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jueves, 12 de septiembre de 2013

Propuesta para hoy, día 12 de septiembre. 8ª de Mahler. Sade.



El verano de 1906, mientras Picasso ponía las primeras piedras de su deconstrucción de la pintura imitativa y se iba sumergiendo en los niveles primigenios: allí donde materia y energía se confunden; mientras P. Curie se rompía literalmente  la cabeza, tras descubrir esos estratos…Mahler daba la puntilla al desarrollo de la sinfonía tal como hasta entonces se conocía. No fue un Debussy, ni un Stravinski…pero Schönberg y toda la segunda “Escuela de Viena” lo tomaron como un precursor. Un mundo empezaba y otro (Mahler) acababa.

Tal día como hoy, del año 1910, se estrenó  en el “Palacio de Exposiciones de Munich” la que posiblemente es la Sinfonía más espectacular de la historia de la música…Sin duda, dejando aparte los “Sanfermines” y cosas por el estilo, es la obra cuya ejecución “original” más interpretes exige:” La Octava” de Mahler, compuesta en el verano de 1906.


El mismo día, del año 1772, Sade, que será condenado por todas y cada una de las etapas de la Gran Revolución francesa, y que, sin entrar en psicoanálisis, puede ser presentado como el antiMahler, ponía el segundo mojón importante en su carrera: “El escándalo de Marsella”.



Infórmense Vds. Infórmense...















Habrán observado vds. (¡Yo sí!) que desde la muerte del perro el tono de la cosa ha cambiado. Se acabaron los paseos matutinos-vespertinos-nocturnos…se acabaron los despertares sorpresivos…se acabó la alegría de su presencia…se acabó todo aquello que daban a estas efemérides su toque ligero e intrascendente. Bueno, pues… ¡buenas noticias!...tenemos un perro (negro, tamaño medio, mezcla de grifón) en la perrera de El Masnou que se ha encariñado con nosotros (plural: por el vecino)…. ¡No digo más!... En su defecto alguien me ha prometido un loro… (este verano rechacé un cabritillo griego (“φανης”)…¡por el viaje!)…30 años, dos veces “huérfano” y con dominio del catalán. Tiene un pequeño defecto, que habría que corregir: ¡ataca a las mujeres!... ¿Volverán las incursiones al Condis acompañado con el perro?... ¿con el loro?... Está claro que se vive mejor con algún animal en casa…  ¡No digo más!

Sonará en el Esputifaif:
La “Sinfonía nº 8” de Mahler. Dirigida por Bruno Walter. Hora y media de música (coral) desbordante…”cósmica”…”celestial”…Superando el gigantismo de Bruckner.


 

 El arranque impetuoso del “Veni Creator spiritu” hace que casi se me caiga la aceitera. Fifti-fifti y  ¡ala! ¡a disfrutar!

Tras el relativo fracaso de la “Séptima”, Mahler quiere dar el todo por el todo: “Como ofrenda a la nación” (¡¡). En alguna parte he dicho ya, que lo sinfónico en Mahler resulta (técnicamente) de una expansión del Lieder. Conceptualmente es la “construcción de un mundo con todos los medios a mi alcance”…”debe abarcarlo todo”…Y de todo encontramos en las sinfonías de Mahler…desde motivos populacheros, hasta adagiettos de un romanticismo “sublime” (que se le atragantaron a Adorno), pasando por melodías realmente populares. “Instrumentos” inauditos y ritmos (tango, habanera…”La Paloma” de Iradier se asoma en el IV movimiento de la “Tercera”) nunca incluidos en la estructura del sinfonismo clásico.

Valga como ilustración de esta mezcla de elementos de baja y alta cultura la siguiente observación: El primer esbozo de “Alles…” (Último tema de la “Octava”) en poder, durante años, de Alban Berg, está escrito en un trozo de papel higiénico (¡¡).

Mahler lleva la sinfonía a su clímax, y, a la vez, comienza su atomización: “Ángel exterminador” de la Sinfonía…que destruye, confundiendo géneros y especies.
En esta sinfonía ya ha roto con la idea “programática”. Eso no quiere decir que renunciara a los motivos extra musicales como fuente de inspiración. De hecho, la “Tercera” está inspirada en el “Zaratustra” de Nietszche y el segundo movimiento de la “Séptima” está inspirado en la “Ronda de noche” de Rembrand (un descarriado, deseoso de “erostrática” fama, afila el cuchillo con el que por estas fechas, de 1975, trazará la marca del zorro sobre el lienzo…creando un “concepto espacial” al estilo Fontana, muerto por estas fechas, del año 1968).

