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sábado, 4 de mayo de 2013

Propuesta para hoy, día 4 de mayo: Orwell en Barcelona, 1937. Drácula.



La Rosa de fuego” tuvo su postrera oportunidad. Lean Vds. los capítulos VIII y IX de “Homenatge a Catalunya” (Orwell) y tendrán una idea de por dónde iban los tiros…Nada nuevo. La Historia nos brinda a manos llenas ejemplos parecidos: traición, seguidismo criminal, torpeza estratégica, y, sobre todo, odio a la revolución. Nada nuevo.
 
Así que mientras Vds. se aplican en su lectura o se  sumergen en la meditación de lo leído, permítanme que “ramblee” en pos de una borrachera ilustre y “efemerística”.




Me encasqueto la “budyonovka” que compré en el mercado de la Perspectiva Mira. Tarjeta dorada, lado mar y ¡a Barcelona! Los viajeros parecen recordar aquellos días en los que el jubilado y su perro, ambos tocados de forma soviética hacían sus correrías por estos alrededores.  Hace una eternidad, sin embargo.

Ya en Barcelona (ahora soy muchos) saldremos a la superficie por el centro de la plaza…para toparnos con el infame edificio del BBVA (¿) donde aposentaron sus reales los del PSUC. Y desde cuya torreta barrían a discreción. Media vuelta a la derecha…¡ar! Y tendremos delante la mole de la Telefónica, ocasión de los hechos. Embocaremos Las Ramblas  resplandecientes. Mayo florido. Los periódicos de la época llamaban a la unidad de los trabajadores… ¡como en el Circo Busch! Pero nada decían de las causas de esa ruptura. Ni de las diferentes orientaciones (de clase) que estaban en pugna. Pero, en fin, como he dicho, lean vds. a Orwell (por conocido y aceptado…Nin, Andrade, Soriano…) y saquen conclusiones. Y también aconsejaban Servetinal para los desajustes intestinales: Fue la edad de oro de las píldoras anticagalera














Orwell pasó la noche del 3 de mayo y las siguientes cuatro noches en el terrado del (cine) Poliorama. 

Desde esa atalaya privilegiada pudo meditar, aburrirse, bostezar de hambre y sueño… ir entendiendo la estructura del nudo que se cerraba sobre el cuello de la revolución. Frente al Poliorama, hoy teatro, estaba la sede del C(omité) E (jecutivo) del POUM, justo donde actualmente se levanta el hotel Rívoli. A su lado estaba (y está) el café Moka. Un poco más arriba del CE estaba ( y está) el Hotel Continental, donde se hospedaba la mujer de Orwell y él (cuando podía)…Había vuelto a Barcelona desde el frente para pasar unos días de descanso…De entrada ya le sorprendió la “relajación” de la vida ciudadana, tan diferente a la vigorosa tensión del año anterior.




Aproximadamente por donde está el Carrefour tenía la sede las Juventudes Socialistas Unificadas y, enfrente, no lejos del Sepu estaban las juventudes del POUM. La Torre de la Iglesia del Carmen estaba tomada por Guardias “gubernamentales” (¿) que disparaban a troche y moche.

En este cuadrilátero, más algunas “excursiones” a la parte baja de las Ramblas, pasó Orwell los “días de mayo”.

Para tomar confianza, empezaremos con un hermoso “Dry” en el Boadas. Se nos habrá olvidado quitarnos la gorra y los “conocidos” se doblarán de la risa. Golpearán la barra, como si fuera el “caballo de Turín”.

–¡Basta de  bromas! Tengo por delante un día conmemorativo y espeso.
–Pero, hombre Kino, antes de empezar a conmemorar te cogerán los de la perrera.
–Grrr….Grrr….

De un golpe, del prodigioso golpe de muñeca. Ni gota: Au revoire les enfants. Nos vemos en el paraíso. Me afilo el gorro y bajo las orejeras: Ni más ni menos extravagante que los miles de ciudadanos (o no) que cruzan como aparatos a reacción, dejando sulfurosas estelas, la mañana de este sutil día de mayo.

Cruzo la calle:

–¡Buenos días, aburrido recepcionista!
–¡Buenas, perspicaz turista y ruso!...¿En qué puedo servirle?
–Verá Vd. busco a un amigo, un tal Orwell, George Orwell. Estaba hospedado aquí.
–¡Espere!

Consulta libros, ordenadores, móviles, tabletas, pregunta a la de la limpieza…

–Pónganos un vodka fresquito mientras vd. se interna en los vericuetos de las interminables listas de clientes. De hierba de búfalo…¡es el que más me gusta!

Lo sirve sin saber bien lo que hace. Es evidente que su atención está en otro sitio. Me lo pimplo de un magistral giro de muñeca.

