Buscar este blog

lunes, 21 de octubre de 2013

Propuesta para hoy, día 21 de octubre. Tordesillas. Gerardo Duero (digo, Diego). Fin del mundo.

(Los asteriscos * remiten a razones efemerísticas)


¡Vaya por dios (¿)! Le tocó el turno a Schnitzler. La muerte te “rondaba”, como una cocotte. Se te entregaba como la “señorita Else”. Tal día como hoy, del año 1931, no pudiste resistir a sus encantos. Por suerte no viste la que se avecinaba.
 
En fin… ¡el muerto al hoyo y el vivo al bollo!

Tan gran estudioso de la pasión amorosa y del “amorío” dejó pasar, sin embargo, la transmutación de Juana de Castilla en “Juana, la Loca” y de Felipe, archiduque de Austria en Felipe, en " Hermoso” por obra y gracia de Luis XII.

Aprovechando el magnífico tiempo, les propongo una excursión a Tordesillas. En siete horitas (“On the road(*) tomarán un bocadilo de atún con olivas) estarán bebiendo una cerveza en su magnífica plaza mayor. Tendrán que esquivar los charcos de sangre coagulada, restos de la masacre del mes pasado. Tendrán que compartir el sol y el barril de cerveza con estos gallardos mozalbetes que se precian de alanceadores. Tendrán que movilizar todas sus fuerzas para no ser abducido por la memoria de Queipo de Llano. A cambio, una remembranza, un asado, y una noche tranquila en el Parador de la localidad. Como es lunes no habrá problema. Gozarán además de una luna espléndida, entrando, queda, en la decadencia.

También podría proponerles una visita al “Guggenheim” de la 5ª Avenida, con motivo de su 56 aniversario… ¡Abre los lunes! Y acepta la “tarjeta dorada”. Y si tuvieran tiempo, bajarían por la 5ª y se toparían, al comienzo del central Park, con “Tiffany’s”, comprarían un corazoncito dorado (¡¿serà per diners?!) y harían un poco el hortera en memoria del bueno de  Edmundo de Amicis (*). Por cierto, ¿sabían Vds. que aquella serie que hizo llorar a sus hijos o a Vds. mismos, “Marco, de los Apeninos a los Andes”, está sacada de “Corazón”?  

Pero estamos en Tordesillas, provincia de Valladolid. ¡Y son las cinco en punto de la tarde!

Aquí, en medio de la nada, estuvo recluida, años y años… en el desaparecido Palacio Real, Juana, a esas alturas, “la Loca”.  ¿Loca?  ¿Estaba loca de jovencita cuando se negaba a asistir a los oficios religiosos? ¿Estaba loca cuando reclamaba el trono que le correspondía? ¿Estaba loca cuando apoyó la causa “comunera”? ¿Seguía loca cuando se negó a confesarse, tras imponerle los santos óleos? Le hubiera venido bien un tití, tipo “Amedio”, que hubiera entretenido sus eternas noches de invierno, de primavera, de verano y de otoño.


Tal día como hoy, del año 1496, contrajo matrimonio con Felipe de Austria. Estaba claro que la corte española no quería un rey extranjero. Así que entre padre e hijo la declararon “irresponsable”. Parece ser que el marido era aficionado al “padel”. Y ya saben Vds. lo que pasó. Esto me reafirma en mi convicción de que mata más el agua que el vino…

Bueno pues, estamos en Tordesillas y, ahora, ¿qué hacemos? Lo de doña Urraca no viene a cuento. Lo de la Beltraneja, tampoco. El reparto del nuevo mundo fue en junio…No nos queda más remedio que buscar un sitio en el que zamparnos un cuarto trasero de cabrito de la región. Nada más apropiado que el “Horno de asar los Duques”. 

Así dicho parece la mar de tentador. 



Para hacer hambre, se dirigirán Vds. hacia el Duero y saldrán a la plaza del Palacio de Doña Juana. Se verán recompensados: en el mismo edificio que hace las veces de “Palacio”, encontrarán un bar de tapas una antena de televisión parabólica incluida. Pedirán un tintorro del terruño:

–¡A las buenas tardes!

–¡Buenas las dé dios (¿)!

–Tendría la amabilidad de ponerme un vino del “terroir”.

Sin dudar, sacará una botella de debajo del mostrador y nos servirá una maceta de tintorro. Sin añadir ni palabra, pero mirándonos a los ojos, depositará sobre la barra un platillo con dos banderillas. Los castellanos son así, casi místicos de tan escuetos. 

