“Ni contigo, ni sin ti
Tienen mis penas consuelo.
Contigo porque me matas,
Sin ti porque me muero”
O de cómo por una tontería, una vez el aparato de la
justicia se pone en marcha, se puede uno complicar verdaderamente la vida… o
sobre aquello de que “no hay mal que por
bien no venga…”
1
Tal día como hoy, del año 1873, Verlaine, presa del alcohol,
la locura, los celos y la tenaz presencia de la madre, arroja dos desatinados
tiros a Rimbaud… que va y se queja a la policía.
Sonará en el esputofaif:
·
“Les illuminations” opus 18 de
Britten
·
“L’orgie parissienne” de Mychael Nyman
·
“Poemas de Verlaine” de Debussy.
·
Y lo
que queramos de Tom Verlain
Habíamos dejado a la pareja en la place Pigalle: Rimbaud, “el esposo infernal”, acaba de apuñalar
a Verlaine, “la virgen necia”.
2
Rimbaud malvive por plaza Maubert y sus siniestros
alrededores. Verlaine espera un hijo (o una hija). Ambos están apresados por las redes de la
fatalidad.
Hastiado, Rimbaud, y sin un céntimo, se retira a
Charleville. Verlaine, “el cerdo”, lo reclama. En Mayo vuelve a
París: orgías, absenta, disputas… ¡TODO lo paga Verlaine!... y, además, ¡la
suegra! La cosa no puede seguir así.
Rimbaud, no se contenta con ser guarnición y ha decidido acabar con todo… incluso con su vida (coartada
infernal). Acude a la casa de Paul para despedirse; lo encuentra camino de una
farmacia, por una indisposición de Matilde y para comprar hojas de Ombligo de Venus, cuya infusión asegura una descendencia masculina-dicen.
--Me voy a Bélgica. No volveremos a
vernos… ¡a no ser que quieras acompañarme!
--¡Vámonos!– y dejó a Matilde sin el remedio
contra los retortijones.
No hubo más conversación. Verlaine, que durante la Comuna
había mantenido su puesto en el Ayuntamiento, recurre a su madre (con la excusa
de una persecución política), que correrá con los gastos del viaje.
Era el 9 de julio de 1872. Tras una doble tentativa, llegan
a Bruselas, por Charleville. Se instalan en el Gran Hotel Liégeois. El Hotel ya
no existe, estaba en el 1 de Rue du Progrès, en la confluencia de varias calle,
no lejos de la desaparecida estación del Norte. En su lugar la brasserie Saint Germaine ofrece, a
módicos precios, carpaccios, tarrinas
y otras fruslerías.
Verlaine conocía el hotel desde 1867, cuando visitó a Hugo
(Rue des barricades (¡¡)), exilado voluntario). Verlaine pone en contacto a su
amigo con los communards exilados
forzosos (Bélgica, desde la independencia se precia de espíritu abierto y
acogedor: Marx, Engels, A. Dumas, Ch. Baudelaire): los hay de todas las
tendencias.
Parece que, por fin, todo funciona… y se dejan ver.
Los communards
están instalados preferentemente en los barrios de nueva construcción y periféricos;
frecuentan tabernas y garitos de todo tipo y condición:
Taberna de Saint Jean, en la calle del mismo nombre.
Grand Brasserie de Bohême, rue Écuyer.
Maison des Brasseur, en el 10 de la Grand Place.
Au Jeune Renard, Rue Collégiale.
Taberna Guillaume , place du musée.
Café del reloj, en la avenida Masnix.
…Por citar sólo unos cuantos…
Verlaine se emociona tanto que quiere escribir un libro
sobre los acontecimientos del 71. Escribe a su casa para que le envíen las
notas que, sobre los hechos, fue redactando… Pero lo que recibe es una
conminación de Matilde: “¡Voy con mi
madre a romper esta relación que me volverá
loca!… ¡reserva dos habitaciones!”.
Rimbaud, que se entera, lo interpreta como una trampa; llena
de reproches a su desanimado compañero y, tras cambiarse de habitación, urde la
conclusión del affaire.
Verlaine, recibe a su esposa y a su suegra. A su mujer, con
lágrimas en los ojos y promesas de una vida honesta y responsable; y a su
suegra, con resignación de funcionario.
