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domingo, 8 de septiembre de 2013

Propuesta para hoy, día 8 de septiembre. “Café de noche”. Submarino. Alhucemas.

“Me pasé tres noches consecutivas pintando y durmiendo de día. A veces pienso que la noche tiene más vida y un colorido más rico que el día…En este cuadro he tratado de expresar las terribles pasiones humanas por medio del rojo y del verde…En mi cuadro del “Café de noche” he tratado de mostrar que un café es un sitio en el cual uno puede arruinarse, volverse loco o cometer un crimen”.  Era el 8 de septiembre de 1988. Van Gogh  se había establecido en Arlès a principios de año y, por entonces, esperaba la llegada de Gauguin.





Pronto se demostraría que su declaración no era pura retórica poética. De momento todo era ansiedad y deseos de compartir los avances. Vincent, como una celosa ama de casa, ponía la residencia a punto…y afilaba la navaja de afeitar.

Tomen su refrigerio acostumbrado. El mío, como saben: tostada con aceite, oréganos griegos y un fifti-fifti  con remolque. Que no les tiemble el pulso, recuerden que hoy se celebra el día de Asturias, patria querida.  Invoquen a sus Custodios, yo tengo los míos. Les recomiendo  la “Divina Pastora de Almas”, cuya devoción fue introducida, tal día como hoy del año 1703, por un capuchino sevillano de insigne nombre: Fray Isidoro de Sevilla… con ese gracejo que tanto caracteriza a los nativos de la ciudad del Betis.

Invoquen a sus custodios, decía, o hagan el viaje como puedan…pero no dejen de visitar Arlès en fecha tan señalada.  Paséense por los muelles del Ródano, crucen el puente de hierro; siéntense en algún banco de de los Alyscamps;  romanticen por entre las ruinas de Montmajour; piérdanse por la majestuosa llanura de La Crau; acérquense a Saintes- Maries, paseen descalzos por la playa. Vuelvan a la ciudad, tomen un anisado en el Café mentado; coman donde puedan y, si han viajado en tren, verán la Casa Amarilla junto a la estación, cuando decidan poner fin a su excursión.

En el preciso momento en que Van Gogh se sumergía cada vez más profundamente en sus violentos y espesos torbellinos de color, en aguas de san Fernando, Cádiz, se sumergía el primer submarino exitoso y eléctrico de la historia. Intrigas no aclaradas dieron con el artefacto en el Arsenal de la Carraca (el nombre ya existía), donde también sufrió de soledad, de incomprensión y la rapiña generalizada. Sólo el tiempo, como siempre, arregló el asunto y se le encontró un sitio definitivo: el museo naval de Cartagena. Isaac Peral, había muerto de cáncer de piel…digo yo que no se sumergiría mucho el artefacto o que no usaría crema solar. Es digno de resaltar que entre los miembros de la Comisión Responsable de las Pruebas en Mar (CRPM) se encontraba el ilustre militarote Joaquín Bustamante y Quevedo y esto lo digo para recordarles a Vds. que Quevedo, tras salir de su encierro en 1643, murió, agotado y lleno de achaques, en el convento de los dominicos de Villanueva de los Infantes, donde por cierto, pasé unos días en el verano del 77… los días más vacíos y absurdos de mi vida.


El submarino costó 299.500 pesetas. Cifra tan dudosa da a entender que alguien se pagaría unas jarras de vino a la salud del ministerio. Fue una verdadera lástima que la máquina no participara en el desembarco franco-español de Alhucemas, esa hazaña que ha pasado a la historia de la estrategia militar: El primer desembarco “exitoso” con apoyo de la aviación. El precedente de Gallípolis volaba como un cuervo de Van Gogh. Franco y Sanjurjo ya estaban allí. La situación pudo estabilizarse hasta la retirada definitiva. Era el 8 de septiembre del año 1925. Como nota erudita anotar que fue la primera vez en la que se utilizaron tanques, concretamente 11 Renault FT-17 y 6 Schneider CA 1, que funcionaron como los elefantes de Aníbal, como animales mitológicos e inútiles. Como ven Vds. el ejército español ha estado siempre a la vanguardia de las innovaciones.




“Siempre espero hacer en ello un descubrimiento, expresar el amor de dos amantes mediante la unión de dos complementarios, su mezcla y su oposición, las misteriosas vibraciones de los tonos emparentados. Expresar el pensamiento que se esconde tras una frente mediante la brillantez de un tono claro sobre un fondo sombrío. Expresar la esperanza con alguna estrella, y la ansiedad del alma mediante una resplandeciente puesta de sol”.


Exactamente como lo hubieran expresado Franco y Sanjurjo.