–Oiga, caballero…y esto de las banderillas es costumbre del poblado, o es una aportación personal a la variedad local. Yo pensaba que aquí lo que se llevaba era los morros de toro, las orejas de vaca, los callos de ternera o el rabo de cornúpeta…

–Aquí es costumbre empezar con las banderillas, para ir acostumbrando el cuerpo.

Se tomarán el tentempié en religioso silencio. Y saldrán en dirección al Monasterio de santa Clara, no lo confundan con el convento del mismo nombre. Entre el convento y la Iglesia de San Antolín, se encontraba el Palacio real, acabado de destrozar por Carlos III y su mano derecha, el murciano Floridablanca (*).  Exactamente estaba pegado a la Iglesia-museo. En su lugar, un edificio absolutamente vulgar, de ladrillo obra vista, de esos que puedes transportar a Fortuna y nadie se daría cuenta. ¡De locura, vamos!



Darán un paseo por la orilla de Duero. Harán hambre mientras recitan aquello de:

“Río Duero, río Duero
Nadie a acompañarte baja.
Nadie se detiene a oír
Tu eterna estrofa de agua”

Pero… ¡oiga! ¿Cómo se atreve? Son cientos los que pasean por estas veredas y miles los que se zambullen sin decoro en sus pardas aguas. Gerardo Duero (digo, Diego) fue un fascista de tomo y lomo. Y en cualquier otro país decente hubiera sido depurado.

Irá cayendo la noche. Se dirigirán hacia la avenida de Valladolid y no olvidarán pimplarse el Dry vespertino. Exigirán limones de Murcia.

El local les parecerá de lo más vulgar y pretencioso. Pero no me negarán que su nombre atrae.

–¡Buenas noches, fogonero! Es el “asador de los Duques” ¿me equivoco?

–¡Buenas las dé dios (¿)! Así es.– Y se largará, sumido en su mundo “aspergérico(*)




Decorando la pared: una gran batalla naval (¿El desastre de Trafalgar (*)? Le preguntarían la razón, pero se imaginarán la respuesta y se contendrán. ¿No vendría más a cuento una reproducción de la famosa y más cercana “Batalla de Tordesillas”? Se imaginarán la respuesta y se contendrán. El local, por lo demás, está vacío. El mesonero se hará esperar. La desubicada pintura y la espera activarán el cajón de sastre en que se habrán convertidos sus cerebros. ¿Saben Vds. que Magallanes, tal día como hoy, del año 1520, descubrió el “Cabo de las Vírgenes”? ¿Qué vería Hernando para asociar una cosa con la otra? ¿Las moles heladas? ¿En qué pensaría el navegante? ¿Nostalgia? ¿Desencanto? ¿Despecho? Quizás, sabedor de que en República Dominicana celebran hoyel día del poeta”, se lanzó en brazos de la metáfora… ¡Y así quedó la cosa!

"El hielo estaba aquí, el
hielo estaba allí,
El hielo nos rodeaba:
¡Crujía y gruñía, y rugía y aullaba;
Como ruidos en lo salvaje!
(…)
"Dios te salve, viejo Marinero,
de los demonios que por esto serán plaga!
¿Por qué miras así? Con mi ballesta
Yo maté al Albatros.

Por aquellos mares vagaba el “viejo marinero” (*) y seguro que vio la indicación: Al “Cabo de las Vírgenes” 59 millas (náuticas) y se internó por ese estrecho corte. La maldición cayó sobre el viejo: Estaría condenado a vagar sin rumbo eternamente y a contar su historia una y otra vez. Así que cuando llegó a las costas de Barbate y vio tan ingente cantidad de embarcaciones, se preparó para el recitativo. Empezó por la nao del vicealmirante francés Villeneuve: “Pues, mire Vd, perdí mi alma contra el diablo y ahora…”

–¡Por amor de dios (¿) déjese de monsergas! ¿No ve que estamos en plena batalla de Trafalgar?

–Así que me veo obligado…

–¡Vaya con el rollo a Nelson! que mi inglés no es muy bueno.

El anciano se había puesto de opio hasta el culo y no pudo parar sus irisadas divagaciones. Y así, de esta manera tan inesperada, se decidió la suerte de la batalla:
Mientras Villeneuve escuchaba impaciente al anciano, Nelson disparaba las baterías a mansalva. ¡La cortesía francesa!
El colofón hubiera sido una “elegía por la pérdida del Imperio” por Gerardo Duero (perdón, Diego)…Aunque quién sabe si no la pergeñó… ¡Si la erigió en honor de la “división azul”…!

