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jueves, 21 de febrero de 2013

Propuesta "¡Quién pudiera!" para hoy, 21 de febrero. Marx en París. Diderot.


“Bajo el asfalto (...) el adoquín” ( Bensaïd).
 
“Bajo el adoquín, la playa”…

¿Cuántos adoquines parisinos creen vds. que hicieron falta para construir las 4.054 barricadas de las “jornadas gloriosas” de París? Pues...¡¡8.125.000!! ni más ni menos. Cálculos de Blanqui basándose en las dimensiones del adoquín parisino y los metros cúbicos de las calles que debían ser obstruidas. El adoquín tiene ventajas sobre la granada (mal llamada bomba): es menos peligroso de manejar y, sobre todo, es más barato. ¡La clase obrera no está para tirar el dinero! Los efectos eran parecidos.

¡Patatas y adoquines!: escudo de armas de la clase obrera incipiente: “Sobre un campo de patatas, un recio adoquín bermejo”. 

¿Cuántos harían falta para las barricadas del 48?

Louis Phippe, Louis Egalité, empezó a reemplazarlos por adoquines de madera. Haussmann (“artista demoledor”...¿destrucción creativa?) pavimentó calles y calles. ¡¡En vano!! Todavía quedaron para el Mayo del 68.
Sin embargo las barricadas (que a Baudelaire le parecían mágicas... quizá porque nunca vio cómo eran construidas y las creería llovidas del cielo) tienen en su DEBE que, mitificadas, impidieron el enfrentamiento en campo abierto, cara a cara. Fueron tumbas.

Todo esto en duerme-vela. La cabeza como un adoquín y el perro lanzándome el aliento y golpeando, más rápido de lo normal, la pared con el rabo.

Hoy es un día especial...tiembla el aire; hasta el perro lo nota. El espectro  vuelve a recorrer el mundo y ahora pasa cerca de nosotros, como el meteorito ese que nunca acaba de impactar. Hubo un aviso, sin embargo. ¡¡El fantasma del COMUNISMO!! Al perro se le erizan los pelos. Pero, hombre, si ya nos han quitado lo que nos tenían que quitar. A ti, mientras viva, no te faltará tu plato de comida y tus paseos. Perdona que, a veces, te abandone en casa del vecino... ¡tienes que comprender...!

No hay tiempo que perder. Bufanda blaugrana (¡! ) de siete vueltas y gorro tipo Ignatius. Meteremos una muda (por si acaso) en una bolsa del Condis y llamaremos al taxista habitual. Mientras llega: un vasito de vino (¡qué remedio!) y zumo de apio Tomamos el Vueling de las 6 de la mañana y llegaremos a París sobre las 7’45.

Antes de embarcar nos dará tiempo para tomar un cognac y un croissant para mojar.

Embarcaremos cuando ya estén a punto de poner la cadena en la puerta de embarque. Esperaremos impacientes que la azafata nos ofrezca el periódico y un refrigerio…esperaremos en vano ¡Aquí no dan nada! Así que, antes de que empiecen los temblores, pediremos (pagando) un calvados para despegarnos el croissant del cielo (el único) del paladar.
Le cogeremos el periódico, será La Vanguardia, a nuestro previsor vecino de asiento y haremos, con su permiso, el sudoku. Empezaremos por el difícil. Las turbulencias harán que agarremos por el cuello a la señora del asiento delantero, los gritos crearán un momento de pánico. Nos disculparemos y antes de colocar tres números, habremos llegado a Paris-Orly.

Habremos cargado nuestro i-pod con todas las canciones que hayamos encontrado en el espotifi de Pierre Dupont, poeta y músico que tomó partido por el levantamiento obrero del 48 y cuya amistad con Baudelaire le sirvió a éste para pasar por “revolucionario”...¡¡Baudelaire ese practicante de la metafísica de la provocación!!

Antes de bajar del avión nos arroparemos bien. Sigue haciendo frío en París.
Ya en París (serán sobre las 8’30) nos dirigiremos a la rue Vaneau. Cruzaremos el puente de Solferino y por Bellchasse llegaremos en un plis plas. Entaremos en el café-tabac que hay en la esquina con la rue Babilone (Vilamatas y el dr. Pasavento), nos despojaremos de nuestras prendas de abrigo y pediremos un petit creme y una copa doble de calvá. Pondremos en marcha nuestro i-pod y aguantaremos estoicamente.

Tal día como hoy, del año 1848, apareció al público “El Manifiesto Comunista” (junto a la Biblia, el libro  del que más ediciones se han hecho). Nuestro libro: Siempre nos hemos proclamado comunistas. El comunismo es el futuro, si lo hay. Somos enamorados del materialismo histórico.