Propuesta para hoy, día 8 de septiembre. 2ª SERIE. “Rojo y Negro”. Kierkegaard y Regina Olsen.

“El 3 de septiembre, a las diez de la noche, un gendarme despertó a todo Verrière recorriendo a galope la calle ancha. Traía la noticia de que su majestad el rey de… llegaba el domingo siguiente y aquel día era martes”.



Es decir, el rey llegó a Verrière tal día como hoy, del año, pongamos, 1825 para redondear.
Y con esa irrupción empezó el ascenso y la caída del joven Julien Sorel, por obra y gracia del orgullo en el que se había convertido su humildad impotente.  Tampoco fue ajena a esa desgracia la justicia, convertida en arma de clase  de la aristocracia y la burguesía.

Quizás tenga alguna relación con el tema, el hecho de que tal día como hoy, del año 1840, Kierkegaard pida la mano de Cordelia (y la retenga durante 11 meses). Todo un despliegue de estrategias de cazador (como Julien, aunque Julien también caiga en la refriega) para quien la futura presa sólo tiene valor mientras está “libre”. Una vez “cazada” sólo queda cortarle la cabeza y colocarla en el sórdido salón familiar. Así Cordelia (Cor-dis = corazón) pasa a convertirse en Cordelia (cuerda). En estos casos es el piano el que hace de rifle. En torno a los pianos del XIX se han generado historias funestas (además de cursis).



 El resumen de la obra ya fue entregado por Stendhal al conde Salvagnoli para su publicación en “Antología” (revista florentina). No se publicó entonces. Vio la luz finalmente en 1928, editado por Ronal Davis en forma de folleto. Así que no es necesario que yo lo haga. 


¿Se han preguntado alguna vez el porqué del nombre? Yo se lo diré: procede de la ruleta francesa: rojo /negro.  Salió negro y habías apostado al rojo.

Pero, en fin, lo mejor es situarnos en el lugar de los hechos.  Mis Ángeles acuden a la llamada. No las veo muy contentas. Creo que no les parece bien cargar también con “Hegel”.

–¡No nos parece justo cargar también con el perro! – últimamente hablan al unísono.

–Pero, señoras, el perro pertenece a la familia, es más, ES familia.

–Sí, pero estropeará nuestro admirable perfume y …

–¡Basta! ¡A hacer la “silleta de la reina”!... ¡¡A Besançon, Franco-Condado, Francia!!

Me depositan a las puertas del “Museo del Tiempo” y desaparecen entre las arrugas del espacio. Si tienen tiempo visiten este curioso museo. Es la mejor forma de matar el tiempo en esta rancia ciudad. Tengan cuidado de que no descubran sus intenciones. Muestren interés, de lo contrario podrán ser acusados de atentar contra instituciones culturales del estado.

Alquilo un coche y me dirijo hacia Verrière (de Joux). En una horita estoy a las puertas del restaurante “Le Chalet”, con la intención de ingerir un “déjeneur au fouchette”. La verdad no sé por qué Sthendal describe este villorrio como uno de los pueblos más bonitos de Francia. Vale que sea una idealización, pero hay que hacer un esfuerzo considerable para imaginarse al jinete anunciando la llegada del rey y todo el resto de la cosa. Pero, en fin, aquí estamos. El día es espléndido y como no he podido tomar el tentempié matutino tengo un hambre de lobo. El perro, canina. Aparco a la sombra de la Iglesia y nos dirigimos al establecimiento.

–Bon joux, querido mesonero!

–Así que… ¡amante de los juegos de palabras!

–Amante simplemente.

–¿En qué puedo serle desagradable?

–Pues… ¿podría sacarnos una mesita a la calle y así gozar de este estupendo sol de septiembre?

–¡¿Y qué más?!

–Pues, para empezar, una cervecita y un poco de agua para el perro.­–Se gira como un autómata– y tráiganos la carta–sigue su camino hacia el interior. Vuelve con una mesa destartalada; la calza y la limpia con la manga de la chaqueta. Vuelve al interior y sale con un tanque de cerveza de dos litros, una botella de agua mineral pequeña y un cenicero… para “Hegel”. Le digo si no podría ser al revés. Y le recuerdo que el agua de la región es estupenda. Vuelve al interior, sale y me lanza el “menú” como si me lanzara una cuchilla voladora.

Ya están establecidas las bases de la relación. Todo claro.




Resaltado: “Potée comtoise”, “Belle de Morteau”. El resto, en letra pequeñita. Esperaba encontrar alguna referencia a Julien Sorel o a la señora de Rênal. Algo así como cabeza de cordero recién guillotinada o regazo de ternera enternecida.