–Dígame, caballero.

Volverán en sí completamente chopados.  

–¡Tráigame la carta de la “Nobleza española”!

Sabrán Vds. que el grado de Duque es el máximo dentro de la nobleza (la familia real no cuenta). Y sabrán que una rama, dependiente de la casa de Medinaceli, lleva el glorioso nombre de “de la Cerda”. Amantes como son de la metáfora y de la metonimia pedirán medio cochinillo al horno… ¡bien horneado! Lo del cabrito tampoco es mala idea. Y una botella de vino del país. 



–Y mientras lo preparan, prepáreme un Dry, estilo Buñuel.

–Aquí no gastamos de eso.

–Buen hombre, se trata de una copita de ginebra. Pásela por delante de la botella de Martini blanco… ¡si tienen! Y póngale una rodajita de limón de Murcia.


Se retirará y ´volverá con un vaso de tubo lleno hasta el borde de lo que afirma ser ginebra. Y medio limón en un plato de duralex.

El cochino, pese a todo lo dicho, tendrá una pinta sublime.

–¡Échele salsita! (*). ¡Pa mojar!

–¡Qué cruz! (*)

Acabarán con un carajillo de “Duque de Alba”. Y unos aguardientes. El mesonero sonreirá sobrado… por lo del carajillo. Pensará de nosotros que somos unos recién llegados. Le dirán que la nobleza tiene que disolverse y que lo hacemos a conciencia para bajarles los humos.

Noche cerrada. La luna comienza su declive. Caminar por Tordesillas a estas horas es como hacer una excursión al barroco. En la puerta del Parador habrán parado dos autobuses de japoneses. Los guías estarán discutiendo con el recepcionista que repite hasta la saciedad:

–¡¡No hay camas pa tanta gente!! ¡¡A la calle!! (*)




Vds. habrán tenido la precaución, pese a ser lunes, de reservar una habitación con vistas. Derrengados pedirán la llave y se retirarán. Mañana les espera un largo viaje de regreso. A media noche les despertarán “Cuatrocientos golpes” (*), ni uno más ni uno menos. Los japoneses habrán logrado encajarse en tres habitaciones triples con supletorios.

No se les ocurra hacer lo que hizo Elliot Smith (*), así que aparten todas los objetos punzantes, tomen un diacepán y ármense de paciencia. Mañana será otro día y los japoneses habrán desparecido. Se levantan con el sol naciente.

Lo de que “mañana será otro día” es un decir, una “creencia” infundada. De entre todos los locos que en el mundo han sido hay un selecto grupo cuya locura se expresa en profecías apocalípticas (…Estarán soñando... ¡sigan soñando!....) Esto es así desde las “doce águilas” de Rómulo. Y esa estirpe ha seguido, como el Guadiana, como una plaga intermitente…pero regular. Los ha habido locos, humoristas, atrabiliarios, débiles mentales, y, sobre todo charlatanes interesados. A todos los que les da por ahí, anuncian desgracias y si alguno de entre ellos vislumbra la “Época del Espíritu”, ésta tendrá que ser alcanzada tras graves pérdidas. Y es que el sentimiento de pérdida, de desgracia y de finitud parece que tiene asiento en uno de los múltiples genes del cromosoma 16. Enlaza con el alocado deseo de acabar de una vez por todas con tanta incertidumbre y menester.

Así que no es raro que multitudes atiendan, íntimamente deseosas, a tales insensateces. Orson Wells lo demostró. Añadan a todo esto el “grumo familiar”.

De entre todos ellos, y ya en la época contemporánea, nadie tan pertinaz e interesado como el Sr. Camping, presidente del grupo de emisoras “Family Radio”. Sus seguidores hacen estragos en las costas del mediteráneo. Viven en tiendas como los indios aborígenes y se alimentan, contra las prescripciones originales, de chóper de pavo y de otros restos. Visten taparrabos. Últimamente cunde tatuarse el cuerpo con signos y dibujos que sólo serán descifrados el día del juicio final. Emigran en hordas y desean convertir cada día, siguiendo el espíritu del fundador, en el último día. 














