Buscar este blog

lunes, 23 de diciembre de 2013

Propuesta para hoy, día 23 de diciembre. “La Ronda”.

(Los asteriscos * remiten a “razones efemerísticas”)

Me despierto. Me levanto…  y veo a Hegel que ha reunido todas sus posesiones en torno al saco de croquetas: una pelota amarilla que parece un virus y un hueso azul de plástico macizo. La cama ha sido reducida a copos  de una alegre nevada que, dado el resultado, ha tenido que durar toda la noche.

–Pero… ¡Hegel!

–He esperado toda la noche. Dime lo que dijiste que me diría hoy. ¡Dímelo…o…!

Pues, sí. Tal día como hoy del año 1955 cayó en viernes y  tuvo lugar el pre-estreno de “Johnny Guitar”. Fue en el Capitol, ahora teatro. Después iría a San Sebastián y recalaría, sin mucho éxito, en Madrid. Al día siguiente, sábado, se trasladaría al desaparecido Metropol de la calle de Llúria. Ese mismo día, Louis Amstrong actuó en el “Night Club” de la tercera planta del lujoso Windsor de Vía Augusta / Diagonal. El mal tiempo le había impedido viajar desde Italia el día anterior.

Ayer, entretenido con Dostoievski, me vino a las mientes un detalle pertinente. Aglaya y Nastasia (“El idiota”), rivales, manifiestan su rivalidad y su catadura, mediante, la una, “una capa clara” y la otra, embutida en un vestido negro. Blanco y Negro… tal como se plasman en “Johnny Guitar” las categorías morales o, si me apuran, los principios metafísicos que rigen el mundo.



Tal día como hoy, del año 1920, se estrenaba en Berlín “La Ronda”.

Antes de enfilar para el sur, salimos hacia el “Camí del mig” y antes de introducirnos en el “Camí del mig”, hacemos un alto en el bar del Día.

–Bon dia a tothom!

–Buenos los dé dios (¿).

–Camarero ponga una ronda* de sol y sombra a todos estos buenos parroquianos. Y para mí un bocadillo de “Blanco y Negro” como introducción… ¡que paga Pepe Botella*! Otro bocadillo para Hegel… ¡me olvidaba del perro!

Hegel se relame. Un solitario cliente está amorrado a la barra y reviscola cuando oye la invitación. Se frota las manos y golpea con la palma derecha la barra de azulejos.




–Veo, querido vecino, que su vena conmemorativa está hoy a reventar.

–Como su local.

Y sin más preámbulos se lanza de lleno:

–Pues sí, Kino, sí. La obra en la que Vd. piensa se estrenó en Berlín tal día como hoy del año 1920.

–Y se “desestrenó” inmediatamente. Ya sabe Vd….temas judíos tratados a la manera judía, “sin profundidad, sin hondura, sin alma…”

–Si yo le contara, sr. Kino, las tramas que se urden en este cuchitril. Si le relatara los “hemiciclos” que se crean y se destruyen en lo que dura una noche… Aquí donde nos ve somos el centro de la movida nocturna del “Cul d’Ocata”.

–Ha estado Vd. atinado: más que “corro”, “anillo” o “ronda”, merece el título de “hemiciclo”… pues la cosa acaba “inacabada”. Esta especie de “Decamerón” concentrado en el que “la mitad de cada una de las parejas que copulan reaparezca en la escena siguiente crea tanto una especie de mecanismo de control biológico como un triángulo estructural sexual…”

–En absoluto ajeno al interés científico.

–Ni al metafísico.

–¿No le parece que “el efecto de los encuentros lingüística y biológicamente repetitivos sugiere un proceso más serial que cíclico, algo mecanicista más que orgánico?”

Y acompaña el discurso con movimientos de manos propios de fregar vajilla.

–Y una melancolía…

–¿Parecida a la que produce la proximidad de la muerte?

–¡Ahí le ha dado, estimado tabernero!

–¿No le parece que lo que muestra la obra de forma implacable, más allá de aquello que fue juzgado como pornográfico, es la alienación entre hombres y mujeres?

–¿Como ejemplo de la alienación general y su cosificación?