 

Marx llega a París por primera vez en otoño de 1843 con su flamante, joven, aristócrata y embarazada esposa, Jenny. Marx también es joven, pero con barba. Tiene un proyecto a medias con Ruge, que es quien lo financia: “Los anales franco-alemanes” (un sólo número…tampoco le saldría muy caro). La familia se instala en el número 23 de esta calle en la que tomamos nuestro calvados. Un tal F.Engels enviará un artículo sobre Economía Política. Impresionó tanto al hegeliano de izquierdas que era, por entonces, Marx, que se puso a estudiar con verdadera pasión a todos los economistas que ahora llamamos neoclásicos.

Circunstancias que no vienen al caso forzaron un traslado de domicilio: al número 38 de esta misma calle. Allí nació su hija Jenny ¡Un primero de Mayo! (como mi perro, todo hay que decirlo). Desde allí mantuvo correspondencia con Feuerbach, con quien arreglaría cuentas posteriormente. Entabló amistad con H. Heine (¡léanlo!) que se enamoró platónicamente de Jenny; se relacionó con Proudhomme (con quien también arreglaría cuentas). Baudelaire siempre quiso una relación estrecha con el socialista utópico, pero éste le mostró una cordial indiferencia.

A estas alturas se nos notará nuestra inquina contra Baudelaire.

Aquí escribió Marx los controvertidos (¿) “Manuscritos” y aquí se empezó a fraguar una amistad indisoluble y decisiva, tanto que todavía hay quien piensa que Marx y Engels era algo así como Ortega y Gaset.

Una empresa americana se encarga, actualmente de alquilar las sencillas habitaciones que ocuparon los Marx, a millonarios turistas americanos, bajo el cutre reclamo de “ciudad de la luz”.

Engels llegó, procedente de Manchester, el 26 de Agosto de 1844. Quedaron en el Café  de la Régence de la Place du Palais Royal. Ese es, pues, nuestro próximo destino. Nos volveremos a poner nuestras prendas de abrigo y calentitos por dentro y por fuera, nos dirigiremos a la rive droit. Esta vez cruzaremos el Sena por el Pont de Carrousel y en cinco minutos estaremos en la plaza du Palais Royal. Aquí no encontraremos ningún café de la Régence. Ni en la rue Saint Honoré. En su lugar: la Oficina Nacional de Turismo de Marruecos.

Nos habrá pasado como aquella vez que fuimos a Berlín a ver la final de la copa de Europa de fútbol que disputaba el Barça... en Roma ¡Ya era extraño que los pasajeros del avión no portaran banderas, ni fetiches alusivos! ¡Extraño que sólo nosotros lleváramos la bufanda de siete leguas (que aún, como se ve, conservo)! ¡Extraño que sólo nosotros entonáramos cánticos!¡Extraño que al llegar a Berlín no encontráramos grupos de culés haciendo el imbécil (para unirnos a ellos)! Acabamos viendo el partido en un restaurante judío frente a la gran sinagoga de Oranienburg.

Pero como dios aprieta, pero no ahoga (¡!) en la calle Baillet, dentro del cuadrado formado por Las calles Pont Nuef, Rívoli, Almirant Coligny y los malecones del Sena, encontraremos un bar Régence que será suficiente para seguir con nuestras conexiones.

Una vida-eco. Muro contra el cual la historia choca y retrocede como eco. Seremos siempre eso. No tendremos vida propia; estaremos a disposición de las hojas del calendario. Como las hojas.

Habrá pasado el medio día. Pediremos un Dry, estilo Buñuel. 

El desaparecido café, frecuentado hasta por Napoleón, fue fundado en 1681: Café du Palais Royal. En 1715 tomó el nombre por el que lo conocemos. Con la “destrucción creativa” de Napoleón III, se trasladó a la Rue Richelieu y en el 54 se instaló definitivamente el Saint Honoré hasta que en 1916, tras convertirse en Restaurant en 1910,  se transformó en la oficina mentada. 

Era el centro mundial del ajedrez (¡no digo más!). Allí reinaba Philidor. Rousseau, perdía continuamente con el maestro y Diderot, a quien su mujer le daba 6 monedas diarias para café con el fin de que saciara sus ansias de ajedrecista, no conseguía ganarle nunca a Rousseau. Diderot no pasó nuca del “jaque pastor”.


                               

                                   
Aquí tuvo lugar esa inverosímil conversación (¡más de cuatro horas!) entre Diderot, el sensato, y el insensato sobrino de Rameau. Y se dijeron cosas interesantes.
Pues bien, aquí se encontraron Marx y Engels y continuaron su amistad indisoluble en la calle donde habremos tomado los calvados. Nos gustaría leer la carta que envió Engels a Lola Montes.