–Mr. Orwell salió.
–¿Cuándo? ¿Ha dicho si volvería?
–Bueno…salió a mediados de mayo del 37… ¡y todavía no ha vuelto!
–Podemos esperar…Póngame otro y tome vd. lo que quiera.

En esto que entra, dando tumbos, un grupo de verdaderos rusos.

–Kakaya Krasívaya budyonovka!
–Gde?

Admiran la belleza de la gorra y quieren saber dónde puede comprar otra igual.

–Moscka. “Perspectiv Mira”
–¡¡
–¿?

Insisten tanto que acabo cambiándola por dos botellas de vodka, de centeno y trigo…¡ picantita! Y por la agradable sorpresa nos pimplamos una magnum empezada. A estas alturas ya no sé si soy uno o muchos. Si mayestático o simple singular.  Aprovecho el tumulto y me voy sin pagar…¡Y con la gorra!

Irrumpiremos en el Rívoli, allí donde nunca acudió nuestro desaparecido amigo una noche carnaval; vestía de chino mandarían y acudió al teatro Tívoli, ante la admiración y rechifla general. Me llamó compungido y nunca más volví a verlo… ¡ni nadie! Espero que el acto final no lo hiciera impulsado por la indignación y la vergüenza…que tuviera otros motivos. Pues eso, irrumpiremos en el Rívoli, aprovechando la inflación de rusos, quizá nos confundan con un potentado de Kazajastán.

–Oiga vd…sí, sí…¡Vd.!...¡No vuelva la cabeza!... ¡Vd.!...¿Es cliente?
–¿Cliente?...¡No soy otra cosa, hospedero!...¡Desde que nací!
–¿Número de habitación?
–¡Sírvase una copita de vodka y póngame a mí otra! ¡Tengamos la fiesta en paz! ¡Vamos a brindar por el horizonte desaparecido, por el desierto que se extiende ante nuestros pies, porque conserve su trabajo, para que no se pongan enfermos sus hijos, para que Alzheimer esquive a su querida madre…! ¡Hay tantos motivos! Frente a ellos ¿qué importancia tiene el número de la habitación?
–Visto así…¿le va bien el de “hierba de búfalo” o prefiere de esa de la cual parece Vd. representante? 
–¡La del Búfalo me va que ni pintada! Estas tienen un valor sentimental.

Pues sí. Aquí tenía el POUM la sede del Comité Ejecutivo. Y la radio (B.Péret; E.Granell) Bajaban a tomar una cervecita al Moka y desde la terraza veían los carteles del cine-teatro Poliorama. El último gran éxito había sido la zarzuela “María de la O”…aun quedaban “decollages” del acontecimiento. Había sido incautado por la CNT-FAI…y el Moka por los Guardias, que acabaron con todas las existencias, para desesperación de Orwell y demás…que tuvieron que pasar las noches sin catar ni gota.

Puesto que el plan YA estaba urdido, al mismo tiempo que intentaron el desalojo de la Telefónica, instalaron un pelotón en el café Moka, desde el cual se podría fácilmente ocupar el local del POUM. Las trifulcas con ocasión de la elección de ese pelotón fueron tremendas: Todos querían servir a la patria en ese peligroso frente. Finalmente se buscó un equilibrio entre el aguante, el estilo y la naturalidad  en la realización de ciertos e imperativos gestos: acodarse, giro de muñeca, hurgarse los dientes, escupir el desperdicio de las almortas, golpear con los nudillos en el mármol de Novelda…

El grupo resultó temible, pero inofensivo (de momento).

Orwell, y otros, subieron a las cúpulas del Poliorama. Los Guardias se repartieron: unos subieron a la azotea del Moka y otros permanecieron acodados a la barra. Se llegó a un acuerdo: no disparéis y no dispararemos (y viceversa). ¡Pasarnos unas cervecitas!… ¡no quedan…nos las hemos pimplado todas!...  ¡Maldita sea!

Por no haber, no había ni luna…una rodajita de nada que, pronto se disolvería euridicianamente. Sonaban tiros y alguna ráfaga. De vez en cuando el desproporcionado estruendo de las anticuadas bombas de mano.

A partir del día 4 empezaron las barricadas. El POUM fortificó sus locales y tomó el control de las partes correspondientes.

Nos sentaremos a una mesa en la terraza del Moka y, mientras esperamos el tanque de cerveza, el camarero del Rívoli nos pasará la cuenta y los rusos nos despojarán, airados, de nuestra gorra orejera. ¡No somos nadie! ¡La vida es un tobogán!

–Camarero ¿sería tan amable de traerme un huevo cocido?...Un platito: corte el huevo, sal, pimienta, aceite y un pellizco de orégano. Gracias.