–¡Sea!... y es que el mundo se ha convertido en un “Cambalache”*.

–y “yira, yira*”…

El cliente hace bastantes párrafos que se han pimplado el sol y sombra. Mantiene el vasillo entre los dedos, mira perplejo y suplicante hacia el foco de la conversación y lanza como al azar:

–Pues a mí lo de “La Ronda” me parece un nombre perfecto.

–Y muy adecuado.

–Póngale otra ronda. He ahí otra manifestación del mecanismo obsesivo de repetición melancólica.

–Perdón, caballero, pero creo que dos “sol y sombra” no le da derecho a… Además, y perdonen que medie, la obrita que Vds. comentan hace juego con el “Ring” vienés. Ambos cubren la putrefacción moral (y estética) de la burguesía. Por los mismos días que Schnitzler escribía ese alegato contra la doble moral y la hipocresía burguesa (1900), Loos teorizaba la “potemkización” de las ciudades. Edificios que son sólo fachadas. Fachadas fuera del tiempo que cubren con su anacronismo la degeneración imperialista del capital. También por aquellos días, Freud daba el toque final a su “Interpretación de los sueños” y el psicoanálisis hacía su presentación pública. Ambas “Rondas” funcionan como censura-resistencia (y como síntomas). Barreras contra la “locura” (proletariado / “ello”) y expresión desviada de la misma.

–Estimado cliente, me deja Vd. anonadado. Tantos días aguantando su mustia presencia y esta mañana se descuelga con estas consideraciones de enjundia. ¿Acaso Vd. no es quien representa ser?

Acabado el coloquio (y los bocadillos) y anonadados, seguimos nuestro paseo, no sin antes dejar pagadas otras dos rondas.

La escena ha tenido un no se qué de metafísico. Un cavernoso cliente, adicto al “sol y sombra” imparte una lección de historia, aplicada, de la cultura. Son sorpresas que te depara el “Cul d’Ocata”: Tenebrosos asiduos del Condis se descuelgan con una lección de materialismo dialéctico; opacos paseadores de perros se refieren a la luz con una adjetivación inaudita y variada…Y todos con la clara conciencia de la concisión, pues son conocedores de la escasez de espacio. No pueden, pues, desarrollar sus pálpitos, ni conceptualizar sus impresiones. Como este transeúnte que cargado como Sísifo, como donante del fraudulento Banco de Alimentos, me interpela:

Ya me he enterado de su conversacion ahi en la cantina…–las noticias vuelan (tópico digno del diccionario de Flaubert). Así hablaba, sin acentos. Y hay una cosa que Vds. vosotros habeis pasado por alto.

–Dígame Vd. condiscípulo.

–Pues vera. Los antiguos pueblos nórdicos celebraban la llegada del solsticio de invierno (sabra Vd. los del solsticio, ¿no?) con una celebración que llamaban YULE, ¡¡que significa rueda, ronda…y estaba relacionada con el ciclo del sol, con la fertilidad y la abundancia…

–Lo de la fertilidad se lo puede ahorrar, pero dios (¿) nos dé lo segundo. Por cierto, muy oportuna su aportación.

–La solidaridad es propia del “cul d’Ocata”.

¡Vámonos, Hegel, que el día es muy corto y como nos crucemos con otro solidario, no llegamos ni para las uvas! 



Ya en el coche.
Ha empezado a llover.
Tangos de Discepolín.



En Alcanar nos comemos una paella y seguimos bajo el cielo plomizo. Circunvalamos Valencia y entramos en la autovía de Albacete. Giramos en la Font de la Figuera, seguimos hacia Yecla, Pinós y llegamos a ¡¡Fortuna!! en un periquete. 

Noche cerrada.
Paseo por el desierto.

Ante tanta sahariana hermosura no quiero dedicar ni un segundo al malo de Beria* ni al bueno de Kalashnikov*… ni tampoco a la fea de Peggy Ernst*.  Quede constancia, sin embargo, de que no se me escapa ni una, de mi confianza en el decurso de los días y de la melancólica repetición de las fechas.



Lo de la oreja, lo deja para la SEGUNDA SERIE.