–Tráigame, dentro de media hora (no le importe el tiempo) un plato de caracoles y una botella de vino de la región. Para el perro un plato depotée comtoise”. “Hegel” mueve la cola y mira, desafiante, al camarero.

Ya me olía yo. Tenía Vd. toda la pinta de ser el famoso comedor de caracoles que recorre toda Francia. Hay que tener mala suerte…con tantos restaurantes que hay en la dulce Francia, tenía que venir a recalar en mi establecimiento.

Bueno, toda la comida se desarrolla en el mismo tono desafiante. No es necesario entrar en detalles. El tiempo se ha detenido, museizado, se ha doblado formando un paréntesis, del que salimos doblados por la ronda de aguardientes. Aturdido, subo al coche y sigo por la carretera. A doscientos metros me encuentro con la frontera suiza. Un grito de horror choca contra la estructura del Scenic. “Hegel” lanza un aullido furioso. ¡Jamás! La frontera suiza no la pasaré jamás. Ya tuve bastante con una vez. No quiero que me rompan el culo por segunda vez. También Aristóteles dijo algo parecido. Freno de mano. Derrape a la izquierda. Huida a toda velocidad en dirección contraria. 

El río “La Morte” me acompaña algunos quilómetros. Stendhal no mienta nunca este siniestro riachuelo que, por cierto, queda de lo más adecuado. Avanzamos hacia Besançon y en las estribaciones del Jura aparco en la carretera. Bajamos y vamos en busca de la adornada cueva en la que Matilde encerró la cabeza de Julien. En algún momento “Hegel” aparece con un trozo de fémur. Le explico que se trata de encontrar una cabeza. Ese fémur podría ser del desgraciado que enterraron en Ornans, al otro lado del Jura, y que fue inmortalizado por Courbet que, por cierto, en aquellos años era un chiquillo fantasioso (el “realismo” le vendría después) que correteaba por estos parajes.




La incursión ha resultado un fracaso. Ni rastro de la cueva. Así que vuelvo a Besançon y doy por concluida la jornada. Devuelvo el coche y me dirijo al “Museo del Tiempo”.

–¡Hemos vista el “Tiempo Nuevo”!

–¿Y?

–¡¡Malo!!

Silleta de la reina” y a casa.

Ya les contaré algo más en la “propuesta” del 15 de septiembre (2ª serie).





sábado, 7 de septiembre de 2013

Propuesta para hoy, día 7 de septiembre. Borodino. Tchaikovski. Minard. Alejandro II


Una victoria pírrica no es aquella en la que el esforzado mediocampista Pirri mete un gol en el tiempo de descuento. Hace referencia a Pirro, rey del Pindo: “Otra victoria como ésta y volveré sólo a casa”. Vences, pero a costa de tales pérdidas que no merecía la pena haber empezado el combate.
Valga lo dicho para desechar cualquier otro uso de la expresión.

Tal día como hoy, del año 1812, (26 de agosto según el antiguo calendario ruso) tuvo lugar un magno ejemplo de “victoria pírrica”: La batalla de Borodinó, o de Moscú, o del río Moscova.

Sonará en el Esputifaif:
“La obertura 1812” de Tchaikovski.

Mientras suena y atruena… entre sobresalto: el santo óleo griego y el orégano bendito. Fifti-fifti y copita de tsípuro (mientras quede).
















Napoleón, “el espíritu de la época a caballo”, el invencible dueño de Europa, va a la conquista de Rusia (las razones de las guerras napoleónicas y sus inacabables coaliciones se pierden en la lejanía y se entremezclan con los deseos europeos de acabar con el republicanismo revolucionario francés).


En 1812, la “Grande Armée”, compuesta por más de seiscientos mil soldados entusiastas y comandados por Napoleón I en persona, atraviesa las fronteras rusas y se dirige hacia Moscú. Utiliza la ruta de Smolenk (la misma que después utilizaría Hitler), actual autopista E30.

Según se va adentrando en lo ápeiron (indeterminado, infinito, sin límites…), el ejército  va reduciéndose por la necesidad de dejar guarniciones en las plazas tomadas, por las bajas causadas por las guerrillas (invento español que, por entonces, triunfaba en la otra punta del continente) y por las condiciones de la marcha misma. Los ejércitos rusos retroceden estratégicamente, dejando tras de sí “tierra quemada”…lo que dificulta el abastecimiento de los invasores. Al zar Alejandro I, le resultaba vergonzosa la estrategia, y nombró a Kutúzov nuevo jefe del ejército, juntos decidieron presentar batalla en las inmediaciones de Moscú.

 Eligieron una zona entre los ríos Moscova  y Koloch: Borodinó.