El sabor picante del orégano, el dulce amargor del aceite, el amarillo van gogh del huevo…el sol de mayo… ¡Las Ramblas! Uno no llora de emoción por no desatar el paquete de los truenos.

Un carajillo y ¡a rodar! Pasamos Puertaferrisa (sede del FOUS) y enfilamos cuesta abajo. Donde las ramblas se ensanchan para dar cabida a Pitarra era la otra zona fuerte del POUM. Allí estaba el Hotel Falcón (hoy digerido por la Pompeu Fabra) y justo enfrente esta el Teatro Principal que, entonces fue la sede del Comité Local del POUM y su “Cuartel General”. El Hotel era una especie de residencia para los que volvían del frente o estaban de paso. El Teatro, lo era también de “operaciones”. Allí estaba el arsenal (¡de risa!) y las enormes salas donde la gente intentaba dormir o buscar refugio y protección. Dos barricadas protegían los edificios. Pitarra, en medio, parecía recitar aquello de “ser o no ser”.

En los setenta y ochenta, parte del teatro fue la añorada “Cúpula Venus” y allí pudimos aplaudir a Christa Leem, Joan Gimeno, Ángel Pavlovsky, Loles León, Pepe Rubianes, Pep Bou, Oriol Tramvia, Mario Gas, Pep Molina…Venían del Diana. Si estuviera escribiendo mis memorias, me extendería sobre ciertas relaciones… y si estuviera abierto  “el cazalla” de  Arco del Teatro pues nos tomaríamos unas copitas, con pasas bien empapadas.

   


¿Cómo no entrar en el Amaya y comer un cogote de merluza?  ¿Puedo acompañarlo con este prodigioso e inesperado vodka?  ¡Gracias, amable mesonero!

El final era previsible desde el principio. La propia naturaleza de la CNT-FAI y los embates repugnantes de los estalinistas, dejaron en medio al POUM que fue convertido en cabeza de turco. La dirección de la CNT llamó a la desmovilización…en el momento más inoportuno. El resto fue muy sencillo. “Detenciones del Falcón”, cárcel, asesinatos, mentiras y apropiación de la historia (tras reescribirla).

Y el “cogote de merluza” se me atraganta. El vodka ayuda y lo disuelve todo.

Metro en Liceo, tarjeta dorada, lado mar y kleenex. Por suerte me queda una botella.


"Mi querido amigo: bienvenido a los Cárpatos. Lo estoy esperando ansiosamente.
Duerma bien, esta noche. Mañana a las tres saldrá la diligencia para Bucovina; ya tiene un lugar reservado. En el desfiladero de Borgo mi carruaje lo estará esperando y lo traerá a mi casa. Espero que su viaje desde Londres haya transcurrido sin tropiezos, y que disfrute de su estancia en mi bello país.
Su amigo,
DRÁCULA" 













(…)
 
—¿Tiene que ir? ¡Oh! Joven señor, ¿tiene que ir? 
Estaba en tal estado de excitación que pareció haber perdido la noción del poco alemán que sabía, y lo mezcló todo con otro idioma del cual yo no entendí ni una palabra.
Apenas comprendí algo haciéndole numerosas preguntas. Cuando le dije que me tenía que ir inmediatamente, y que estaba comprometido en negocios importantes, preguntó otra vez: 
—¿Sabe usted qué día es hoy? 
Le respondí que era el cuatro de mayo. Ella movió la cabeza y habló otra vez: 
—¡Oh, sí! Eso ya lo sé. Eso ya losé, pero, ¿sabe usted qué día es hoy? 
Al responderle yo que no le entendía, ella continuó: 
—Es la víspera del día de San Jorge. ¿No sabe usted que hoy por la noche, cuando el reloj marque la medianoche, todas las cosas demoníacas del mundo tendrán pleno poder? ¿Sabe usted adónde va y a lo que va?

Lo que me faltaba!  ¡Drácula!

Bueno…por lo menos me he librado del Humperdink. Dios aprieta (¿ven Vds.?) pero no ahoga.












viernes, 3 de mayo de 2013

Propuesta para hoy, día 3 de mayo. “Invención de la cruz”. Mención de mayo del 37. Cartarescu.


(asteriscos (*): remiten a “efimerísticass razones”)

Los grandes acontecimientos de la humanidad suelen venir precedidos por huellas, indicios, símbolos… que sólo tras la culminación del “hecho” revelan su naturaleza sígnica.  ¿Y qué acontecimiento más crucial que la aventura redentora del hijo de dios, para aquellos que se reclaman de su descendencia? Tan crucial, que fue capaz de quebrar el espinazo de la historia, convirtiendo los años anteriores en negativo tiempo de ansiedad y espera. Que dios se convirtiera en Dios fue un suceso apabullante para el universo-mundo; que se hiciera hombre llenó de clara psicosis a una muchedumbre; que muriera en la cruz… ¡por nuestra culpa y para su redención!...pobló medio mundo de pesadillas y que ascendiera a los cielos en cuerpo y alma, pasados los sobresaltos, produjo una explosión de legítima algarabía. La “Muerte de Dios” pasó, entre tanto cataclismo, desapercibida. Dios ha muerto…pero su sombra es alargada. Como el ADSL.

