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sábado, 25 de mayo de 2013

Propuesta para hoy, día 25 de mayo. 5º día de la “Semana sangrienta”.



Tal día como ayer, 24 de mayo, del año 1871…Fue ocupada definitivamente la “rive gauche”…El último intento corrió a cargo del otro polaco: Wroblewski que, desde La Butte-aux-Cailles intentó un ataque a la desesperada y consiguió pasar a la otra “rive”…hacia la Bastilla…la barricada de Austerlitz le daba cobertura. 













Montmartre ha caído. Se sospechan traiciones…El círculo fatal se estrecha… Todos los que son se concentran en el ayuntamiento del  XI (plaza Voltaire). Allí el desorden es total…Se ejecutan a dos sospechosos: uno que, chulo hasta el final, murió insultando a la Comuna y el otro, un llorón: “¡Yo nunca me he metido en política!”…¡¡Pues por eso!!...Esos son los peores…esos babosos acomodaticios que no dudan en hacer lo que sea por mantenerse del bando ganador…¡eso es no meterse en política!: ¡Apoyar siempre a quien tiene el poder!

Se ejecutó a  los rehenes: ¡la cohorte celestial!...murieron como cochinos…gritando la injusticia de sus muertes…¡con eclesiásticas voces chillonas!...y al caer, sus faldas negras entorpecieron la caída y cayeron de la forma más indigna que uno pueda imaginarse…enrollándose en las sayas y, dando un traspiés definitivo, fueron a parar al más allá de la forma más ridícula. ¡¡Y porque tuvieron la deferencia de quitarle la mitra!!...

Los comuneros muertos se cuentan por millares…como adoquines blandos y monstruosos formando barricadas informes…de donde brotan ríos de turbios líquidos.

Hoy, día 25…la cosa, naturalmente, empeora. Todo lo que queda de la Comuna y del Comité está concentrado en el Ayuntamiento del XI. En las escaleras las mujeres, silenciosas, cosen sacos para las barricadas…arriba (Vallès) el desorden continua.
La batalla se extiende por el Marais…Los “gubernamentales” suben (y bajan) hacia Châteu d’eau (República) y van concentrando fuerzas en la Bastilla.
Las barricadas de Magenta y Strasburgo han caído…”Les pupilles de la Commune” (10-17 años) aguantan varias horas en la de la calle Magnan…También caen.



  LOUISE MICHEL
“Los de Versalles ocupan la barricada Saint-Laurent en la unión del boulevard de Sebastopol, establecen baterías contra Châteu d’eau  y, por la calle de los Recoletos, enlazan con el muelle de Valmy…En distrito III , se les detiene en la calle Meslay, en la de Nazareth, en la de Vert-Bois, en Charlot y en Saintogne. En el 2º, invadido por todos los lados, se disputa todavía la calle Montorgueil”.

HAZAN
“En la confusión dramática en la que está sumido el ayuntamiento del XI, Delescleuze toma la palabra. Para escucharlo se hace un gran silencio…pues el menor cuchicheo habría impedido oír su voz casi muerta.”

LISSAGARAY
(Dlescleuze) “dice que no está todo perdido, que es necesario intentar un último y gran esfuerzo…que hay que resistir hasta el último aliento. “propongo, dice, que los miembros de la Comuna, ceñidos con sus fajines, pasen revista, en el Boulevard Voltaire, a todos los batallones que se puedan reunir. Nosotros nos pondremos enseguida a la cabeza…para reconquistar los puentes”. La idea arrebata a la asistencia…La fusilería, el cañón de Père Lachaise, el murmullo confuso de los batallones…entra a bocanadas en la sala. Ved a ese anciano, de pie sobre su derrota, los ojos llenos de luz, la mano derecha desafiando la desesperación…estos hombres armados , sudorosos por la lucha, suspendiendo el aliento para oir esta adjuración que sube de la tumba; no es una escena más trágica que las mil tragedia de este día.” (…)

“La plaza de Châteu d’Eau es asolada por un ciclón de obuses y de balas… Alrededor de las siete menos cuarto…vemos a Delescluze, Joude y una cincuentena de federados marchando en dirección de Château D’Eau. Delescluze, con su vestimenta  habitual, sombrero, levita y pantalón negro, faja roja alrededor de la cintura (no muy evidente), sin armas, apoyándose en un bastón. Temiendo algún pánico en Châteu D’Eau, seguimos al delegado, al amigo. Algunos de nosotros se pararon en la Iglesia de San Ambrosio para coger cartuchos…Más allá, Lisbonne herido es sostenido por Vermorel, Theisz y Jaclard. Vermorel cae, a su vez, gravemente herido; Theisz y Jaclard le relevan, lo llevan sobre una parihuela. Delescluze estrecha la mano del herido y le dice algunas palabras de esperanza. A cincuenta metros de la barricada, los pocos guardias que han seguido a Delescluze, se ocultan, pues los proyectiles dificultan la entrada al boulevard.