Las opiniones vertidas en los Anales llegaron a Prusia y de Prusia llegó el “consejo” de expulsión del país. La familia Marx, más Engels, se refugiaron en Bruselas (1945): “La ideología alemana”, “Tesis contra Feuerbach” y, antes, “La sagrada familia”: Arreglo de cuentas definitivo con su pasado de hegeliano de izquierdas. “La miseria de la filosofía”: contra la “Filosofía de la miseria” de Proudhomme: Arreglo de cuentas con el socialismo utópico y sentimental. 

Los lazos con los movimientos obreros se fortalecen. Liga Comunista, para la cual, escriben el “Manifiesto”: en los albores de “la primavera de los pueblos”. Nueva expulsión. El gobierno provisional francés, tras el derrocamiento del rey, lo invita a regresar a Francia. Regresa el 5 de marzo y se instala en la calle Neuve-Ménilmontant, tras pasar algunas noches en el hotel Manchester(¡!) de la calle Gramond. Tiene que empeñar hasta las joyas de la familia (las de Jenny, no las otras). Una corta estancia y vuelven a Alemania (Colonia). Neue Reinische Zeitung.



 Nueva expulsión y nueva vuelta a París, con nombre falso: Ramboz. Se instalan, él, Jenny y ¡cuatro hijos! (uno por año) en dos minúsculas habitaciones de un hotel de la calle de Lille, cerca de lo que es, ahora, el museo de Orsay. Tras la sangrienta derrota de de junio es nuevamente expulsado del país. Ante la amenaza de deportación a lo grande, escribe a Engels y consiguen legar a Londres.

Hasta aquí París.

Habremos visto infinitos escaparates en nuestro deambular prefijado (no somos verdaderos flâneurs). Definitivamente habremos desconectado el i-pod. Todo tiene un límite. Habremos notado, sensibles como somos, la melancolía de las mercancías expuestas. Habremos oído sus dulces reclamos... ¡no nos dejes solas! ¡llévanos contigo! Habremos, también, comprendido su íntima contradicción: quieren y no quieren. Si dejan de ser mercancías, entrarán en el declive del uso y en la rueda de la sustitución. Si siguen siendo mercancías, serán desplazadas por nuevas oleadas de semejantes. ¡Pobre vida la de las mercancías! ¡Ecce mercancía!! Obligadas a dejar de ser lo que son y a abandonar sus bonitos miradores, para poder reproducirse en sus descendientes. Cuando se las adquiere, dan a luz y el fruto de su vientre es acaparado por el padrastro y vuelta a empezar, pero todo ampliado.

El Capitalismo, ese impulso gigantesco que no sólo hizo trizas el sistema feudal, sino que disuelve todo lo sólido: lo convierte todo en mercancía. Pero las mercancías, a veces, se vengan, y se resisten a ser vendidas (realizadas) y se acumulan y se acumulan y mueren de dolores de parto, sin poder dar a luz. Y son arrojadas como desperdicios. También nosotros, como trabajo, somos mercancías y sufrimos el mismo vía crucis: “El Manifiesto”... ¡Esto merece un pernod! e ir pensando en la comida...”El Manifiesto”, decíamos, nos muestra como romper ese círculo infernal.

En fin lo mejor será que Vds. lo lean y saquen sus conclusiones. Nosotros habremos cumplido con lo dicho hasta ahora.

Y de golpe sentiremos una rabia inmensa, incontrolable, que nos hará pillar un taxi (si no lleváramos dinero no hubiéramos salido de casa) y que nos lleve directamente a París-Orly. ¡¿No nos iremos de París sin comernos una crêpe?! Seguro que habrá alguna creperie en el aeropuerto. Con un fifti-fifti (café y copa, que repartiremos entre la tacita y nosotros). Avión. Sudoku de Le Monde. Perturbaciones. Gritos de pánico. Taxista habitual. Pedirle el perro al vecino. Limpiarnos sus  (del perro) lametazos. Paseo nocturno. Espinacas y a dormir. ¡Salud (¿) y revolución!... ¿Y la bolsa del Condis?

miércoles, 20 de febrero de 2013

Propuesta "¡Quién pudiera!" para hoy, 20 de febrero. Marinetti.




 ¿Existiría el pensamiento sin el lenguaje?
 
¿Existiría la “vida moderna” sin la electricidad?  Se ha convertido en transcendente, en el sentido kantiano.

Edison y su pasión por las patentes puso las bases de la agitación moderna  (y de la General Electric).