Los motivos extramusicales:

·         El himno medieval de Rabano Mauro “Veni Creator Spiritu”  (Primera parte)
·         El final del segundo “Fausto”  (Segunda parte).

La Primera parte: “Veni Creator Spiritu”, tiene forma de sonata canónica: Con tres Temas, Desarrollo (terminado en una doble fuga), Reexposición y Coda.
La segunda parte adopta la forma de Oratorio o de Cantata, carece de Reexposición y anuncia la “Forma” fluida y “evolutiva” de la inmediata “Canción de la Tierra”.

La Sinfonía fue compuesta en menos de 8 semanas (¡¡) en  Maiernigg (escenario de tragedia). La primera parte, de un tirón, como venida de arriba…como si realmente el Espíritu(oso) Santo hubiera venido de golpe.
Está recorrida de principio a fin por la idea fija mahleriana: La Redención… (“¿de qué me tendrían que redimir?” preguntaría con sorna R. Strauss. “El peligro de Mahler es el peligro de quien quiere hacer de Salvador”).
Ninguna obra expresa tan plenamente el “SÍ” apasionado a la existencia…”en armonía con lo eterno” (B.W.)

Descrito como “Argonauta del espíritu” (E.T.): impulsados por ερος y la Belleza, fundidos en el “Eterno femenino”, invocamos al Espíritu (1ª parte) para que nos fortalezca, nos ilumine y nos ayude en el esfuerzo que la transformación (2º parte) exige. La Redención como consecuencia del descubrimiento de la fuerza amorosa, en torno a la cual giran los soles…el universo mundo. El Universo en pleno empieza a sonar, ya no son voces humanas, sino planetas y soles girando en torno a sus órbitas…con aquel amor aristotélico que mueve los orbes. La “Octava” es el canto del Universo…el viaje al extremo del Cosmos…Como “La canción de la Tierra, sub specie mortis” (inmediatamente posterior) será la primera etapa del cálido retorno al “Yo”.

Música perfecta para Ijon Tichy (Stalislam Lem, nacido tal día como hoy del año 1921)…Tomaría una pastilla de “8ª Sinfonía de Mahler” y amenizaría sus siderales excursiones.

Esta obra maestra oficial de Mahler, tuvo, como veremos una acogida formidable…pero musicalmente no todo fueron alabanzas. La crítica de Adorno es previsible: Mahler cree que los asuntos sublimes garantizan también la sublimidad del contenido. Pero… ¿qué ocurre si no viene elEspíritu Santo”?...como maliciosamente dejó caer Pfitzner (frustrado pretendiente de Alma).
Mahler es torpe con las modulaciones imperceptibles y lisas y, de ahí, que prefiera los saltos bruscos. La Sinfonía suena durante largos tramos sencillamente diatónica, tras la armonía mucho más audaz de la “Séptima”. Strauss se burlaba de que en ella hubiera tanto “mi bemol mayor”  (¿no era esta la tonalidad del Preludio al “Anillo wagneriano”?).

Mahler  es congénitamente incapaz para el “Happy End”: ni en su vida privada…como se pondrá de manifiesto enseguida.

La Sinfonía está concebida para súper orquesta  y coro multitudinario. En realidad, Mahler, hubiera deseado que hubiera sido interpretada por toda la humanidad en un fin de semana largo…Ángeles, serafines y querubines…dirigidos por el mismo Dios, se encargarían de los instrumentos. Los elementos naturales añadirían la percusión y efectos varios: Sinfonía cósmica, total…en la que lo inorgánico actuaría de espectador…Catarsis absoluta…Vuelta acompasada al seno divino, al origen… (tal como deseó Orígenes).

¡Paren máquinas!... ¡excursión al Condis!… ¿imaginan vds. ir al Condis con 40 centímetros de loro, engarzado en el hombro izquierdo, lado del pendiente? ¿Lo imaginan picoteando, rabioso, a las señoras que pasan el tiempo correteando por los angostos pasillos de ese antro? ¿Intentando quitarles las gafas a las cajeras?... ¡YO…Sí!

