El consenso no abunda. Sin embargo nadie
discute que la sesión de grabación del 26 de noviembre de 1945, primera de
Charlie Parker como jefe de filas, para el sello Savoy, en Nueva York,
constituye la sesión inaugural del “Be-bop”:
“La más grande sesión de grabación de la historia del jazz moderno”.
No importa que lo afirmara la propia
discográfica.
La guerra había movilizado a gran cantidad de
músicos “mayores” y una nueva
generación se hizo cargo de la cosa. Ya no eran posibles las grandes
formaciones ni, en consecuencia, el sonido que desprendían. En su lugar grupos
pequeños, locales reducidos, y una voluntad decidida de resistencia a la
esterilización de la música negra por
parte de las grandes compañías…
La sesión fue caótica. Bird estropeó su caña;
Miles se echó una siestecita en el suelo; Monk no apareció…una trifulca lo
retuvo; Argonne Thornton (Sadim Hakim), sustituto de Monk, fue, a su vez,
apartado bruscamente por no poseer el carnet sindical de N. York (pero antes
tuvo tiempo de marcarse una brillante improvisación en “Trivin’ for a Riff”).
Dizzy tocando la trompeta y el piano. Davis, con 19 años, aún inseguro, pero
emocionante…
Vamos como si estuvieran grabando “La leyenda del tiempo”.
Completaba el grupo Max Roach, a la batería y
Curley Russel, al contrabajo.
Nos quedamos sin la abstracta delicadeza de
Monk, sin sus vacíos, abiertos a la demiurgia de Parker. Pero “Dizzy”, intentó un toque esquemático,
mínimo, abstracto… ¡y lo consiguió!
“Ko-ko”, cerró la sesión. Hicieron dos tomas. La primera fue interrumpida por los técnicos que reconocieron una “versión” demasiado textual de “Cheyenne” de Ray Noble. Parker había desentrañado su progresión armónica en todas las tonalidades improvisando sobre ella hasta la extenuación. La segunda toma sumerge la estructura armónica de “Cheyenne” en una oleada frenética, desbocada…hasta hacerla desvanecer euridicianamente.
Observen
vds. que cuando suena la trompeta no se oye el piano y viceversa: ¡“Dizzy” no podía tocar los dos instrumentos
a la vez! ¿Y el esquivo Miles Davis?: o bien estaba
demasiado verde o bien había abandonado el estudio, indignado por el trato
dispensado a Sadim Hakin.
La
batería crepitando bajo las llamas heracliteanas de Parker.
Creo
que los dos solos de Parker y el solo de Max Roach, tuvieron como finalidad
secundaria darle tiempo a “Dizzy”
para dejar un instrumento y coger el otro.
“Ko-Ko” es una definición ostensiva del “Be- Bop”: alejamiento de la intuición,
de las cadencias, introducción de ritmos inesperados y armonías
desconocidas. Hundimiento del aspecto
melódico y del fraseo “vocal” de los
instrumentos. Frialdad cortante. Solos que encuentran compañía por obra y
gracia del “Espirituoso Santo”.
Búsqueda consciente de “negritud…
En 2002 la Biblioteca del Congreso incluyó esta
grabación de “Ko-Ko”, en el Registro
Nacional de Grabaciones. Actualmente hay 350 registros, que
incluyen una copia del famoso discurso de Martin Luther King "I Have a Dream" y grabaciones del
último miembro de de la tribu indígena Yahi,
de California, entre 1911 y 1914.
Ahora sólo me falta el carajillo para templar los nervios. Intento
tomarlo sin que se derrame. Lo consigo a medias: el 50% de Terry…el otro 50%,
resignado, se derrama sobre el silestone. Agitado como rabo de lagartija, sin
lagartija; como cocainómano, aspiro a preparar mi tostadita con aceite y
orégano griegos…Consigo llevármela a la boca. Los dientes funcionan solos. Como
cuando no puedes, por el frío intenso, detenerlos…o por el terror. O como
cuando acabas de oír “Ko-Ko”: En la “frontera” de lo ejecutable.
Así que me perdonarán pero, por necesidad fisiológica, que suene “La frontera de dios” de Regino Sainz de la Maza (*) ¡y que sea lo que dios
quiera!...continuará ”La Niña de los peines”(*)…que «Jugaba con su voz de sombra, con su
voz de estaño fundido, con su voz cubierta de musgo»
(García Lorca).
Sosegado con la hermosísima voz de la Pavón, “Patrimonio sonoro” de Andalucía, puedo dedicarme a otras rememoraciones.