¿Podríamos imaginarnos a Nerval (primera crisis: 20 de febrero de 1841) colgado de una farola del paseo de Gracia, bajo esa luz estridente que “debería caer únicamente sobre asesinos...o iluminar los pasillos de los manicomios...?” (R.L.S.) Él que para “librar su alma en la calle más oscura que pudo encontrar” (Ch. B.) escogió una farola de GAS (tras tomarse la última en L’Epoque) de la Rue Vielle-Lanterne (Paris, naturalmente). No tendríamos la litografía de Doré. 

Bueno aquí hay que hacer una observación: que la calle se llamaba, en efecto de la Vielle-Lanterne y en ella se enseñoreaba una vieja farola de gas, cuya único servicio era, a todas luces, estar a disposición de los suicidas. Pero Nerval, según los más, no se colgó de la farola, si no de una ventana- reja de alcantarillado.

Como nos habremos acostado temprano, afrontaremos el día con optimismo (aunque la meditación anterior ha estado a punto de amargarnos la mañana) y con la suficiente firmeza como para hacernos el café en casa y que no se nos derrame en el camino hacia la boca. Zumo de apio.

Cargaremos nuestro i-pod con Ismael Miranda e Ibrahim Ferrer (otros quizá prefieran Kurt Cobain. A quien respetaremos por haber culminado esa “pasión heroica...esa conquista de lo moderno en el ámbito de las pasiones” (W.B.); “esa hazaña del nihilismo que es el suicidio” (F.N.) )

T10 o tarjeta dorada. Pza de Catalunya. Día radiante ¡estamos teniendo suerte! El clima es muy importante para gente como nosotros que depositamos nuestra esperanza en lo exterior.

Tal día como hoy de 1909. los lectores del “Figaro” pudieron leer un extraño artículo que incitaba a todo menos a apuntarte a una ong: “Manifiesto Futurista”. Nosotros compraremos el Fígaro, lo doblaremos, hasta darle la forma de baguette y nos lo colocaremos bajo el brazo (¿sobaco?).

 




Puesto que en Barcelona no hay ningún bar Alejandría (lo cual ya parece insólito) nos dirigiremos Ramblas abajo, por la acera de la derecha, hacia el “nuevo” Egipto. Es un restaurante, pero no creo que nos pongan pegas si pedimos una grappa, que finamente, tas un cruce de palabras, será  orujo. Marinetti nació en Alejandría, fundó el futurismo en Milán y rápidamente se le unió gente de Turín. Uno de sus pocos méritos fue el haber sido amamantado por una nodriza sudanesa. El otro fue la publicación de el “Manifiesto de la cocina futurista”, en el que, entre otras cosas, proponía eliminar la pasta “de la dieta italiana” con el fin “de aligerar y hacer más veloz el espíritu de sus compatriotas” (C.G.). (¡Heredar una gran fortuna no es un mérit0!)

Camarero.. .¿le importaría ponerme...¡Gracias! 

El bar-coctelería Milano (Pza. Universidad) no abren hasta las 12 (¡!) (otro ejemplo de cómo el “progreso” no siempre es lo mejor), y, ahora serán alrededor de las 10’30, pagaremos y nos dispondremos a una larga caminata: Bar Torino (Bruc con Diputación). Terraza soleada. Aquí, sin duda, tendrán grapa. Llegaremos echando el bofe. Nos sentaremos; abriremos el periódico y... haremos el sudoku (esta es su ventaja frente a los crucigramas: son internacionales). Pediremos una grappa y volveremos a bebernos otro orujo de la peor catadura. 

Hoy no estamos para bromas: estaremos imbuidos de la agresividad futurista ¡así  lo haremos ver! Daremos un golpe sobre la mesa de plástico: ¿Me quiere USTED matar?...o ¿qué? Es la segunda vez y  ¡¡aún no ha comenzado el día!! Y nos pimplaremos el mejunje haciendo muecas de desagrado. Con los ojos fijos en el periódico iremos repasando el Manifiesto Futurista que sabremos de memoria y ampliando conexiones.

Serán un poco más de las 12. Dejaremos el dinero encima de la mesa y nos alejaremos con paso decidido. Pitidos...frenazos...sirenas...voces.. (Esta es la música de esta mañana) ¿Qué inventó Marinetti, sino la unión entre el arte y la barbarie fascista? ¡Todo estaba inventado! ¡Abajo Marinetti! No tuvo coraje ni para morir en el frente ruso con sus compatriotas, enfermó y tuvo que ser repatriado. Otro hubiera aguantado a la “caballería roja” con 40 de fiebre. Casi se hizo beato. ¡Vaya un Marinetti!...Pitos, Frenazos. Imbuidos como estaremos por la agresividad futurista no nos daremos cuenta del color de los semáforos. ¡Abajo los semáforos!