Esta corriente “campinista” deriva de Williams Miller que, tras estudiar concienzudamente las profecías de Daniel y con el apoyo de las palabras del mismo Jesucristo, proclamó que la “Parusía” tendría lugar entre el 21 de marzo de 1843 y el 21 de marzo del año siguiente. Su insistencia en este segundo “advenimiento”, dio nombre a sus seguidores: “Adventistas”. Llegó el 22 de marzo de 1844 y las calles seguían en su sitio; los pajaritos seguían en sus nidos y las amas de casa fregaron el suelo. Dios no apareció. Repitió los cálculos sobre la base del calendario ritual judío: ¡¡El 22 de octubre!! Amaneció el 23 de octubre, día de San Alucio y todo se juzgó como una colectiva alucinación histérica. Algunos se colgaron.

Miller, voluntarioso, reinterpretó el mensaje: lo que ha pasado el día 22 es que Cristo ha pasado del “Lugar Santo del Santuario Celeste”, al “Lugar Santísimo”, dando lugar al “Gran Juicio” al que someterá a todos los “observantes” que han sido. Terminada la tarea, ¡¡Volverá!! Los impíos no serán juzgados: ¡se condenan solos!
Una explicación demasiado enrevesada, aunque con suficiente apoyo teológico, para las mentes sencillas que esperaban fuegos de artificio y resonar de trompetas. Este “Gran Chasco” estuvo a punto de producir la disolución de las corrientes “adventistas”. El que espera desespera.

Así estaban las cosas, cuando el Sr. Camping, basándose en los mismos textos que su predecesor, anunció, de forma un poco prematura y presurosa, que el mundo acabaría durante la noche del 6 al 7 de septiembre del año 1994, justo al comienzo de la luna nueva. El sol salió la mañana del siete, indiferente a los presagios. Los “campinistas” siguieron asándose en las costas de Palamós y continuaron con su “chóper” de pavo, a la espera del banquete celestial.

El Sr. Camping refinó los métodos y amplificó el mensaje. El dinero ya empezaba a fluir hacia sus arcas. Y fue entonces cuando lanzó el mensaje definitivo: El día 21 de mayo tendrá lugar el “Rapto”, nombrando así al acontecimiento más espectacular jamás vivido por la humanidad: cerca del 3% de la población (los “observantes”) serían elevados a las alturas, al lugar “Santísimo el Santuario Celeste”, para dar comienzo al “Gran Juicio”, que duraría 5 meses exactos. Ni un día más, ni un día menos.

El 21 de octubre (tal día como hoy) bajaría Cristo en majestad y pondría fin a todo este disparate.

Se despertarán angustiados y envueltos en sudor frío. Se ven las primeras luces por la parte de santo Domingo de Silos. Aún no ha amanecido. Estarán Vds. inmersos justo en medio de las profecías: 21 y 22 de octubre. Harán bien en dejar que se marchen los japoneses. Pedirán que le suban el desayuno a la habitación. Descorrerán las cortinas. Abrirán las ventanas. Se pimplarán un aguardiente del minibar. Y sólo cuando el sol, decidido, inunde la habitación, entregarán la llave y se largarán de Tordesillas.

Se desviarán por Santo Domingo de Silos y recordarán aquello de Gerardo Duero (perdón, Diego):

 “Enhiesto surtidor de sombra y fuego
Que acongojas al cielo con tu lanza” (…)

Y para completar la ruta de la “cuna de la lengua” harán parada en Santo Domingo de la Calzada, “donde cantó la gallina después de asada.” Y como no hay dos sin tres, se detendrán en San Millán de la Cogorza (perdón, Cogolla) y allí, pasado el mal trago, viendo que el sol no da muestras de flaqueza, se pimplarán un buen trago de rioja y un plato de orejas de cerda…pensando en su “Buen amor”, ¡si lo tienen!

Y ahora, sí. Enfilarán hacia Logroño y en 5 horitas estarán en casa: “I can't get started
lover, come back to me”…Dizzi Gillespy (*) velará por Vds. Y recuerden aquello de que cualquier día puede ser el último y de que cualquier noche puede salir el sol.


POSTDATA 1:

a) Los crédulos infelices campistas no se han enterado de que el Juicio Final ya ha tenido lugar. Ocurrió el 9 de enero del año 1775 y los premios y castigos fueron repartidos, pero nosotros...¡como si nada! (Swedenborg)

b) Lo que creyó ver Juan Lancastre la mañana del 24 de mayo del lejano 1963, cuando desde lo alto de Enrique Granados bajaba hacia Letamendi, no fue más que un delirio alcohólico posterior que infectó las partes traseras de la memoria. O quizás no, y se hubiera tratado de una preparación del fin en toda regla. Lo raro es que la cosa después no siguiera...o sea que lo que era anuncio no se convirtiera en hecho. (Vila-Matas)

c) Fin del mundo y Fin de la Historia no coinciden. Sería estupendo que primero acabara el mundo y, después, años después...finiquitara la historia. (Kino).