¿Cómo pudo ocurrir la “muerte del hijo” en la cruz, sin ser anunciada de diferentes y crípticas maneras?
¿Recuerdan Vds. “El caballo de Turín” (Béla Tarr)? Recordarán que  se centra en el caballo: ocasión de la desgracia; ni en el carretero, ni en el filósofo. Igual hoy: nos centraremos en la CRUZ; ni en el muerto, ni en los matadores… ¡en el leño!
     Destino sin igual el de un humilde tronco. Elegido entre miríadas. Reservado para ser empapado con la sangre “0universal” del que todo lo sabe y nada dice; del omnipresente invisible; del ubicuo ausente; del ciego omnividente…de aquel en el que ser y esencia coinciden para formar una sustancia euridiciana.
     Pasado el día de ayer sin contratiempos (exceptuando la intervención postrera de Engelbert Humperdink), hoy ruego a mis Ángeles que me trasporten a París… ¡a Montmartre! 

     –¡Otra vez París!–se queja Chiara.
     –¿No podrías tomar el avión?
     –¿O el Talgo?
     –¿O apuntarte a eso que pagas la gasolina…y demás?

     Se quejan por inercia. Pasado el pronto hacen la banqueta de la reina, sintonizan “Ciao, Amore, ciao” (Dalida*) e iniciamos el vuelo. 


Me depositan en rue d’Orchampt, justo donde la calle se estrecha y gira hacia Lepic. Exactamente frente a la magnífica casa que habitó Dalida y en la que murió de un sueño excesivo. Dalida, como sabrán, se ha convertido en un mito y la gente joven la vuelve a reclamar como propia (¡por lo menos en Francia!). Bueno pues eso, su muerte también fue precedida por “signos”. Sus tres grandes amores (entre los cuales dos maridos) se suicidaron: Luigi Tenco (despechado con el festival de San Remo), Lucien Morisse (se pegó un tiro) y Richard Chanfray (como el de “la conjura de los necios”). Cuando ELLA se durmió intensamente y definitiva…los otros tres “hechos” revelaron su potencial. RIP. “Perdónenme, la vida me es insoportable”.
     Si siguen hacia Lepic se encontrarán con “Le moulin de la Galette”…

          “Si tus ojitos fueran
           Aceitunitas verdes
          Toda la noche estuviera
          Muele que muele
          muele que muele…”

     La terraza está a reventar y dentro es imposible sin reserva. Compramos unas cruzcampo en un super y siguiendo por Girardon, llegamos a la recoleta plaza dedicada a Dalida. Nada. Nos tomamos un par de botellines. Giramos a la derecha, por Abreuvoir como si fuéramos al infame Sacre-Coeur. Nos encontramos con la “Maison Rose” (“La rose de Montmartre”). Hay allí una frágil mesita metálica escoltada por dos sillas esqueléticas. Bátanse el cobre por ellas. Chillen, empujen, golpeen…pero tómenlas y disfruten de un pastís. No les importe que les llamen maleducados… ¡estamos en París! ¡¡Acuérdense de “los fusilamientos de Príncipe Pío”!! (*)



      Además el nombre de la calle nos obliga. Dados, como somos, a los “signos”, a las relaciones ocultas…no podemos transitar “Abreuvoir” sin tomarnos un trago. Y ya que hemos conquistado la plaza pidamos una sopa de cebolla con una botellita de vino de Montmarte. ¿Caro?... ¡No importa! …¡¡Desgrava!!  Nos darán un recibo que, debidamente presentado a la Hacienda Francesa…etc…etc. 

               El vino no es bueno, ¡es malo!...pero, como digo, desgrava.

     Somos la envidia de la pelotera que se ha formado a la puerta del local. Hacen cola con la aplicación de quien va a tomar el sacramento de la eucaristía. Y musitan para sí los infinitos nombres de  dios: “oignon”, “scargots”, moutard”, “du vin”…De vez en cuando el diablo se cuela: “30 euros”, “23’50 euros” y deja en sus rostros rastros de pegajosa OSTalgie.