La bicicleta fue durante un tiempo sinónimo de velocidad (modernidad). Tanto es así que el obrero-tipo ideal que imaginó Taylor (la “T” del mundo feliz) mejoró sustancialmente, (aplicando la racionalización del tiempo, espacio, movimiento que proponía) la eficiencia, precisamente, de una fábrica de bicicletas. ¡El pobre obrero Schmidt!

Taylor lo sincronizó todo (¡como una máquina!): desde “el movedizo corazón del hombre” hasta su natural tendencia al escaqueo. Sólo le falló la máquina de comer mazorcas (“Tiempos modernos”).
Ford “bajó la filosofía del cielo a la tierra” . Huxley los deificará en “Un mundo feliz”.

En el cambio de siglo se pusieron de moda las carreras de coches, de bicicletas, de motos, de bailarines...El "ford T" fue el primer coche al alcance de las clases medias. Sólo tenía un defecto: “Todo cliente puede tener un coche pintado del color que quiera, siempre y cuando sea negro”. Secaba mejor y más rápido. Otra desgracia para la desgraciada humanidad. ¿Si hubiera sido el frambuesa? 

Renault, los Wittgensteins, Loos…tras viajar a América quedaron convencidos de las ventajas del sistema.¡Incluso, mucho después, los soviéticos!

¡La bicicleta!...Alfred Jarry (Ubú en bicicleta) recorría todo París en ese  vehículo doméstico. 

Siempre hemos fantaseado con que la “rueda de bicicleta” de Duchamp, fuera la rueda delantera de la Clement de luxe que Jarry compró a crédito y que, naturalmente, nunca pagó. 

                                                                          






¡¡Marinetti!! ¿Qué inventó? YA el “supermâle” (1902) de Jarry había ganado, en una carrera de 10.000 millas, a una locomototra (lanzada a 350 kms por hora) que, a su vez había sido vencida por un tandem de siete ciclistas. (Nos reiremos del tandem de Cases). Exaltación de la potencia (de todo tipo) y de los récords (¡no contaremos más!)...Pero el superhombre Nietzcheano-D’anunziano que inspiró a Marinetti, quedó ampliamente superado.

La bicicleta fue, como el piano, un artilugio denostado: el piano se prestaba al rozamiento (piano a cuatro manos, cariñosas soirées...) y la bicicleta, como una novela de la época refiere: por efecto de la postura, la velocidad, el viento en contra, el roce...puede acabar, tras una cabalgata de las valquirias, en una orgía a lo grande.

Marinetti era un cantamañanas, ingenuo y presuntuoso. ¡Muñecas eléctricas!... ¡no se qué eléctrico! ¡Vaya profeta! Vale que habló de robots antes que Câpec, pero... ¡Quisiéramos verlo ahora! Revolución del tiempo y del espacio...¡Ya lo había demostrado Einstein! Destrucción del pasado: ¡Hussman!; destrucción de la familia: ¡Marx!...Fin del arte: Hegel. Cambiar el mundo: Marx; cambiar la vida: Rimbaud...

Marinetti, al publicar el Manifiesto en la primera página de Le Figaro (una pasta) intuyó, eso sí, el éxito futuro de la unión de la “cultura” con las masas, Fue el inventor de los suplementos culturales (el folletón no cuenta) y de la importancia de las “redes”. ¡Que no es un mérito pequeño!

Llegamos al Bar-Coktelería-Campari- Milano y, por suerte hay sitio libre en la terraza. Nos dará el sol en toda la cara. De agradecer. Un Dry, al modo de Buñel.

Mientras nos los sirvan seguiremos con nuestro denuesto.

Louis Blénot (1909) necesitó 31’ (de 4’35 a 5’06) exactos y 17 litros de gasolina, para cruzar el Canal de la Mancha en avioneta ¿Qué me viene a decir, ahora, Marinetti? Y el hombre había sufrido tantos accidentes que su sastre le cortaba los trajes según las deformidades que iba adquiriendo. Ganó 1.000 libras de premio ¡muchos trajes, muchos accidentes!

La locomotora de la AEG había alcanzado los 210 kms/h. Superado por 4 Kms a la fabricada por Siemens. Todas las grandes empresas: Krupp, Basf, Aeg, Siemens....absorbían cientos de miles de empleados y vomitaban ingentes cantidades de mercancías que circulaban a velocidad de vértigo, ayudadas por el teléfono, los ferrocarriles, grúas eléctricas....

Las gigantescas dinamos de la exposición universal de 1900 (París) fueron la atracción máxima.