Echa de menos al hijito, dice. La frase quedó enredada (y
amortiguada) en su barba pelirroja… Las infusiones de Ombligo de Venus habían dado resultado.
Hacen el amor (¿)…y todo parece pespuntado. Matilde propone dos años en Nueva Caledonia, estarían
bien acompañados: Louise Michel, Rochefort… Allí podría escribir el libro que
se propone. O sea que mañana cogemos el tren y a casita. Las perdices están
servidas…. algo frías, pero…
Lean vds. “Byrds in
the nigth” y el ambiguo “Il faut, voyez vous, nous pardonner les
choses” (de “Romances sans paroles”)…Léanlos…
Ya lo decía F. Copée…Verlaine
es un niño que ha crecido por fuera…
Pero Rimbaud teje y teje, como las moiras hilanderas.
A la mañana siguiente, Rimbaud, insomne, los espera
escondido tras una columna del salón de los pasos perdidos de la, también
desaparecida, estación du Midi, en el otro extremo de la ciudad… Sube al mismo
tren que esa trinidad tragicómica…y lo abandona en la estación de Quiévrain, antes
de que los guardias de frontera empiecen las formalidades.
Rimbaud sonríe como figura de Carpeaux y su sonrisa,
navegando entre sombreros masculinos y femeninos fue a clavarse en la nuca
desordenada de la “novia”. La “novia necia”, se excusa ante la esposa
y la suegra (voy a comprar tabaco, dicen que dijo) y, en tres minutos está en los brazos del
demonio. Huyen. Las mujeres vuelven solas, echando más chispas que la
locomotora, a su apartamento de París… la ruptura se consuma.
Verlaine (¡infeliz!) grita su liberación definitiva. Toman
el tren de vuelta y pasan una noche de farra en “Le Jeune Renard”… vuelven al hotel al amanecer cantando aquello
de…”Asturias…” y “los estudiantes navarros…”. (“Bruxelles”,
de puño y letra de Rimbuad, está escrito en ese fumadero. El jovencito es dado
a escribir en las paredes de los váteres públicos).
Ahora sí que parece que todo va como la seda; los recios y
reacios communards, sin embargo, no aceptan fácilmente las formas y
efusiones de estos recién llegados… ¡La Policía tampoco!... Bélgica es liberal…
¡pero no tanto!...
Al mismo tiempo, el prefecto de la policía de Bruselas
recibe una carta de un tal señor Rimbaud que solicita la búsqueda de su hijo,
menor de edad y que anda con alguien que dice llamarse Verlaine… ¡que lo
devuelvan a casa!
El inspector Clouseau de turno, los localiza, pero en vez de
anotar: Gran Hôtel Liégeois, escribe
el nombre del cercano “Hòtel de la
Provincia de Liège”, rue Bravant. Fue castigado a limpiar letrinas durante
dos meses… ¡por torpe! Los pájaros vuelan y se dedican a hacer el turista:
Malinas (la altísima torre de la catedral), Gante y una semanita… ¡escondidos
en Brujas!.
Antes de que la cosa, que ya madura de nuevo, se ponga peor,
toman el barco en Ostende (7 de septiembre) con dirección a Dover y de allí a
Londres.
La cosecha poética es, aparentemente reducida.
3
En Londres es un caos... ¿más?.. Rimbaud vuelve a casa de
sus padres y trabaja en lo que será, más tarde, “Una temporada en el
Infierno” (¡¡). Verlaine se pone enfermo y lo reclama…va completando sus “Romances sin palabras”. Rimbaud vuelve
con propósito de enmienda. Pide la tarjeta del “British Museum” en marzo del 73. En un rincón de la gran sala se
quemaba las cejas Karl Marx…. y de paso arrimaba el ascua al gran basurero
capitalista.
¡Rimbaud y Marx!... casan perfectamente: como el queso y el
vino: Cambiar la vida y cambiar el mundo.
Verlaine también parece haber sentado la cabeza: añora a su
hijito y se emborracha a la salud del niño y, de paso, arruina la suya. Desde Londres convoca a Matilde en Bruselas… ¡si no vienes me pego un tiro!– dijo más
atraído por el olor de la pólvora (y la costumbre) que por su amor conyugal.