Más de doscientos cincuenta mil soldados se enfrentaron en la batalla más sangrienta de todas las guerras napoleónicas: ¡Se moría a 6.000 por hora! (Andrei  Sajarov reduce la “velocidad” a 2.500 por hora)…recuerden vds. que la del Somme marchaba a una velocidad de 4.000 por hora.

Napoleón estaba espeso  y con fiebre. Equivocó la táctica y dejó perplejos a sus oficiales.

Kutúzov, herido contumaz (perdió el ojo derecho contra el turco y, también contra el turco, una bala le rompió el pómulo y le atravesó el cuello….¡Una especie de Millán Astray! ( y que los rusos me perdonen)), presentó batalla de forma más inteligente y superó su inferioridad numérica. Ya lo había dicho al salir de San Peterburgo: “No podemos vencer a los franceses, pero sí engañarlos”.  Desde las cinco de la mañana hasta la caída de la noche estuvieron bombardeándose…cambiando las posiciones…matándose…Cuando anocheció, la cosa seguía en tablas…Quizá con una ligera ventaja para los franceses (recordar el gambito de Moriarty).
Kutúzov decidió la retirada amparado en la oscuridad. Se largaron a Moscú (unos cien kilómetros), dejando a los franceses sin enemigo y con la sensación de victoria.

Napoleón dixit: “La batalla más terrible de todas las que he librado es la que tuvo lugar cerca de Moscú. Los franceses se mostraron dignos de obtener la victoria y los rusos resultaron dignos de ser invencibles”…y así, con este gusto por la paradoja, continuó: “¡Vísteme despacio que tengo prisa!”.

La batalla fue admirablemente relatada por Tolstoi en “Guerra y Paz”, esa interminable indagación (¡pobre Sofía que tuvo que escribirla ,a mano, cinco vez!) sobre el papel del individuo en la historia: “La fuerza moral del ejército francés atacante quedó agotada y quemada. La invasión francesa, igual que una bestia enfurecida que en su arranque fue herida mortalmente, ya sentía su muerte; no podía pararse, tampoco lo pudo hacer el ejército ruso que era dos veces más débil. Después del empuje recibido, las tropas francesas podían rodar hacia Moscú pero ahí…debía perecer, sangrando por la herida mortal de Borodino”.

En algún momento se pregunta Tolstoi: “¿por qué la gente mala se agrupa tan rápidamente y la gente buena no?”. ¡¡Otra pregunta del millón!!

...Mediten vds. sobre el sentido de la pregunta y aventuren alguna respuesta…

Mientras tanto, Dry buñuelesco del mediodía. Y cabalgada rutinaria al Condis…Paso más tiempo en ese antro que en mi casa. Voy corriendo y vengo corriendo; así convierto la necesidad en virtud. La gente pensará que me preparo para las olimpiadas de Madrid (¡¡) en la disciplina de “portador de bolsas Condis”.

Salmorejo (…color Magenta…) con virutas de jamón ibérico y ralladuras de huevo cocido. Vino roble de ribera. Sólo falta una copita de Palo ibicenco, para confeccionar un menú de carpintero. Carajillo al cincuenta por ciento y una copita (¡la última!) de tsípuro.

Esputifaif: “Waterloo” de Abba.

La batalla de Moscú” fue el principio del fin de la gloria de Napoleón y de Francia. El fin fue “Waterloo” que también tuvo su insigne relator: Stendhal “La cartuja de Parma”. ¡Qué antiépica batalla!

“--Señor (…) es la primera vez que asisto a una batalla; pero, ¿es esto una verdadera batalla?
--Así parece. Pero… ¿vd. quién es?”

Fabrizio sobrevuela la periferia de la batalla, saliendo de ella con un miserable botín: un soldado muerto (de forma bastante azarosa) y un ligero rasguño de sable en el brazo…¡por una tontería!. Una especie de “Gran Guerra”, pero a la inversa…Fabrizio busca la batalla y no logra encontrarla. Vitorio y Alberto se escaqueaban de forma heroicamente “cobarde”.

… Borodinó y Waterloo… ¡Se acabó lo que se daba!

Las tropas rusas regresan a Moscú, y en la “conferencia” de Fili (Tolstoi) deciden el incendio de Moscú y retirarse provisionalmente.





Desde la colina de los gorriones (¡¡) Napoleón contempla el hermosísimo refulgir de Moscú, y al mismo tiempo la riada de moscovitas que abandonan su ciudad: “Allí está, por fin, esta famosa ciudad” (…) abandonan todo esto…¡No es posible!”

Napoleón entra en la ciudad fantasma.  La carne de caballo abunda aunque haya que volver andando.