–¿Hoy no se cena?






domingo, 22 de diciembre de 2013

Propuesta para hoy, día 22 de diciembre. Fin del mundo. Lotería. Mansfield Park.

-1-
¿Recuerdan Vds. el año pasado?  Digo el año pasado por decir algo, pues yo escribo fuera del tiempo y del espacio. Lo remito todo al 2013 y cuando complete el año natural… ¡ya veremos! Ahora, sin ir más lejos, no sé ni dónde estoy ni qué fecha corre.

Bueno, pues eso. El año pasado el día 21 de diciembre amaneció sombrío. Todos los malos presagios (los mayas, Nostradamus, el I Ching, los indios Hopi y hasta mi vecina la del tercero-segunda, que se levantó en plena madrugada anunciando a gritos el fin del mundo porque había soñado que cerraban el Condis) se acumulaban a la espera de volcarse sobre la humanidad en el momento oportuno. Pasaba el día sin sobresaltos pero la tranquilidad no se instalaba en los corazones. Los hubo que antes de la hora del ángelus se colgaron en árboles de hoja caduca. En Idaho un padre de familia sacrificó a su familia.
Gorrión” aulló impulsado por tanto sin dios (¿).

En Alcalá de Henares, un jubilado aprovechó la ocasión para poner fin a su desolada vida; al día siguiente, 22 de diciembre (tal día como hoy, del año 2012) lo descolgaron de la viga y lo tendieron en la cama; sobre la mesilla de noche encontraron un billete de lotería en el que con mano temblorosa había escrito a lápiz: “Me mato. No aguanto más la espera. El planeta X se llevará un chasco”. El billete era un décimo de navidad del 76.058. Le habían correspondido 400.000 euros libres de impuestos. El abuelo, amor-atado, hizo una mueca de sarcasmo, que pareció un movimiento reflejo (o al revés). La autoridad borró el epitafio y se embolsó los cuatrocientos mil. (Avaricia*)




Si non é vero, è ben trovato.

Algo de la naturaleza sibilina del 21 afectó también al día 22. Así, Cyrus Reed Teed, borgiano autor de una cosmogonía /cosmología extraña, por contraria a lo generalmente aceptado, profetizó su resurrección inmediata después de su muerte física. Había construido en Florida y de su propio peculio, una ciudad capaz de acoger a ocho millones de habitantes. Sólo llegaron doscientos. “Exterior”, ese era su nombre, aunque también fue conocida por la “Nueva Jerusalén”, se convirtió, desde el principio, en un desierto, compartido a partes desiguales por humanos y coyotes.

“Cuando llegó su hora, el 22 de diciembre de 1908, a consecuencia de la agresión de un sargento de policía de Fort Meyers, Florida, los miembros de la colonia dejaron de trabajar y comenzaron a orar y cantar en torno a los restos morales. La víspera de navidad, Koresch (Cyrus) apestaba; el día después, el olor se había hecho insoportable, pero los fieles seguían esperando la resurrección. El 26, Koresh reventaba, y las autoridades se vieron obligadas a secuestrar los restos, para hacerlos sepultar en alguna parte”.





No reconozco otra razón que no sea la fuerza de las costumbres, lo que me empuja a comprar algún décimo de lotería por estas fechas. Este año he comprado el 53225 (además del que estoy abonado). Acaba de salir el gordo: 62246. Sin comentarios… ¡Hasta el año próximo!

Entre mis notas encuentro lo siguiente:

“El 22 (de diciembre.) día del baile, era jueves (Y puesto que era jueves, no podría ser más que el año 1808); y el miércoles por la mañana, Fanny, que no había hallado todavía una solución satisfactoria en cuanto a lo que debería ponerse, decidió buscar consejo en las personas más competentes y acudió a la señora Grant y a su hermana, cuyo reconocido buen gusto podría sin duda aplicarse a ella sin reproche; y como Edmund y William se habían ido a Northampton, y tenía motivos para creer que Henry había salido también, bajó hasta la rectoría sin mucho temor de que le faltara ocasión para conferenciar aparte sobre aquel punto; y que la tal conferencia fuese reservada era para Fanny uno de los aspectos más importantes, ya que estaba más que medio Mansfield Park  avergonzada de su petición de ayuda”.

