaire” (Firmado:
Z.Z.Z.)
Flaubert salió indemne…
La cosa acabaría en un juicio y una fuerte multa y, finalmente a su
“exilio” en Bruselas, la ciudad más siniestra del orbe.
…Y Mersault (*) le pega un tiro a
un árabe y culpa al sofocante calor…¡Díganme vds. si todo esto se puede
aguantar sin soplarse otros 30 cl. de calvados o una botella de Saint Agustin de los Monts du Tessalah
(Orán, Argelia).