     –Garçon! Por el bien de estos inmediatos comensales y por mi tranquilidad ¿no podría poner una cancioncita? ¿Aquella de Moustaki (*) que cantaba Dalida: “La muchacha de los pies desnudos”, o sea, descalza? Así matamos dos pájaros de un tiro…En realidad uno ya está liquidado y el otro estará al caer. Y me ahorra Vd. tanto bisbeo…e introduce un poco de lirismo en esta lamentable escena.
     –Aquella de la taberna a la que acudían extranjeros…etc…etc
     –¡Exacto!
     –No la conozco.
    –Pues te has quedado sin propina. Tenía, tras meditarlo pausadamente, decidido dejarte algo. Ahora, nada.
    –¡Qué cruz!

Han observado Vds. que la mayoría de los grandes de la canción francesa son extranjeros: Adamo, Moustaki, Dalida, Aznavour, Ives Montand, Brassens…Eso nos diferencia. Imaginen Vds. que “Chaquetón de Cádiz” fuera de Narbona o que el “Capullo de Jerez” hubiera nacido en las afueras de Munich. No tendrán frenillo, pero tienen “bon sens”.

Se me había ido el santo al cielo. Estaba con lo de la Cruz. Pues eso, que hoy, día 3 de mayo, la santa iglesia católica, apostólica y romana celebra el día de “La invención de la cruz”. Verán Vds. como, en efecto, se trata de una invención. Y comprobarán cómo donde esté el antiguo testamento, que se quite el nuevo. Yo siento debilidad por el Pentateuco y los Paralipómenos.

Si reuniéramos todas las astillas que, dicen, pertenecen a la “Vera Cruz” tendríamos para reconstruir el arca de Noé.













Con aplicada previsión me he provisto de una botellita de ¿Master Jager? ¿Mike Jaeger?...¡coño…el de la cruz entre las astas del ciervo! Y un paquete de Pall Mall (lean vds. el lema: “In hoc signo vinces”). Sólo falta juntar la cruz con el lema…y ya tenemos la prescriptiva “motivación”.

Hablando de acontecimientos cruciales: Infórmense sobre los “hechos de mayo de 1937” en Barcelona. ¡Es fácil! Lean a Orwell, a Nin…Tal día como hoy, del 37, se dirigió Rodríguez Sala, al mando de 200 hombres, Ramblas arriba, hacia la Telefónica con la intención de desalojarla. Así comenzó lo que pudo haber sido (¡otra!) una revolución triunfante…¡Qué cruz!...¡Lo veremos!



 Es un hecho contrastado que dios-hombre murió 5199 años después del pecado de Adán. Así como que la ocasión fue un árbol y el medio una “relliscosa” serpiente que rompió la cadena por el eslabón más débil. Fueron expulsados con espada flamígera y empezaron las miserias de la carne y de la explotación.
 
De Eva no sabemos nada, pero de Adán sí. Enfermó gravemente y su hijo Seth, imaginativo, pidió al Arcángel Miguel (el hermano de aquel cabronazo que me abandonó en Aviñón, permitiendo, con su huída, que me robaran la ropa interior) un poco de aceite del árbol de la misericordia. Ese árbol no crecerá hasta dentro de 5199 años. Toma a cambio este esqueje del árbol del pecado y plántalo en el “Monte Líbano”…cuando crezca, tu padre sanará. O sea que sanará dentro de eones. ¡Eso mismo!



Compungido regresó a su casa y se encontró con que se padre había muerto. Joder con el arcángel… ¡ni tres minutos de prórroga! Así que, por hacer algo, plantó el tallo sobre el túmulo y se olvidó del “Monte Líbano”. Brotó un hermoso y paciente árbol. Cuando Salomón lo vio, estaba (el árbol) en la flor de la edad.

Santiago de la Vorágine tiene dudas más que razonables para dar por verdadera la historia. Y deja testimonio de sus vacilaciones. Santiago no se deja llevar por la violencia del apellido y trata las fuentes con un rigor envidiable. Está, sin embargo, de acuerdo con el fondo de la cuestión.

Salomón quedó prendado de la rectitud del tronco y de la delicadeza de la madera, así como de su perfume. Lo seleccionó como viga primordial para el templo que pensaba construir: “El Monte Líbano” (¡¡) pero el leño no se ajustaba a ninguna función, ni siquiera sometiéndolo a intervenciones “procustianas” y/o “salomónicas”. Lo tendió sobre un riachuelo y lo convirtió en puente. La reina de Saba, la abisinia, de visita, esclareció el futuro del madero y se negó a pisarlo. Al contrario: postrándose, lo adoró.
Otros autores afirman, con conocimiento de causa, que la reina vio la viga funcionando como viga y predijo que alguien sería colgado de ella, y que, cuando eso sucediera, sería el fin del reino de los judíos. Ante tan nefasta clarividencia, Salomón lo enterró a más de “dos metros bajo tierra”… ¡y allí se quedó (el leño) meditando el siguiente paso a seguir!