4
Rimbaud vuelve de nuevo con la familia…esta vez a la hacienda
familiar de Roche, cerca de Attigny, al sur de Charleville. Quiere probar con
la horticultura… ¿mira que si lo mío
fueran los frutales?
Pero al maldito no le va la senda horaciana. Vuelve a
Londres y vuelve la esquizofrenia.
Verlaine ha acudido a la cita con la madre de su hijo,
dejando a su compañero sólo y sin un penique.
Desde el barco (3 de Julio) le escribe a Rimbaud:
“Mi amigo (…) me veo completamente
obligado a partir, ya que esta vida violenta y colmada de escenas sin más causa
que tu fantasía ¡no podía joderme más! Sólo porque te amaba intensamente,
¡maldito el que piense mal por ello!, te aseguro que si de aquí a tres días no
estoy con mi mujer en condiciones perfectas, me levantaré la tapa de los
sesos…Mi último pensamiento será para ti… ¿Quieres que te bese al espicharla?”
Rimbaud, sin haber recibido la misiva, le escribe, a su vez:
“Vuelve, vuelve, querido amigo (…) Te
juro que voy a ser bueno (…) hace dos días que no dejo de llorar…(…) ¿es que ya
no vamos a vivir más juntos? Sé valiente (…) no escuches más que a tu corazón.
Rápido, di sí debo reunirme contigo” y no olvida decirle que está sin un centavo y
amenazarlo, a su vez, con enrolarse en el ejército o en la marina. Verlaine
también piensa, si no se mata, acudir con los carlistas del Maestrazgo: ¡No
hubiera estado mal!
Cuando recibe la carta que Verlaine le había enviado desde
el barco, le contesta:
“Reflexiona (…) Sólo conmigo podrás ser
libre (…) seré amable (…) sé que te amo. Si no vuelves o permites que yo vaya,
cometerás un crimen del que te arrepentirás durante muchos años, perdiendo
a cambio tu libertad y pagando tu decisión con aburrimientos mucho más atroces
que los que nunca has experimentado. Piensa en lo que eras antes de conocerme”.
Tampoco esta vez olvida el toque crematístico: me obligarás
a vender tu ropa…cosa que hace ese mismo día: lo vende TODO, menos una
chaqueta.
5
Verlaine no se encuentra con su añorada esposa, sino con ¡¡su
madre!!... Sus deseos de muerte se multiplican por 53.
No puede aguantar más y le envía a Rimbaud dinero para el
pasaje a Bruselas. Mientras tanto, la madre está intentando apaciguar a la
bestia haciendo aquello de “cinco
lobitos…”.
…¡Cinco balitas…cinco!: fin de la familia…
Rimbaud llega a Bruselas el 8 de Julio. A estas alturas de la cosa el bono-transporte estaría en las últimas.
Verlaine y su madre, al día siguiente. Se hospedan en
el “Ancienne
Hotel A la ville de Courtais”, nº 1 de rue Brasseurs…cerca de la “Maison des Brasseurs” (10 de la Place Grand…actualmente es el “museo de la Brasserie”) y del Hospital
de San Juan: en la primera se irán poniendo las premisas y en el segundo se
repararán las consecuencias.
Todo este bucle ha ocupado un año exacto: del 9-10 de julio
del 72 al 10 de julio del 73. Recuérdese que por aquellos días Cartagena, Alcoy,
Murcia, Torrevieja diseñaban sus propias Comunas.
El día diez, a las 9 de la mañana, con un calor digno de Mersault,
Verlaine entra en la armería Chez Montigny, en el 11 de la Galerie De la Reine (actualmente café-restaurant “Vaudeville”) y compra un revólver Le Faucheux
de 7mm con tambor de 6 balas.
(Estos revólveres, inventados por Le Faucheux representaban
un gran avance respecto a los de carga delantera, por la rapidez, precisión y
seguridad. Pronto fueron fabricados, bajo patente, en muchos países…En España
los fabricaba “Orbea hermanos”…los de
las bicis…).
El objetivo está en el aire: bastará un soplo para que se
dirija al amante, a la madre o a sus
sienes plateadas.