POSTDATA 2:

“Ti_Jean ha honrado la vida.” (*)

Lo siento tanto-con cariño, Elliott. Dios me perdone”. (*)




























domingo, 20 de octubre de 2013

Propuesta para hoy, día 20 de octubre. “Blas de Cubas”. "Les Grenouillers". Varios.




“En aquel día (20 de octubre del año 1869) brotó del árbol de los Cubas una graciosa flor. Nací; recibiome en sus brazos la Pascuala, insigne partera originaria del Miño, que se ufanaba de haber abierto la puerta al mundo a una generación entera de hidalgos”


Quien así habla “no es un autor difunto, sino un difunto autor, para quien la losa sepulcral ha sido otra cuna”. Es Blas de Cubas. Bonito nombre. Sugestivo. Familiar. No le haré un feo a tal linaje, “escapado de la tonelería en alas de un calembour” (¿de qué materiales eran los toneles?)…Acabo de encontrar un acertado y oportuno ejemplo de calembour, ese fruto extraño y divertido de la promiscuidad entre la homonimia, la paronimia y la polisemia. 


¡Por Blas de Cubas! y me pimplo un aguardiente de caña. Me erizo. Es la primera vez que bebo antes de mi acostumbrado refrigerio matutino. La ocasión lo merece: No sólo esta efeméride, sino el hecho de que tengo que ir al médico a que revise mis pulmones. Y con sólo pensarlo me dan espasmos. Se añade la extravagancia de ir a Barcelona, que no piso desde hace meses.

No encuentro la tarjeta dorada ¡vaya por dios (¿)!  Ocupo plaza en lado montaña. Estoy deseando lucir mi chubasquero y la bufanda del siete leguas; de momento, sin embargo, continúa el calor. En Barcelona… (¡qué gran ciudad!) los turistas, esa especie depredadora y peregrina, deambulan ebrios. Es difícil adelantarlos. Lo intentan por la derecha y se vencen hacia la diestra. Por la izquierda, y se tambalean hacia la siniestra. Dando tumbos como las almas beodas de Heráclito. ¡Tanta normativa y no han sido capaces de idear una ley tajante que impida andar de forma indecisa! Prohíben las “estatuas-humanas”, que no molestan y permiten ese andar agitado y sin sentido. El “flaneur” pasea sin orden, curioso y contemplativo.... ¡pero éstos! Sólo les gusta hacer corros. Rodear la desgracia y el ridículo. Si por lo menos vistieran normal y no llevaran mapa. 

Bueno, los pulmones siguen su curso… ¿fibrosis? ¿E.P.O? ¡Que sea lo que dios (¿) quiera. Yo seguiré con mis cigarrillos “a lo Luky luke”. Todo en orden.  El “emplasto Blas de Cubas”, ese medicamento sublime, anti-hipocondríaco, que pretendía aliviar a nuestra melancólica humanidad, no está hecho para mí. Atrabiliario, lo soy…pero hipocondriaco no. Aquello es algo connatural al paso de los años. Lo último se mama.

Bajo República Argentina hasta Rambla. La radiografía bajo el brazo. Una cervecita en la terraza de la “Bodegueta” y un cigarrito. Señores ¡esto es vida! No tengo que pedir justificantes para el trabajo. No tengo que apresurarme para volver. Puedo “flanear” a placer. Leer el periódico (“La conferencia de paz sobre Siria será el 23 de noviembre”… ¡Malo! Seguro que todo empeorará. Es pura y escueta “neo-lingua”. Siguen los terremotos en el delta y en la costa de Castellón. “Fiesta de los Super 3” en Montjuïc…) Hacer el “sudoku”. Tirar, despreocupado, la radiografía en una papelera… ¡por si alguien la necesita!...En fin, un placer. Les aconsejo que se jubilen a los cuarenta.
¡Idea redonda!: Comer en “La Garroxa”, un restaurante famoso por sus chuletones y churrascos y, así, mato unos cuantos pájaros de un tiro: Por la Pascuala, “insigne partera originaria del Miño”; por mi tocayo Machado de Assis, natural de Río de janeiro, tartamudo (como yo) y epiléptico y  para celebrar el “día del Churrasco” (Chile). 

–¡Joven!  ¡Póngame un…

–¿Va a comer?

–A su debido tiempo, camarero. Prisas es lo sobra en este mundo dislocado. Introduzcamos un poco de calma y sosiego...