Pasaron, bíblicamente, las generaciones y en ese mismo lugar se construyó una balsa “Probática” (de “próbato” = “cordero”) en la que los descendientes de Natán purificaban los animalitos que iban a ser sacrificados. El agua era milagrosa y olía a cadera de ángel: no sólo porque de vez cuando fuera rozada por las alas del arcángel, sino también, y sobre todo, por los efluvios del madero.

A riesgo de echar por tierra la mesita y su contenido, me agacho como para recoger algo y me pego un lingotazo de aguardiente que me eriza los pelos del cogote. La pelotera va en aumento. La baba se acumula en la cabecera: en cualquier momento empezará el descenso por rue de Saules. Enciendo un cigarrillo Pall Mall y sigo con mi sopa de cebolla. Despacio. No hay prisa. ¡Que se jodan!...¡Haber llegado antes!

Ya en vida del redentor, la viga apareció flotando en las aguas del estanque. Los judíos vieron que podía servir para algo y la reservaron. En su momento le dieron utilidad. Otros afirman, con buen criterio, que la cruz de la que tratamos estaba compuesta de cuatro trozos (de diferentes maderas: palmera, cedro, ciprés y olivo), dos para la cruz propiamente dicha, uno para apoyar el culo y otro para los pies. San Gregorio de Tours, de forma impropia e inadecuada, califica al último trozo, de “tarugo”. Me salto pasos, pero San Agustín (¡cómo no!) hizo una interpretación teológico-moral de esa complejidad. Sea como fuere, el leño en cuestión tuvo el papel protagonista.













 Recapitulando: El madero principal de la cruz-redentora procede de un esqueje del árbol del pecado, donación del arcángel Miguel a Seth, con el fin de sanar a Adán, su padre, que yacía moribundo. Adán murió, pero el leño siguió su destino..

Cumplida su misión, volvió a las entrañas de la tierra…a la espera de que Santa Helena (madre o esposa de Constantino padre o de Constantino hijo) lo volviera a sacar a la luz y lo hiciera astillas.

Y ahora viene lo de la aparición de la cruz y lo de la victoria contra los bárbaros en el Danubio (otros afirman que contra Majencio). Constantino, en sueños, vio una extraña figura: dos maderos cruzados, siendo el horizontal más corto que el vertical y cortando a éste en un punto casi áureo. Lanzaba rayos de luz y proclamaba “In hoc signo vinces”. El emperador construyó un amuleto como el visto en sueños y ¡venció! Pero ¿qué “signo” era ese? Algunos cristianos se lo revelaron y se convirtió a la nueva religión. Inútil decir que no todos los exégetas están de acuerdo en que las cosas se desarrollaran de forma tan mecánica.

En la “Operación Tormenta del desierto” (o en la del “zorro del desierto”... ¡qué poca gracia!) enarbolaban cigarrillos Pall Mall, nuevo en la lista de la interminable lista de nombres divinos. Digo yo que actuarían la cruz roja y la media luna roja… ¿Imaginan Vds. al redentor colgado por los calzoncillos de un cuerno de la luna, en pleno desierto a la “hora del ángelus”?  ¿O traspasado su tórax como un “corredor” de la Estafeta? Dios-hombre, definitivamente,  no podía morir ensartado por la luna.

     Constantino (uno de los dos), como hemos visto, estaba casado con Helena (santa), madre de uno de los dos Constantinos. Constantino, digo, envió a su madre (esposa) a la búsqueda de la “vera cruz”…y no vuelvas sin ella que te devuelvo al “stabulario”. Si saben latín, no hay problema; si no saben, una stabularia era una sirviente-prostituta cuyas misiones eran: atender la casa-taberna-posada, cuidar de los animales y complacer, llegado el caso, a los posibles clientes. Helena se distinguió en el cumplimiento de sus funciones y por eso fue elegida para la corte…y enviada a Jerusalén a la búsqueda de la cruz perdida. Cruzó el estrecho por el Hellesponto, con la insobornable pretensión de valorar por sí misma la futura proeza de Lord Byron (*).

     En el ínterin Adriano había construido un templo a Venus en la misma cima del Calvario… ¡¡Vaya ocurrencia sagaz!!...¡Convertir el Monte Calvario en un Monte de Venus!

     Llegado que hubo a la ciudad santa, los judíos, enterados de la antigua profecía, se cosieron la boca con cordel  confeccionado  con cáñamo, esparto, yute y pita…figurando la  crucial complejidad y siguiendo sus divinas proporciones. ¡Vosotros mismos…! o me lo decís u os lleno el estómago de “cruz verde y os quemo hasta las ingles. Culparon a Judas; no les importó que este Judas no fuera el otro, si no que descendiera de Zaqueo… ¡Tanto daba!...¡¡Judas!! 
     O me dices dónde está el Calvario o te arranco los pelos uno a uno y te dejo más calvo que el Monte Pelado y, además, te mataré de hambre. El pobre judío, amante de los pelos de su barba y de los tirabuzones….y ¿por qué no? de las costillas de cordero a la brasa (amb alioli), sólo pudo resistir una semana. La santa redujo a escombros la venusina construcción y comenzó la primera excavación arqueológica de la historia. Con el primer golpe de pico un perfume como de pesto inundó de OSTalgie el cielo del paladar (¡hay otro?) de la mujer.