Rimbaud lo espera en
la taberna tomando absentas. Y siguen hasta la hora de comer. Verlaine lo
ve todo verde sulfuroso…”o viene Matilde
o me mato”. “O vas a París y la matas,
¿no?”… ¡Esto suena más razonable! Rimbaud, que no da muestras de enmienda,
ya no aguanta más... Suben a por la señora madre para tomar un tentempié, unos tortellinis con forma de ombligo de Venus, por ejemplo... y casi salen con los pies p’alante. Verlaine acaricia el cañón del arma que late como batracio en su bolsillo.
--Me voy…¡no aguanto más!–reiteró Rimbaud.
--Si te vas, te mato… (¡y dale!)
--¡Me voy!
Y sin mediar razonamientos, pero sí lógica, apretó el
gatillo: la bala rebotó en las cuatro paredes de la habitación y estuvo a punto
de salir por la ventana, pero lo pensó mejor y acarició la “mano amiga” del joven bardo…antes de caer exhausta a los pies de
la madre. Siguió otro proyectil que, este sí…salió por la ventana y cuando
agotó su “ímpetus” cayó a plomo, como
corresponde a su naturaleza. Los cartuchos, expulsados por la parte derecha del
tambor, estuvieron a punto de dejar ciego al desacertado homicida.
Entre la madre y el hijo le hicieron las primeras curas: Cubrieron las herida con hojas de Ombligo de Venus, le
envolvieron la mano con un trozo de sábana y se dirigieron hacia la estación de
Midi… ¡Era medio día!...En la esquina con Stalingrado (frente al actual “café Bebo”…donde nos beberíamos una
estupenda cerveza belga), Verlaine hizo un gesto extraño y Rimbaud, que no le
quitaba ojo a la bestia, se fue directo a un gendarme en busca de
ayuda…Verlaine sacó el pañuelo y se secó el sudor…¡pero la ayuda estaba
pedida!...
--¡Me quiere volver a matar!
--¿?
Fueron conducidos a la Rue Amigo (ayuntamiento y comisaría)…
¡bonito nombre!... algo así como el Ministerio del Amor (Orwell). De nada
sirvieron las retractaciones, ni la levedad de la herida…(al final toda la
culpa moral recayó sobre la ausente y desgraciada Matilde…su marido se
emborrachaba por su abandono…y borracho, disparó sobre su mejor amigo…nada de
relaciones “ilícitas”… son maquinaciones
para desposeer al pobre borracho de cualquier derecho…)
El meticuloso y neurótico examen del culo del Poeta, mostró
apodícticamente que se ensanchaba con facilidad hasta alcanzar un diámetro
compatible con la sodomía frecuente; de paso se constató (y así se transcribió)
la pequeñez de su pene.
No pasó de un rasguño. No fue como en mayo de 1891. Hubiera
sido de una gracia mortal: Rimbaud manco y cojo. Tal día como hoy, del año
1891, Rimbaud escribe, desde el fondo del infierno, a su hermana Isabel. Ha
perdido una pierna (ver propuesta del 22 de mayo). Su máxima: “Hay que ser absolutamente modernos” le
empuja a interesarse por los últimos adelantos en ortopedia. (Lean Udes. la
carta y cuando acaben volvemos al affaire anterior):
¡La maquinaria es
implacable!
6
El aparato de la justicia se puso en marcha…y ya sabemos de
su celeridad y eficacia cuando de minucias se trata. Como la cosa iba para
largo, la madre, la más normal del grupo, se volvió a París…mientras que
Rimbaud (tras convalecer en el Hospital de San Juan) espera el desenlace en el
1 (o el 22) de la rue Boucher (ahí
debería haber esperado Verlaine) encima
de un Tabac (actualmente Chez Leon) y
Verlaine hace tiempo en la Prisión des
Petits- Carmes (ahí debería haber
hecho tiempo Rimbaud).
A Verlaine le cayeron dos años. Rimbaud lo visitó, por lo
menos, una vez…para llevarle un ejemplar firmado de su recientemente publicada
(a cargo de su, de Rimbaud, madre).”Una
temporada en el Infierno”. La
ocurrencia fue mayúscula.
En la cárcel sufrió una metamorfosis: se hizo religioso,
católico…Y su afición al Espiritu (oso)
santo se acrecentó.