“¡Qué gente! ¡Son escitas! ¡Qué determinación! ¡Qué bárbaros!” Napoleón no pudo decir más. Tras unas semanas, decide la retirada que se convierte en estampida. Rusia ha declarado “La Gran Guerra Patria” que sólo terminará cuando el último soldado francés haya abandonado el sagrado suelo de Rusia o yazca sobre la nieve. Será a mediados de diciembre. Hasta entonces serán perseguidos, atacados, muertos…

Esta Anábasis, como la de Jenofonte o la del ejército griego desde los altiplanos de Anatolia en 1922, dejó el camino sembrado de cadáveres…los griegos se descomponían rápidamente por el terrible verano turco; pero los franceses se conservaron hasta el deshielo primaveral y florecieron como amapolas.

De los cientos de miles que avanzaron entusiasmados, sólo 50.000 se salvarán. En total, un millón de muertos, repartidos a partes iguales.

Que suene en el esputifaif: “Way out West”  de Sonny Rollins, nacido tal día como hoy del año 1930.
               
Si van vds. a Mozhaisk, cerca de Borodinó (autopista E30) podrán contemplar el conjunto de monumentos que forman el Gran Monumento Conmemorativo de la batalla. El rosario empieza con el obelisco de Kutúzov, en Gorki, y sigue, ya en terreno “sagrado” (comprado por la familia imperial en 1837), con la Iglesia de la Natividad, que contiene el espacio dedicado a la Virgen de Smolenk, protectora contra los enemigos procedentes del Oeste. Verán una gran casa de madera que funcionó como hospital militar a finales del XIX y que, ahora, funciona como museo. Podrán contemplar otro obelisco (Nicolás I) plantado en el espacio elegido como representante del gran espacio en el que se desarrolló el combate. Podrán pasearse por el convento de Spaso-Borudini, donde hizo noche Tostoi.
Podrán tomarse un trancazo de vodka y meditar sobre la fugacidad de la gloria y la “persistencia de la memoria” (inevitable pensar en Gala Éluard Dalí…nacida tal día como hoy del año 1894)

¡En fin!: las excavaciones continúan.

Aprovecho que no hace sol y que la lluvia ha refrescado el ambiente,  para tomar un gintónic en el chiringuito y continuar con el asunto. Vaso ancho…hielo duro, como nieve rusa de finales de diciembre…una rodajita de limón (de Murcia) y, naturalmente ginebra y tónica. No tengo manías ni con la tónica, ni con la ginebra…cualquiera me vale.

La campaña de Rusia fue la ocasión para que Minard (en 1869) confeccionara “el mejor mapa de la historia”: Vean vds. la fotografía y juzguen. El mapa recoge la cantidad de soldados que entraron, la cantidad de los que salieron…y el ritmo de su mengua. Recoge la temperatura, la dirección de las tropas, los días… Toda una cantidad inaudita de variables.  Tal “obra de arte” se tiene como el modelo de las actuales tendencias (carto)gráficas. Una combinación soberbia de cualidad y cantidad.


 


 Además la gran “batalla del río Moskova” fue también el origen de una de las composiciones más “populares” de todo el repertorio clásico. 

En 1880, de cara a la celebración del 25 aniversario de la coronación de Alejandro II como zar de todas las Rusias que quería hacerse coincidir con la consagración de la catedral de Cristo Salvador de Moscú y con el aniversario de Borodinó (¿alguna causa más?), se le encargó a Tchaikovski una pieza que estuviera a la altura de los acontecimientos. En seis semanas compuso, “sin calidez ni cariño”, la “Obertura 1812”: Cinco tempos (lento, andante, allegro giusto, largo y allegro vivace) construyen un solo movimiento. Empieza con un “Dios proteja (de los franceses) a su pueblo” y termina con un “Dios salve al zar”…En medio  girones de música popular, marsellesas, salvas de cañón, campanas…de acuerdo con un programa que se ajustaba al desarrollo de los acontecimientos. Música programática.

La “Gran Guerra Patria” desencadenó, por una parte el orgullo imperial, del cual la “Obertura”, sería el símbolo y por otra ayudó a gestar el primer nacionalismo ruso(Tolstoi).

La idea original era que se representara en el marco de la “Exhibición de Artes e Industria”  en agosto del 82, frente a la gran catedral recién construida, con una banda de metales reforzando a una gran orquesta, con todas las campanas de Moscú sonando y con los cañones tirando salvas a diestro y siniestro…¡Todo un espectáculo!

El proyecto se desinfló por la muerte (por bomba) de Alejandro II en 1881. Había sufrido incontables atentados con bomba y con pistola y de todos había salido bien parado. Bien es cierto que, a veces, de manera bastante ridícula. En el último la curiosidad mató al ratón.