El campo estaba lleno de albahaca y de menta silvestre.

Ven Vds. YA hemos entrado en los nuevos tiempos. La “maravilla” ha desaparecido. Sólo sangre y “milagros” funcionales.

Bueno, acelerando que nos dan las uvas.

Judas, tal día como hoy, del año 324, encontró, lógicamente, tres cruces. Las expusieron en la plaza a la espera del milagro. Y el milagro llegó: un cortejo fúnebre pasó por la plaza a media mañana. Judas detuvo la comitiva y sin miramientos colocó al muerto sobre la primera cruz…¡nada! Lo colocó sobre la segunda… ¡seguía muerto! Cuando lo colocó sobre la tercera resucitó y, del susto, se pagó una ronda. Cuando le pasaron la cuenta deseó volver a su estado anterior.

No es la única versión, pero todas coinciden en lo fundamental. Santiago de la Vorágine, empirista imparcial, no se decide por ninguna. Sin embargo, tengo para mí que fue san Ambrosio quien dio en el clavo: El letrero que Pilatos había mandado colocar en la cabecera de la cruz, dio la clave. No hizo falta más que leer “INRI”. (Iesús Nazareno Rey de los Iudios). 



Después vino la historia de los clavos. Años después Ciriaco, obispo de Jerusalén, los encontró (brillantes como el oro) en la misma superficie del Calvario. ¿Eran cuatro o cinco? Helena envió 2 a su hijo, con los que se hizo un freno (para el caballo), otro lo fundió y lo amalgamó con el material destinado a una estatua del emperador y el cuarto lo arrojó al Adriático, con el fin de tranquilizarlo. El quinto (si lo hubo) lo empleó en una diadema imperial para que le inspirara prudencia y “bon sens”.

El destino de Ciriaco, a manos de Juliano, fue realmente espectacular: rellenado de plomo hirviendo, quemado en una plancha al rojo-vivo, encerrado en un pozo con cientos de víboras anfetamínicas, y, finalmente, atravesado por múltiples katanas…¡y es que no quería morir, el muy cabrón! Es lo que tiene la cosa…Si quieres matar a alguien (¡y puedes!) mátalo…pero no te andes con mariconadas. Ciriaco, en compensación, vive eternamente (¡¡)…¡no le arriendo la gananacia!

“…La doctrina de la redención es el misterio fundamental de nuestra santa religión, y quien crea en ella no perecerá, sino que gozará de vida eterna para tratar de comprenderla” (Ambrose Bierce)

Otro traguete del aguardiente de la cruz. Y, ahora sí, la mesa no soporta mis extravagancias y se desloma como jamelgo manchego. Por suerte el “grumo” se ha disuelto como azucarillo en absenta y  sólo tengo que vérmelas con el camarero. Una recia propina todo lo arregla. Vuelva cuando quiera silencioso cliente. Y Vd. que lo oiga, imprevisible garçon.

Al estruendo acuden mis Custodios y tuercen su delicado morrito: Otra vez salvado por la campana. La próxima no tendrás tanta suerte.

Regalemos a este sorprendente camarero unas onzas de aroma de ángel. Que sea de cuello de Biancha. Y un perfume de albahaca y menta se introduce por los inevitables intersticios. Los comensales interrumpen su vulgar mecanismo, se miran a los ojos y mueven el rabo de contento.

–Cuando sobrevolemos los Pirineos, sintonizad “Andorra” de Peter Seeger (*) y según vayamos acercándonos, aquella de “Sex-machine” de J. Brown (*)
–¡Repetiremos “Andorra” hasta la llegada! Somos, a pesar de todo, Ángeles CUSTODIOS.
–No estires la cuerda demasiado
–que te quedarás sin transporte
–y tendrá que apañártelas tú solito.
–¡Entendido!

Lo que quedaba de la cruz fue hecho astillas. En Caspe, a un tiro de piedra, tenemos un “tarugo” de los más importantes de la cristiandad. Y desde allí irradia filantropía y taumaturgia.