Es evidente que es un fragmento de “Mansfield Park” de Jane Austen. No tengo ni puta idea del papel del baile reseñado en la trama de la novela, ni, si me apuran, de qué va el asunto. Me quedó la impresión de que hacer un resumen era una tarea propia de una tesis doctoral. No es que no me guste la Austen, que me gusta…. Pero esa novela fue superior a mis fuerzas. Y no tengo nada más que decir.




Bueno, sí. ¿Conocen Vds. “Crimen en Mansfield Park”? Una idea ingeniosa. Mantener los personajes y cambiarles la “personalidad” y las circunstancias. Yo hubiera ampliado el radio de acción y me hubiera cargado hasta el apuntador.

Hegel” prepara su equipaje. Mañana nos vamos al sur.

–¿Puedo llevarme la pelotita rosa?

–¡Lo que quieras!

–Engáñame: dime que quieres.(*) Dime que has esperado siempre que apareciera en tu vida.

¡Coño con el cachorro! Tiene dotes proféticas.

–Ya te lo diré mañana…

-2-
“En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere produce mucho fruto”.

En eso pensaba Dostoievski la mañana del 22 de diciembre del año 1849. O quizás no. Puede que ese grave pensamiento asomara tan sólo los cotiledones. Hacía ocho meses que estaba en prisión y uno, condenado a muerte, en la Fortaleza de Pedro y Pablo. Enfrente reposaba el Palacio de Invierno, y el invierno, recién nacido, saltaba alborozado como cachorro de candelizos amenazadores.

El autor había impugnado a dios (¿): el sufrimiento de los niños era algo incompatible con su existencia. Lean lo que escribía (tal día como hoy, del año 1896) Strindberg: “ Y no acusemos al Señor cuando veamos sufrir a niños inocentes. Nadie sabrá por qué, pero la justicia divina nos permite suponer que están expiando crímenes cometidos antes de su llegada a este mundo”.




Dostoievski, medianamente célebre, había sido condenado a muerte por participar en el  Círculo liberal de Petrashevski, pues por entonces, el escritor simpatizaba con los ideales socialistas y, si me apuran, nihilistas. La causa inmediata fue la lectura pública que hizo de la carta de Bielinsky a Gógol, en respuesta a una que le envió Gógol mientras aquél intentaba curarse una tisis en las montañas del Tirol austríaco. En la carta, Gógol intentaba justificar lo injustificable; explicar lo inexplicable: su giro hacia la defensa del estado zarista y el quietismo social. Su “alma rusa” no era más que un repudio de los ideales de “progreso y libertad” y una aceptación de la ignorancia y la servidumbre. Gógol se quejaba de incomprensión. Y, en cierta manera, así era, pues su “Almas muertas” pretendía ser la primera parte (negativa, crítica) de una trilogía en la que pretendía poner en claro la naturaleza del “alma rusa”, henchida de amor cristiano, de humildad y de solidaria resignación…

¡Hasta los eslavófilos le dieron la espalda! (no digamos ya los liberales-socialistas).

No habían comprendido la naturaleza incompleta de su magna novela. Quiso aclararlo en sus “Pasajes selectos de la correspondencia con amigos” (1846). Y, en efecto, la cosa fue entendida: Gógol perdió el afecto de todos los que sabían leer y escribir, excepción hecha de los cortesanos.

Incluso los eremitas de Optina se lo recriminaron.

La carta de Bielinsky, ocasión de la condena de Dostoievsky, fue en respuesta a este intento de esclarecimiento.

Él, enfurruñado, dejó de escribir y se dispuso a dejarse morir de hambre.

Volveremos sobre esta interesante cuestión y sobre sus últimas palabras que se intuyen de enjundia. (Propuesta, inédita, para el 24 de febrero. 2ª Serie)

Bueno, pues sacaron a Fiódor y a sus compinches al patio de la cárcel. Hacía, como es natural, un frío de muerte. Les vendaron los ojos con tela de amortajar y los dejaron a la intemperie meditando sobre el significado de las descargas de fusilería que rebotaban en los muros de la bien construida fortaleza. Cuando le llegó el turno al infortunado, que, según confesiones propias, se comportó con entereza y discreción, ocurrió lo que estaba pensado que ocurriría: Llegó alguien a caballo agitando una carta (¡otra!) y se interrumpió la ejecución de la ejecución. Es un recurso de guionista perrero, pero así fueron las cosas… ¡y así se las cuento!