–Pero ¿va a comer… o qué?

–Algo comeremos, joven. Tráigame una cervecita…gocemos de este sol de octubre.

El camarero se retira, derrotado, matando las últimas moscas del año con la servilleta. ¡Siempre me tocan los tarados!–murmura.

“Con la pluma de la broma y la tinta de la melancolía” (¡¡) así está escrita. Capítulos cortos y esponjosos. El autor se adelanta, se retrasa, aconseja, desaconseja, predice, recuerda, profetiza, repite, se marcha, vuelve desmemoriado… ¡deja claro que la obra es suya! Dicen los críticos que representó el fin del romanticismo y la inauguración del realismo en las letras brasileñas. ¿Realismo? Tanto como pueda serlo el “Tristan Shandy”. 

La obra de Sterne manifiesta el fracaso del autor que quiera relatar su vida en toda su completud. Llega la muerte y su preparación… ¡y lo interrumpe todo! 

Blas de Cubas, consciente de esa limitación, y apropiándose de la técnica de Sterne (y de De Maistre) narra su vida ¡ya muerto!. Otros han ampliado el campo de lo inenarrable: Carlos Fuentes en “Cristóbal Nonato”, empieza en el punto en el que empieza Shandy, pero se entretiene en narrar esos nueve meses que separan el no ser (relativo) del ser. Los recuerdos de Cristóbal se remontan a las playas de Acapulco y llegan hasta el 12 de octubre de 1992 (¡nada que celebrar!) cuando: “El niño tiene bien abiertos los ojos, como si sus párpados jamás se hubiesen formado. Mira fijamente a la tierra que lo espera” y nace. 

Mucho antes, en tiempos de la Inquisición, un judío- español enemigo de España y amigo de las rebeliones independentistas de Catalunya y Portugal, se adelantó a todos, en eso que algunos llaman (Goytisolo) “Relato intrauterino”: 

“Estando mi madre bien descuidada, yo llamé a la puerta de su estómago con un vómito. Bien temía ella mi venida, habiéndola faltado el correo ordinario: tres meses sin carta mía”.

“Di en ser entremetido desde el vientre de mi madre, que no la dejaba dormir de noche a puras coces. Era un diablo encarnado. Solía meterme entre las dos caderas, y ella daba unas voces tan fuertes que las ponía en la vecindad, por no enfadar al cielo. Cuando estaba descuidada, solía yo darle una vuelta al aposento de su vientre y revolverla hasta las entrañas”.

Ya tienen Vds. un tema para profundizar, para “entrañarse”…”Novela intrauterina versus Nóvela póstuma”.

La tal Pascuala, coja de nacimiento, como la graciosa y ensimismada Eugenia, hija ilegítima de Eusebia, había nacido en San Martiño de Alvaredos, del término de Quiroga (Lugo), junto al camino que unía (y une) Lugo con Logroño, en la romana “ruta del oro”. Para que se hagan una idea: la aldea tuvo su momento de gloria el año 2003, año en que su población aumentó un 3’3 %, pasando de 16 mujeres y 15 hombres a 17 mujeres y 15 hombres. Al año siguiente las aguas volvieron a su cauce tras la desaparición de una mujer. Desde entonces el declive no se puede disimular: 12 mujeres y 11 hombres. Siempre, eso sí, con femenil supremacía. Desde aquí un saludo afectuoso a los resistentes. 

Comenzaba el siglo XIX. El padre de Pascuala recogió los grelos y las patacas. Mataron los animales, se los comieron (dejaron algo para el viaje) e hicieron las maletas. Salieron de casa 5 personas: matrimonio de mediana edad; hijo de 2 años; hija, más hermosa que la flor de la borraja, de 13 años; y, cerrando la partida, la coja, que entonces aun no había cumplido los cinco. Era el 31 de mayo. El padre había pensado larga y profundamente, tras lo cual condensó lo meditado en un razonamiento pétreo: “Aquí nos morimos de hambre. Hay que largarse”. Y, para convertir la humillante necesidad en algo heroico, apeló a Napoleón, que 16 días antes (lo sabía por una visita que había hecho a Quiroga), había atravesado los Alpes y se disponía a la conquista de Italia. “Napoleón” quedaría en la memoria de Pascuala como algo agridulce, como los pepinillos centroeuropeos. 

