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sábado, 20 de abril de 2013

Propuesta para hoy, día 20 de abril. (1ª). Celan.


Gracias al poder de ubicuidad que mis Custodios florentinos me han concedido, me encuentro, a punto de caer al agua del Sena en mi vano esfuerzo por unos rayitos de sol, sentado a una mesa, en la terraza de la “Plage de París”. En la mitad del camino que une el Pont Mirabeau con el de La Grenelle. Veo la estatua de la liberad (¡¡) de la isla de los cisnes…y ella me ve a mí

--¿Qué haces ahí…en ese nido de antiabortistas?

--¿¡Qué quieres!?...Tenía la garganta seca y el espíritu melancólico. Quería contemplar el río…cómo abandona París y se dirige, portador de extraños frutos, hacia el Océano infinito.

--¡Que no te vuelva a ver por aquí!

--¡De acuerdo! Amén.

Viene el camarero y se va con el encargo de traerme una botella de calvados y un croissant:

--E…voilà, Monsieur!...Son 100 euros. ¡Sôyez bienvenue!

--Déjelo encima de la mesa y no aparezca en toda la mañana.

Insiste en el precio. Pago. Nadie se baña dos veces en el mismo río…¡ni una!

"El amor se va como este agua que corre.
 El amor se va.
 Lento como la vida.
 Y violento como la esperanza.

 Cae la noche, suena la hora.
 Los días se van, yo me quedo.
(…)
 Pasan los días y las semanas.
 Ni el tiempo ido
 ni los amores vuelven.
 Bajo el puente Mirabeau corre el Sena.

 Cae la noche, suena la hora.
Los días se van, yo me quedo".

(Apollinaire: ”le pont Mirabeau”)

El problema es ver cómo me quedaré: ¿debajo de la mesa?...¿tendido inconsciente sobre esta plataforma de madera?...¿Pasarán días antes de volver en mí?...Los clientes se van y yo me quedo. Nuevos clientes hacen olvidar a los antiguos. La vida sigue y el croissant se me ha pegado…¡como siempre! en el cielo (¡el único!) del paladar.

Miro el puente de Mirabeau y me vienen a las mientes los versos de Celan dedicados a Tsvietáieva:

"Del reborde
del puente, de donde rebotó
del otro lado hacia la vida, vuela
con heridas desde
 el puente Mirabeau.
Donde el Oka no fluye. Et quels amours!".

En París hay muchos puentes. ¿Por qué Celan escogió el de Mirabeau?: El puente donde acaba París, el puente límite: “Viaducto del amanecer”.
La madrugada del 20 de abril, con una luna llena esplendorosa, Celan se subió a la barandilla y se arrojó con su traje más pesado, llenos los bolsillos de “versos piedras” a las heladas aguas del río. Rompió la capa de hielo y como alción, símbolo de la felicidad amorosa, se lanzó en busca del verso definitivo: definitivamente disuelto.
















Su  impulso repetitivo, repetir y repetir…¿lo llevaría a ensayar diferentes saltos?

Quiso ser, quizás, el mensaje embotellado de Mandelstam…

Habría tomado el metro en “Cardenal Lemoine”, cerca de su domicilio y de  l’École Normale, donde trabajaba, y habría bajado en “Javel- André Citroën”.
Tomaría un café doble en el, aún, inexistente “café Regalia”, esquina con Zola, para no dormirse antes del salto y permitir que los viandantes se desvanecieran (euridicianamente). Quizás una copita de calvados, o de “aguardiente del ciervo” para no flaquear en el último momento. Eligiría mentalmente el sitio adecuado: mirando a la Isla de los cisnes; de espaldas a la sordidez de las chimeneas y de los incipientes rascacielos de la zona…

“Cogidos de las manos estamos cara a cara
 Mientras bajo el puente
de nuestros brazos pasa
La ola tan cansada de las eternas miradas".
(Apollinaire)

Es cierta la influencia de Heidegger…pero también es verdad que se negó a fotografiarse con él. Nunca le perdonaría su “colaboración” y su no-arrepentimiento… ¡Sobre este tema volveremos!...

Sin duda vds. conocen el “Guernika”…pero quizás no conozcan “Todesfuge”: “Negra leche del alba la bebemos de noche…” que puede ser su equivalente en poesía, así como La “La Pietá” de Kollwitz lo sea en escultura y la difícilmente ejecutable “Sonata “27 de abril de 1945” de K.A. Hartmann en música.

La “Todesfuge” (¡leánla, por favor, léanla!), publicada inicialmente como “El tango de la muerte”, es la obra emblemática de Celan (¡no digo más!). Le “acusaron” de embellecer con acumulaciones de metáforas el “hecho inenarrable”; sin embargo sus “metáforas” no son tales: es la realidad…que supera cualquier artificio: “…una tumba en el aire…”, no es una metáfora…¡es tu espacio en el humo de los hornos!...”donde no se yace estrecho”.

A partir del “discurso de Bremen” (1958) su lenguaje se desarticula y, creo, busca la sequedad del hueso y de la piedra (y su sonido), “imitando la débil articulación-desarticulación del esqueleto: Las palabras se rompen en trozos que no consiguen la unidad de la frase.
Celan demuestra, frente a Adorno, que se puede escribir poesía después del Holocausto. Pero una poesía que reniega de lo bello-(muerte) y de las jerarquías sintácticas-gramaticales.

Y cuando acaben con “Todesfuge”, ¡empiecen con “Angostura”!

Encontraron su cuerpo el día 1 de mayo…allá por la ”L’Île du Pont”. Su cuerpo fue inhumado el 12 de mayo, justo el día en que su amiga Nelly Sach, “su hermana”, hospitalizada en Estocolmo, prendió fuego a su cama (¿) y se construyó “una tumba en el aire”.

Y ahora me vienen a las mientes los versos que Marina dedicó (¿) a Celan:

"Voy por París preguntando
 -si sólo en cuentos o en sueños
 suben los hombres al cielo-,
 tu alma, ¿adónde ha ido? 
tu rostro,
tu calor,
 tu hombro,
 ¿adónde se habrá ido?".

Bueno, sr. camarero, en sus manos encomiendo mi espíritu. Tráteme bien, se lo ruego. No permita que los clientes vespertinos se chanceen de mí. Recójame con delicadeza y deposíteme en la parada de metro más cercana. Creo que los cien euros lo merecen. Ha estado todo muy bueno. Gracias…¡Ya no recuerdo más!

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