 Gazpacho (productos del huerto) y calamares a la romana (con limón de Murcia): como anillos planetarios que han perdido el planeta… ¡Fácil!...media botella de Ribera y un fifti-fifti  con remolque de aguardiente de trigo.

¡Que suene de nuevo el “Veni Creator Spiritu”!...¡Lástima (¿) que Rabano Mauro no cobre derechos de autor!

Mahler empezó a tener problemas (su condición de judío, aunque converso, no era ajena) con la administración de la Ópera y con otras fuerzas vivas. Recordar que ya, años antes, cuando fue nombrado director de la Institución, lo fue con la oposición de la inefable Cósima Wagner y sus acólitos. Se sumó la tragedia del verano de 1907. (¡ya saben vds.!)

Bueno…esos problemas se resolvieron con la  rescisión del contrato y con un cambio de aires. La “Metropolitan Opera” de Nueva York le ofreció “El salario más alto jamás recibido por un músico: 75.000 coronas” (unos 230. Euros actuales) y completa libertad de acción. Debutó el 1 de enero de 1908 con un “Tristán” estremecedor.

Mahler seguía volviendo (abandonada la casa de Maiernigg, se refugiaban en Toblach) los veranos para componer (siempre fue un compositor de verano). En una de esas estancias acuerda con el productor-empresario  Emil Gutmann, de Munich, el estreno de la obra.

Gutmann: “Condiciones cumplidas. Imposible volverse atrás” Mahler temía una encerrona y que, finalmente, el estreno se convirtiera en un “espectáculo de luz y sonido”. Para asegurarse de que no fuera así, pidió a Bruno Walter que se encargará de las cuestiones artísticas y del “casting”. A Alfed Roller, la escenografía y la puesta en escena general…mientras que Gutmann se limitaría a las cuestiones administrativas y financieras. Lo de “Los mil” ya estaba hecho… ¡no había remedio!...La maquinaria empezó a funcionar a principios de año (1910).

Mahler  y Alma, como siempre, se trasladaron el verano al Tolbach. En otra “Propuesta” se relata lo que pasó ese verano: “infidelidad” de Alma con el joven Gropius; Entrevista de Mahler con Freud (que le descubre su “complejo de María”); llantos neuróticos, propósitos de enmienda, resignación, disimulos…dedicatorias que rozaron (y superaron lo cursi).

…¡en fin, lo normal!...

No era el mejor ambiente para una empresa de tamaño cósmico. Mahler se marcha a Munich, no sin antes besar y ponerse el anillo de Alma en uno de sus dedos… ¿en cuál? me pregunto, Se hospeda en una bonita suite del Hotel Continental  y telegrafía poemas diarios a Alma:

“El día se despierta de oro

Y por eso yo te adoro…stop.

Si fuera de plata…

¡qué mala pata! Stop”

En ese ambiente neurótico, espoleado por la desazón insumisa de Alma, Mahler conduce (ayudado por el joven Klemperer y tras escándalo…¡ya saben vds.! con su cuñado, primer violín) los ensayos de lo que considera “su misa”. Cuando acude a la estación a recibirla, hierve de fiebre. Las habitaciones están repletas de flores impacientes. Un perfume de desesperación los envuelve.
Por fin llega el día. Están todos los que SON… ¡y más!: Miles… ¡sin contar los 850 cantantes (vestidos de blanco) ni los 170 músicos!

Silencio  expectante… Mahler alza la batura... Alma “casi desmayada de emoción”…lo que no consiguió Tchaikovski con su “Obertura”…está a punto de conseguirlo Mahler. Baja la batuta y una ola espesa y frontal revienta en el rostro atónito de la concurrencia: “Veni Creator Spiritu”. Mahler dirige con las dos manos (¡¡) y con todo su pequeño y enfermo cuerpo. Su Alma se ha desprendido.


Digan Vds. lo que quieran, pero el asunto es más grave que el dudoso “escándalo de Marsella”* por el que se condenó y quemó en efigie al “divino marqués” (1772). También en este caso llovía sobre mojado.