Siguieron el curso del río. Los viñedos estaban exterminados por la filoxera. Una víbora mordió al pequeño. El padre le hizo el torniquete y con la navaja de cortar lacón le hizo una abertura. La infección se sumó al envenenamiento y el niño murió en minutos. Lo enterraron en un lugar impreciso de la “Ribera Sacra”. Ya cerca de O Porriño, antes de girar hacia el sur, la muchacha fue desflorada por un hortelano de Ponteareas y se desprendió del grupo.

“Bienaventurados los que no se van, porque de ellos es el primer beso de las muchachas.”

A Oporto, tras una semana de marcha, llegaron tres. Se apuntaron en un barco de carga. El padre llevaba en regla los papeles del servicio militar. Los abandonaron en un rincón de la cubierta de popa, bajo la “cangreja”, a los pies del palo de mesana. Así llegaron a Río. Mediaba julio del año 1800. En Brasil, el pdre oyó hablas de la fiebre de oro que afectaba a “Minas Geraes” y allí se dirigió. Después todo es confusión. Pero, sin duda: ocurrió lo que tenía que ocurrir y la Pascuala se quedó sola y para vestir santos. Dónde aprendió a asistir partos es todo un misterio. Lo cierto es que su reputación en este menester, nació, creció y se afianzó en Río y los alrededores. Y, ya con la fama consolidada, ayudó a que Blas de Cubas entrara en este mundo.

Si no ocurrió así…¡bien podría haber ocurrido!  

–Bueno, caballero…¿va a comer o qué?

–Vaya preparándome un churrasco y tráigame botella de Mencía…¡¡Pero YA!!



No les voy a contar nada de la novela. Decir, simplemente, que no dejó viuda y que expiró “a los dos de la tarde de un viernes, día aciago, del mes de agosto de 1869 a los 64 años, en mi hermosa quinta de Catumby” soltero (…), sin alcanzar “la celebridad del emplasto” Asistieron 11 amigos. Llovía (como lágrimas) (…) así se dirigió al “undiscovered country” de Hamlet.

“Cúpome la buena fortuna de no comprar pan con el sudor de mi frente. Otra cosa: no padecí la muerte de doña Plácida, ni la demencia de Quincas Borba. Sumadas unas cosas y otras, cualquier persona imaginará que no mengua ni sobre, y por consiguiente que salí en tablas de la vida. E imaginará mal porque al llegar a este otro lado del misterios, me encontré con un pequeño saldo, que es la postrer negativa de este capítulo de negativas: no tuve hijos, no transmití a ningún ser el legado de nuestra miseria”

Hablando de viudas, hijos y tal… recordarán vds. que tal día como hoy, del año 1968, Onassis y Jacqueline Kennedy, esa manirrota desagradecida con cara de muñeca sin exorcizar, unieron sus fortunas. Huyó de la maldición de los Kennedy y se refugió en los brazos del millonario, quien dejó (temporalmente, como ahora sabemos) el regazo de la Callas (que a su vez había dejado los brazos de otro). Callas, no calló (¡al contrario!) se inflamó y desde el petril del Ponte Vechio, amenazante, se descolgó con…”Oh, dios querría morir. Papá, piedad, papá. Papá, piedad, papá” Y como no hizo efecto, pidió (por intercesión de la diosa) templanza.: “Casta diva…”

Precisamente, ¡lo que son las cosas!, tal día como hoy, del año 1973 se inauguraba la “Ópera de Sidney”. A la Callas no le dio tiempo. Ese año fue su “anno horribilis”. Moriría 2 años después. 

“Matamos el tiempo, él tiempo nos entierra”

Lo de la Kennedy y Onassis duró hasta que el varón sacó el primer puraco y se lo fumó en la cama de matrimonio. Ella se manifestó como caprichosa y manirrota, él como fumador empedernido. Ella como agria y agraz. Él como guarrindongo. Los hijos reventaron. La fortuna se repartió (haber… hubo para los supervivientes). La isla…¡Ah, la isla! 

Bueno, lo importante es que la viuda se quedó, por contrato explícito, con un tercio de la fortuna total. Y siguió viuda.



Pues si estaban enterados de lo anterior, también sabrán que tal día como hoy, del año 1945, los partisanos (dirigidos por Tito), el ejército rojo y algunos búlgaros, liberaron Belgrado. Los nazis se fueron con el rabo entre las piernas. Y que, ¡¡precisamente!!, tal día como hoy…O sea ¡¡¡hoy!!! acaba de morir la viuda de Tito. Absolutamente abandonada. Vivía en unas condiciones propias de “parados español de larga duración”: sin agua, sin electricidad, con goteras…Vivió bien mientras pudo. Tras la muerte de Tito… ¡no le quedó NADA!  ¿Qué diferencia, eh?