Marinetti pensó que era el profeta de la velocidad y no fue más que el vocero, el pregonero de la velocidad de la circulación de las mercancías.

Esa obsesión por la quinta dimensión: Muybridge, había conseguido fotografiar el movimiento en cada una de sus fases. Mach fotografió la trayectoria de una bala. Balla lo aplicó al perrito...¡Vale!  Pero...¡Ya estaba descubierto!

Nos entristecerá que Maiakovski, mucho después, no lamente la muerte de una gallina, ante el impetuoso tránsito de un automóvil. Aunque la excusa sea la prisa por derrotar al enemigo.

Es que ni plásticamente inventaron algo: Cubismo, Delaunay...En Rusia fueron abucheados por su anticuada concepción del lenguaje “poético” (no-poético).

 El Dry, correcto.

Tanta ansia de destrucción, cuando ya no queda nada por destruir, se dirige a la destrucción del ser humano: ¡Viva la muerte! Por suerte algunos de los suyos no regresaron de la guerra que tan frívolamente apoyaron. Tampoco sentiremos que Apollinaire fuera gravemente herido. Lo sentiremos por otros.

No todos consideraron la agitación, la velocidad, la destrucción: el “progreso”como lo deseable: Stevenson, Mann, Wells, Elliot, Huxley...( sin contar los de la familia) ¡Hubo que ser ingenuo para no prever lo previsible!

Pediremos la carta. Serán las 3. Tomaremos el “famoso steak tartar de Ángel Martín” (¿). Y mientras lo preparan, nos tomaremos un Campari para hacer honor al nombre del local. El Campari es una bebida que no viene nada mal cuando no sepamos qué beber. Tiene su punto.

En fin, que entonces todo era agitación, ("impresión de"). El tiempo y el espacio se reducían, al tiempo que las posibilidades se ampliaban. Y los futuristas creyeron ser los profetas.
Muchos psicólogos sociales y los primeros psicoanalistas advirtieron del peligro que tal aceleración de la vida cotidiana tendría sobre la estructura mental de los simples mortales y empezaron a teorizar sobre la neurastenia (histeria): Inventaron el nombre porque la histeria (híster...uter...útero) era una “enfermedad” típicamente femenina. La neurastenia se extendió como una plaga entre la población masculina. Prisas EN TODO.

Más neurastenia. ¡Hasta Freud confesó que la suya derivaba del coitus interruptus y de las prisas!...Seguir por aquí nos llevaría demasiado lejos.

Llega el steak. Estupendo. Pediremos una botella de vodka. Fifti-fifti y remolque de grapa. Internacionalismo frente al nacionalismo fascista de Marinetti.

Como no podremos levantarnos, aunque queramos, no tendremos más remedio que seguir sentados. Pediremos, sin embargo, que nos trasladen, haciéndonos el inválido, al interior. El sol habrá dejado de darnos. (¡Darnos!: ¡Gratis!).

Hasta las 8’30 que empieza el espectáculo aguantaremos como podamos: un gin-tonic y después otro. Jazz en directo: Blas Picón: voz y armónica; Óscar Rabadán: guitarra y Reginald Vilardell: batería.
Pediremos un Campari, por la razón anterior. Aguantaremos los dos primeros números  y al tercero: al grito de ¡Abajo Marinetti! ¡Abajo el jazz!...Papirotazos a diestro y siniestro, para eso llevamos Le Figaro. Lanzaremos la silla contra la barra y saldremos como una exhalación. El camarero nos levantará el suelo y nos veremos (¡abajo el tiempo y el espacio!) sin darnos cuenta, en una lechera. ¡¡Noche en comisaría !! (Es el momento de conectar nuestro i-pod y apaciguarnos con Miranda e Ibrahim Ferrer (relacionados con el 20 de febrero). Perro en casa del vecino y mañana será otro día.






martes, 19 de febrero de 2013

Propuesta "¡Quién pudiera!" para hoy, 19 de febrereo. Barcelona 1902



Kafka:
Día 19 de febrero de 1911: “Hoy, cuando quise levantarme de la cama, me caí simplemente al suelo”.

Y, tras diez años...
Día 19 de febrero de 1922: “¿Esperanzas?”

Nos dejaremos el i-pod en casa. Nos bastará con los ruidos de la ciudad.

 
                  

                  
Día espléndido...¡que acabará como siempre!

Echaremos mano de la T10 o de la tarjeta dorada: Pza. Catalunya; nos dirigiremos andando hacia la parte baja de las Ramblas; haciendo esquina con Nou de la Rambla...junto al cuartel de la policía local encontraremos un local que, después de más metamorfosis que Zeus, ha llegado a ser lo que veremos. Conserva el nombre: Edén. 