Un hombre joven, bajito, con abrigo negro hasta los pies y con un paquete debajo del brazo… (sólo le faltaba la etiqueta) se abrió paso por entre los avispados guardaespaldas del zar y arrojó el paquete bajo el trineo en el que se trasladaba haciendo su habitual ruta dominguera. La bomba mató a un cosaco de la comitiva e hirió gravemente al cochero. El autor fue despedido contra una valla y rápidamente detenido, sin embargo tuvo tiempo de gritar el nombre de alguien. Los guardaespaldas arrastraban al zar fuera de la zona de peligro…pero el idiota quiso ver los efectos de la bomba y fue cuando contemplaba, pasmado, el agujero, que otro individuo arrojó el  paquete-bomba definitivo (el tercero fue innecesario) a los pies del zar…Le segó las piernas, pero se mantuvo de pie durante un euridiciano momento… la sangre salía de los cilindros de los muslos como agua de una boca de riego. En trineo fue trasladado al Palacio de invierno.  Un reguero de sangre marcó el recorrido…como la sangre francesa en su retirada de Borodinó…

Si estuviera en casa sonaría en el esputifaif: “Me muero yo”…unas seguiriyas de Triana que quitan el sentío. Antonio Mairena Nació el 7 de septiembre de 1909.

Finalmente la pieza se estrenó en el marco de la mentada “Exhibición”, pero con orquesta tradicional y ¡a puerta cerrada!

Que yo recuerde la “Obertura” suena:

·         En Help! De Richar Lester.
·         En “Bananas” de W. Allen
·         El idiota profesor del “Club de los poetas muertos” la silba continuamente.

·         Aparece en dos episodios de la serie Los Simpson. En el capítulo “Bart el temerario” es interpretada por la Banda de la Escuela Primaria de Springfield, en una versión que incluye un disparo coordinado de tres cañones y campanas. Y en el episodio “Lisa, la Simpson”, en la escena en que Homer, Bart y Lisa miran un programa televisivo llamado “Cuando los edificios se desploman” (“When Buildings Collapse”). El “finale”, el mismo que suena en “Help”, acompaña el desplome.
·         En “V de Vendeta”, la música acompaña la destrucción del Parlamento Británico.
·         “La carga del ejército ruso” es utilizada para celebrar las victorias del “Dinamo de Moscú

¿Alguien podría decirme por qué en los festejos por la Independencia americana, la interpretación de la “Obertura 1812” es todo un clásico?

Volveremos a Tschaikovski… pero situado en otra constelación: Luis II de Baviera, Verlaine, Wagner…
















viernes, 6 de septiembre de 2013

Propuesta para hoy, día 6 de septiembre. W. Burroughs.
















Tal día como hoy, del año 1951, en el 122 de la calle Monterrey, cruce con Chihuahua, Williams Burroughs (W.B.) descerraja un tiro sobre la cándida cabeza de su mujer. La pareja (y los dos niños) se encontraban, desde hacía unos meses, en Ciudad de Méjico, huyendo de la policía de Tejas. Ya habían adquirido los rudimentos de la adicción y del desastre. La mujer era una adicta a la benzedrina (diagnosticada: “psicosis anfetaínica”) y el hombre le daba a TODO. Implicados en proyectos de tráfico, en asesinatos ajenos…vivían en los márgenes peligrosos del peligro. Y se amaban a su manera… ¡con locura!

Para todo el grupo (Kerouac, Ginsberg, Neal Cassady…) Méjico era irresistible…por razones evidentes. Así que iban y venían. “On the road”, su gran viaje iniciático termina allí. De camino han visitado a Old Bull Lee (W.B.) y familia en Algiers, entre los fangosos meandros del Misisipi. Sabemos de su afición a las armas de fuego y a todo tipo de drogas y por el “acumulador de orgones” (W. Reich) Por entonces “Jack the dripper”, embardunaba lienzos con pasión de espadachín y W.B. disparaba cartuchos de color con furia asesina. Y balines contra los corchos de los tubos de benzedrina.  Siempre (¿por azar?) le persiguió la imagen de alguien que, borracho, dispara contra su mujer. Escena primigenia…generadora.

¡Lean vds. las páginas correspondientes de “On the road”!... (y las cartas posteriores,
desde Tánger, a Ginsberg). La obra de Kerouac fue concluida en 1951, poco antes de la escena que nos entretiene… Hay una cierta fatalidad en el asunto. O un ejemplo de profecía auto-cumplida.