Rimbaud, se retiró a Roche. Estuvo en Londres (con el poeta
Germain Nouveau), donde trabajó en “Las
iluminaciones” (bien distintas a las que nublarían la mente de su antiguo y
desangelado compañero)…Fue a Bruselas (visita a Verlaine).
Se encontraron por última vez en Stuttgart (1875). Ninguno
de los dos era el que fue. Rimbaud ya no era el adolescente promiscuo y
temerario…ha descendido a los infiernos y ha resucitado. “La Virgen loca”, es un beato que, “tras tres horas (de estar con Rimbaud) había renegado de su dios y
había sangrado las 98 llagas de Nuestro Señor”. Cuando reciba las poesías
católicas, (“Sagesse”) Rimbaud dirá:
“He recibido las últimas groserías de
Loyola”.
La entrevista de Stuttgart acabó a puñetazos. Ya no
volvieron a verse.
Fin de este episodio y comienzo de la vida desconocida
(¡volveremos!) de Rimbaud. Verlaine recorrerá hospitales, cárceles, y tabernas…
muchas tabernas.
7
“Un año más tarde, el hombre (al que los relatantes fueron a ver
dos años antes) ha abandonado del hospital Broussais. Camina con dificultad,
apoyándose en un bastón. En una calle de Montmartre, se cruza con uno de los
jóvenes visitantes y no lo reconoce. El joven se para y se presenta. Hablan un
momento.
--“Ofrézcame un trago”, pide el viejo
condenado
El viejo abre el monedero, sin
recovecos y dice que toda su fortuna se encuentra ahí. Algunas monedas…Dice
también que un camarero, encontrándolo demasiado mal vestido, acaba de
arrojarlo fuera del bistró donde estaba sentado.
Entran en un café y piden.
--“¿Dónde vive vd.?”, pregunta el
estudiante.
El otro alza tristemente los hombros
--“Yo no vivo…me alojo en la noche”.
Así hablaba el poeta. El hombre sin
domicilio es Paul Verlaine. Los que lo visitaron: Pierre Louÿs y André Gide.
Hoy, Verlaine dormiría en el metro.
“La miseria tiene el diente duro” (Dan Frank)
8
Precisamente mientras Rimbaud se dedicaba a negocios sucios
y arriesgados por próximo oriente, nacía (tal día como hoy del año 1887), sin
línea del destino, en la Valette, de sevillana-gibraltareña y de inglés de
Cornualles, el súbdito de La Antigua y Barbuda: Corto Maltés.
En Córdoba, la llana, se marcará con la navaja barbera de su
padre una complicada y poética línea del destino, que lo llevará, como
privilegiado actor a los más significativos acontecimientos del primer tercio
del siglo XX. Naturalmente también conoció Abisinia, Egipto y todos los lugares
torturantes del poeta. ¡Y Marsella!
Su vida pública empezó a los 26 años (1913) con “La balada del mar salado” y se cerró en
los abismos del Pacífico a la búsqueda del germinal y perdido continente Mû (1925). Sus últimos años los pasó
felizmente con Pandora Groovesmore, su amor imperecedero, por platónico. Hay
quien dice, sin embargo, que ni siquiera Pandora pudo retenerlo y que acabó su
hermosa vida en las Brigadas internacionales.
9
No me cabe duda de que Corto sabía de ese enloquecido
vórtice marino conocido como Maelström. No
voy yo ahora a describir el fenómeno. Ya lo hizo Poe: “Era el 10 de julio de 18…
día que las gentes de esta región no olvidarán jamás, porque en él se levantó
uno de los huracanes más terribles que hayan caído jamás del cielo...”
(Sigan ustedes leyendo, sigan.). Años más tarde, Nemo, el 2 de junio del año 18…tendrá ocasión de contemplar ese
terrorífico “ombligo del océano”, esa “corriente que muele”, esa estación de Perpiñán, ese ónfalo délfico
…antes de
desaparecer, con su profético artefacto, en la “isla misteriosa”.
–La vida me importa un
comino–fueron sus últimas palabras. Y se sumió en el silencio definitivo.
10
Precisamente cuando enmudece Corto Maltés, Meher Baba
empieza su voto de silencio que duraría 44 años. Acabaría dominando el lenguaje
gestual de Panurgo, mejor que el mismo personaje rabelesiano.