Tal día como hoy, del año 1862, Charles L. Dodgson envía un manuscrito a la niña Alicia Liddell:
“¡Alicia! Recibe este cuento infantil
Y deposítalo con mano amable
Allí donde descansan los sueños de la
niñez
Entrelazados en mística guirnalda de
la Memoria
Como las flores ya marchitas
Ofrenda de un peregrino
Que las recogiera en una lejana
tierra”
Alicia lo leyó, y le gustó mucho;
su padre lo leyó y empezó a zumbarle una mosca en la oreja izquierda.
Fue Henry Kingsley, recién vuelto de Australia de buscar oro y trabajar en la
policía montada de Melbourne, tomando té
con pastas en casa de los Liddell quien recayó en la calidad de la
obrita y recomendó su publicación. Así
se hizo, a expensas del clérigo.
Aquel fue un plácido paseo vespertino por el Támesis. Nada que ver con el
cruce del río Berézina (*) por la “Grande Armée”. Allí acabó la aventura
rusa de Napoleón y empezó el declinar de su poderío. A los pocos supervivientes
se les afectó el hipocampo y sufrieron amnesias anterógradas; todo su encogido
cerebro estaba ocupado por una extraña palabra: “Berézina”, de la familia de
las benzodiacepinas. Al poco tiempo la palabra se convirtió en sinónimo de “desastre”. Sin embargo, no la usen vds. pues, aunque
denota erudición, le tomarán por insensible y poco aficionado a la “grandeur”.
¿Cómo pudo Lenin reprochar, de forma tan pétrea, el gesto de Lafargue y de Laura Marx ? Habían dedicado su vida a la propagación del socialismo marxista, en pugna con las corrientes anarquistas (aunque algo de proudhoniano le quedó), llevaban años sufriendo muertes de seres queridos y alimentando la nostalgia de los tres hijos muertos. ¿Cómo puede nadie juzgar el acto soberano de quitarse la vida? ¿No reclamaba Lenin la muerte semanas antes de que le sobreviniera? La cosa suena tan ligera como los versos de Maiakovski en la muerte de Esenin. ¡Si hubiera sabido Maiakovskyi!...
Ya saben vds. que se casó con la hija mediana de Marx. Marx nunca tuvo
mucha simpatía por el “criollo”…¡Con
lo bien que lo trató en su remembranza!
Lafargue había reclamado el “derecho
a la pereza”, frente al “derecho al
trabajo”, como sólo un antillano podía hacerlo. ¿Imaginan vds. a un
prusiano reclamando un derecho semejante? ¿Imaginan a un centroeuropeo
señalando como meta de la “Revolución Social” el disfrute, el ocio creativo, la
fiesta, dormir, comer, beber…?
Hay que ser perezosos para todo, menos para la pereza.
El socialismo deberá concluir en un nuevo “País de Jauja”, en el que bastarán tres horas de trabajo
diarias. Un socialismo no productivista, basado en una reducción de
las necesidades superfluas y, en consecuencia del trabajo, ¡esa maldición bíblica! necesaria
para el mantenimiento del sistema capitalista.
Epicureísmo en estado puro.
Imitemos al mismo dios que trabajó seis días y descansó por toda la
eternidad.
Oh. “Pereza”, virtud señera, guíanos por el camino del goce; sálvanos
del sufrimiento inútil…y que no suene mañana el despertador...AMEN.
Sobre Lafargue: su papel en la formación del PSOE; sus relaciones con las
dos primeras Internacionales; su relación con Guesde; su labor en la conservación y difusión de las
obras de Marx…¡Infórmense vds. Infórmense!...
Tal día como hoy, del año 1911, Paul Lafargue y Laura Marx, pusieron fin
a su vida con una dosis masiva de ácido prúsico.
Hacía 15 años que habían podido comprar una magnífica casa en Draveil,
cerca de París. Costó 40.000 francos de la época (¡una millonada!) ¿Para qué
querían una mansión así los Lafargue?...Habían heredado los papeles de Marx y
de Engels y era preciso una espacio amplio donde trabajar en ellos. Allí se
hospedaron muchos amigos y fueron visitados por legión: Lenin y Krupuskaia, que
iban en bicicleta, Guesde, Bebel, Jaurès, Pablo Iglesias…Por lo demás, era una
forma de consuelo por los golpes del destino.
13.000 francos reunieron de la herencia de Paul y de lo que le dejó
Engels a Laura. 13.000 más les fueron prestados por el matrimonio Genevoix,
amigos parisinos (nunca reclamaron nada). Los herederos, hijos de Jenny Marx y
Longuet, y sobrinos de los finados, heredaron también la deuda. Como no pudieron mantenerla, se la vendieron
(1913) a un agricultor. Éste a un
bodeguero y el bodeguero, al “señor
Viernes”, fundador de la Asociación “Les
Amis des Hommes”, propietarios
actuales (¿).
Pueden vds. visitarla.
