(asteriscos *
remiten a efemerísticas razones)
"Peu de gens devineront combien il a fallu
etre triste pour ressusciter Carthague" (*)... Imaginen Vdes."pour
ressusciter" Dresde… ¡O Cartagena, sin ir más lejos!
1
"Billy
Pilgrim sabía que ésa sería, realmente, la forma en que iba a morir. Como
viajero de tiempo que era, había visto su propia muerte varias veces, y la
había descrito en una cinta magnetofónica. La cinta estaba guardada, con su
útima voluntad y otros valores, en una caja fuerte de Banco Nacional Mercanti y
de Crédito de Ilium.
"Yo, Billy
Pilgrim —comenzaba a cinta– moriré, he muerto y estaré muerto para siempre el 13 de febrero de 1976"
Y continuaba
diciendo que en el momento de su muerte estaría en Chicago, dirigiéndose hacia
una gran multitud para dar una conferencia sobre de tema de los platillos
volantes y de la verdadera naturaleza del tiempo." (Vonnegut:
"Matadero cinco").
(...)
"--
Cuéntame una historia, Billy, muchacho.
--Dresde fue
destruida la noche del 13 de febrero
de 1945—empezó Billy Pilgrim--. Salimos de nuestro refugio al día
siguiente..."
Acabada la
guerra, por así decir, se evidenciaron dos problemas: el primero era el
excesivo stock que había quedado en los depósitos de los aliados y el
segundo... ¡pues que era una pena que no hubieran podido probar la eficacia, en
vivo (?), de la nueva arma nuclear! La cosa se solucionó rápidamente: arrojaron
sobre Dresde y Tokio los excedentes no comercializados de armas convencionales
que, por cierto, fueron más letales, que lo que representó la solución al
segundo problema: Hirosima y Nagasaki.
Es claro que no
había ningún interés estratégico, puramente militar o logístico, obviando,
claro está, lo dicho arriba, y el deseo furioso de un finale apoteósico.
A cada habitante de Dresde, ciudad abierta, le correspondieron 42'8
metros cúbicos de escombros. En cuanto a los muertos... ¿¡quién lo
sabe?!... Aquí no hablo del resto
de las ciudades alemanas.
Las industrias
de la periferia apenas fueron afectadas.
Destrucción
total y absoluta. Millones de alemanes vagando por los campos o haciendo
guardia bajo los luceros y frente a sus ruinas. Parásitos infectos, ratas...
algo que, por definición, eran atributos de otras razas... Bueno, si alguien
quiere descripciones, ya sabe adónde acudir. Fue el punto cero de Alemania: Alemania año cero. Bastaba recoger los
restos y reconstruir con mayor furia que la empleada en su destrucción. En
realidad fue una ventaja, pues se evitaron la decadencia progresiva de sus
instalaciones y su lenta sustitución por otras a la altura de los nuevos
tiempos. Alemania renació de forma prodigiosa (?) fertilizada por incontables
(y, por supuesto, innombrables) muertos, que fueron, en gran medida, cubiertos
por la argamasa que cimentaría las nuevas ciudades.
Sebald pone el
dedo en la llaga (¿cuál de ellas?): Alemania se lanzó con furia, en cierto modo
heroica, a la reconstrucción... con la misma que, antes, se había lanzado a la
guerra. Olvidó (?) el duelo que sigue a la desgracia. No reflexionó
sobre su situación, resultado de toda una aberrante orientación histórica, y
enfrentó el futuro nuevamente como destino. Aceptó el hundimiento como
castigo bíblico necesario por una culpa casi bíblica. Nadie habló en público de
asunto. Los intelectuales de exilio interior, cuando reaparecieron,
estuvieron más preocupados en reubicarse en la nueva situación (como
antes lo habían estado por hacerlo en la antigua). Los del exterior...
¡no estaban! Las dudosas excepciones (Kasack, Nossack, Mendelssohn, Grass,
Schmitt) no vieron publicados sus lamentos hasta bastantes años después.
El olvido...
¡que retorna!
La represión
histérica... ¡que retorna!
Acompañen la meditación con el Cuarteto nº 8 de Shostakovic, que más parece la marcha funeraria pora él mismo: Banda sonora de "Cinco día y cinco noches" de Lev Arnshtam.
2
Hubo voces que
reclamaron un proceso
por crímenes de guerra.
Enchufen el esputofaif.
Oigan el llamado "Adagio de Albinoni" y acompáñenlo de
algunas imágenes del hecho: Música lastimosa que añade estupor (y
embotamiento), como si la cosa fuera, únicamente, digna de lástima. ¿Por qué
Giazotto afirmó que había encontrado, precisamente en Dresde, los despojos de
una partitura de Albinoni? ¿Fue la destrucción de la ciudad la fuente de
inspiración?