W. B., ni en Méjico, ni en Tánger, sintió el más mínimo interés por las gentes del lugar (excepción hecha de la utilidad)…así que en Ciudad de Méjico acostumbraba a frecuentar casas de americanos. El día seis de septiembre de 1951, acudieron, Joan y él, al apartamento nº 10. Del nº 122 de la calle Monterrey, no lejos de su domicilio (Oribaza 210, también en la colonia Roma). La portera del edificio afirma que fue en el 8:

“El apartamento 10 no tiene timbre. Una, dos, tres llamadas y se asoma el rostro sudado de una mujer concentrada en labores del hogar. Hace mueca de molestia.
“Aquí no fue, siempre vienen a preguntar, pero fue en el departamento ocho. Quien sabe la historia es la portera, la señora Salomé”, dice la vecina, quien evade dar su nombre. Salomé vive en la planta baja. Una viejita pequeña, de cabello cano recortado y anteojos que inspira ternura. Tendrá unos 80 años.
“No fui yo —explica—, fue mi cuñada, María Cervantes, quien vio todo eso. Fue en los cincuenta, pero ella ya está muy mayor y vive en Puebla. Antes esto era un hotel y se rentaban los apartamentos, fue cuando pasó lo del balazo. Ella trabajaba aquí con la dueña, una Juanita no sé qué. Es lo que sé”.

Juana Peñaloza, esa es la “Juanita” de la que habla la vecina. Es el nombre que aparece en el expediente del caso como propietaria del apartamento en el que resultó muerta la muerta.

El edificio, “tirando a blanco”, huele a desgracia. Las malas hierbas florecen en las fisuras. Tres plantas y unos bajos ocupados por una imprenta-offset (amarillo mostaza) y un restaurante popular (ocre magenta). Defendido por obstáculos de toda condición: maceteros, parada de autobús, carteles indicativos de dirección, postes de la luz, árboles, cajas de semáforos…como si quisiera ocultar su pasado.

Los pasillos, lúgubres; el olor, rancio (comida y desperdicios); las paredes desconchadas; las ventanas que iluminan la escalera, desencajadas y con algún cristal roto. Antes era un hotel-apartamento. Ahora es propiedad horizontal. Tan horizontal como la muerte. 
Por los alrededores, tal como testifica el google-street, quedan jeringuillas rezagadas. 

Si estuviéramos en Méjico D.F. pongamos en el Zócalo, tomaríamos la “Diagonal 20 de noviembre”, enlazaríamos con la calle del “Dr. Eraso”,  para desembocar en “Chihuahua” que termina en “Monterrey”. Justo en la esquina está el edificio que buscamos. Llegaríamos echando los bofes. Allí, en el número 118, nos sentaríamos a la mesita en la acera de “Delicias de Hidalgo” (por el barrio), pediríamos un emparedado y una cervecita, y haríamos tiempo hasta las 3 de la tarde. Lo pasaríamos mejor con algunos aguardientes que amable y cantarinamente nos servirían.



A las tres entraría en el 122 una pareja (él inconfundible: ¡vean vds. las fotografías!). Y a las seis oiríamos un tiro. Aunque para esa hora estaríamos cocidos y sordos al mundo exterior.



Dentro, una mujer joven se vacía por un orificio de 7 milímetros practicado en la parte izquierda de su frente. ¡Qué sutil que es la vida! ¡Qué ligera!... ¡7 milímetros!... ¡29 gramos!...

La mujer, hasta el culo de bencedrina y alcohol, ha retado al hombre. Y el hombre hasta el culo de todo lo habido y por haber, recoge el reto: pone sobre la cabeza inestable de la mujer un vaso de ginebra “Oso Negro”, saca su revólver calibre 38, pide que le venden los ojos (“no soporto la sangre”) y dispara. La mujer gira sobre sí misma en un postrer esfuerzo por saber donde se encuentra. Hay desconcierto en su mirada e incredulidad… acertó a decir: “¡¡Has fallado!!”.
 
Los asistentes se desvanecieron euridicianamente. Y, cuando llegaron los sanitarios con la ambulancia, encontraron al pobre imbécil, con el revólver en la mano, la mirada fija en la asesinada y como asqueado por su pérdida de facultades. El apartamento parecía un campo de batalla, donde se hubiera guerreado a botellazos.

Fueron conducidos, aún con pulso, a la Cruz Roja de Polanco.  Ella llegó muerta.

El pistolero, deambulaba por los jardines de la Cruz Roja, declarándose culpable ante la corte celestial y ante la multitud de curiosos que habían acudido a curarse las primeras gripes de año. Allí lo detuvo la policía…y ahí empezó a tomar tierra. Fue conducido a la Agencia 8 del Ministerio Público, en la esquina de Cuauhtémoc y Obrero Mundial, en la Naverte (todavía en funciones).