Y para completar el magnífico guión, decir que un tío bisabuelo de Nabokov, amigo y condiscípulo de Pushkin, ejercía de comandante en la fortaleza y había tenido la gentileza de prestarle libros y tal.



Esto ocurría tal día como hoy, del año 1849 y Dostoievski lo cuenta mucho más certeramente en una carta a su hermano.

Pero la vida tiene un precio. Lo enviaron, desposeído de honores y derechos, cuatro años a la prisión de Omsk y cinco como soldado raso en uno de aquellos batallones fronterizos, baluartes contra el Tártaro.

Que te destinen a Omsk de cartero con plaza fija ya es una desgracia, imaginen Vds. lo de aquella gente…en una ciudad donde la oscilación térmica supera los 80 grados. Ahora es una gran ciudad de más de un millón de habitantes, esparcidos de cualquier manera, como la sal en la ensalada. De espacio no se quejan. Puede decirse que Omsk es un descampado salpicado de casas y edificios descuajaringados y desollados. Sus ríos son rojo-bauxita.




Allí, Fiódor, entre ataque y ataque de heredada epilepsia (que Freud analizó como consecuencia del asesinato del padre” y que el autor incorporó de forma sabia en la caracterología de muchos de sus personajes), tuvo una doble iluminación. Por la primera vislumbró el cenagal en que consistía el “alma rusa”, la inmundicia y crueldad que se asentaba en los adentros de su querido campesinado ruso. Por la segunda, corrigió el primer vislumbre y llegó a apreciar una chispa (iskra) de bondad, capaz de producir un incendio. El campesinado ruso, había sido maleado por capas y capas de opresión y pervertido por el individualismo (que podríamos llamar occidental, “socialista”, liberal). A partir de esa segunda revelación, Dostoievski se sumergió en la idea de un “socialismo cristiano-ortodoxo ruso”:

 “No será en el comunismo, no será en las formas mecánicas que encontraremos el socialismo del pueblo ruso: este cree que la salvación surgirá en definitiva a través de una unión mundial en el nombre de Cristo. ¡Ese es nuestro socialismo ruso!”

Y a partir de ahí todo fue “penitencia y redención”, crimen-castigo-arrepentimiento-redención… o “Crimen y crimen” (Strindberg).

Doblatov fue más comedido. Entró en contacto con “la casa de los muertos”, captó el cenagal del “alma eslava” y se las piró.

Tiempo habrá para volver sobre el tema.

-3-
“Hoy, día 22 (de diciembre, del año ¿2000?), de madrugada ha llegado el frío de verdad y ha caído la primera nevada.”




Es Stasiuk quien aprecia el cambio climatológico. Acurrucado en un lugar de Polonia relata sus correrías por el “Benelux” balkánico, donde cerdo come humano. Poeta de los escombros y del óxido, recorre el mapa de la desolación posterior a la miseria. Bardo de la ruina industrial y del derrumbe moral (si alguna vez estuvo edificado). Cantor de la luz. “Flaneur” del reciclaje de la mercancía. Y es que allí, en aquellos territorios fronterizos, las cosas se resisten a morir: vuelven a cargarse de valor dispuestas a vender caros sus últimos días. Profeta: comienza el tiempo en el que el tráfico de personas sustituye, con provecho, al tráfico de cosas.

El paisaje echado a perder. El pasado, echado a perder. El futuro… ¡echado a perder! Reino del reciclaje integral. Principado de la basura. República del trasiego. No hay “ostalgie”… pero lo parece.
Dan ganas de robar un todoterreno de alta gama y lanzarse a la venta ambulante de desechadas mercancías chinas.

Y es que el romanticismo anida en nuestros corazones.

–¿Y cuál sería mi papel?

–¡Meter miedo, Hegel, meter miedo!

–No he nacido para eso.