Fue el máximo triunfo musical de Mahler. Su canto de cisne: moriría a los ocho meses. El tiempo se convierte en espacio, de acogida y de dispersión.  En ese “Χαος”, se disuelve la gran orquesta, funcionando como pequeñas orquestas de cámara: tríos, cuartetos, concertinos…produciendo un efecto “estereofónico” nunca oído. Predominio insólito de vientos, ampulosidad “pre-holliwood”… En realidad el “Tutti” sólo suena en los finales de las dos partes que componen la Sinfonía.

Media hora de aplausos y ¡bravos!...pero: “Este hombre morirá en seguida. Sus ojos no reflejan ni el triunfo ni la victoria; son los ojos de un hombre que está ya en los brazos de la muerte”…así reflexionaba en voz alta un agudo espectador.

“¡Mi hora llegará!”, había profetizado el músico como antídoto frente al fácil éxito de su rival R. Strauss. Su hora llegó a los 8 meses…su hora musical, aún tardó en llegar algunas decenas de años. T. Mann le escribirá y le dedicará “Alteza real”. La impresión que le causó el acontecimiento la proyectará (“Dr. Fausto”) sobre el estreno de “Apocalipsis cum figuris”, oratorio cumbre de Adrián Leverkühn.

No todo fueron parabienes: Otros vieron mera “ampulosidad”, en lo “cósmico”; “fatuidad”, en la dispersión orquestal;  “impostura”, en lo “místico”; “torpeza” e  “incapacidad”, en sus pretendidas innovaciones…

Bernstein, para acabar, resume: “Mahler está dando a un conflicto, a un tema particularmente judío, una solución cristiana” (Virgen María mediante)… ¡Quien tenga oídos para oír, que oiga!

Tras el éxito (de este su último concierto en Europa) al hotel, donde había alquilado una sala para atender a todos los invitados. Pasan unas semanas en Viena y en noviembre vuelven a Nueva York desde Cherburgo…ya, definitivamente, listo para morir.

Mientras tanto, Picasso (en Cadaqués) encuentra la naturaleza común de “fondo” y “forma”;  Kandinsky empieza a dejar atrás la figuración y Schönberg ha liberado la tonalidad…que con tanto esfuerzo y aplicación había establecido Rameau (tío del “inútil” sobrino y muerto tal día como hoy, del año 1764).

Para acabar sonará en el Esputifaif: “Night Watch” (King Crimson), inspirada en “Ronda de noche” de Rembrand. La oiremos en la versión recogida en el doble en directo, grabado en el Concergeboun de Amsterdam en noviembre del 73: David Cross, John Wetton, Bill Bruford y Robert  Fripp…la mejor alineación. Oigan como el “melotrón”, se pasea, también, por los espacios siderales. ¡Reconcíliense con lo que nunca debieron despreciar!










miércoles, 11 de septiembre de 2013

Propuesta para hoy, día 11 de septiembre.SEGUNDA SERIE. "Ne me qittes pas"


25 de fructidor, dedicado al cangrejo de río.

1.
Toda la historia del mundo cabe en un día. Es decir, que si Vds. eligen un día al azar y anotan todo lo sucedido en sus sucesivas recurrencias, resultará una historia de la humanidad. Alguien lo ha intentado con un segundo. El 11 del 11, tan binario, sirve como cualquier otro. Puro zen.

2.
De los ambarinos ojos de Hegel cuelgan dos lágrimas como dos granos de uva moscatel.

- ¡No me dejes!...¡ni me niegues el pan!
- Pero, ¡Hegel!, ¿a qué viene esto?
- ¿A qué viene esto... a qué viene esto? ¿Y tú me lo preguntas? ¿Tú?...¿¡el rey de las efemérides!?
- ¿Lo dices por Chile? ¿por Catalunya ¿por las torres gemelas?
- No te hagas el tonto...que ya lo eres.


