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martes, 30 de abril de 2013

Propuesta para hoy, día 30 de abril. Hitler. Séneca. Noche de Walpurgis.



Hecho lo que había que hacer, la pareja se dispuso a morir.  A la hora de la siesta: una pistola y una capsula de cianuro. A ella le bastó con el brebaje, él, además, se arreó un tiro… ¡por si las moscas!

Lo que fue pensado como una heróica combinación del final del Ring, liebestod y una, tan grandiosa como falsa, Götterdämmerung, acabó en una siniestra barbacoa:

La humanidad fascista "experimentaría su propia aniquilación como un placer estético de primer rango" - había escrito Walter Benjamin.

 Bormann, testigo de la boda, fue el albacea de las últimas voluntades y quien sacó el cadáver de Eva como si fuera “un saco de patatas”. Fue quien encendió la antorcha para que el chófer personal de Adolfo prendiera la pira.
Ambos, chófer y lameculos, saltaron por los aires, en la Friedrichsatrasse, cuando un obús ruso impactó en el tanque en que pretendían escapar. RIP.

La noticia se difundió: “El Führer ha muerto combatiendo en Berlín.”




 Al día siguiente le tocó el turno a la familia Goebbels (según el mismo procedimiento: combinación vertiginosa de `plomo y cianuro).
De esa forma tan definitiva se ahorraron la vergüenza de ver cómo tal día como hoy, del año 1976 (¡¡) se estrenaba en Barcelona “El Gran Dictador”.

El 30 de abril está apuntado en el calendario de los suicidas vocacionales y mitómanos. Séneca, en el año 65, eligió este hermoso día de primavera, antesala de la  demoníaca “noche de Walpurgis”, para poner fin ¡de una vez por todas! a su vida. Había sido condenado a muerte por Calígula… ¡y se libró!; por Claudio… ¡y se libró! Finalmente Nerón pondría fin a tanta desidia: o te matas tú sólo o te arranco los testículos y se los doy a comer a los perros. ¡Y después te mato!
 
Ante tanta claridad y contundencia de pensamiento y decisión, el filósofo no lo dudó ni un segundo. Su enjundia cordobesa se desató:
     –¡Ozuuú...!–y añadió (por soleares): Er mayor lastre de la via es la espera der mañana y la pérdida der día de hoy.
Se sacó, sin pérdida de tiempo, la navaja barbera y se abrió los brazos y las piernas. En su interior (de manera fonéticamente correcta) se consolaba: “Acabaréis con mi cuerpo, pero mi alma ígnea, libre como es, viajará al fuego primigenio y seguirá su vida inmortal.”
     –¡Se cierren las ventanas, coño…! ¡Que no salga ni una gota de aire! ¡Que se asfixie el espíritu!



La sangre no quería salir… ¡tendría exceso de plaquetas! Así que pidió cicuta (ese perejil malintencionado) y se hizo una infusión bien cargada…que tampoco hizo efecto. Según entraba, salía…por la cantidad de boquetes que se había fabricado en su terrenal cuerpo.
Que “el pasado es cierto” nadie lo niega; que “el futuro es dudoso”, tampoco; pero que “el presente es brevísimo”… ¡me cago en la mar salá!... Dos horas y 23 minutos intentando arrancarme la vida y la cabrona que no quiere salir (decía para sí con desaliento).

Finalmente pidió una bañera con agua caliente. Tardaron lo suyo en calentar el agua. Séneca, descompuesto, miraba a su mujer y a su desgraciado amigo Burro (que lo seguiría, lenta pero tercamente, al más allá). Se sumergió en el recipiente… y fueron los vapores los que, apoyados en su (de él) perenne asma tuberculosa, convencieron al último aliento para que saliera de la caverna inmunda del moribundo y se fundiera con ellos, dejando el cuerpo al albur de las siniestras y enrojecidas olas de la tina. Y así fue.
    
     …Infórmense Vds. de las razones. Infórmense…

“Una vez al año, el 30 de abril, se celebra la noche de Walpurgis. Y entonces, tal como piensa el pueblo, el mundo de los fantasmas queda en libertad. También hay noches cósmicas de Walpurgis (…). Se encuentran demasiado separadas en el tiempo como para que la humanidad pueda recordarlas, de ahí que siempre parezcan nuevas, fenómenos que nunca habían existido.
Ahora se ha desatado una de esas noches cósmicas de Walpurgis.”
(Gustav Meyring: “La noche de Walpurgis”)

El caballo embalsamado de Wallenstein como símbolo de la nobleza, impertérrita y ajena por completo a la marcha de las cosas, entra las cuales su propia desaparición…que se producirá durante una incendiaria “noche de Walpurgis”.  Estamos en Praga, en plena revolución, que se confundirá con el final de la Primera Guerra Mundial. Lo sabemos porque en un momento determinado, el Pingüino” le pide al “Notario” (taberna Grüner Frosch) una botella de Melniker de 1914 y se la pimpla. Un vino de un soberbio rojo rubí que no he tenido el gusto de catar. De no ser por esa fecha todo podría suceder en plena época barroca.  















En la sección dedicada al puerco (Condis) seguro que encontraremos unas orejas. Fritas, bien crujientes, con salsa de rábano rusticano… ¡conmemorativo!

Demasiado “demonismo” para mí: Fuerzas oscuras recorren el mundo y las conciencias de los de “abajo”… Y el fin de la “nobleza” de K.K. a los pies de una locomotora cargada de soldados de la parte eslava del Imperio… ¡una metáfora demasiado mecanicista!

En este asunto no hay trucos ni fatalismos… ¡hay fuerza! Y un sujeto que la ejerce.

El eterno retorno de lo mismo nos traerá nuevas “Noches de Walpurgis”: Goethe, Mann, K.Krauss….”Drácula”…Y un agradecimiento a césar Vallejo por “inventar” el adjetivo “walpurguinano”…digno, por lo demás, de quien esto escribe (¡ejem!).

En el sputofaif sonará: “Fausto“ de Gounod y nos recrearemos en la “Noche de Walpurgis”. 

Hace años, cuando la “feria de abril” se plantaba en Santa María de Barberà, esta noche era fantasmagórica. Había un momento que se paraba el universo-mundo: cuando nos cruzábamos, empapados como pastelillos borrachos, con los sindicalistas que, pancarta al hombro, marchaban hacia el punto de reunión. El coche aparecía al cabo de tres o cuatro días.
Recuerdo una vez que cuando fui a recoger el vehículo, estaba en marcha… ¡15 horas!
Eran los años en los que, olvidando nuestro origen, nos enfangamos en pantanos de alcohol y “alas de mariposa” y no podíamos dar un paso hacia adelante. Por suerte, sigue el “Espirituoso santo” y hemos retomado la cita y el punto de reunión.

Esto último sobra, pero…  ¡scripta manent!

Ah, ¿que no saben Vds. lo que es “la noche de Walpurgis”? Pues la noche en que las brujas (nórdicas) untan sus escobas con grasa de gato y, tras tomar un chupito de bilis de batracio se lanzan a la conquista del mundo. Noche carnavalesca en la que todo se permite.

Eso sí, a la mañana siguiente todo tiene que estar más limpio que una patena. El  kaurismático camión de la basura pasa a las siete en punto.

Mayo estaba dedicado a los “MAYOres”, a nuestros muertos. Aconsejado: no casarse en este mes… podrías  unirte a un@  difunt@. Mejor: ¡No casarse nunca!...podrías unirte a un@  viv@.













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