(…) El sol se ponía detrás de la plaza. Delescluze, sin mirar si era seguido, se adelantó… al mismo paso…el único ser viviente sobre la calzada del Boulevard Voltaire. Llegado a la barricada, gira a la izquierda y trepa por los adoquines. Por última vez, esta cara austera, encuadrada en su corta barba blanca, nos apareció mirando a la muerte. Súbitamente desapareció. Acababa de ser tirotedo, en la plaza de Châteu d’Eau. 

Para más seguridad, los de Versalles lo condenaron a muerte por contumacia en 1874.

VALLÈS
…………………………………………………………………..Alcaldía de Bellville
Alcanzo a Ranvier en la alcaldía de Belleville. Acaba de recorrer las líneas de defensa y está agotado.
¡Llueven los obuses! El techo está agujereado y el encalado cae sobre nosotros. A cada momento nos traen detenidos que quieren fusilar.
Rumor en el patio.
Me asomo a la ventana. Un hombre de aspecto burgués, sin sombrero, escoge una posición cómoda, de espaldas a la pared. Va a morir.

--¿Estoy bien aquí?
--Sí
--¡¡Fuego!!

Cae…se agita un poco.
Un pistoletazo en la oreja .Ahora ya no se mueve.
Mis dientes castañetean.

--“No vas a encontrarte mal porque se aplaste a una mosca”, me dice Trinquet que regresa limpiando su revólver.

E. RÉCLUS (versión libre)
Siguen sonando los fusilamientos de de la otra orilla. Sobre las 7 o las 8 de la mañana vemos el Panthéon sin la bandera roja…sin ese penacuo que le daba sentido a todo…¡Qué nos importa ahora ese edificio…ese pastiche…!
Los de Versalles, limpiada la orilla izquierda, empujan y caen en tropel sobre la otra orilla. La Guardia Nacional no cede fácilmente…defiende la posición palmo a palmo…Incluso muertos, amontonados, entorpecen el avance de los “gubernamentales”.
Y Thiers…¡el enano Thiers!...¡el corrupto Thiers!  ¡el asesino impecable! ¡el paradigma de la mezquindad!... les llama cobardes y facciosos.

La barricada donde podría estar yo (Réclus) ahora…está en el extremo del puente de Austerlitz…los cañones de Père Lachaise le dan cobertura…Pero no durará mucho. Las bombas y los obuses caen, incesantes, sobre los muelles, sobre las inocentes aguas del Sena…sobre la barricada…y hacen saltar por los aires trozos de calzada, olas desconocidas o material humano de la mejor calidad.
La casa tiembla, peligra…nos vemos obligados a bajar al sótano…y subir de vez en cuando…
En el patio los conejos enloquecen de alegría(¿) por tantas hojas frescas como caen de los árboles…¡no dan abasto!...empiezan una…la dejan…empiezan otra…¡un festín!.
Una gallina clueca, cobija a sus pollitos bajo las alas.
Las golondrinas siguen con sus vuelos rasantes y su trinar estridente. Un mayo recalentado les incita.
¡Estamos vivos!
Encuentro a mi mujer y a mis hijos…ninguno de mis amigos ha sufrido daños físicos (puede que la cabeza, más tarde, cuando todo haya pasado, se resienta un poco y le dé por reproducir, incansable, estos momentos que ahora suceden de forma hipnótica).
Cuentan que un obús atravesó limpiamente la habitación donde se encontraban y destrozó la habitación vecina…(en todas las refriegas se cuenta algo parecido): libros, piano, muebles…¡Pero estamos vivos!...¿y quién vive aún?.

Los barcos lanzan cañonazos…Los obuses derriban una casa cerca de la nuestra…la heroica barricada (500 contra 1) cae y la tricolor ondea sobre los adoquines.

“Somos 35 personas, hombres, mujeres  y niños, a cubierto de los obuses, refugiados en la misma casa hospitalaria. Somos de orígenes diversos; los burgueses son mayoría…Pero evitamos las alusiones políticas.
¿Qué diríamos?: “Eres tú, burgués…estos son tus aparatos mortíferos…tu cobarde ignorancia y tu cruel egoísmo nos han acarreado los horrores presentes, los pasados y los que nos esperan”
Ellos dirían: “Eres tú, revolucionario desgraciado que con tus compadres y cómplices, con tu obstinación criminal, obliga a los amigos del Orden a fusilarte (no lo lamento) y a derribar mi casa y mi almacén…” ¡Qué desconsuelo!”

La Propiedad, el Orden y la Religión…irrumpen  bajo la forma de tres soldados de pantalón rojo y de rostro más que rojo…¡violáceo! (de vino, violación, violencia…) Descienden las escaleras del sótano…la bayoneta ensangrentada por delante…¿Dónde están esos canallas?...¿Dónde están esos cobardes?...Siguen bajando…¡¡Vamos a completar el trabajo!!...y casi en la oscuridad, mientras relatan a las tinieblas sus recientes hazañas en la barricada de Austerlitz, hunden (pues actúan como una sola persona) la bayoneta en el primer vientre que el azar ha situado en la estricta trayectoria de la afilada hoja… Con la pierna derecha sobre el pecho del inmediatamente muerto, sacan la cuchilla al tiempo que ordenan: ¡¡de aquí no sale nadie!!





                





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