Al día siguiente, Viernes 7 de septiembre, “La Prensa”, recogía esas espontáneas inculpaciones y, en la contraportada, bajo el título: “Quiso demostrar su puntería y mató a su mujer”, Luis C. Márquez se explayó en explicaciones y descripciones. Algo digno de Frida. Un crimen a la altura de la nación: ¡un tirito no máaas!
Esa misma noche, tarde, fue trasladado a la prisión de Lecumberri (actual Archivo de la Nación), bajo el acta nº 19961/51. Allí aceptó un abogado que le aconsejó cambiar toda la declaración que había hecho a la prensa. 

--“Pero… ¿Cómo voy a decir que se me fue el tiro si lo presenciaron varias personas.
-- Eso no impooorta. Se te fue el tiro… ¡no máaas!...  jugaaando, así como quien no quieeere.

Los periódicos recogieron la declaración definitiva:

‹‹Tengo 37 años de edad. Hace tres días llegué a México acompañado de mi esposa, con quien contraje matrimonio hace cinco años. A las 15 horas fuimos al apartamento 10 de las calles de Monterrey 122, con el fin de visitar a mi amigo Johnny Heally. Horas más tarde, todos estábamos borrachos. Saqué de un veliz mi pistola y la puse sobre la mesa; luego la tomé de nueva cuenta para demostrar a los presentes el manejo, y al estar jugando con ella, se produjo el disparo que hirió a mi esposa››.

El lunes 10 de septiembre a las 14’10 el juez Eduardo Urzáiz Jiménez, dicta sentencia: “Se decreta formal prisión del detenido W.S.B., como presunto responsable del delito de homicidio perpetrado en la persona de Joan Vollmer Burroughs…”

W. B. estuvo dos semanas en la cárcel mejicana…sembrando las semillas de sus próximos escritos (en la Introducción, posterior, a “Queer”, reconoció abiertamente que sin estos acontecimientos no habría llegado a ser escritor): ‹‹La muerte de Joan me puso en contacto con el invasor, el Espíritu Feo, y me embarcó en la lucha de toda la vida, en la que no he tenido más remedio que buscar la salida escribiendo…››.

 Salió exactamente a las 12’30 del 20 de septiembre  de 1951: “Queda libre bajo caución de efectivo de $ 20.000.00 en los términos del artículo 567 del Código de procedimientos Penales”.

¿Qué ocurrió para tan feliz resolución del caso?:... ¡Lo de siempre!...¡¡ La Mordida!!...Allí, desde la guardia de ronda hasta el presidente, ofrecían su cuello al vampiro.
El recurso de amparo presentado por su abogado no prosperó…Pero él ya había puesto pies en polvorosa. Sudamérica…Usa…Italia…TANGER.

El 14 de diciembre de 1953 su proceso penal fue cerrado: ‹‹El C. Juez determinó sufra dos años de prisión a partir de su reingreso, con abono de 13 días. Absuelto del pago de la reparación del daño. Amonestado. Por haber otorgado fianza para garantizar la condicional y haberse suspendido las penas impuestas QUEDE en Libertad››.

Todo esto está sacado del expediente (guardado  en el Archivo Histórico del Gobierno del DF) identificado con el número 9105. Del expediente, en cuya portada figura nombre y acusación, sólo quedan 18 hojas arruinadas por la dejadez y por un error inicial: fue registrado con el apellido “Burruges”… ¡y así no había manera!...

W.B. fue en busca de la “Ayahuasca” por las selvas de América del Sur, y empezó a escribir “Queer” (“Marica”) que publicaría en 1985, por razones, para mí, incomprensibles. Hasta la fecha sólo había publicado, en una editorial de mala muerte, “Yonki”: novela en primera persona…”novela de adicto”. Queer”, sin embargo, está escrita en tercera persona…”novela de síndrome de abstinencia”.

Después vendrían sus años de Tánger y “El almuerzo desnudo”…y ¡la cienciología!...y su ingreso en la “Academia Estadounidense de las Artes y las Letras” (1984)…PERO ESAS SON OTRAS HISTORIAS… ¡a las que volveremos!

Hay muchas películas con las que podríamos acabar el día y mucha música relacionada con el tema (Soft Machine…Doors…). Pero les recomiendo (¡para siempre!) UBU.COM  (UBU WEB)…Un verdadero regalo….¡DE NADA!







“...Amapola tras amapola
He decapitado todo el jardín
Así, algún día, en el seco verano,
Al filo del sembrado,
La muerte, como por distracción,
Segará mi cabeza”.


Marina Stvetseva... Tal día como hoy.









RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...