.


sábado, 21 de diciembre de 2013

Propuesta para hoy, día 21 de diciembre. Andrés de Jaén. Pedro de Códoba. Luís de Córdoba. París. Tucholsky.

-1-
Cuando los moriscos y tal, la iglesia puso en marcha una campaña de márquetin consistente en esconder imágenes de la virgen en los sitios más insospechados e impropios. La gente humilde las encontraba, iba con el rollo al cura y éste, en el ajo, ponía en marcha toda la maquinaria de la latría. Así: la virgen del olivo, la virgen de la uva, la virgen de los caminos… todo un rosario de hermosos nombres (que esconden historias entrañables y miserables).





Tal día como hoy, del año 1502, Andrés de Jaén que, por falta de mar en su localidad natal, faenaba en aguas de Almería (y hacía de vigía en  la torre García) creyó que había pescado una lubina extraordinaria. Lleno de esperanza se dirigió a la playa (la de Torregarcía).  Ya pensaba en las brasas y en las caras de contento de sus churumbeles. Por el peso habría para todos. Desembarcó. Arrastró la barca y la dejó clavada en la arena.

Hegel” menea el rabo de contento: “Algo me tocará”.

Tiró de las redes. Un  cabracho, dos arañas y cinco boquerones…más un bulto extraño.

–¡La Virgen! ¿Qué es esto?

Y, en efecto, era una virgen medio comida por las alimañas marinas.  Nadie hubiera dado un duro por el futuro del madero… Sin embargo…Se ha convertido en una de la vírgenes más querida por los hombres de la mar. Atravesó el desierto salobre y fue donde el cura más próximo como aquejado de peritonitis. El clero se encargó del resto.  Andrés hizo una sopa con el cabracho y las arañas y puso los boquerones en vinagre, para aperitivo  de navidad.


Hacía unos meses que un tal Bartolomé de las Casas, de Sevilla, se había embarcado en para el nuevo mundo. Tampoco nadie imaginaba el futuro de ese joven que aspiraba a eclesiástico. Para 1511, Bartolomé aún no tenía las cosas claras, seguía con su trabajo de “doctrinero” y con su oficio de “encomendero”, labrándose un futuro. Mientras tanto, Pedro de Córdoba, tal día como hoy, del año 1511, domingo (él era dominico), lanzaba su “sermón de adviento” desde el púlpito de la única iglesia de La Española. De nada sirvió

“Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes, que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan oprimidos y fatigados, sin darles de comer y curarlos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir los matáis, por sacar y adquirir oro cada día? (…)”

Las repercusiones del sermón (y de los siguientes) llegaron hasta la península y provocaron una pequeña cascada de buenas intenciones, incluso por escrito. Ya saben, Vds., sin embargo, cuál fue el resultado de “tot plegat”. Pero, en fin, tal como están las cosas, no está de más recordar a estos “pioneros”.
Hegel se ha sumido en profundas reflexiones y parece querer ampliar el radio de acción de la reprimenda.

–Y digo yo: ¿Cómo nos tenéis tan oprimidos y fatigados, sin darnos de comer…?¿Acaso no somos criaturas de dios (¿)? Nuestra compañía y cariño ¿no merece un buen trozo de carne en lugar de tantas bolitas? Soy jovencito pero ya me he dado cuenta de algunas cosas: dependo de tu humor, de tu tiempo… No me consideras un ente autónomo, un “ser-para-sí”, sólo un “ser-para-ti”…

–¡Hegel! ¡No te hace nada bien leer desordenadamente! ¿Cómo puedes decir que no te alimento bien? ¿Sabes lo que me cuesta el saco de bolitas?... ¡más que su equivalente en pollos!

–Pues ¡¡ponme los pollos!!

Me aparejo el tentempié (¡sin sal!) y le arrojo al perro-sabio un trozo de pan empapado en aceite. Dicen que es bueno para el pelo. Lo atrapa al aire, lo engulle y me mira inocentemente como queriéndome decir que él no ha visto nada.
Pongan Vds. a Luis de Córdoba, toda una figura flamenca en los años 70 y 80. De poderosa voz melismática y profundo sentido de la melodía y del ritmo. Estaba de “moda” cuando las “Caixes d’Estalvi” patrocinaban festivales flamencos en el Pueblo Español con el único fin de apropiarse de los estalvis de la emigración en pleno. Cuando hubieron alcanzado su fin, cortaron con aquello que… ¡les repugnaba profundamente!