En los días que hoy rememoraremos (febrero de 1902) tenía una espléndida terraza vermutera y funcionaba como café-concert-cabaret...¡de lo mejor de la ciudad!

En el edificio adyacente tenía Picasso un estudio. La casa familiar en Nou de Sant Francesc. Entraremos y ocuparemos una mesa junto a la cristalera. Si YA está ocupada, miraremos fijamente al cada vez más azorado cliente que no tardará en largarse...Nos abalanzaremos sobre la mesa y ¡hoy sí! pediremos un barrejat (nos costará explicárselo al camarero paquistaní) para empezar este melancólico (¿) (digno de venganza) día.

Nos habremos pimplado el barrejat brindando al aire. El segundo será como la famosa magdalena: Miraremos por la cristalera y nos parecerá ver la primera barricada construída en BCN; aquí en Nou de la Rambla, donde también nosotros hemos vivido algunos años. Sunyer (¡!) la reprodujo en un estilo “vibracionista” (¡pobre Barradas...!).

Abiertas las puertas de la percepción y de la memoria, caeremos en la cuenta de que esta zona es una zona “sitiada”: Todos los “perros guardianes” tienen por aquí sus madrigueras. ¿Casualidad?

Lo que terminaría por convertirse en una huelga general (¡la primera!) comenzó como un simple paro laboral: Los trabajadores del metal de San Martín reivindicaban la reafirmación del derecho a sindicarse y la reducción de jornada, con el fin de aliviar la situación de los parados (reparto del trabajo). Ya llevaban nueve semanas de huelga. La patronal (Lliga Regionalista) se resistía al tiempo que se quejaba de que la legislación española interfería en su derecho de “llevar sus fábricas como mejor les pareciera”.

Aquí, donde se abrió el pasaje que comunica el carrer Nou con el carrer Unió, estaba el Teatro-Circo España. El domingo 16 de febrero se realizó un mitín obrero en el que intervino Teresa Claramunt (originaria de Sabadell), anarcosindicalista de poderosa y pedagógica oratoria, que ya había sufrido en sus carnes los colmillos de los “perros”. Una activista que recorrió toda la península en pos del establecimiento de relaciones de solidaridad: Extremadura, Andalucía...consciente de que el éxito de los trabajadores depende de la solidaridad “internacionalista”. Fue la Louise Michel catalana. Ahí (aquí; donde estamos nublándonos la vista con la mistela y los recuerdos) empezó la Primera Huelga General.

Pagaremos y continuaremos por Nou de la Rambla hasta el Paralelo. En el “Pollo Campero” (creo que ese derroche de ingenio le ha servido, al dueño, de bien poco) tomaremos algo sólido,  (rechazar firmemente las alitas de pollo) y un carajillo fifti-fifti. Pasaremos por delante de unas de las citadas guaridas y seguiremos hasta el final de la calle.

Si todavía existe la terraza del Arnau, allí. Si no, en cualquier terraza de las múltiples que encontraremos. A esta hora, serán sobre las 11, dará el sol justo en la terraza que hace chaflán (izquierda) con el Paralelo. Pediremos una Moritz.

El lunes 17 de febrero de 1902, amaneció brumoso, amenazador, premonitorio. Las fábricas habían abierto sus puertas y los transportes funcionaban...Pero a las 9 de la mañana los tranvías empezaron a escasear y los piquetes de las plantas metalúrgicas de San Martín recorrieron toda la ciudad y consiguieron que sobre las 10 de la mañana casi toda la industria estuviera paralizada; le siguieron los establecimientos de la parte baja. 

Capitanía declaró el estado de guerra: ¡Ley marcial!: Guardia civil a caballo, caballería militar, infantería...fueron tomando los puntos neurálgicos y rodeando las barrios obreros. La gente acudió a millares a la plaza de Catalunya y zonas colindantes: con piedras y palos forzaron la retirada de la milicia. La lucha se generalizó por todo lo que es ahora “Ciutat Vella”. Se oían disparos y sirenas de ambulancias. Al caer la noche, la policía cerró todos los locales pertenecientes a asociaciones obreras con la intención de detener a los “cabecillas” (¡lógica de cabeza de chorlito!).

¿Esperanzas?

Unos berberechos. Unos golpes de la salsa roja Espinaler (la de la raspa. Nos fijaremos en ella y reconoceremos un indudable parecido con un “cuñado” mío. Mi “suegro” hizo el dibujo y como tenía un hijo pequeñito...¡no se le ocurrió otra cosa!. Él lo niega) y una cerveza. ¡¿Cómo imaginar que todo esto ocurría aquí, precisamente aquí, donde tomamos nuestro vermut y el cariñoso sol de este espléndido día de invierno.