Mucho habría que hablar sobre ciertos silencios sonoros…
(valga el oxímoron)
Baba, el “avatar”,
dios en la tierra, acabó con más soldaduras que una escultura de Gargallo. Él
decía que los accidentes automovilísticos los provocaba su potencia espiritual
(¡¡). Su vida tuvo más fases que un cohete espacial. Se desprendía de un trozo
y seguía su vuelo, cada vez más ingrávido. Finalmente se convirtió en brisa.
Otros piensan que en “miasma”.
“Don’t worry, be happy”.
Hasta Pete Townshend cayó rendido, espiritualmente hablando,
claro, y quedó pegado ante Baba. Su “Baba
O’Riley” que abre el majestuoso “Who’s
Next” fue titulada así en referencia al “avatar” divino (y al minimalista Terry Riley)
Pero si hubo algo, en aquel año de 1925, que dio que hablar
mucho más que el silencio de Baba, y la desaparición de Corto, fue el “juicio del mono”, empezado tal día como hoy y que se alargó como
en Cinemascope. En él se juzgó a John T. Scopes por enseñar
la teoría de la evolución a sus alumnos de secundaria. En realidad el tal
Scopes era el profe de gimnasia que, ante una baja inesperada del profesor de
ciencias del centro, lo sustituyó durante una temporadita. El pobre indefenso
siguió al pie de la letra el manual que le cedieron. No tenía mucha idea de lo
que estaba explicando ni le interesaba el tema. Era, eso sí, dado a los
enfrentamientos con las “fuerzas vivas”
y no rehuyó el ataque. Aquellos años de posguerra (y también los de preguerra) fueron fértiles
para las opiniones antirracistas, antisemitas, xenófobas…conducentes a poner en
claro la causa de la clara decadencia de la inteligencia del americano medio.
La encontraron donde buscaron, pues allí fue donde la pusieron: los negros, los
hispanos, los europeos meridionales y algún que otro tarado patrio.
Ya saben Vds. Que el “evolucionismo”
choca frontalmente con algunos versículos de la Biblia y que la interpretación
literal de la Biblia es uno de los cinco pilares del presbiterianismo, ese
semillero de presidentes de estado y de miembros de consejos de administración.
En muchos estados estaba prohibida su enseñanza. Scopes no negó el hecho. Así
que fue multado con 100 dólares. No se dirimía la cuestión científica, sino la
desobediencia. La multa se recurrió y todo, más o menos, se solucionó. Pero la
ofensiva siguió y sigue, como Vds. saben. Ahora bajo el atildado nombre de “Diseño Inteligente” se ha hecho un hueco
en los programas educativos de algunos estados de la Unión. Y es que allí creen
que una “Teoría” científica es, poco
más, que una opinión de aficionados. No entienden la relación epistemológica
que existe entre los Hechos y la Teoría.
11
Dicen las crónicas que tal día como hoy se alcanzó, en Usa,
la temperatura más alta jamás alcanzada: 56’7º. Lugar: Valle de la muerte. Año:
1913. Corto Maltés empezaba su vida pública.
También dicen que otro diez de julio, del año 1977, se
alcanzaron en Atenas los 48º, temperatura que pasa por ser la más alta
temperatura alcanzada en Europa. Pues esto lo niego. Y tengo testigos. O bien
todos los termómetros de la ciudad estaban estropeados o alcanzamos los 49
grados centígrados. Era un día de julio del año 2010 (¿o no?) V. y yo nos
convertimos en charcos. Los gintonics
nos salían por los poros a la misma velocidad que entraban. Era un bucle
formidable y muy rentable. Parecíamos bocas de riego. Cuando, por la noche,
fuimos al recoger el coche, todos los cristales estaban por el suelo: se habían
despegado las gomas. Intentamos colocarlas y nos produjimos quemaduras de
primer grado. Sólo con el amanecer pudimos volver a casa.
Y para concluir esta efeméride recordarles que hoy se
celebra en Liverpool y en Hamburgo, el día de los Beatles: en memoria de su
regreso de la triunfal gira americana del 64, justo a tiempo para empezar el
rodaje de “¡Qué noche la de aquel día!”
que bien pudiera haber sido: “¡Qué día el
de aquella noche!”