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“De repente me acordé de la hoja de calendario que me había dado el joven de REM. La desplegué. Era la fecha el 3 de enero de 198… En el reverso, un artículo sobre la historia de la filatelia, copiado en letras menudas. He conservado esa hoja hasta el día de hoy. Dentro de poco, por lo demás, habrá docenas de mies de hojas idénticas, probablemente se han impreso ya los calendarios de ese año. Así que mi prueba perderá rápidamente cualquier validez. Únicamente entonces, al contemplar la fecha de la hoja, acurrucada aún en la cama húmeda, comprendí una parte de la infinita presencia de REM”.


El mundo se nos presenta como una acumulación de mercancías. Toda mercancía es un enigma. Su vida se agota con su realización. Y es sustituida… en una carrera vertiginosa de producción-destrucción. La melancolía de las mercancías: Ese surgir y ser sustituidas por mercancías idénticas. Siempre. Algunas se libran de ese martirio y se convierten es testigos de lo que fue. En ruinas. En síntomas. Pueblan los anaqueles de los nostálgicos. Nos devuelven a los tiempos que se fueron. La mercancía se convierte en vida (muerta). Volver a nuestros pueblos y no reconocerlos. La tristeza de lo siempre nuevo. La amargura dulce del recuerdo. Individuos que no saben de su procedencia. Las mercancías-vida convertidas en sendas para la memoria. La reposición se acelera. Sin dar tiempo a que la memoria incube los huevos del pasado, que se extravía por entre las infinitas veredas. Y cuando nos llega nos llega recubierto de algas como los bronces de Riace. Las desoladas calles de nuestra infancia eran paraísos, arrasados ahora por la fealdad uniforme. Las canicas de nuestra infancia… las manzanas glaseadas… las nubes de azúcar rosado… las almendras verdes… La técnica convertida en demoledora de la infancia. La limpieza obsesiva, en destructora del afecto. La vigilancia, en constructora de infiernos. La escuela ha devenido dolorosa e injusta cama de Procusto. El vértigo de lo nuevo que impide el goce sosegado.



El valor de cambio y, siguiendo la estela, el valor de uso, se aceleran: Comprar compulsivo y consumo precipitado. La mercancía se convierte en un pulso. En un palpitar. Hasta que se convierta en un mero deseo por el que tendrás que pagar. Deseos que durarán lo que dura un suspiro. Y no serán deseos sino impulsos. Los pobres no podrán desear. El mero deseo será la mercancía que no será ni producida. La plusvalía irá en el genoma. 

–Pare Ud. el carro. ¡Pare!... ¡Y no diga más sandeces! ¡Habrase visto!

Ni idea del porqué del párrafo anterior. Quizás tenga unas décimas de fiebre. Tengo unas décimas de fiebre. Mi termómetro siempre marca 37’2. Cartarescu, creo, tiene la culpa. 


Acabo de leer REM (en Nostalgia). Aleación preciosa de realidad  (que es sueño) y sueño (que es realidad) complementándose para mostrar un nuevo sentido del Todo… que no puede ser dicho. Escritura metafisiológica. En Cartarescu todo acaba abarcando la totalidad del mundo. A partir de un pellizco de materia (p.e. un Dacia 1300 aparcado en la parte trasera de un bloque de Berceni…) se llega a abrazar el universo…”Una joven galaxia giraba ahora, latiendo y palpitando, en el lugar de la antigua.” (El Arquitecto). 

Cada punto del espacio, cada instante del tiempo, contienen la eternidad, la infinitud. Basta con

escarbar un poco y todo lo posible se agolpará ante la desgarradura. Lo que ha sido, lo que es, lo que 

será y lo que podría haber sido o podrá ser…  Nostalgia de la unidad perdida o nunca existente… Ferentari… Pantelimon… Colentina… Devenidos infiernos.



Suburbios de Bucarest. Años 60. Strada Ilioara. Los polígonos residenciales, proletarios antes, desarraigados ahora, han saltado el amplísimo boulevard Camil Ressu y han inundado la geografía onírica de la nouvelle. Bloques de nueve plantas. que desde lo alto parecen bacilos. Grises. Carpintería de aluminio. Pintadas que parecen firmas de Satanás. La Strada Iliora logra escapar hacia los campos por entre depósitos de gasolina, centrales eléctricas, lavaderos de coches, almacenes abandonados, canales de agua pútrida, supermercados donde compran los muertos. Ni rastro de manzanilla, de centaureas, de dondiegos, de zinnias, ni retamas, ni bocas de dragón, ni claveles, ni rosas… sólo algunas resecas esparragueras y ortigas. Muchas ortigas. 

Se conserva, por emplear ese verbo, la Torre en la que Egor introduce a Nana en el conocimiento del REM. ¿Qué que es el REM?... Léanlo Uds.



Recomiendo fervorosamente la lectura de Cartarescu, como a mí me la recomendó Àngel Pagés. Hoy mismo empiezo Solenoide. En cuanto termine esto de los Caballos del vino de Caravaca.





















         












         







RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...