Giazotto no era
conocido como músico, aunque sí como crítico, estudioso y erudito musical. Dijo
encontrar en las ruinas, aún humeantes, de la Biblioteca Estatal de Dresde,
unas líneas de bajo continuo y seis compases de melodía de una obra que
atribuyó a Albinoni, puesto que, supuestamente, los habría encontrado en el
lugar donde se conservaban otras obras del autor. Baste decir sobre el asunto
que la Biblioteca Nacional desmintió el supuesto hallazgo.
Sobre aquella
ruina, dijo, reconstruyó un adagio en sol menor para órgano y cuerdas.
Era (es) una composición inadmisible desde las coordenadas de la música
contemporánea. Quizás por eso pretendió hacerla pasar por barroca. Lo
cierto es que el "músico" no la registró como propia y perdió,
así, los beneficios correspondientes. El resultado de la operación fue, cuando
menos, paradójico: Albinoni es popular gracias a una obra que no compuso. La
casa Ricordi la publicó en 1948.
En 1962, Orson
Wells, especialista en fraudes, la dio a conocer al gran público al
elegirla como banda sonora de El
Proceso, basada en la novela de Kafka.
“–Horroroso, todo Dresde está destrozado,
kaput–dijo.
Y tras él saltaba del vagón de servicio gente que
parecía que se hubiera escapado de un campo de concentyración, llevaban
pantalones a rayas y cuando entraron en la oficina nos dimos cuenta que era
gente que iba con pijama a rayas, sólo con un abrigo, tal como estaban cuando
lograron salvar sus vidas…” (Bohumil
Hrabal: Trenes rigurosamente vigilados”)
3
En la época de
la "Primavera de los pueblos" (1848-49) Dresde sufrió una
destrucción en pequeña escala, diríase que un ensayo de la magna destrucción
futura: El teatro de la ópera fue arrasado hasta los cimientos, así como otros
edificios significativos. Wagner había estrenado en ese recinto, del cual era
el jefe, por así decir, Rienzi, El Holandés errante y Tanhauser.
Fue con la segunda ópera de las citadas que Wagner fue desbrozando su
propio camino; la leyenda era antigua, pero, influido por Heine, introdujo la
posibilidad de redención por medio del amor.
En aquellos turbulentos
y esperanzadores meses, Wagner luchó en las barricadas republicanas y
colaboró con Bakunin. Acabado el alboroto, vino el exilio, primero Weimar, con
su futuro suegro, y después Suiza, acompañado de un giro total de su
pensamiento político... pero eso es otra historia (que les he contado en alguna
que otra propuesta). Baudelaire, su adalid en París, hacía lo propio.
4.
El 13 de febrero
del año 1867, se estrenó en Viena El
Bello Danubio Azul. Los vieneses se consolaban de sus desgracias con valses
y polkas: Así encontramos la Polka de la
quiebra y la de los derribos,
consuelo etéreo y circular del Crac del 73, la una, y celebración de la
inminente apertura del Ring, la otra. El Danubio azul sirvió de consuelo por lo
de Sadova y como premonición aviesa de la terrible inundación del 69, año en el
que se pensó en poner fin definitivo a esa amenaza constante, mediante el desvío
del cauce y la creación de una isla.
Wagner, a la
sazón, estaba liado con su "Ring" y dando los últimos toques a los
Maestros Cantores. Antisemita, ya, de corazón, se dirigía a Suiza en pos de su
domicilio "conyugal", a expensas de Luís II. Al año siguiente
conocería a Nietszche que, por entonces, esperaba su nombramiento para la
universidad de Basilea.
5
Empezaba
noviembre de 1876. Nietzsche ya había roto "en su corazón" con
Wagner y, naturalmente, con todo lo que representaba: el pasado, la decadencia
enfermiza, la vuelta a los valores cristianos, lo fatuo, la metafísica, la
pesadez... música narcótica... y es que desde que se había ido a Alemania se
estaba convirtiendo en el portavoz de lo alemán: "Porque Bismarck—gritó
por fin-- ha expulsado al demonio de Fausto, que tanto ha atormentado a los
alemanes cultos: pero ahora este demonio ha entrado en los puercos, y es peor
que antes". Nietszche había salido escopeteado de Bayreuth y ahora se
encontraba en Sorrento, invitado por la omnipresente Malwida. Los Wagner, ¡oh,
fatalidad!, también habían recalado en aquella punta. Y ocurrió lo que tenía
que ocurrir. Paseaban por Marina Grande. Pararon en un chiringuito. Wagner
pidió un tanque y Nietszche, abstemio, un cacaolat. El músico,
alzando con esfuerzo el Grial, brindó por Montsalvat, por Amfortas, por Kundry.
Nietszche se levantó, se bebió de un trago el lácteo, aún calentito, y se largó
con viento fresco, pues, como he dicho, empezaba noviembre del año 1876.
En enero del 78,
Wagner le envió un ejemplar de "Parsifal"; Nietszche
contraatacó con "Humano, demasiado humano". FIN.
Y tú dices:
"Yo parto, adiós".
Te alejas de
este corazón,
de la tierra del
amor,
¿tienes el valor
de no volver?
Pero no me
dejes,
no me des este
tormento!