Bueno, no me alargaré. Tal día como hoy, del año 1959, Jacques Brel (el extraterrestre de la extraterrrstrre Bélgica), grabó por primera vez: "Ne me quitte pas", formando parte del LP "La valse a mille temps", de africana inspiración, dicen. Tenía 30 años. Edith Piaff, sufre un desfallecimiento en Nueva York y es trasladada a Francia para ir preparando su muerte; el listo de Moustaki se ha quedado en América. A Boris Vian acaban de sacarlo muerto de un cine de barrio. Yves Montand,, Gréco, Leo Ferré, Brassens, Becaud... Ferrat... están en la cresta de la ola. Hallyday, Vartan, Laforet, Hardy, Dalida, ¡Bárbara!, Richard Anthony, Alain Barrière... se están poniendo el bañador. El Sena se dispone a a coger a cientos de argelinos que, para su desgracia, no saben nadar y en Cuba, los barbudos han tomado el poder.
En América "la música acaba de morir" en un campo de maíz entre Iowa y Fargo, Dakota del Norte.
30 años antes, Bélgica echaba la casa por la ventana: centenario de su independencia; Hergé creaba a "Tintín" y lo enviaba a la URSS; Maigret, recién ascendido a Comisario jefe e instalado en el Boulevard Richar Lenoir, empezaba su andadura pública y Brel se apresuraba a nacer antes de que el jueves negro extendiera su sombra por los cinco continentes.



Si, a pesar de todo,Vd. recala en Bruselas, ¿a cuento de qué? (por lo demás), pues pásese por la cervecería À la Mort Subite y pida la cerveza definitiva, esa que sabe a frambuesa ... lo sacarán con los pies p'alante como a Boris Vian. Si, por el contrario, puede salir por su propio pie, diríjase a "Aux armes de Bruxelles", en la cercana calle de los carniceros y ataquen, a la brava, un plato de mejillones con patatas fritas. Si le quedan arrestos, les viene de paso, degusten el famoso pescado fresco del mar del norte que sirven en "Chez Vicent" y unas gambas con gabardina (Brel se acostumbró allí a esa prenda) en la vecina rue du Passage. Y así, bordeando la muerte, acaben su Vía Crucis en el Impasse de la Fidelité, en el Delirium, donde le pondrán un café con aromas congoleños. No es extraño que Brel, pese a la impedimenta familiar, abandonara Bruselas y se estableciera en París.


En el caso, improbable, que haya salido ileso y quiera añadir nostalgia a sus dolencias, busque el tranvía 33 donde se encontrará con Madaleine y su joven enamorado; desde las ventanillas podrá ver uno de tantos "Jef", cien kilos en canal, que deambulan por las sucias calles de la capital política europea, paseando su honda depresión... como se pasea la sombra de un perro.




El cantautor no lo tuvo fácil... hasta que Suzy le convenza de que cambie de imagen y se quite el bigote de lustrador de zapatos. Esto ocurría en "L'Echelle de Jacob", donde, como en sueños, conoció a Brassens. Dos meses antes Jacques Canetti (¿les suena?) lo había convencido para venir a París. Todo parecía el comienzo de una tragedia de envergadura. Canta unas semanas en el local de Canetti, el celebérrimo "Les Trois Baudets" (donde el año anterior había debutado Brassens); recorre Montmarte y los locales de Montparnasse recogiendo indiferencia. Miche (su fiel compañera), su hija y la que va en camino, esperan en casa el cargamento de indiferencia.



A instancias de Canetti se presenta en el festival de la canción de Knokke-le-Zoute, centro turístico del brumoso mar del norte, el del famoso pescado fresco. Quedó el último. Algo que lo martirizaría toda la vida... ¡hasta el final! ("La chançon de Jacky", "Knokke-le-Zoute tango"). O sea: había cargado con la familia, dejado su ciudad, depositado su esperanzas en el arte y, de momento, había cosechado un humillante último puesto en un festival provinciano. Fue entonces cuando a la buena de Suzy se le ocurrió lo del bigote. Aquí ocurrió lo contrario que con mis "primos" de Francia, aquellos que consiguieron una cierta notoriedad en el difícil arte de las variedades por la zona de Montpellier. Estoy convencido de que buena parte del éxito, si me permiten la expresión, se debió al bigotillo que el miembro masculino de la pareja añadió al escaso bagaje artístico.

Y es que, la verdad, cualquier radioyente que escuchara "Le haine" con aquellos ridículos arreglos... jamás se hubiera creído en presencia de una promesa, sino de un malogrado, como tantos.

Brel, es claro, aún no había dicho la última palabra.