En la Avenida Barbusse con Marcel Linard, hay un “tabac” con la fachada pintada de azul: “Le pavillon bleu”. Si fuera verano nos sentaríamos en la recogida
terraza que tiene en la parte de atrás, pero como hace un frío que corta los
pulsos, ocuparemos una mesa junto a los ventanales. Aprovecharemos para echar
una loto, comprar tabaco y mangar el
periódico…¡por el sudoku!
-- Garçon! Es que vus avé en stiló?
-- ¿Qué va a tomar?
-- Una botella de calvados y “un
entrepà de formatge”…e en stiló.
-- Sôyez bienvenue!...et voilà le stiló!
-- Mercí!
Podríamos haber tomado algo en el “Petit
pavillon” de la Avenida Paul Lafargue…¡pero no tiene comparación!...La
única ventaja es que hace esquina con la “calle
Louis Michel”. Y cerca de “le Port
de cerises”.
…Pero ahora es tiempo de “les feuilles mortes”.
Además, la casa de Paul y Laura está en el 108 de esta calle. La casa es
espléndida, de eso no hay duda.
Paul y Laura lo tenían meditado y decidido. Escribieron cartas de
despedida y dejaron al perro a buen recaudo. El día anterior, sábado, habían
ido a París y habían entrado en un cine. Quiero suponer que al “Gaumont-Palace” de Caulencourt / Place Clichy…(Sí, sí donde ahora se encuentra el
hotel Mercure, esa horrible pieza de arquitectura “moderna” y funcional), el más grande del mundo: 5.000 espectadores.
Con precios que iban desde 0’50 céntinos a 18 francos, si cogías un palco para
cuatro encima de la Orquesta.
De perdidos al río: y tomaron un palco para cuatro. No vamos a andar con
chiquitas en la víspera: “Notre Dame de
París” acababan de estrenarla. Quasimodo y Esmeralda estremecería sus
corazones y los pondría en sintonía con lo porvenir.
Saldrían del cine con lágrimas en los ojos (¿dónde si no?) y cenarían algo
en la Place de Clichy.
Paul pidió un carajillo y Laura le recordó que no podría dormir.
-- “¡Ya lo sé!”. Respondió Lafargue.
Laura sonrió y le cogió la mano con ternura. El pacto volvía a sellarse.
Lafargue repitió. Laura le recordó que tenía que tener el pulso en condiciones.
--“¡Ya lo sé!”. Respondió Lafargue.
Y para cerrar se sopló un doble de calvados. Laura cerró los ojos sin
prisas y una olita de aire negro rímel, se
estrelló contra la copa.
--“¡Lo sabía!”. Respondió Lafargue.
Laura reflexionó un momento:
--“Si
fuera el 26 de noviembre de 1942 y estuviéramos en Nueva York, podríamos
haber visto “Casablanca” (*). ¡Lástima!”
--“¡Siempre nos quedará París!”
--“¡Siempre!”
La luna iba creciendo, como cachorrillo de astro. Volvieron en coche de
caballos. Lafargue se durmió en el acto. Y Laura temblaba como hoja de chopo.
Paul había estudiado medicina; sabía que el ácido cianhídrico es letal
como la vida. Bastan dos minutos para entrar en coma y empalmar con la muerte
definitiva. Paul besa la vena de Laura y le inyecta el veneno. Laura siente una
llama subiendo por sus venas y cómo un insecto desconocido clava el aguijón en
su cerebro. Acto seguido se clavó la jeringuilla, la misma, en la vena gorda
del brazo izquierdo. FIN.
A la mañana siguiente llegaron los reproches. Ellos ya lo sabían.
--¡Camarero, la cuenta!
--60 euros, plus le stiló et le
journal.
--Merci!...¡Que Berézina!
--¡Con dios!
Naturalmente que estoy en casa. ¡Mis Ángeles están intratables!
Dejen espacio en sus corazones y en sus mentes, órganos llamados a la
desaparición por desuso: El día 26 de noviembre del año 1966 nacieron, en
diferentes partes del universo-mundo, dos niñas iguales, morenas de ojos
marrones verdosos… tuvieron distinta suerte, aunque la misma tristísima
nostalgia por ser una, sabiéndose dos…
“La doble vida de Verónica”.
¡Ay…
Irene Jakob!
Miles Davis, separado de J. Coltrane, encuentra a Wayne Shorter, a Ron
Carter, a Herbie Handcok y al jovencísimo Tony Williams y comienza un
deslizamiento hacia el modalismo hardbob
y el free.
Sun Ra acababa de sacar Strange
Strings.
J.Coltrane moriría al año
siguiente.
Me pimplo lo que ha quedado de la botella de calvados y me marcó una “patadita” con unas bulerías de la “Niña”…¡A dormir sin cenar!
…¿y si me tocara la loto?...