Pongan un cante de “ida y vuelta” y déjense llevar. O busquen alguna cosa con Ramón de Algeciras, hermano mayor de Paco (*) y Pepe de Lucía.
A Luís de Córdoba, tal día como hoy, del año 2007, le fue otorgado el premio “Santo Tomás de Aquino” que, anualmente, otorga la Universidad de Córdoba. Otro premio que afianza el renombre del cantaor. Por lo demás, ya estaba en posesión de la “Fiambrera de plata”, del “Castillete de oro” y de la “Lámpara minera”… todo un surtido de cachivaches que adornan las alacenas de su casa. Le falta “la llave”, “el puchero” de Ojén, “el girardillo” de Sevilla, “el yunque” de Santa Coloma… Luís dice que por anaqueles no será. ¡Suerte!

Aquel día, tal como hoy, del año 1907, ni la Virgen del mar tuvo compasión de los cientos (¿miles?) de trabajadores (y familias) de la sal (¡la minería y Chile! Exactamente 63 años más tarde, Allende lanza su discurso de la Plaza de la Constitución, donde propone la nacionalización del cobre) que refugiados en la escuela Domingo de Santa María, del puerto de Iquique (Chile) fueron ametrallados (“con los chilenos vinimos, con los chilenos morimos”). Otro de los hitos fundacionales del movimiento obrero en general y del sindicalismo en particular. Así se ha escrito la historia. Esa es la historia: una montaña de ruinas, una acumulación de esperanzas que reclaman su cumplimiento. ¿Quién ha de pedir perdón por toda aquella sangre derramada?  Esta época tan sutil, tan susceptible… ¿Quién ha de pedir perdón? ¿Quién se ha beneficiado de todas aquellas masacres? El tiempo todo lo borra y el dinero se baña a diario en la fuente Castalia. ¡Angelus Novus!


¡Infórmense Vds.! ¡Infórmense!… mientras oyen los cantes de “ida y vuelta”… o la “Cantata…” cuyo mero nombre estremece.

–¿Los “trabajadores” son “indios”? ¿Los “indios” son “trabajadores”? Parece que algo tienen en común? ¿No es cierto?

¿Ven Vds?… verdades que hasta los perros descubren. Y que nos quieren presentar como ecuaciones de cuarto grado.
Para los pobres hasta la “Paz” es amenazante. Vean sino el destino del “Doña Paz” (*).

-2-
París era una fiesta… que no se acababa nunca. En mis fiestas, sin embargo, siempre se acababa mal: se vomitaba, el suicidio transitaba, a alguien le roza al ala del ángel de la imbecilidad. Yo también estuve en París en el invierno del 73-74. No frecuenté ni el Flore, ni les Deux Magots, ni la Closerie des Lilas… Mi sitio habitual era una Tabac en rue Volontaires con la inacabable Vaugirard. No me alojé en el estudio de la Duras, sino en un lóbrego apartamento vecino a lo que hoy es un Centro de Salud Mental. Los piojos me obligaron a cortarme el pelo al cero, como un colaboracionista. No pretendía ser nada… ¡y lo conseguí! Pasaba casi a diario, en mis largas caminatas hasta los comedores de La Sorbonne, por delante de la casa que había habitado Fiztgerard (*) y la “encantadora” Zelda” (de castigo), mediada la década de los veinte. Efectivamente, el Dingo Bar no existe. En su lugar, una pizzería.

Lean Vds. a Vila-Matas  (o a Hemingway) y me ahorrarán detalles.


No recuerdo si el Centro de Salud mental de Vaugirard estaba ya en funcionamiento. En cualquier caso, Zelda (suave es la noche, ¿eh?) fue diagnosticada de esquizofrenia. Y para que quedara constancia de que a perro flaco… murió abrasada en el incendio que arruinó el Centro de Salud Mental en el que estaba ingresada.
Ambos descansan en Maryland.
Es muy probable que el impertérrito Gazdánov, observador taxista nocturno, recogiera a la pareja a la puerta de algunos de aquellos míticos antros, como sin duda recogió (¿) a Tucholsky que, por entonces, acababa de aterrizar en París. Sus artículos, canciones (e incluso novelas) fueron muchos y muy exitosos. Él también fue muchos: tuvo más heterónimos que Pessoa. ¿Son los heterónimos síntoma de una debilidad moral, de una excesiva proliferación discordante, de un intempestivo espíritu lúdico, de una falta de fijeza…?