Poco a poco fue siendo conocido y apreciado. Se fue construyendo como el cuarto vértice: Ferré, Montand, Brassens y Brel. Dejemos a Gainsbourg de lado. Cada cual a lo suyo, pero con un apabullante dominio de la escena. Giras de la mano de Canetti y a la sombra de los grandes, le fueron dando ese estilo patético que tan bien casaba con su físico estrafalario. Llegó a incorporar hasta la pipa, tan de los años en cuestión y fue abandonando sus postulados "humanistas" y cercanos a los "cristianos de base".

...Y en esto... llegó "Quand on n'a que l'amour" (1956). Recibe el premio Charles-Cros y conoce a Jojo que le ayudará a alejarse de sus planteamientos antiores. Y también a Suzanne ("Zizou") y se arroja la semilla de "Ne me quitte pas", "la más hermosa canción de amor de la historia" (¡¡). Esa "historia de un gilipollas" (J.B.) ese "himno a la cobardía de los hombres"(J.B.). Edith Piaf pensó que la humillación era excesiva, Brel, decía, se flagela de forma vergonzosa, como un gilipollas cobarde. Barbara también pensaría algo parecido. Pero, en fín, quien soy yo para meterme en camisa de once varas. A Brel le salió, de donde fuera, una canción hermosísima. Y el resto es silencio. Críticos hay que quieren ver influencias de Lorca o de Dostoievski... por lo de "la sombra de tu perro ". Y hasta de Lope de Vega.




Que no fuera él el primero en grabarla no importa. Lo cierto es que tal día como hoy, del año 1959, entraba en los estudios de la Philips de París. ¡Cuando salió era Jacques Brel!

Y tal día como hoy, del año 1847, en un bar de Pittsburg (Pensilvania naturalmente) se interpreta por primera vez "Oh! Suzanne" de, como saben, Stephen Foster y que, como también saben, no trata de la desolada Zouzou, sino de un enamorado que viaja de Alabama a Luisiana, calzando una chirucas y cantando, sin parar, ese insidioso, creo, estribillo: "Oh! Susana, no llores más por mí...."

-"¿Sombra de tu perro?" "Pittsbourg"...¿Lo ves? ¿Lo ves? ¡Algo tramas!. Y lo de ¡no me quites el pan!...
-¡Calla, Hegel! Creo que la lírica no es lo tuyo.
-¿No? ¿Quién, sino yo, te ha aficionado al lieder alemán? ¿Quien, sino yo...?

Le arrojo un trozo de pan, me mira y se lanza a por él. Se acaba la discusión.

Pongan la canción, la versión original, no la del 72. Observarán que la canción empieza con el sonido de una Onda Martenot. Junto con el Theremin y el Trautonio, constituyen los ancestros del moog y demás sintetizadores contemporáneos. El Theremin es esa máquina que emite ruidos sin que el músico lo toque. El músico se limita a hacer contorsiones y muecas y las antenas del Theremin, una vertical y otra horizontal, va traduciendo esas gilipolladas a sonidos etéreos e intrigantes. Bueno, pongan la canción y escuchen: 17 notas Martenot y ¡sí, en efecto! una frase musical que recuerda (y algo más) el inico del segundo movimiento de la Rapsodia Húngara nº 6 de Listz. Sobre el minuto 3, vuelven las ondas, pero esta vez después de la Rapsodia. Por lo demás, prefiero la versión del 72. Y entre las infinitas realizadas, la de Nina Simone y la de Barbara, ¿por qué no?





3.


"Una mañana del mes de septiembre de 1609, un ruido de cadenas turba al fin este reposo que parecía eterno. Caen unas anclas al fondo del agua. "La Medialuna", enviada por unos mercaderes holandeses a través del Atlántico, acaba de fondear. Su capitán, el inglés Hudson, de pie en el puente de popa, escudriña el horizonte; a babor y a estribor ve el mar hundirse en las tierras: ¿son aquellos unos ríos o es el paso marítimo que busca desde hace tanto tiempo y que, al unir el Atlántico con el Pacífico, le permitirá llegar por fin a la China? Hudson se decide por el brazo de mar del norte. Remonta el río que llevará su nombre y que él cree la verdadera ruta de la seda, objeto de su misión como de todas las exploraciones europeas". A los tres meses está de vuelta. No ha descubierto la ruta de la seda, pero ha abierto un negocio mayúsculo, rascaciélico, diría.

Era el ¡11 de septiembre!. Y así lo cuenta el colaboracionista Paul Morand.










RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...