Vuelve a Sorrento,
¡hazme vivir!
En el fondo
nunca encontró un sustituto: Ni Bizet, ni Köselitz, ni "La Gran
Vía" de Chueca- Valverde-Pérez.
Bueno, pues,
Wagner estrenó su última ópera en el festival de 1882. Nietzsche merodeaba, indignado, a la espera
de una invitación adecuada, en Tautemburg. Los suyos, en pleno, habían acudido
a Bayreuth. Wagner, cuya presencia, dada su baja estatura, era deducida más que
evidenciada, no andaba muy fino. Decidieron pasar una temporadita, que se
eternizó, en Venecia, (todavía Kakania). Se alojaron, como no podía ser
de otra manera (¡péguenme un tiro la próxima vez que se me escape este
miserable latiguillo!) en Ca' Vendramin Calergi, Gran Canal. Eran: Él, Ella,
sus cuatro hijos y la turbamulta de subalternos.
Desde días
atrás, como si anunciaran el seísmo definitivo, un enjambre de movimientos
irregulares inquietaban su corazón; el día 13, tal día como hoy, de año 1883, mientras iban viniendo al mundo los
que posteriormente construirían El Puente (Die Brücke) en Dresde,
le sobrevino el último. Tenía 69 años. La precipitación de la vuelta hizo que
olvidaran ropa interior, cartas, cepillos para el pelo, partituras,
pantuflas... en fin una colección de reliquias que, ahora, pueden contemplar,
bajo demanda, en forma de "Museo Wagner". El edificio alberga,
además, el Casino de Venecia.
Y fue en ese
preciso momento. En el momento en que Wagner expiraba a trompicones y Nietszche
proclamaba el superhombre, que a Marx, inconsolable por la muerte de su
compañera y por la recentísima de su hija Jenny, le sobrevino un absceso
pulmonar que acabó de arruinar su ya inservible aparato respiratorio y lo
dirigió presto hacia la muerte. Quiero imaginar que Swiecicki, poeta y polaco,
y, casi como consecuencia, encarcelado, tuvo en ese preciso momento la
inspiración de la impetuosa "Varsoviana", más conocida como
"A las Barricadas".
Fue entonces
cuando, en un arrebato de desilusión renegó de sus yernos y pronunció el
críptico: "Yo de marxista no tengo nada". Sus "Notas
sobre Wagner", se refieren a Otto Wagner no al que nos estamos
refiriendo.
Kafka estaba a
punto de nacer. También él tuvo tiempo de visitar la Venecia austrohúngara.
Nietzsche, que
lo había intentado todo con Lou en Tautemburg ("El Idilio de Tautemburg"),
acabó rompiendo relaciones con todos. El 26 de agosto, exactamente el día en
que se selló la separación definitiva, aparecía "La Gaya Ciencia"
que dará la entrada a Zaratustra. Se dirige a Leipzig, pasando por
Naumburg, donde pone música a la "Canción de la vida" con la
que Lou se despidió, y acaba de pelearse con la madre.
En noviembre lo
encontramos en Génova. Enfadado de verdad, y enfermo como siempre: su
pensión está ocupada por un desconocido y tiene que buscarse otro sitio. Triste, Solitario e Infeliz pasa el
otoño. Escribe cartas que no son contestadas. Se traslada a Rapallo. Sigue
escribiendo cartas que siguen sin ser contestadas. Neuralgias. Opio. Somníferos.
Eterno Retorno de lo mismo: ¿Incluso este dolor que me martiriza?... ¡Incluso
ese dolor que te martiriza!...¡¡Sea!!
En el momento en
que el médico veneciano certificaba la muerte del genio, o sea tal dia como hoy, del año 1883,
Nietszche escribía:
"Han muerto
todos los dioses; ¡Viva el superhombre!--¡Esa deberá ser nuestra última
voluntad cuando llegue el Gran Mediodía".
Así habló
Zaratustra.
Al día
siguiente, día de los enamorados (dedicación lógica teniendo en cuenta que hoy,
13 de febrero, ha sido declarado día mundial del soltero), en Venecia
se hacían los preparativos para la repatriación del cadáver, y el filósofo
enviaba a imprenta la primera parte de su magna obra. Verdi, su estricto
contemporáneo, estaba ocupado en Otelo.
Ahora es el
momento de escuchar:
•
La góndola lúgubre n.º 1 y 2.
•
R.W. Venezia.
•
A la tumba de Richard Wagner
que su suegro,
Liszt, otra víctima del festival (murió en el del 86, tras el "Tristán
e Isolda") pergeñó en memoria del ilustre yerno.
Nietszche se
quitó un peso de encima y, con el peso, el consuelo de un posible armisticio. En
primavera se largó a Roma y de Roma a la Engadina... y así hasta el fin de sus
días. Cuando rompió la rutina, y añadió Turín a la lista, murió... antes de
morir definitivamente.
6
Si se dan prisa
podrán asistir a la representación de "Guntram", del
wagneriano Richard Strauss: Nada, otra historia de amor, muerte y redención.