 
–Joven, he de decirle que, pese a sus maneras un tanto rudas, el churrasco estaba magnífico, impresionante….

–¿Ha dicho Vd, impresionante? ¿He oído bien?

–¿?????????

–Llevo toda la mañana esperando que algún glotón lanzara ese adjetivo. Y ¡por fin! Se ha hecho Vd. merecedor de la ronda de aguardientes, a cuenta de la casa.

–¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

–Yo soy camarero por “bocación”. Mi verdadera vocación es la Historia del Arte. Aunque por aquello de contrastar la Teoría con la Praxis…

–No siga…¡entiendo!... “En la realidad presente: hay una gota de la baba de Caín”.

–Puede decirse así. Pero a lo que voy: sé lo que está pensando. Y lo que venía pensando cuando ha tomado asiento en este establecimiento. Pensaba en Blas de Cubas. 

–¡¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿

–Y en la fecha de su nacimiento, que, como bien sabe, especialista como es en “efemérides”, ocurrió tal día como hoy. ¿Me equivoco? Lo que, sin duda, Vd. no sabe es la fecha de su muerte. Sí, sabe que murió un viernes de Agosto del año 1869…¿Pero qué día?

–Tuvo que ser el 6; el 13; el 20 o el 27…

–¿Qué decide?

–¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿

–Permítame que tome asiento a su vera. Tuvo que ser el 13. Pues, Blas, no sólo habla de un viernes de agosto, sino también de “día aciago” y se refiere al nº 13 como aciago…con la finalidad de que nosotros atemos cabos: Así pues: ¡murió el 13 de agosto de 1869!

–Bonita deducción…¿y?

–¡Cómo que ¿y?…! Le hacía a Vd. más perspicaz y sabido. Sepa Vd. que en ese mismo momento; en el momento exacto en el que Blas expiraba de forma tan noble, Monet y Renoir ponían las bases del “Impresionismo” pintando al alimón “Les Grenouillers” de París. Estaban en la miseria, pero emplearon todo el dinero que tenían en comprar un billete de cercanías y en tubitos de pintura (ambas cosas novedosas). No voy a extenderme en detalles; se los dejo a Vd. para que se luzca cuando reseñe la primera exposición del grupo. Pero sepa que las “ranas” no se referían sólo a los batracios, que abundaban, sino a las “demi-monde” y a los “sapos” (por analogía) que acudían a los bailes de los jueves… ¿No pensaba Vd. en Río…?

–Me abruma.

–Tampoco entraré en analizar las diferencias estilísticas entre ambos colegas. Ni en situar la isla en su lugar exacto… ¡se lo dejo a Vd.!...

–¡Gracias! Es Vd. muy amable…y un saco de saber.

–Pero lo dicho no agota las “razones efemerísitcas” a las que Vd. se da. Sepa que tal día como hoy, del año 1889, un incendio arrasó el recinto. Lo redujo a ruinas. Al año siguiente, cuando acabó la Exposición Universal, el dueño aprovechó los restos del pabellón de Suecia para reconstruirlo… ¡Nunca llegaría a ser lo que había sido!




El camarero ha desatendido por completo al resto de la clientela. La sala parece una asamblea del 15 M…todos agitando la mano. O “aficionados” pidiendo la oreja del camarero. No se inmuta. Con el trapo, mientras habla, saca brillo a la mesa. Me pongo las gafas de sol.


–¿Qué le ha parecido?

–Apabullante e inesperado. Sorpresivo, impropio…

Se levanta y se larga echando desplantes a la clientela. Me trae una bandeja con 5 copitas de aguardiente, testimonio de la variedad de la casa. Me las pimplo sin respirar. Pido la cuenta. Pago. Dejo una suculenta propina. Me levanto y, como siempre, tiro la mesa y su contenido. El mundo se paraliza.

–¡Por favor!...¡Sigan Vds.!

Cuando paso por al lado del camarero oigo que silba “Sweet home Alabama” (*) y cuando tengo medio cuerpo fuera, me lanza un:

–¡Lleve Vd, cuidado, “young”(*)…no sufra un accidente! (*). Ahí acabo de dejarle nuevo material para que rumie. 

Me pillo lado mar y medito sobre las dos últimas frases. 

Y así, meditando…y sin cenar, me sumerjo en el regazo de Morfeo… ¡Y empieza el concierto de pitos pulmonares!




























RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...