Benjamín elaboró el concepto de “melancolía de izquierdas” pensando en Tucholsky y similares. Les reprochó su aislamiento “humanista”, su incomprensión de lo que estaba en juego en la República de Weimar y su incapacidad de desclasamiento. Su falta de fundamento político o, para ser más exactos, su error de fundamento. Sin embargo, yo lo tengo en gran estima y no menostengo sus esfuerzos por comprender de qué iba la cosa. Fue clarividente al predecir (como Nostradamus*) la llegada de un Tercer Reich que sería letal. Su antimilitarismo lo coloca al lado de Grosz.  Naturalmente acabó sus días fuera de Alemania.
En cierta ocasión Toller se encontró en París con el dudoso Ehrenburg. Por entonces  el polaco-alemán estaba ocupado en recoger dinero para los niños españoles. Cruzaron algunas palabras y algunas bromas, de tal manera que al ruso le pareció que tenía mucho mejor aspecto que últimamente. Continúa Erhenburg: “Al despedirnos me preguntó: ¿Duermes sin somníferos? La noche es terrible, uno ve las cosas con mayor crudeza que durante el día. Bueno, en fin… Seguro que volvemos a vernos pronto (…) ¡Hasta la vista!”. Años más tarde, tal día como hoy, del año 1935,  a Tucholsky, que no podía dormir sin Veronal, se le fue la mano. Fue atendido en el hospital de Gottenburg, Suecia…pues allí le había llevado el exilio. Los de la Bayer habían puesto ese romántico nombre comercial a su barbitúrico-estrella en memoria de la ciudad de Verona (¡!), la ciudad más tranquila del mundo.
En el congreso del PEN Club del año 1939 que se celebró en Nueva York, Toller, “durante la comida de gala, intentó impresionar a los reunidos, recordando el destino de Mühsam, de Ossietzky, de Tucholsky” (I. E.). Antes del comienzo del verano, Toller siguió su ejemplo.

“Virgen del Veronal, refugio de la desgracia extrema…”

–¡Yo duermo muy bien!
–Ya lo sé Hegel, ya lo sé.

El químico de la Bayer, de natural romántico (en el sentido más trágico del término), elegiría el nombre de Verona (¡digo yo!) no por lo dicho, sino por los efectos parejos de su producto y el brebaje de Fray Lorenzo, causa mediada de la tragedia: ¡La tranquilidad de la muerte!



La purgatorial rivalidad de los Montesco y los Capuleto, es, con otros nombres, una constante de la historia universal del enamoramiento y sus desdichas. Hay quien remonta la cosa al mismo Jenofonte de Éfeso. Sin necesidad de remontarse tanto, podemos detenernos en Luigi da Porta y en Mateo Bandello. De ellos tomaría el inglés la trama. Casi contemporáneamente al hecho original, Bocaccio (+ tal día como hoy, del año 1375) se enamora perdidamente de Fiammetta; y la cosa no acabó con Veronal porque el humanista encontró apoyo y refugio en la poesía. También Petrarca…y Dante. Todos fueron atravesados por el dardo del infante invidente y todos se consolaron en los brazos de Erato. O quizás fuera, simplemente, un recurso literario, para desplegar los afanes de sus almas (¿) (y cuerpos) insatisfechas.

¿Qué suene el “acorde de Tristán”?

Hegel me mira sin comprender. Sus afanes se reducen, de momento, a la pitanza y a perseguir otoñales hojas secas.












Propuesta para hoy, día 6 de enero. NACIMIENTO, MUERTE Y RESURRECCIÓN DE SHERLOCK HOLMES.

   6 DE ENERO 2025                                                            1. NACIMIENTO. En ninguna de las obras canónicas se cita...