El 18 de febrero se luchó también por el control de las estaciones de ferrocarril. En la batalla por la estación de Francia murió uno de los nuestros y otro fue gravemente herido. Mientras tanto en Sant Martí de Provençals cayeron otros tres y otros tantos resultaron heridos.

El Paralelo seguía siendo el lugar natural de la clase obrera, su casa...Allí se disparó desde los balcones y las terrazas, se luchaba con piedras, palos y navajas...sillas por los aires, cristales rotos, locales destrozados... La cifra de víctimas que dio el Hospital de la Santa Creu: 9 muertos y 30 heridos graves.

Y eso sin tener en cuenta a aquellos que pudieron arreglárselas, pues la visita hospitalaria llevaba aparejada la detención.

No aguantaremos más tanta tristeza y nos dirigiremos hacia Colón. Allí en el Internacional, con el sol de frente, pediremos al añejo camarero un Dry, al estilo Buñuel...nos beberemos lo que nos ponga. Hoy no discutiremos.

El 19 de febrero, hoy. Sólo se oía las herraduras de los caballos contra el duro suelo. Imaginárselo con resaca da miedo. La batalla tuvo lugar en torno a Colon: escopetas de caza, piedras, palos, pistolas navajas...caballos, sables, fusiles, pistolas y, en la reserva, algo más pesado. Pese a todo, esta vez también murieron enemigos.

La preocupación era, ahora el abastecimiento. La ciudad estaba incomunicada, los alimentos no llegaban y se especulaba con los pocos que habían. A la desesperada se asaltó el mismísimo matadero municipal (Parc de l’escorxador, donde la escultura de Miró). Al medio día las mujeres se agolparon frente al mercado de la Boquería.

Iremos hacia allí y en el café de la ópera, justo en la mesita que está pegada a la puerta de entrada (si puede ser. Allí lo tendremos más difícil eso de echar a la gente sólo con la mirada) pediremos un lo que sea. A estas alturas nos dará lo mismo ocho que ochenta.

Desde allí marcharon enarbolando banderas rojas hacia la calle Princesa (Layetana aún no había sido abierta) paralizándolo todo hasta Santa María del mar, y más allá, hasta el paseo de Colón...Hicieron bajar a todos los pasajeros de los transportes públicos, rompieron escaparates. Mientras tanto en el carrer Tallers, en Bonsuccès, Ramallers, una multitud enfurecida y decidida liberaba a un grupo de manifestantes que estaba siendo conducido a los cuarteles de la calle Buensuceso.

Por la tarde la batalla se trasladó nuevamente al Paralelo, en donde los nuestros consiguieron inflingir severos daños a los “perros”: cinco muerto y más de veinte heridos graves.

Las cárceles estaban llenas y más que se llenarían

El jueves 20, llegaron tropas de refuerzo, cayó una terrible tormenta...débiles escaramuzas por Buensuceso.

El 21 se asaltó el matadero del carrer Provenza (en Sant Martí). Más refuerzos: Un nuevo muerto. Otro por la tarde en la calle san Rafael. Más refuerzos. Redadas.

Domingo 22. Más refuerzos, redadas, tiroteos dispersos en la periferia.

Lunes 23. se volvió al trabajo: jornada de 10 horas y unos 1500 metalúrgicos pasaron a engrosar la lista negra

Balance final: Cerca de cien muertos (casi todos obreros); varios centenares de heridos; más de quinientos fueron a la cárcel. En esta lucha participaron más de cien mil miembros de la clase obrera: el doble de los obreros sindicados, casi un tercio de la población obrera de la ciudad.

Y las calles se convirtieron en símbolos. Recordar, que no se olvide nada. Devolver a los sitios la vida que se les ha robado. ¡Barcelona! Esa era la Barcelona que se dio a conocer en todo el mundo: ¡La Rosa de Fuego!

  
  














Nos estaremos de humor para nada. Comeremos escudella en Can Culleretes (reliquia de la época) y el fifti-fifti en el Portalón. Llegaremos a Catalunya  dando tumbos y todavía con las imágenes frescas. T10 o tarjeta dorada y a casa.

Llegaremos sobre las cinco. Hoy podremos sacar nosotros (¿) al perro. Le rogaremos que no corra (¡15 años y artrítico!) y se lo agradeceremos con un buen plato de comida.

Nos acostaremos temprano y sin cenar. Mañana será otro día.

NB. El cuadro de Cases “La càrrega” no se refiere a la Huelga General de 1902...aunque pase por ser así.




RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...